EL PROFÉTICO INTENTO DE ASESINATO (Lc 4,16-30)
Cuando el hermoso Maestro entró a la sinagoga / palideció la cátedra. / De sus labios benditos brotó la sinfonía / del Tercer Isaías. / No sabía el Maestro (¿o sí sabía?) / que su anuncio correría presuroso / al barranco cercano / donde sus enemigos pretenderían / unas horas más tarde/ arrojarlo al abismo.
El anunció voló y sus estentóreas / ráfagas de sonido y de silencio / se colaron en ojos, en oídos, en sedientos cerebros y corazones rancios. / Lo que ocurrió después es que, en la tierra buena, / la semilla se hundió y produjo brotes. / Ya nada pudo ser de la manera en que todo era antes.
Se cumplieron los tiempos y el imperio / y el templo descubrieron / que el hermoso Maestro era peligroso. / Decidieron que aquel grito rebelde debía ser acallado. / Y en una cruz lo clavaron recio, como dijo el poeta.
Ahora entiendo, ahora comprendemos, / que aquel escabullirse junto al despeñadero / en la Nazaret de sus recuerdos infantiles / era una profecía. / “Pasó por en medio de ellos y siguió su camino”, dice el texto. / ¿Eran estas palabras un adelanto límpido? / ¿Eran, acaso, una oblicua insinuación hacia la pascua? / ¿Era hacia allí que ‘siguió su camino’?
EL ANUNCIO DEL TRIUNFO
Hoy les anuncio / y lo hago a voz en cuello / que el hermoso Maestro ha pasado en medio de nosotros, / frente a nuestras narices, / vivo y resucitado. / Que ha emergido del fondo del abismo, donde intentaron / matar su voz y cancelar sus ecos. / Ha roto la rugosa piedra del sepulcro / y ha hecho estallar de luz la cueva oscura.
Pero somos nosotros los que ahora / deberemos seguir con su camino. / Por eso les anuncio que ya pronto / el litio será nuestro / y que los autobuses del futuro, / en los que viajará el pueblo sencillo, / serán eléctricos y confeccionados / por las manos callosas de obreros mexicanos. / Y Violeta y Ledesma se ahogarán de la risa / y el clima será menos (ojalá mucho más que menos) / una puerta al infierno.
Les anuncio que, así como el Maestro, / el hermoso Maestro, / hizo estallar la tumba sellada / con la potencia de su luz y de su gloria, / así también los varios coronavirus, / amenazantes pústulas de un planeta herido / terminarán con las manos atadas / cuando los animales no sean más mercancías / que se hacinan en granjas industriales / y regrese triunfante el equilibrio / entre las diferentes especies del planeta. / La lucha de Homún, de sus niños y niñas, / del pueblo maya entero / no habrá sido en vano.
Les anuncio también que, ayer noche, / la esperanza surgió reflorecida / de una tumba sin cuerpo. / Eso quiere decir, ni más ni menos, / que ningún cuerpo más deberá ver la muerte / ni sufrir el oprobio. / Quiere decir también que no hay pretexto, / después de la sentencia del Maestro allá en mateo cinco veintiocho, / en la blusa apretada o en la falda corta / y que los violadores deberán recordar que el único culpable / es el macho que no supo acertar / a apaciguar la bestia de su alma. / Los jueces fallarán, siempre y sin falla, / a favor de las víctimas.
La puerta abierta del sepulcro y la / sólida piedra que antes la cubría / son una invitación para la gloria. / Atrás queda, como sueño entre brumas, / el borde gris de los despeñaderos. / El hermoso Maestro no cayó en el abismo / y se abrió paso entre sus enemigos. / No es otra nuestra suerte y nuestro reto.