Iglesia y Sociedad

El cambio de época (2 de 3)

7 Sep , 2019  

Con el subtítulo «Un desafío de múltiples rostros para la interpretación bíblica», he tenido la oportunidad de participar con esta intervención en una mesa de conversación sobre los desafíos que los nuevos tiempos presentan a la exégesis e interpretación bíblicas, sostenida en el marco del Congreso Bíblico Internacional que tuvo lugar en la ciudad de Buenos Aires del 16 al 19 de julio del presente año. Presento el contenido de mi intervención en tres partes, que serán publicadas una cada semana. Esta es la segunda de tres entregas.

Irrupción de la igualdad de género. Biblia y nuevo paradigma sexual

Como hemos visto, la irrupción de un nuevo paradigma cosmológico pone en cuestión muchos aspectos de nuestra vida y de nuestra reflexión religiosa. Sin embargo, solamente algunas pocas y obsesivas personas perderían el sueño por este asunto. Otras mutaciones propias de esta época, en cambio, son polvorines sociales continuos. Una de ellas es la revolución de género.

El siglo pasado ha sido el escenario en que pudimos comprender cosas que, por sencillas que parezcan, han terminado por cambiar el panorama de la vida cotidiana. Una de ellas ha sido la noción de género. Distinguir sexo de género es, probablemente, una de las más grandes aportaciones de las ciencias sociales en el siglo pasado. Pero no ha sido un descubrimiento neutro, no. Hemos llegado a distinguir entre sexo y género debido a que, gracias a la participación de muchas mujeres, ha venido haciéndose cada vez más intolerante la desigualdad que ellas sufren. No tengo que hacer aquí una descripción detallada de tal situación. Todos sabemos que, tanto a nivel mundial como nacional y local, las mujeres, a pesar de ser más del 50% de la población, padecen desigualdades en todos los planos: ganan menos por el mismo número de horas trabajadas, sólo el 1% son titulares de propiedad de la tierra, no sobrepasan el 20% de los cargos políticos, una de cada tres sufre maltrato en el interior de su propio hogar, etc.

Gracias al desarrollo de las ciencias sociales hemos llegado a entender que las diferencias entre hombres y mujeres pueden ser biológicas y sociales. El sexo hace referencia a las características biológicas que distinguen al hombre de la mujer, diferencias de carácter universal. El género, en cambio, hace referencia a las diferencias sociales entre mujeres y hombres, que han sido aprendidas e interiorizadas a lo largo de los años. Estas diferencias no son universales, sino que dependen de la cultura y sufren transformaciones con el paso de los años. La gran ventaja de este descubrimiento, es que permite identificar lo que es natural de lo que es socialmente construido y revela con claridad que no es el sexo en sí mismo la causa de la desigualdad de las mujeres, sino su posición de género, que es socialmente construida (1).

Para evitar excesos radicales en el uso de esta noción de género, solemos hacer dos precisiones: a) la deconstrucción de estos estereotipos de género no tiene como objetivo negar las diferencias que existen entre los sexos, sino poner fin a las desigualdades que se derivan de tales estereotipos. Y b) La visión androcéntrica no daña solamente a las mujeres, sino que hace que pierdan los dos sexos, porque, aunque las más perjudicadas son las mujeres, los varones también resultan castrados en algunas cualidades y capacidades humanas.

La irrupción de este nuevo paradigma, que propone partir de la igualdad fundamental entre varones y mujeres, se ha enfrentado a algunos textos bíblicos, de cuya lectura se ha derivado la visión de la mujer como causante de todos los males, de la maternidad como única redención posible para las mujeres, del esquema de valoración social que conocemos como “honor y vergüenza”, en el que el papel de la mujer es tan desafortunado, y en la visión de la mujer como objeto de deseo y asco al mismo tiempo. (2).

Afortunadamente, las mujeres han venido en nuestro rescate. El feminismo ha tocado a las puertas de la exégesis y ha emergido, en los últimos años, un gran número de biblistas y teólogas que han asumido la tarea de despatriarcalizar la Biblia. Estaría fuera de propósito intentar resumir ahora los grandes avances de la hermenéutica bíblica feminista (3). Quisiera más bien fijarme en otro aspecto del mismo desafío, igualmente trasgresor, pero que no ha tenido tanta fortuna en las investigaciones bíblicas: la diversidad sexual.

Nadie lo ha explicado de mejor manera que el teólogo James Alison:

En los últimos más o menos 50 años hemos sido testigos de un genuino descubrimiento humano, uno de los que como humanidad no hacemos a menudo. Se trata de un auténtico descubrimiento antropológico cuya naturaleza no pertenece a la moda o al capricho ni es el resultado de una decadencia de la moral o del colapso de los valores familiares. Ahora sabemos algo objetivamente verdadero sobre los seres humanos, algo que no sabíamos antes: que existe una variante minoritaria de la condición humana cuya aparición es constante, no patológica e independiente de la cultura, el entorno, la religión, la educación o las costumbres, una variante que ahora designamos con la expresión “ser gay”… Nos parece fácil concebir el descubrimiento de continentes desconocidos o especies animales de las que no sabíamos nada. Más difícil es concebir un descubrimiento de orden antropológico, ya que las cosas que pertenecen a esta esfera se nos manifiestan a través y desde patrones de convivencia humana preexistentes. Esto, sin embargo, no hace que tal descubrimiento sea menos real ni sus consecuencias menos sorprendentes. (4).

Como bien reflexiona el teólogo inglés, este descubrimiento, que podría ser una muy buena noticia para quienes han estado acostumbrados a escuchar que sus sentimientos son erróneos, enfermos, distorsionados, y también para sus padres que se verían liberados de pesados fardos de culpa, se ha convertido, sin embargo, en una arena de lucha a muerte dentro y fuera de la iglesia.

Será necesario aquí, como en el desafío anterior, asumir la necesidad de una relectura bíblica y una aproximación hermenéutica que acompañe esta nueva realidad. Habrá que hacerlo conscientes de que la Biblia y sus relatos fueron escritos para sancionar un estado de cosas con el que todas las fuentes de sabiduría humana antigua estaban de acuerdo. O como afirma de mejor manera Alison: “nos exige reescribir nuestros mapas de la misma forma en que el descubrimiento de América exigió nuevas explicaciones para las corrientes y los patrones climáticos de las costas atlánticas de África y Europa” (5).

A diferencia, sin embargo, de la enorme respuesta de las estudiosas feministas frente al descubrimiento de la categoría de género, en el caso de la cuestión homosexual no ha habido una propuesta de cambio de paradigma hermenéutico y casi todos los intentos se han enfocado en intentar desmantelar los llamados “textos de terror” o argumentar, anacrónicamente, que Jesús nunca habló de la homosexualidad. Existen algunos intentos de aplicar a los textos algunas herramientas exegéticas del feminismo y ofrecer nuevas aproximaciones hermenéuticas. Pienso aquí en la tesis del Dr. Manuel Villalobos (6), presentada en el CTU de Chicago y su propuesta de una hermenéutica “del otro lado”, que asume en su lectura del evangelio de Marcos la perspectiva migrante y homosexual.

Un nuevo horizonte hermenéutico se hace necesario para enfrentar la realidad que muestra que la heterosexualidad no es la constitución intrínseca de los seres humanos, no es la condición humana normativa, sino mayoritaria, y permitir así que, finalmente, también las personas no heterosexuales puedan ser consideradas como espacios de epifanía.

NOTAS

  1. Berbel “Sobre sexo” 1
  2. Byler, “Patriarcado y feminismo” 4
  3. Vélez “Biblia y Feminismo”, 663-682
  4. Alison, “La cuestión gay”, 4
  5. Ib. 4
  6. La tesis ha sido publicada bajo el título Cuerpos abyectos en el evangelio de Marcos (Ed, El Almendro, Córdoba 2015)

BIBLIOGRAFÍA

Alison J., “La cuestión gay”, http://www.jamesalison.com.uk/es/textos/la-cuesion-gay/  [consulta 15/06/2019]

Berbel A., “Sobre sexo, género y mujeres”, http://www.mujeresenred.net/spip.php?article33 [consulta 26/04/2019]

Byler D., “Patriarcado y feminismo en perspectiva cristiana. Apuntes para la asignatura de ética cristiana”, http://www.menonitas.org

[consulta 23/05/2019]

Vélez C., “Biblia y Feminismo. Caminos trazados por la hermenéutica bíblica feminista”, Theologica Xaveriana 144 (2002) 663-682

Villalobos M.,  Cuerpos abyectos en el Evangelio de Marcos, Córdoba 2015


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