Iglesia y Sociedad

Las causas del problema ecológico (1)

2 Ago , 2010  

Hace cerca de quince años dio inicio el proyecto de la Escuela de Agricultura Ecológica “U Yits Ka’an”, de Maní. Recuerdo que en la sesión de inicio se proyectaba a los alumnos un vídeo que, aportando datos científicos, hacía referencia al deterioro generalizado del medio ambiente. La sentencia final del vídeo sonaba aterradora: le quedaba a la humanidad un arco de cincuenta años para revertir, con medidas de emergencia, dicho deterioro antes de la aparición de catástrofes que pondrían en riesgo severo la sobrevivencia de la especie humana. Los gobiernos de los Estados han rehusado tomar las medidas de emergencia necesarias. El arco temporal se ha reducido.

Aunque la preocupación ecológica ha ido extendiéndose en los diversos estratos de la sociedad, la mayor parte de las veces se queda en niveles bastante superficiales. Casi siempre se apunta a la curación de los síntomas, dejando de lado la enfermedad que los genera. Así, con muy buena intención, se piensa en medidas cuya finalidad termina en mantener los daños que el medio ambiente ha venido sufriendo, dentro de los límites soportables. Se pretende falazmente dar solución al problema ecológico apelando a la misma mentalidad que lo ha producido, con soluciones que no atajan el mal, sino que solamente lo prolongan.

La mentalidad ecológica superficial se preocupa de la contaminación y los desastres naturales. Y está bien que lo haga. Eso es necesario, pero no resuelve el problema de fondo. Es el modelo capitalista de relación con la naturaleza el que está en crisis. Es muy bueno que nos preocupemos por el cuidado de la naturaleza ahorrando energía, no dilapidando recursos, reparando en los costos ecológicos de las nuevas tecnologías, pero eso no es suficiente. Se necesita un cambio de ideas, de presupuestos filosóficos, de estilos de vida, de valores éticos, incluso de la autocomprensión que tenemos de nosotros mismos.

Por eso la Agenda Latinoamericana, que este año 2010 se dedica al tema ecológico con el lema “Salvémonos con el planeta”, insiste en la necesidad de que identifiquemos las ideas y representaciones que han posibilitado la depredación de la naturaleza que ha originado la actual crisis ecológica. Hay algunas ideas profundas en las que se sustenta nuestro modelo de civilización y de desarrollo y que configuran el tipo de relación que establecemos con la naturaleza, que deben ser urgentemente revisadas y cambiadas.

El viejo paradigma que hemos de superar, si aspiramos a sobrevivir junto con el planeta, sostiene una primacía absoluta a los criterios económicos y materiales para definir qué significa ser felices. Así, una idea inscrita en el subconsciente colectivo, es que no se puede vivir feliz, disfrutando de la vida, sin tener acceso a una multiplicidad de recursos externos, lo que conlleva un patrón de consumo insostenible.

Unido a esto, juega también un papel importante la extendida creencia de que se puede siempre seguir creciendo de manera ilimitada, tanto en lo económico y en el nivel de comodidad al que se pretende acceder, como en el número de personas que conformamos la especie humana. Se trata de una creencia que nos hace vivir como si no hubiera límites o no estuviéramos ya sobrepasándolos. En este sentido, si aplicáramos a la especie humana el análisis que aplicamos a otras especies, tendríamos que concluir que la actuación del ser humano haría que lo catalogáramos como una plaga depredadora.

Finalmente, insensibles a la complejidad del equilibrio de la vida en el planeta, nos manejamos por otra creencia más: que la tecnología y el crecimiento solucionarán todos los problemas, llegando al absurdo, como afirma la Agenda Latinoamericana, de vivir en “una economía que lo cuantifica todo… ¡menos los costos ecológicos!”.

Estas son algunas de las ideas que sustentan nuestra forma tradicional de ver el mundo y relacionarnos con los seres humanos y la naturaleza. Han sido justificadas e infundidas en nuestras mentes con razonamientos filosóficos y religiosos. El resultado es palpable: esta guerra contra la naturaleza, contra la biodiversidad, contra bosques y ríos, contra la atmósfera y los océanos… una guerra, huelga decirlo, en la que la especie humana está condenada al fracaso.

Enfrentar la crisis ecológica actual con el afán de resolverla implica, pues, un cambio radical en nuestra forma de relacionarnos con el planeta, de manera que podamos reconciliarnos con él. Las soluciones a la cuestión ecológica han de ser radicales, es decir, han de ir a la raíz. De lo contrario no resolveremos los problemas. Nos quedaremos, a lo más, en la curación de algunos síntomas, en el emparchamiento de la realidad, permitiendo que el problema principal, la causa, siga sin ser tocado.

En la segunda parte de este artículo, que publicaré en este mismo espacio la semana próxima, ofreceré algunas pistas de los cambios que se requieren para una actitud ecológica (o ecofílica) integral que nos permita llegar a una nueva comprensión del cosmos y de nosotros mismos como especie situada dentro de él.


7 Responses

  1. Anonimo. dice:

    Por lo que a mi respecta Sr Marcelo , ha perdido toda credibilidad en sus palabras. Sus comentarios » poelmicos» no tienen nada ni de interesantes ni de constructivos. Son incomodos con las personas, ni siquiera son reflexivos con el texto. Entiendo la libertad de expresion pero no descalifique.

  2. Marcelo Euan dice:

    La verdad esta en la Biblia Regina,lo que tenemos que hacer es sumergirnos en ella y no en reuniones de Hippis fustrados y ya algo veteranos que se obstinan en seguir defendiendo una creencia que ya demostro que es erronea y que no se diferencia mucho de lo mismo que critican. Y como dijo el Apostol Pablo en su carta a los Filipenses en el capitulo 3 versiculo 5, en caunto a la Ley soy Fariseo. Si el Apostol Pablo era Fariseo, y tambien otros grandes hombres como Gamaliel mencionado en el libro de los hechos de los apostoles en el capitulo 5 tambien era Fariseo, es decir cuidado cuando usamos terminos descalficativos sin conocerlos bien.
    Es decir puede que mi conducta sea como los malos fariseos, no como los buenos, pero tambien puede ser que su conducta sea de no sujeción a la palabra de Dios. Por que tanto los Fariseos buenos como los malos y como los seguidores de Jesus y Jesus mismo, consideraban la Biblia verdad irrefutable.

    DE LA LEY FARISEO!!!!!!

  3. Regina dice:

    Y cuàl es la verdad, Pilato???

    ¡Fariseo!

  4. marcelo euan dice:

    Silvia.

    Definitivamente, la nota «buena teologia» lo escribi un publico que se considera Cristiano, y para un publico que considera sagradas lo escritura en la biblia, pero definitivamente, puesto que tengo la sospecha que el sacerdote lugo, se considera Cristiano y ademas sagrada la biblia, sin embargo le puedo decir que no creo que haya mas que una buena teologia, la que Dios mismo da, y creo que es la más congruente con la vida real, tal vez no la conozca del todo, pero si usted conoce una que es mejor que la que yo conozco voy tras su teologia, por que yo pretendo estar en busqueda de la verdad, a pero si solo quiere amor y paz y no la busqueda de la verdad, desde ahí ya me dice que la teologia es falsa.

  5. Silvia dice:

    Soy catalana, de tradición budista. Sigo los escritos del sacerdote Lugo precisamente porque, aun haciéndolo desde su tradición religiosa cristiano-católica, presenta argumentos, sin escudarse simplistamente en «buenas teologías» (¿buenas para quién, Sr. Euán? ¿para la tradición religiosa a la que usted pertenece? ¿sería usted capaz de aceptar que existen otras «buenas teologías»?)o presentar únicamente textos de una escritura sagrada que no todos compartimos y aceptamos. La riqueza de la tradición cristiana puede oscurecerse con posiciones fundemantelistas…

  6. Miguel Arias dice:

    Sacerdote Lugo:

    Después de Monseñor Romero, usted es de lo mejor que ha pasado por este mundo. Cuando el biblista José Luis Sicre vuelva a escribir (o hablar con Sobrino acerca de los profetas), lo contará a usted en medio de ellos. Por uno solo, como usted, vale la pena creer en la Iglesia.

    Miguel Arias Gutiérrez, para gloria de Dios y de María Santísima. ¡Sálvenos Dios con todo y planeta!

  7. Marcelo Euan dice:

    Sacerdote Lugo, usted dice que siempre se ha atacado los sintomas pero no el problema, sin embargo al hablar del problema nuevamente se desvia a los sintomas, el capitalismos consumisma, y el socialismo materialista los dos son iguales por que el problema no esta en el sistema politico si no en el que hace ese sistema, la dichosa frase que menciona «Salvemonos con el planeta» son patrañas, no nos podemos salvar a nosotros mismos menos a los demas y imposible pensar en el planeta, según la buena teologia, el hombre esta muerto en sus pecados y transgresiones, que puede un muerto hacer por si mismo???? NADA!!!!!, POR ESO ES QUE NECESITAMOS UN SALVADOR, CRISTO EL SEÑOR y el nos salva no nosotros a nosotros mismos eso es herejia!!!, el problema de la polución, viene de dentro del corazón del hombre de su mismos ser, es el resultado de sus «buenas intenciones», pero el es incapaz de hacer los correcto esta muerto para eso. Necesita un Salvador, y no es el mismo hombre es Cristo el Señor, incluso para el problema de la contaminación.

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