Cuentos de navidad,Iglesia y Sociedad

Cuento para despedir la navidad

31 May , 2008  

Iglesia y sociedad 14 de Enero de 2008

Raúl H. Lugo Rodríguez

Los textos de los evangelios de la infancia de Jesús han dado pie a muchas tradiciones orales y escritas. He recibido un hermoso cuento navideño escrito por mi amigo Santiago Fuentes. Desafortunadamente sus dimensiones rebasan el espacio de esta columna. Me permitiré, pues, hacer una síntesis del relato que nos ayude a despedir la navidad y esperar con ansias la próxima.

“Para los israelitas, y a pesar de que el rey David se había dedicado a esa labor, los pastores eran considerados escoria. Y entre los pastores de Belén, Isaac y Benjamín eran considerados la escoria de la escoria. Nadie les hablaba. Vivían en las afueras del pueblo. Tenían que cuidar su rebaño por separado. La gente procuraba no cruzarse con ellos en el camino, para evitar contaminarse. Sólo trataban con ellos en el mercado para adquirir sus corderos, que siempre eran los más sanos, los más gordos, y los más adecuados para los sacrificios rituales en el Templo de Jerusalén. Al principio, el rabino de Belén se sintió muy confundido. Lejos de castigarlos, el Altísimo los bendecía con el mejor rebaño del pueblo. Ninguno de sus corderos tenía manchas ni defectos. Cumplían con todo lo prescrito por la Ley. No podían utilizarlos, ya que Isaac y Benjamín los contaminaban con su pecado, pero eran los únicos dignos de ser llevados al altar de Jerusalén.

Tuvo que hacer un viaje a la capital para consultar el Sanedrín. Después de deliberar, el consejo le recordó que debido a la invasión romana ya no podía castigar a Isaac y Benjamín con la muerte, pero que sí podía aplicarles una sanción espiritual. Los pastores serían condenados al exilio, cual si fueran leprosos. Eso purificaría al pueblo, a los demás pastores y a los corderos que ellos criaban, por lo que podrían ser usados para el sacrificio. Al regresar a Belén, el rabino expulsó a Isaac y a Benjamín de la sinagoga y de la comunidad. Les exigió que salieran del pueblo, que vivieran lejos de los demás, como si tuvieran lepra, que nunca llevaran a sus ovejas a pastar en los campos donde lo hacían los otros pastores. Sólo podrían entrar al pueblo en los días de mercado para vender sus corderos, sin hablar de otra cosa con la gente que no fueran asuntos de compraventa. El pueblo respiró aliviado. No querían matar a los dos pastores como ordenaba la Ley, pero tampoco querían que el Todopoderoso los castigara como hizo con Sodoma y Gomorra por su pecado. Y es que Isaac y Benjamín convivían como una pareja de esposos, lo que de acuerdo a la Escritura era abominable a los ojos del Señor. La gente de Belén no entendía por qué el Cielo los premiaba con los mejores corderos.

Isaac y Benjamín aceptaron el castigo sin chistar. Amaban la Ley y los Profetas tanto como se amaban el uno al otro. No querían hacer daño a nadie con su amor. Construyeron una casita en las afueras, con un establo para sus animales y un huerto, y se dedicaron a cuidar sus ovejas. Algunos pensaron que la soledad y el ostracismo harían que se separaran. Pero como sólo se tenían el uno al otro, Isaac y Benjamín se unieron todavía más. Isaac estaba en la plenitud de su hombría. Las doncellas de Belén y de los poblados cercanos enviaron muchas veces a sus familias para arreglar el matrimonio, pero el pastor nunca se interesó. Cuando la gente se enteró de sus malas inclinaciones, pensó que su tez morena y fuerte, su cuerpo velludo y atlético como el de Esaú, se habían convertido en un desperdicio. Y a pesar del castigo, todos recordaban con nostalgia su bondadosa mirada y su generosidad con los más necesitados. Benjamín, en cambio, era hermoso como el joven David. Su rostro de niño, su cabellera rubia y rizada, su cuerpo delgado, lampiño y curtido por el trabajo, lo hicieron blanco de todas las miradas cuando llegó a Belén, como esclavo de un legionario romano. La gente se indignó cuando supieron las actividades a las que el romano obligaba a Benjamín.

Isaac se prendó de Benjamín en el instante en el que lo vio. Como diría la Escritura, Benjamín lo sedujo y él se dejó seducir. Su belleza lo enamoró, y las artes amatorias que el legionario le había enseñado lo volvieron loco. Benjamín, por su parte, descubrió la libertad, la protección y la dulzura de la vida cotidiana, y se entregó a Isaac como la doncella del Cantar de los Cantares.

La primera Nochebuena, Isaac se quedó en casa para esquilar algunas ovejas, mientras Benjamín llevaba el resto del rebaño a un valle pequeñito que los otros pastores aún no conocían. Cerca de la medianoche de aquella primera Nochebuena, alguien tocó a la puerta de la casita de Isaac y Benjamín. Eran un hombre muy atractivo, y una jovencita a punto de dar a luz, montada en una mula. El hombre le explicó a Isaac que era un artesano de Nazaret, que había venido a Belén para el censo, que no había encontrado alojamiento en el pueblo, y que apelaba a su misericordia para poder pasar la noche, y que su esposa pudiera parir bajo techo. Isaac le explicó que su choza era muy pequeña, pero que si no les importaba la incomodidad, podían quedarse en el establo. Después de todo, casi todo el rebaño estaba fuera. No quiso decirles que de entrar a su casita quedarían contaminados, pero tampoco quiso dejarlos sin ayuda.

Entrada la medianoche, Benjamín dormitaba junto a una fogata moribunda. Las ovejas pastaban con tranquilidad. De pronto, una luz cegadora iluminó el cielo. Benjamín se espabiló y contempló una multitud de seres que invadían el valle. Uno de ellos se le acercó. Benjamín se tiró al suelo, aterrado. Mientras tanto, otros pastores se asombraban del resplandor en el valle. Corrieron a ver de qué se trataba, y quedaron sin habla al mirar la multitud de seres en el cielo, y al otro, más refulgente que los demás, que hablaba con Benjamín. Cuando Benjamín regresó a casa con el resto del rebaño buscó a Isaac y juntos entraron con timidez al establo. José y María los recibieron con una gran sonrisa, y le ofrecieron al Niño. “No”, dijo Isaac. “Estamos contaminados”. “No puede estar contaminado lo que el Altísimo ha declarado limpio”, dijo María. Isaac tomó al Niño entre sus brazos. Benjamín le dio un beso. El Bebé les regaló su primera sonrisa.


13 Responses

  1. Mateo Elizondo dice:

    Me parece realmente vergonzoso que un sacerdote Católico publique algo de este tipo. Debería retractarse, ya que la Congragación para la Doctina de la Fe lo está investigando. La homosexualidad es pecado, y es está escrito en la Biblia en muchos lugares. La homosexualidad es una enfermedad psicológica que va en contra de la naturaleza del hombre. La anatomía del cuerpo lo indica, las consecuencias del acto homosexual lo indican. Debería usted retractarse de todo esto.

    Que el Espíritu Santo lo ilumine y le lleve a la verdad.
    Mateo Elizondo

  2. cristina rios dice:

    Padre Raúl lo felicito por esta labor tan satisfactoria de navegar contracorriente, estoy muy orgullosa de tenerlo tan cerca en el colegio en donde crecí y en donde tanto lo necesitamos, para que nunca nos falten esas ganas de luchar por una iglesia igual para todos, me encantó el cuento y no dudo que haya sucedido así. ya que jesús siempre optó estar con los mas necesitados, hablando de gente humilde, prostitutas, homosexuales, cobradores de impuestos, etc. Padre muchas gracias por mostrarnos una iglesia diferente, una iglesia mejor.

  3. Leonardo Medina González dice:

    Quisiera expresarle que me parece lamentable que siendo usted un guía espiritual de la iglesia católica se atreva a apoyar tendencias que no son aprobadas por la comunicad cristiana. Usted no puede emitir un cometario “personal” sobre la homosexualidad ni sugerirlo de la forma en la que lo hace puesto que dentro de su papel social como sacerdote católico está obligado a respetar y defender los principios que sustenta nuestra iglesia. En definitiva debería ser congruente con sus convicciones y renunciar a su vida de sacerdote católico para defender una “moral” diferente a la que debería de profesar. Existen personas que se encuentran en proceso de formación y están siendo engañadas por usted al utilizar a la iglesia católica para profesar convicciones contrarias a las aprobadas por el vaticano. Sea congruente y renuncie cuanto antes pues si de verdad cree en lo que dice no debería ponerse una sotana.

  4. Beatriz dice:

    Es cierto que el cuento me parece un poco cursi, pero muy ilustrativo.
    Respecto al CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA considero que está errado al no contemplar una relación homosexual (con todo lo que implica, o sea, relaciones carnales) como correcta y digna si es llevada monógamamente.
    Así que ya oyó padrecito: póngase a estudiar el la interpretación de las interpretaciones de lo dicho por Jesús, porque seguramente son más correctas que lo dicho por él directamente.

    Y me pregunto: ¿Acaso sería ofensivo que Dios aceptara a los homosexuales como dignos para tal hecho? Independientemente del contexto histórico -viable o no- creo que el fantasma de la discriminación ya se ha hecho presente en algunos comentarios. Lástima que mi diagnóstico tenga que ser negativo en este sentido.
    Un verdadero cristiano debería JUZGAR MENOS Y AMAR MÁS.

    Saludos y felicitaciones por su verdaderamente noble labor, esperanza de muchos homosexuales católicos y no católicos para la discusión pública y la eliminación de la discriminación.

  5. CARLOS C.B. dice:

    NO TENGO NADA EN CONTRA DE LA COMUNIDAD GAY DE HECHO LOS RESPETO MUCHO, PERO DE VERDAD QUE A USTED YA LE HACEN FALTA UNAS VACACIONES O VER SI DE VERDAD QUIERE SEGUIR EN LA IGLESIA CATOLICA.

  6. Lorena Martinez dice:

    Una autentica tontera. «El niño Dios nacio en casa de un par de homosexuales», ahora resulta. Busque algo mejor que hacer, lea un poco mas la Biblia y dediquese a estudiar el CATECISMO DE LA IGLESIA CATOLICA, le hace mucha falta.

  7. circulo gay merida dice:

    Padre Raúl:
    Sé que es un cuento de Navidad, pero ¿la cita de Isaac y Benjamín se citan en la Biblia como la historia de David y Jhonatan? Despéjeme la duda por favor, si es así podría por favor enviarme los números de los capítulos y versículos acerca de las vidas de Isaac y Benjamín que revelan su relación tipo matrimonio o sólo es un «cuento» del autor del Cuento de Navidad.

  8. cositalinda dice:

    La verdad el cuentito esta bien cursi!!!!!!!!

  9. Rossie dice:

    ME ENCANTO LA HISTORIA, SE QUE ES UN CUENTO, PERO ME PREGUNTO: «Y SI FUERA ABSOLUTAMENTE VERDAD??».. ENTONCES ME EMOCIONARIA MUCHO MAS. GRACIAS PADRE, QUE LINDA HISTORIA, LA LEI HOY, CUANDO MAS NECESITABA DE ALGO ASI.

    Rossie

  10. Douglas Canul Rodriguez dice:

    Enhorabuena mi estimado!!
    Te felicito por tan valiente decision.
    Tus comentarios y relatos son un alimento para el espiritu.
    Que la Paz del Señor este contigo.

  11. Cosme Carlos Ríos dice:

    Valiente decisión Raul
    Estoy contigo
    Un abrazo
    Cosme

  12. Eduardo Amezcua S. dice:

    Te felicito padre Raul, por tus articulos tan interesantes y por subirlos al espacio cibernetico.
    Hiciste lo correcto por no seguir publicando tus articulos en el diario, muy sabia decision.
    saludos

  13. Ella F. Quintal dice:

    Pues no dudo que fuera provocativo para muchas gentes; a mí me pareció muy lindo. Un poco triste, tener que hacer exégesis de la voluntad de Dios aún cuando sea tan obivia. Imáginese cuando no lo es y cuando mucho parece apuntar en sentido contrario.
    Y, en relación con los dos textos no publicados, tales situaciones y otras en las que he escuchado casos flagrantes de discriminación étnica y de clase, me traen siempre a la mente el trabajo ya viejo pero vigente de Goldman acerca de los «límites de la conciencia posible». Creo que en Yucatán son aún bastante estrechos.
    De todas formas un gran abrazo y por lo que a mi respecta seguramente leeré mas sus trabajos que antes.
    Ella F. Quintal

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