Iglesia y Sociedad

Marcial Maciel y la reforma que viene

16 Mar , 2010  

Los dolores

Las revelaciones sobre la vida personal de Marcial Maciel, el fundador de los Legionarios de Cristo, han venido saliendo a la luz desde 1997. Pero las primeras acusaciones presentadas ante instancias eclesiásticas datan de 1956. Se necesitaron veinte años para que las víctimas procesaran su dolor y se atrevieran a hablar públicamente. Han pasado ya más de diez años desde 1997 y las revelaciones no cesan. A los testimonios sobre la pedofilia del sacerdote han venido a añadirse nuevas víctimas: al menos dos mujeres engañadas y varios hijos no reconocidos. Este es el dolor primero: las víctimas directas. Son la deuda mayor de la Legión de Cristo, de la Iglesia Católica, de todos los bautizados y bautizadas.

En el camino hay otra clase de víctimas: los testigos, algunos ex legionarios, que primero fueron desoídos y más tarde públicamente descalificados. También Alberto Athié, presbítero católico que asumió como deber de conciencia buscar justicia para las víctimas de Maciel y tocó todas las puertas que tuvo a su alcance, comenzando por la puerta de su arzobispo, el Cardenal de la ciudad de México. Y todas las puertas las encontró cerradas. Víctimas han sido también algunos trabajadores de la comunicación que se atrevieron a desafiar el poderío de la Legión y su influencia sobre los dueños del duopolio televisivo, para informar sobre el caso Maciel y por ello fueron desacreditados y despedidos de sus trabajos.

Alrededor de Maciel y sus fechorías se estableció una confabulación de silencio. Silencio de quienes, teniendo autoridad sobre el fundador de la Legión, debieron haber tomado cartas en el asunto. Silencio obligado de quienes, bajo una legislación opuesta al evangelio, tenían prohibido hablar de lo que veían o sabían. Silencio de las más altas instancias vaticanas, que tuvieron conocimiento de las denuncias y omitieron hacer la investigación pertinente. Los mismos que ensalzan a voz en cuello a la familia permitieron el sufrimiento de numerosos niños. Este es el segundo dolor: la complicidad. Y venida justamente de quienes ondean la bandera de la verdad y la usan como arma para callar disidentes, pero que fueron incapaces de usarla para investigar al delincuente. Los cómplices tienen nombres y apellidos y han sido públicamente exhibidos en las últimas semanas. La gran mayoría de ellos se mantiene impenitente.

El silencio ha sido roto. Ante las públicas evidencias, diversos niveles de iglesia se han pronunciado. Se habla de un complot contra la Iglesia Católica, orquestado por sus tradicionales enemigos. Se dice que Maciel es sólo un pretexto para desacreditar a la única institución que goza de confianza popular. Se acepta a regañadientes la existencia de los delitos del Fundador, pero se pretende un corte quirúrgico que exculpa a todas las instancias que, de manera cómplice, sostuvieron al delincuente. Nadie parece recordar que el culto a la personalidad de Maciel, su presentación como hombre santo, formaba parte de una estrategia promovida a sabiendas de las acusaciones que circulaban en su contra. Este es el tercer dolor: la ceguera, la contumaz dureza de corazón de quienes, con argumentos religiosos, siguen restándole importancia a un escándalo que ha causado (y seguirá causando) un grave daño a la comunidad cristiana. Mientras usemos subterfugios para no asumir la responsabilidad que nos toca como Iglesia, será difícil que levantemos cabeza.

La esperanza

No basta con decir que la Iglesia perdurará para siempre porque está asistida por el Espíritu Santo para que esto acontezca de manera automática. La promesa de Jesús (Mt 28,20) debe ser leída junto con la advertencia, dirigida no solamente al Israel histórico, sino también a sus discípulos y discípulas: “¿Qué hará el dueño de la viña? Irá, acabará con los labradores y entregará la viña a otros” (Mc 12,1-12).

En lugar de cortes quirúrgicos, hemos de emprender una limpieza de toda la casa. Tal limpieza ha de incluir, no solamente la investigación y castigo de quienes cometen delitos contra la niñez, sino la revisión de algunas prácticas que nos han alejado del evangelio. Detrás de los delitos sexuales, los más llamativos mediáticamente hablando, se encuentra la idolatría del poder y del dinero, con mucho una desviación mayor que las caídas individuales de algunos ministros. La influencia de Maciel y su congregación no se explica sin las cantidades inmensas de dinero que maneja. En la Iglesia, hay que reconocerlo, hemos olvidado muchas veces que no se puede servir a Dios y al dinero y que no hay riqueza mayor en nuestra tradición cristiana que servir a los más pobres y testimoniar nuestra solidaridad con ellos viviendo en una austeridad congruente.

El ansia de poder, criticada duramente por Jesús (Mt 20,20-28), ha generado monstruosidades en la Iglesia. No de otra manera se explica el afán de control de las mentes y el uso tiránico de una autoridad que fue dada como servicio. La obsesión por el poder y el dinero, que rebasa con creces el ámbito de la Legión de Cristo y doblega a no pocos miembros de la jerarquía eclesiástica, ha sido el caldo de cultivo en el que germinó y creció el poder de Marcial Maciel. Todos tenemos que hacernos responsables de esto.

La esperanza, única débil luz en el final de este túnel, es que los cristianos y cristianas encontramos en estos acontecimientos una llamada vigorosa a la reforma. Para iniciar un camino de difícil recuperación de la confianza perdida, en la Iglesia Católica tenemos que revisar, con humildad, muchas de nuestras prácticas, no solamente en materia de transparencia, sino todo lo que, institucionalmente hablando, nos convierte en la única institución monárquica absoluta sobreviviente en estos tiempos.

Al Vaticano II llegamos debido a una fuerte inquietud que tuvo, en sus inicios, fuertes connotaciones litúrgicas. El concilio fue mucho más allá. Nadie se imaginó que de las tímidas aspiraciones litúrgicas surgiera el vigoroso ímpetu de reforma que atravesó a la iglesia en la década de los sesenta. Después de cerca de treinta años de caminar en sentido inverso al espíritu conciliar, quizá el escándalo de Maciel (al que se ha añadido revelaciones de pederastia en Irlanda y Alemania) nos esté presentando una oportunidad providencial de retomar y profundizar las reformas conciliares. Lo cierto es que en cada vez más corazones crece el clamor: reforma, reforma, reforma. Escuchar este clamor puede hacer la diferencia y convertir este tiempo de dolores en tiempo de gracia.


19 Responses

  1. Enrique dice:

    Es tiempo de misericordia. Se acuerdan de: «que tire primero la piedra el que….»

  2. Enrique dice:

    Es momento de hablar de misericordia? Que tire primero la piedra el que……¿ya saben?

  3. Marcelo Euan dice:

    Si Regina

    Si Regina Dios no quiere orgullosos quiere humillados, es haya una de las grandes fallas de la doctrina de la liberación que ser resisten a la humillaciòn, el maximo lider de cristianismo es el mas claro ejemplo de humillacion es decir Cristo, y nosotros como sus seguidores tambien debemos humillarnos.
    **Se humilló a Sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también Le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre” (Filipenses 2:8-11)

  4. Hernán Canto dice:

    Es triste todo lo que está sucediendo. Esas tristezas se convierten en dolor cuando se ve flaquear a nuestra Iglesia Católica. El caso Maciel es abominable por todos los hechos y consecuencias que han producido. Muy tristes son las actitudes que fueron apareciendo con el fin de opacar o encubrir esos actos y así cuidar la imagen de la Iglesia. Mucha gente, entre laicos y la misma Iglesia, pregonan con orgullo la apertura del Vaticano, a través de las investigaciones realizadas y el pedir perdón. No hay que perderse en ese falso orgullo, se actuó así porque no quedó más remedio, porque las investigaciones de la prensa y las denuncias de las víctimas y testigos, descubrieron todos esos trapos sucios. Apoyo la opinión de que esos trapos sucios no deben lavarse únicamente en casa, sino ser lavados por las leyes Civiles y Penales, toda vez que se tratan de delitos públicos que han arruinado la vida de muchos ser humanos, de muchos hijos de Dios. Me atemorizaría conocer los resultados de investigaciones cada vez más profundas sobre estos hechos. Sería muy doloroso, pero no hay que cesar en ello.

  5. Adrián de Anda dice:

    De verdad que qué buen artículo y qué objetivo en sus comentarios, Raúl.

    Hay una frase que me gustó mucho de todo lo que escibió: «[..] afán de control de las mentes y el uso tiránico de una autoridad que fue dada COMO SERVICIO». Como servicio que muchas, pero muchas veces se entiende como sólo negocio y manera de vivir ($) y no de eso, de servir.
    Personalmente estoy de acuerdo en que hace falta una reforma que de verdad inyecte desde la formación sacerdotal o religiosa ese deseo de servir a los demás como Jesús lo hizo. No de volverse jueces terrenales por el hecho de hablar de parte de Dios (que muchas veces de mensaje divino no tiene nada), no de creerse más que los demás y llegar a ser arrogantes por haber sido escogidos (desde la fe católica) por el Señor para ser sus ministros.
    Si el Maestro, si el Creador de todo se humanizó, se humilló, se hizo sirviente, se entregó por todos… cuánto más tienen de compromiso los que son llamados a seguirlo por ese camino.
    Saludos y gracias por seguir compartiéndonos sus pensamientos.

  6. Regina dice:

    Dios no está a favor de la humillación, creo.

  7. Regina dice:

    En lo personal, creo que la Iglesia está olvidando los orígenes y lo escencial…como los fariseos, a quienes Jesús vino a recordar el verdadero sentido y razón de las cosas de Dios.

  8. Marcelo Euan dice:

    En la parabola del hijo prodigo hay muchas enseñanzas grandiosas, pero amor y paz(vive y deja vivir) no es una de ellas, hay sufrimiento del padre, maldad y deshonra del hijo, pero tambien hay otras cosas muy importantes, perdon del Padre y arrepentimiento y humillación del hijo, el hijo cuando va pedir perdon va humillado pidiendo ser siervo y no mas hijo pues esta consiente que no lo merece. El padre Maciel y su orden, cuando piden perdon no se oye sincero porque? por que no hay humillación, no hay arrepentimiento, no es tan dispuesto a dejar lo que tienen no se dan cuanta de su situación espiritual. no se dan cuenta que son sepulcros blanqueados, por fuera se dicen limpios pero por dentro estan llenos de pudrición. No deberia quitarseles la orden, ellos deberian entregarla como acto de arrepentimiento y humillación, ante la majestuosidad del amor y perdon de Cristo. Pero si no la quieren entregar es deber del Papa confrontar el PECADO dentro de la iglesia.
    Esto no es nuevo el Apostol Pablo a los corintios nos da luz de lo que debemos hacer.
    5:1 De cierto se oye que hay entre vosotros fornicación, y tal fornicación cual ni aun se nombra entre los gentiles; tanto que alguno tiene la mujer de su padre.
    5:2 Y vosotros estáis envanecidos. ¿No debierais más bien haberos lamentado, para que fuese quitado de en medio de vosotros el que cometió tal acción?

  9. Jorge Rubio dice:

    Marcelo: No me refiero a que la iglesia sea cambiante y evolucione, estyo totalmente de acuerdo con eso, más bien me refiero a que en lo personal no pienso que haya necesidad de un cambio radical en cuanto a la manera de entender la fe y la moral en este momento.
    Alejandra, al ir con la corriente corres el riesgo de perder los orígene sy olvidarte de ellos, además de caer en el relativismo social

  10. MARIA dice:

    ES REALmente triste lo que pasó con este hombre que yo mas creo que era un genio, arrastrar a tanta gente que ya lo llamaba hasta santo padre. Era un sinverguenza, manipulador y enfermo, un personaje tipo Hitler, que supo sacar grandes sumas de dinero del cual una parte iba al vaticano y otra para él y poder mantener su engaño porque en ningun momento él se arrepintió públicamente, él seguía como si nada al frente de la legión que tuvo que dejar por órdenes del papa ya estando el bastante grande.
    La iglesia siempre me ha parecido incomprensible por su opulencia y sus tesoros, sus museos, su castillo, los jardines del vaticano,etc, etc. cuando Jesucristo no tenia casa ni almohada donde apoyar la cabeza, cuando habló de lo dificil que era servir a Dios y al dinero al mismo tiempo. La iglesia es incongruente, si Jesucristo volviera a nacer, le harían lo mismo, volverían a crucificarle por delatarlos y llamarlos fariseos, blancos por fuera pero podridos por dentro. Y no hablo de un monton de gente católica dedicada de verdad al prójimo y a ser mejores personas, que de esas sé que hay muchas y son las que han sostenido esta Institución por tantos años.

  11. Alejandra dice:

    Ir con la moda o con la corriente, para mi, seria seguir haciendo, por miedo, las cosas aún sabiendo que podemos cambiarlas y hacerlas mejor, por miedo al rechazo, a la vergüenza, a la pérdida… yo creo que eso es a lo que mas le teme la iglesia. Y pues como podemos observar en todos los ámbitos de nuestras vidas, el que está a la moda es el que quiere ser igual a los demás, el que hace las cosas aun sabiendo que es lo incorrecto, por consiguiente me atrevo a contradecirte Jorge, los que siguen a la moda son aquellos que se conforman con la iglesia que tienen y no mantienen esa búsqueda de la verdad, del bien común.

  12. Marcelo Euan dice:

    Lo mas indignante de esto es el abuso a los niños, por que no hay manera de resarcir ese daño. No hay duda que eso es lo mas indignante. Por otra parte es antibiblico no buscar la reforma en la iglesia, Dios es el mismo ayer, hoy y siempre, la iglesia no, por que la iglesia esta en un proceso de santificación, hasta conformarse a la imagen de Cristo, es decir esta en un proceso de reforma desechando lo malo y tomando lo bueno cada dia, y lo que ha sido malo debe ser desechado. por eso los reformadores del siglo XVI, tenian como lema «IGLESIA REFORMADA SIEMPRE REFORMANDOSE»
    Nosotros como individuos no somos un producto terminado y como conjunto la iglesia no es un producto terminado.

    Filipenses 1:6 estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo.

  13. Jorge Rubio dice:

    Marcelo, me explico: No digo que Maciel sea Dios obviamente, pero yo creo que es muy sencillo de entender, Dios utilizo a un siervo suyo en un momento muy específico para crear la Legión de Cristo, lo que haya pasado con este individuo es muy independiente de la congregación. A nosotros Dios nos puede usar para realizar algo que nos pida pero luego ser unos hipócritas. En los legionarios hay mucha gente santa y también han hecho mucho bien

  14. Ricardo Lopez M dice:

    El domingo pasado fue el evangelio del hijo prodigo, el padre de mi parroquia dio un analisis del la lectura resaltando al Padre y su misericordia. Decia: dejemos la santidad excluyente y vivamos la misericordia que acoge.
    Tengo muy claro que en este asunto hay victimas , hay medidas que se tienen que tomar, culpabilidades y responsabilidades de actos que se tienen que asumir. Pero no quiero ver a estas personas como seres humanos malos, sino necesitados.

    Estoy a favor de un dialogo para reformar las acciones que nos alejand del evangelio en la iglesia.

    Jorge yo no creo que sean modas. El vaticano II no fue producto de modas, fue producto de años de reflexion y de escuchar al pueblo. Ya van años que el pueblo esta hablando de estos temas, tambien hay que volver a escuchar y reflexionar. Es mi opinion.

    Pd.Saludos Raul, ya sabes que tienes hospedaje en el DF cuando gustes.

  15. Ricardo Pech George dice:

    Me parece muy cierto lo que mencionas de los dolores, primero por las victimas directas, la complicidad y la ceguera aunadas a la preservación del poder. Siento, Raúl, que compartes el dolor de todos los cristianos, los que somos la iglesia, y a pesar de ello haces un apunte bien objetivo de la situación, porque no te conozco mucho pero lo suficiente para saber qué es exactamente lo que más te indigna de todo esto. También me parece que todos los fenómenos que condujeron a estos hechos, son más o menos los que hacen, como tu bien dices, que la posibilidad de un Concilio Vaticano III no sea otra cosa que una débil luz de esperanza, por aquello de la humildad. Te mando un saludo y un abrazo desde Monterrey.

  16. Marcelo Euan dice:

    Creo Fervientemente Jorge Rubio que el padre maciel no es Dios, por lo tanto no creo que Dios creo a los legionarios de Cristo, Creo que esa orden debe desaparecer, y la gente cristiana que la forma buscar otro grupo apostolico en el cual servir, y los que solo estuvieron por dinero y poder que sigan su camino. En esta es una de las pocas veces que estoy de acuerdo con el Padre Lugo, es necesario una reforma en la iglesia, lo han dicho grandes hombres como Huss,weslwy, calvino, lutero etc. etc. Si la iglesia catolica quiere sobrevivir necesita regresar el fundamento CRISTO, pero mientras mas se aleje mas dificil es regresar, Y SI LA IGLESIA la sostiene el Espiritu Santo, pero la iglesia de Cristo, recemos por que se la catolica, y no nos llevemos la sorpresa que la iglesia de cristo allan muy pocos catolicos y mas de otras iglesias que a veces despreciamos. vienen tiempos duros para la fe.

  17. Regina dice:

    Creo que la Iglesia debe ser humilde y conciente del tiempo en el que se encuentra. Creo que hay varias formas de hacer bien las cosas, y la que ha estado llevando, no sólo ha demostrado no ser la mejor, si no que ya no es la correcta.
    Gracias, Raúl.

  18. Juan Carlos Hernández dice:

    Padre, excelente artículo. Ojalá fueran más los que pensaran como usted dentro de la iglesia. Pedir perdón no es suficiente y parece que es todo lo que la legión está dispuesta a hacer.
    Y de cualquier forma es un perdón a medias. Un perdón «a falta del culpable». Un perdón representado, mas no sentido. Un perdón compartido pero no una culpa compartida.
    Son incapaces de la reflexión y el auto castigo. Esperan que el Vaticano dé la menor sentencia posible para acatarla y seguir con sus labores, ahora eximidos de toda culpa.
    Es verdaderamente penoso.

  19. Jorge Rubio dice:

    Muy vergonzosos son los actos de Maciel y de otros ministros indignos, definitivamente hay que castigar a los implicados en estos delitos. Sin embargo la Iglesia siempre debe ser cautelosa en estos asuntos porque reciben muchas acusaciones falsas. Por otro lado creo que los Legionarios de Cristo son una congregación creada e impulsada por Dios y éstos no se tienen la culpa y es voluntad de Dios que sigan existiendo. Por otro lado, yo no creo necesaria la reforma de la Iglesia, sería ir junto con la corriente y dejarse vencer por la moda solamente.

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