Eran los inicios de los años 90’s. Un grupo de presbíteros yucatecos comenzamos a reunirnos, cuestionados por la dolorosa realidad por la que pasaba México y el campo mexicano. Éramos poco más de una docena, la gran mayoría menores de 40 años. Varios de nosotros éramos ya párrocos rurales y queríamos asumir la realidad de nuestros pueblos, ofreciendo nuestra aportación para el mejoramiento de sus condiciones de vida. No sabíamos por dónde comenzar. Así que, en reuniones mensuales, fuimos compartiendo ideas, estudiando documentos, tomando posición ante los acontecimientos políticos y sociales. Nos autodenominamos “Equipo Sacerdotal de Reflexión y Trabajo”. De ahí surgió la Escuela de Agricultura Ecológica U Yits Ka’an de Maní, que hoy cumple 25 años de estar en funcionamiento.
Nuestras relaciones con el resto del presbiterio no fueron siempre tersas. Algunos no alcanzaban a ver qué relación podría haber entre la promoción de la agricultura ecológica y el ejercicio del ministerio sacerdotal. Les parecía demasiada teología de la liberación. Así que cuando tuvimos ya delineado el proyecto e iniciábamos las reuniones con los campesinos y campesinas en nuestras parroquias para que, auxiliados por los campesinos aliados, nuestros patios parroquiales se convirtieran en centros de intercambio y transmisión de saberes, decidimos hacer público el proyecto al presbiterio, para encontrar en ellos eco a nuestra búsqueda.
Ha llovido mucho desde entonces. Vendría después el auxilio financiero del episcopado alemán, que nos permitió edificar las instalaciones de Maní, el apoyo decidido de una porción del presbiterio y la indiferencia y la crítica de parte del resto, los convenios con la UADY y el CRUPY de Chapingo, nuestra constitución como asociación civil, el cambio de arzobispo, el inicio de la experiencia del semi-internado, la sospecha –desde luego, confirmada– de que éramos afines al zapatismo, el surgimiento de las primeras granjas ecológicas integrales, el paso del aula al acompañamiento de comunidades, el énfasis en la producción y el combate al cambio climático… un largo y sinuoso camino con los resultados que hoy están a la vista. Miro hacia atrás y siento el corazón henchido de agradecimiento por la oportunidad que la vida me ha ofrecido de acompañar de cerca esta experiencia a lo largo de sus 25 años.
Por eso quiero compartirles en esta columna un documento antediluviano, una reliquia de nuestros inicios. Se trata de la primera comunicación oficial dirigida por el Equipo Sacerdotal de Reflexión y Trabajo al presbiterio en su conjunto, anunciando el inicio de un camino que culminaría con la fundación de la Escuela y que mostraba ya las inquietudes que movían nuestros corazones en aquel momento. Es un documento inédito, cuya relectura me ha devuelto el sabor del amor primero. Lo comparto como homenaje a un proyecto que ha llenado mi vida ministerial de sentido.
COMUNICACIÓN AL PRESBITERIO
2 de junio de 1994
Desde hace algún tiempo, varios presbíteros que trabajamos en el área rural hemos emprendido un trabajo con campesinos de nuestras comunidades. Ahora que ese trabajo pastoral va tomando caminos más claros y seguros, queremos compartir con ustedes nuestras motivaciones y nuestro caminar, seguros de que con esto compartimos también nuestra esperanza y contribuimos a la unidad y comunicación entre el presbiterio.
Todos conocemos la situación por la que atraviesan los campesinos de nuestro estado. La debacle de la industria henequenera, la falta de apoyos gubernamentales, la ancestral marginación de los trabajadores del campo, las reformas al artículo 27 y otros elementos más, han dejado como consecuencia un acelerado y progresivo empobrecimiento que, en algunos casos, llega a extremos de miseria angustiante. El campo ha dejado de ser rentable y las circunstancias actuales no permiten ni siquiera la autosubsistencia de los campesinos, dejándolos en una situación de completo abandono y obligándolos a dejar sus lugares en busca de otros medios de sostenimiento. Esta situación, constatada cotidianamente en nuestro trabajo evangelizador, se convirtió para nosotros en voz de Dios, en reto apremiante y en imperativo de acción. Esta dramática realidad fue la primera motivación de nuestro trabajo.
Después vino el análisis de la situación. Iniciamos el estudio de la realidad inspirados por el llamado del Concilio Vaticano II a “interpretar los signos de los tiempos”. En la búsqueda de alternativas de solución no quisimos perder nuestra identidad: somos pastores, no técnicos agrícolas ni simples promotores de desarrollo. Por eso nuestra búsqueda estuvo siempre guiada por un espíritu de oración y surgió como una respuesta a ese grito evangélico que aprendimos a escuchar en nuestros corazones desde nuestra primera conversión y nuestro tiempo de formación en el seminario; ese grito que clama por vida y vida abundante para todos. Entendimos que teníamos que colaborar, desde nuestro trabajo pastoral, a que los campesinos de nuestras parroquias vieran este anuncio de vida como una propuesta de Jesús dirigida también a ellos, y tuvieran un horizonte distinto al de la miseria y de la muerte temprana al que ahora se enfrentan. Consideramos que nuestro trabajo pastoral no podía soslayar este reto so pena de desvirtuar una evangelización verdaderamente integral. Esta fidelidad al evangelio y a su propuesta de vida para todos, a partir de nuestra limitada comprensión, es la segunda motivación de nuestro trabajo.
Cuando llegó el momento de investigar sobre algunas propuestas de trabajo con los campesinos, y hurgando en la historia de nuestra diócesis, nos encontramos con muchos y variados intentos de respuesta al problema que ahora también nosotros nos planteábamos. Nos llenó de entusiasmo y nos dio mucha seguridad sabernos continuadores del trabajo abnegado de tantos presbíteros que, encarando en su tiempo y con los medios a su alcance el problema de los campesinos, habían aportado intentos de solución y habían encabezado diversos movimientos de promoción social. De manera destacada recordamos los trabajos de los PP. Pastor Escalante, Leocadio Pech y otros sacerdotes, y -en nuestra búsqueda más cercana en el tiempo- la labor de campesinos de las comunidades de Tekit y Oxkutzcab. Precisamente por estos rumbos encontramos la posibilidad de adoptar un sistema de cultivo que devolviera a los campesinos el amor por el trabajo de la tierra y garantizara su autosubsistencia. Es el método de la “agricultura ecológica” o “agricultura orgánica” que ahora, con empeño y alegría, se está implementando en nuestras comunidades de manera paulatina.
Descubrirnos en la línea de muchos sacerdotes que, antes de nosotros, se preocuparon de la pastoral de la tierra, nos ha ayudado mucho a ubicarnos en un proceso que es mayor que nosotros y nos rebasa. No somos los primeros ni los mejores sacerdotes que han sentido esta inquietud. Nuestro trabajo es solamente una experiencia, es decir, no es la única manera de responder al reto de una pastoral de la tierra, ni pretendemos que sea obligatoria para todos. No descalifica el trabajo de otros sacerdotes comprometidos con técnicas o metodologías diferentes. Solamente es un camino que hemos encontrado y que nos ha parecido bueno para caminarlo junto con nuestros hermanos campesinos. Por eso queremos compartirlo con ustedes. De esta manera conocerán nuestro trabajo y compartirán con nosotros, así lo anhelamos, la esperanza que brota del trabajo realizado al lado de los más pobres.
Fraternalmente
Equipo Sacerdotal de Reflexión y Trabajo
Les invitamos a nuestra sesión virtual en ocasión de la celebración de los 25 años de la fundación de la Escuela de Agricultura Ecológica U Yits Ka’an. La cita es en la plataforma zoom el próximo lunes 11 de enero de 2021 a las 11 de la mañana, a través del vínculo que compartimos al final de estas líneas. Hubiéramos querido, en la tradición de UYK, hacer una concentración celebrativa, una reunión de ex alumnos, una serie de eventos conmemorativos, pero la pandemia nos ha limitado a un conversatorio virtual. Hemos recibido (y seguimos recibiendo) pequeños vídeos de no más de tres minutos con mensajes y palabras de aliento de parte de muchas personas e instituciones. Rebosamos de alegría y agradecimiento. Algunos de estos vídeos los compartiremos en la sesión virtual. Todos los iremos subiendo poco a poco en nuestro portal electrónico a lo largo de este mes.
Vínculo para la sesión de celebración en zoom
ID de la reunión: 854 6843 2802
Código de acceso 604472
Enlace de invitación
https://us02web.zoom.us/j/85468432802?pwd=SFltM0Y1dTFPcUNLaDNrVFI2cFZRZz09
[…] 25 años de la Escuela U Yits Ka’an, de Maní […]