Derechos Humanos,Iglesia y Sociedad

Día contra la Homofobia

16 May , 2016  

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La Comisión Ciudadana Contra los Crímenes de Odio por Homofobia (CCCCOH) fue fundada en 1998. Llega este año a la mayoría de edad, los 18 años. Ojalá ya no existiera. Ojalá fuera innecesaria. Pero la discriminación por homofobia sigue siendo una de las discriminaciones más letales, de las que de veras matan, no solamente verbal o simbólicamente: la homofobia mata y asesina no solamente en sentido figurado.

La CCCCOH ha tenido entre sus miembros a muchos líderes de opinión de la talla del fallecido escritor Carlos Monsiváis, el también desaparecido filósofo Luis Villoro, el poeta Homero Aridjis, la académica Marta Lamas, la crítica de arte Teresa del Conde, el fallecido antropólogo Daniel Cazés, reconocido como el teórico de las masculinidades, el Padre Miguel Concha Malo O.P., la activista Teresa Jardí, la periodista Cristina Pacheco, entre otras distinguidas personalidades. Hace nueve años, el periodista y escritor Fernando del Collado, se basó en los archivos de la CCCCOH para escribir un libro espeluznante. El libro se llama “Homofobia. Odio, Crimen y Justicia” y expone algunos de los más representativos casos de asesinatos de los años que van de 1995 a 2015 (Tusquets, México 2007).

Algunas de las constantes enunciadas en dicho libro, para identificar y clasificar los crímenes de odio por homofobia eran las siguientes:

  • La forma del asesinato, que sigue un patrón bien definido: los cadáveres aparecen desnudos, con manos y/o pies atados, golpeados y con huellas de tortura y casi todos ellos apuñalados y/o estrangulados.
  • La redacción de la nota en los medios, que suele informar que la persona asesinada es un hombre o mujer homosexual, que vivían solos y eran visitados por personas del mismo sexo, amén del prejuicio convertido en nota periodística: “individuo de costumbres raras”, y otras expresiones infamantes.
  • La información de las fuentes policiales, que suelen calificar este tipo de asesinatos como “procedimientos pasionales que se dan en actos de homosexuales”.

Según los datos reunidos en el libro de Collado, tan sólo en el último lustro del siglo XX (1995-2000) se habían documentado 213 ejecuciones contra personas homosexuales que se apegaban a estas características. En el más reciente informe que puede consultarse en línea, el correspondiente a 2014, se contabilizan ya 1,218 asesinatos por odio homofóbico en México cometidos entre 1995 y 2014.[1]

Han pasado ya casi diez años de la publicación del libro de Collado y las tres características entonces definidas siguen estando presentes. No son éstos, desde luego, datos que nos guste mirar de cerca. Preferimos no pensar en ellos y dejarlos navegar de a muertito en la nota roja de los periódicos. Pero hay ocasiones en que un acercamiento a esta realidad se hace necesario para que no perdamos las dimensiones del problema. Metidos a veces en sutiles discusiones, corremos el riesgo de olvidar que para muchas personas este asunto es cuestión de vida o muerte. Podríamos hacer un resumen de atrocidades si comenzáramos a nombrar aquí a todas las personas homosexuales y transgénero contra los cuales se ha cometido crímenes en nombre del odio a la diversidad sexual. Pero no es esta nota un museo del horror. Baste decir que la extrema violencia y la saña con que muchas de estas víctimas fueron ultimadas reflejan la retorcida lógica de los victimarios que no solamente tienen necesidad de infligir daño a la víctima, sino sienten la urgencia de castigarlas hasta el exterminio. Tal es el resultado de la radicalización patológica de los prejuicios que mantenemos y cultivamos. Lo peor es que nunca solemos pensar que las víctimas tenían familias, amigos que los querían, compañeros de trabajo que los extrañan, participaban probablemente de alguna comunidad religiosa… ¡Podrían haber sido hijos o hermanos nuestros, por Dios santo!

Desde el año 2005 México ha reconocido, por acuerdo del Congreso de la Unión, el 17 de mayo como “Día contra la Homofobia”, uniéndose así a una iniciativa internacional de amplio alcance. Se celebra ese día para conmemorar que en esa misma fecha, pero en 1990, superando una etapa en la que los prejuicios históricos se habían impuesto a la ciencia y a la razón, la Organización Mundial de la Salud eliminó la homosexualidad de su lista de enfermedades mentales en la que nunca debió haber estado incluida. En el combate contra la homofobia todos tenemos una responsabilidad insoslayable. La conmemoración del 17 de mayo nos permite plantearnos como sociedad todo lo que nos hace falta para desterrar de nuestras mentes y de nuestra convivencia cotidiana este cáncer social. Hay varios congresos estatales que han declarado el 17 de mayo como Día Estatal contra la Homofobia. Es solamente un primer gesto, pero no deja de tener su valor. Los legisladores y legisladoras de todos los estados deberían recordarlo.

La erradicación de la discriminación requiere de leyes que la prevengan y la sancionen, pero no solamente de leyes. La discriminación es una enfermedad social, un cáncer que corroe nuestra convivencia comunitaria. A veces da la impresión que todos llevamos un discriminador en nuestro interior, que solamente espera la oportunidad para salir de su letargo y envenenar el ambiente social en el que nos desenvolvemos. Por eso es importante que, en ocasión del 17 de mayo, nos revisemos e identifiquemos los mecanismos discriminatorios que todavía están funcionando en el juicio que hacemos sobre las personas.

Y probablemente no haya práctica discriminatoria que goce de mayor impunidad social que la homofobia o rechazo a las personas homosexuales y a la expresión de identidades sexogenéricas disidentes de la norma social establecida y aceptada. La gran mayoría de las personas homosexuales viven en silencio, sin poder expresar libremente su vida sexual y amorosa, obligados a vivir en simulación o con una doble vida. Debido a la estigmatización que padecen, son socialmente invisibles y están condenados a la clandestinidad. Sólo autoexcluyéndose pueden evitar la discriminación.

Habrá, reflexiones, desde diferentes ángulos y en distintos espacios, en torno a la necesidad de extirpar la homofobia de nuestra convivencia social. Yo haré mi aportación refiriéndome a cómo podemos desmantelar las raíces religiosas de la discriminación. Será en El Bodegón del Arte, en el barrio de Santiago, el miércoles 18 de mayo a las 20.00 horas. La entrada es libre y me gustaría mucho verles ahí. Pueden ver el programa completo en www.bodegondelarte.com

[1] Puede consultarse en la revista Letra Ese: www.letraese.org.mx/proyectos/proyecto-1-2


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