Iglesia y Sociedad

La Agenda Latinoamericana 2011

22 Nov , 2010  

La Agenda Latinoamericana cumple 20 años. Se trata del libro latinoamericano más difundido dentro y fuera del continente. No es solamente un lugar donde uno puede anotar sus compromisos: ha llegado a convertirse en un signo de comunión entre personas y comunidades que vibran con las grandes causas de la llamada Patria Grande. Con una opción irrenunciable por los pobres, la Agenda se ha convertido en una especie de bitácora de viaje, un manual de compañía, para quienes tienen la esperanza de que pude irse creando otro tipo de globalización, una ‘mundialidad’ no centrada en el lucro y la depredación, sino en los valores de la justicia, la igualdad, la hermandad. En sus páginas podemos encontrar la memoria histórica de la militancia latinoamericana, los sueños de solidaridad y creatividad que unen a sus lectores y lectoras, encontramos también una herramienta pedagógica para la educación, la comunicación y la acción populares.

Se trata de una agenda cristiana no confesional, en la línea de lo que ha dado en llamarse ecumenismo y macro-ecumenismo, porque no solamente quiere ofrecer un servicio de reflexión a los cristianos, sino también a personas de otros horizontes religiosos. En este número de aniversario, después de haber dedicado números anuales a la otra comunicación, la otra democracia, la otra política, la otra ecología, llega a un punto importantísimo de reflexión: la otra religión.

La visión crítica de la Agenda se posa en este año, pues, en un tema crucial. No solamente ofrece datos que conforman en panorama actual de las religiones en el mundo y el mapa de la increencia, sino que ofrece valiosas reflexiones sobre el origen de la religión, la apuesta de sentido que ella conlleva, la relación entre religión, género y violencia, etc. Todo ello con el propósito de que los lectores y lectoras se pregunten, de manera crítica y madura, acerca de su propia idea de Dios y sean fermento renovador en sus distintas religiones.

Este número de la Agenda es profundamente revolucionario, porque pone el acento en un tema –la religión– que regularmente es dejado a la privacidad de la persona, ignorando, ingenua o culpablemente, del papel que las religiones han jugado en la legitimación de muchas formas de opresión y de muchos sistemas autoritarios. Bienvenida sea este llamado a la reflexión, ahora que crecen y se ramifican los fundamentalismos religiosos en casi todas las religiones conocidas.

Por eso quiero compartir con los pacientes lectores y lectoras de esta columna, un fragmento de la introducción fraterna que nos dirige, desde las primeras páginas de la Agenda 2011, Dom Pedro Casaldáliga, cristiano cabal, obispo emérito del nordeste brasileño, no sin antes recordarles que la Agenda Latinoamericana 2011 está a disposición del que quiera comprarla en la oficina de Indignación A.C. (teléfono 913 70 21) y en el Restaurante Amaro, en el centro histórico de Mérida.

“Nuestra Agenda viene abordando temas mayores, año tras año. Temas de candente actualidad humana. Pensando en la vida, asumiendo los desafíos que la realidad nos presenta. Tema de realidad candente es la religión; tema mayor es Dios. Alguien dudará de la actualidad de este tema, pensando en ciertas áreas del primer mundo, para las cuales Dios y la religión “ya fueron”. En realidad se da la contradicción desconcertante de ver y sentir más religiosidad que nunca, y más increencia que nunca también. Con todas las ambigüedades y con todas las oportunidades que esto conlleva.

El fenómeno de la mundialización agita también el tema, porque las poblaciones migrantes, entrando ‘sin papeles’ en el primer mundo, no entran sin su Dios: cargan consigo al Dios de sus vidas, de las vidas de los antepasados… el problema está en saber de qué Dios hablamos. Saber también, evidentemente, qué entendemos por religión y cómo pensamos que debería ser una religión verdaderamente liberada y liberadora…

Hablando de Dios, precisamente, un amigo sertanejo de nuestra región, tan distante de categorías metafísicas, respondía con la mayor simplicidad y devoción: ‘Dios es un buen hombre’. Ya el profeta Oseas pone en la boca de Yahvé esta categórica identificación, sin réplica posible: ‘Yo soy Dios, y no un hombre’ (Os 11,9). El escritor Saramago, ateo asumido y militante, nos ha dado una poética y contemplativa definición de Dios: ‘Dios es el silencio del universo y el hombre el grito que da sentido a ese silencio’. Otro premio nobel, Juan Ramón Jiménez, decía que la duda de fe no es contra Dios, sino a favor de Dios. Los teólogos de la liberación nos recuerdan que lo contrario de la fe no es la duda, sino el miedo, miedo de Dios, con frecuencia. Qué Dios, qué religión, qué salvación… una vecina Pentecostal me ponderaba: ‘los buenos se salvan porque son buenos, y los malos se salvan porque Dios es bueno y perdona’.

Esta agenda, que ha costado muchos intercambios con respecto al tema, ofrece un elenco bastante completo de aspectos. La historia de las religiones y el ateísmo. La diferencia y complementariedad entre espiritualidad y religión. La religión que fomenta y justifica guerras. El espiritualismo, el fundamentalismo, la alienación, denunciadas tantas veces pero presentes ayer y hoy. La necesidad del diálogo interreligioso. La sacralización del poder, del lucro, del consumismo. La caída de viejos dioses que son substituidos por dioses nuevos. La necesidad, la sed vital de Dios, de respuesta a las interrogaciones mayores del corazón humano. La búsqueda de sentido para la vida personal y para la sociedad humana como un todo…

Estamos llegando, después de guerras e inquisiciones, a preguntarnos si una religión verdadera puede existir atacando, cerrándose, forzando un asentimiento de fe que es gratuidad, asunto del corazón, búsqueda de toda una vida. Todas las religiones pueden ser verdaderas y todas pueden albergar, simultáneamente, mucha falsedad… Ninguna religión tiene la exclusiva de ese Dios de todos los nombres, que perdona y salva porque es el Amor… La Agenda no quiere ser proselitista y quiere estimular todas las riquezas humanas que aportan las religiones. Sin cruzadas y sin supermercados… ¿De qué Dios hablamos? ¿Con qué Dios soñamos?…”

Hasta aquí Casaldáliga. Baste esta fragmentaria introducción para pregustar el contenido multicolor de la Agenda de este año. Ofrecerá, no lo duden, mucha materia para la reflexión y la conversación.


2 Responses

  1. Marcelo Euan dice:

    Es de reconocer como Julian abre su corazón y expresa su sentimiento, es muy comun que con algun problema en nuestra vida nos olvidamos de los grande que es Dios su nacimiento en la tierra y aun peor nos olvidamos de su sacrificio en la Cruz por nosotros, ayer vei de nuevo la pelicula de Narnia, la Bruja y el ropero, y como el Leon Aslan siendo el lider del ejercito el mas apreciado de Narnia, da su vida por Edmund, el mas grocero, mentiroso, traicionero, que solo busca su beneficio, etc, etc. de los cuatro niños que fueron. pues asi es Cristo que da su vida por nosotros siendo tan ruines como somos.

  2. Julián Dzul dice:

    Hace un par de semanas, un viejo amigo que hacía años que no veía me preguntaba que qué opinaba acerca del ateísmo y a qué lo atribuía. Recuerdo lo que le dije «Pedro, creo entre las principales causas del ateísmo se encuentra Dios mismo». Mi amigo – quien seguramente ya sabía que yo contestaría eso por el momento que estaba viviendo – me invitó a continuar: «claro, ¡míralo! – dije – no creo que le preocupe tanto que haya gente que no crea en Él. Si le interesara quizá nos pondría más atención, tuviera detalles con nosotros, ¡pero detalles de a de veras! no chingaderas espiritualoides… chécate las cosas que han pasado y pasan todos los dias, ¿no te parece? quizá si Dios nos pusiera más interés nos interesaríamos, pero no creo que le importe mucho». Claro, estoy de acuerdo con mi respuesta. Pero también estoy de acuerdo con el gran Casaldáliga, tocayo del compañero que me lanzó la pregunta. Y es que, ciertamente, quizá los complicados seamos nosotros. Quizá queremos ver con complejidad pretenciosa a quien es tan simple, colgándole milagritos que no ha hecho y olvidando cosas sencillamente grandiosas que ha hecho ante mis ojos. Y aunque con mi primera respuesta me contesto a mí mismo la muchas veces ausente voz de Dios en mi vida, la profunda respuesta de Casaldáliga y sus colegas de la liberación me hacen saber algo que he tenido el gusto de comprobar: a pesar de todo, Dios es cómplice de todos nosotros; y me mueve tanto que me hace recobrar la sensibilidad, al grado de reconocer una vez más – como antes reconoció Sabines – que me sigue encantando Dios… me encanta Dios. ¡Que Dios bendiga a Dios!

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