Iglesia y Sociedad

Violencia de género en las maquiladoras

24 Nov , 2008  

No es la primera vez que sostengo que la revolución más grande del siglo XX ha sido la revolución de género. No las guerras mundiales. Ni siquiera la revolución de octubre. Ninguna mutación de conciencia ha sido más grande y de mayores consecuencias que la que tiene que ver con la redefinición del papel de la mujer y de la conciencia que ellas han alcanzado de sí mismas y de su relación con el otro género.

La revolución de género es, sin embargo, una revolución en curso. Se tomará todavía un buen tiempo para que los varones comprendamos a fondo que el equilibrio en las relaciones hombre-mujer ha sido modificado de manera irreversible. Falta también mucho camino por recorrer para garantizar en las leyes y las costumbres la igualdad que las mujeres se han venido ganando a pulso.

Y porque hay una tarea todavía por continuarse es que cada 25 de noviembre recordamos que muchas mujeres sufren de violencia, no solamente de aquella que se manifiesta en golpes y empujones provocando heridas y muerte físicas, sino aquellas otras violencias que nulifican a la mujer, la convierten en objeto, la hacen socialmente insignificante. Para aprender las distintas aristas de la violencia contra la mujer, cada 25 de noviembre suelo hacer un ejercicio mental al que llamo “ponerse en los zapatos femeninos”. Se trata de imaginar cómo se ve la vida y cómo se perciben las cosas desde el ángulo de las mujeres.

Es, sin duda, un ejercicio riesgoso, porque está hecho desde la óptica imperfecta de un varón. Pero resulta que el varón que escribe estas líneas tiene la enorme fortuna de vivir rodeado de mujeres y escucha con atención (y casi con devoción) sus conversaciones. Así que no me resulta difícil comparar lo que siento, por ejemplo cuando subo a un autobús, con lo que siente una mujer al realizar la misma acción. Yo abordo un camión y nunca lo hago atemorizado por el peligro de ser molestado. Frecuentemente puedo hasta dormirme tranquilamente mientras viajo. Nadie me dirige palabras desagradables y los juicios provocados por mi manera de vestir son inocuos.

Trato de imaginar, en cambio, lo que significaría ser juzgado por el largo de mis pantalones o de las mangas de mi camisa. Casi puedo sentir en mi piel el temor de subir a un transporte público solo, sin nadie que me acompañe, porque podré encontrarme alguna otra persona que, abusando de su fuerza física o de la aprobación social de que goza, quiera manosearme. No es difícil escuchar con los oídos de la imaginación palabras soeces y libidinosas dirigidas hacia mi persona. Al llegar al empleo deberé también tener mucho cuidado porque cualquier amabilidad hacia algún jefe o a algún compañero podría ser interpretada como una insinuación… Éste es el costoso precio que la sociedad impone a las mujeres por el único hecho de haber nacido mujeres, lo cual, a pesar de los avances a los que he hecho referencia más arriba, parece seguir siendo un delito.

Este año tendré una ayuda insustituible en este ejercicio de ponerme en los zapatos de las mujeres. El grupo de teatro independiente Las costureras de sueños estará presentando en nuestro estado un ensamble escénico denominado “Los monólogos de la maquila”. A partir de su contacto directo con grupos de obreros y obreras de la industria de la mezclilla en Tehuacan, Puebla, la dramaturga Inti Barrios ha construido una pieza teatral que desvela las historias que se esconden detrás de un pantalón de mezclilla: las condiciones de trabajo al interior de las fábricas maquiladoras, el impacto de la moda sobre las mujeres, el bombardeo de los medios de comunicación… Mientras ensamblan una prenda de mezclilla cuatro obreras de una maquiladora nos cuentan lo que viven al interior de la fábrica y nos comparten sus sueños y sus temores.

Durante tres días Las costureras de sueños estarán presentando en Yucatán estos aspectos y muchos más de la tragedia cotidiana de significa ser mujeres trabajadoras en un mundo construido y gobernado por varones. Para hacer posible estas presentaciones se han unido a Las Costureras de sueños el Centro de Promoción y Defensa de los Derechos Humanos Laborales y el equipo de derechos humanos Indignación A.C.

“Los monólogos de la maquila” se estrenó en octubre de 2006 en el teatro “La Capilla” de la ciudad de México y a partir de esa fecha ha recorrido siete estados de la república y se ha presentado también en San Pedro Sula, en la república de Honduras. Después de sus presentaciones en Yucatán, seguirá su periplo visitando el estado de Baja California. Además de la dirección y actuación de Inti Barrios participan en la puesta en escena las actrices Beatriz Álamo, Eréndira Dávalos y Abigail Castillo.

Las presentaciones estarán abiertas al público en general en las siguientes fechas y lugares:

Martes 25 de noviembre a las 8.00 de la noche en el parque Zamná de la ciudad de IZAMAL (a un costado del convento franciscano).

Miércoles 26 de noviembre a las 8.00 de la noche en La 68 (Casa de la Cultura Elena Poniatowska), calle 68 con 55 en el Centro Histórico de MÉRIDA.

Jueves 27 de noviembre a las 8.00 de la noche en la Villa de TECOH.

Las entradas a todas las presentaciones son libres y sin costo alguno. Es una buena manera de participar en las jornadas contra la violencia hacia la mujer. Estamos todos invitados e invitadas.


3 Responses

  1. Arturo dice:

    Muy interesante tratar de ponerse en los zapatos del otro para entenderlo y, sobretodo, tratar de ser consecuentes con todas las fuerzas de que disponemos para hacer cambiar nuestras actitudes para bien. En el contexto como lo escribe en esta columna (y que retrata muy bien la realidad, lo que sea que esto signifique), debe ser muy difícil para una mujer tener que sobrevivir en un mundo como el actual. Hay que añadirle que mientras más precaria sea la situación en que le toca vivir a la mujer más complicada es la lucha. También valdría la pena, por otro lado, recordar el siguiente pensamiento de alguien que no recuerdo: «El niño es el padre del hombre»; en el sentido que al igual que los espacios que les corresponde van ganando las mujeres, también deben ser más incisivas en la formación de los nuevos hombres, hoy niños, la mayoría bajo su responsabilidad (y no es que sólo a ellas corresponda sino que por lo general es así) para que sean más compartidos, más comprensivos, más colaboradores, más abiertos, más puestos en los zpatos del otro género, con valores consecuentes, que como somos nosotros (hablando en general).

    Gracias por sus reflexiones, padre Raúl, poruqe nos ayuda a crecer (no solo a los lados sino también en la cabezota). Reciba una abrazo fuerte en estas fechas, también el de Navidad adelantado por si no establecmeos nuevo comunicación.

  2. maria de lourdes cardona v. dice:

    GRACIAS. POR SER UN CABALLERO,QUE COMPRENDE Y SE PONE EN LOS ZAPATOS DE AQUELLAS QUE MUCHOS MALTRATAN. SE NOS OLVIDA QUE NOSOTRAS Y EN NUESTRAS MANOS DIOS NOS CONFIA A SERES HUNANOS A LOS CUALES , NO SABEMOS COMO EDUCAR NI COMO DAR CARIÑO PARA QUE ESE SER HUMANO NO CRESCA CON RENCOR Y QUE SEPA DAR CARIÑO POR QUE EL QUE RESIBE AMOR DA AMOR NADIE DA LO QUE NO TIENE.YO PIENSO QUE PARA QUE A ESTE MUNDO .LLENO DE ODIOS DE RENCORES Y DE IMPUNIDAD SE EMPISE POR EL AMOR Y LA EDUCASION EN LA FE Y EL RESPETO POR LA VIDA.Y EXTERNALE A NUETROS HIJOS QUE TAN IMPORTANTES SON PARA NOSOTROS, Y SENTARNOS A CONVERSAR Y QUE NOS CUENTEN SUS PUNTOS DE VISTA.

  3. ANÓNIMO dice:

    Usted dijo en la presentación de un libro acerca de amor homosexual que «hay más amor en el contacto físico en un camión ó metro que en diez años de matrimonio» ¿ya se olvidó? Hoy dice que temería subir a un camión, a las palabras soeces o libidinosas poniéndose en los zapatos de una mujer. Entonces ¿si se pone en los zapatos de algún homosexual, la misma situación, en un camión ó metro, es una situación de amor, mejor que el matrimonio?
    uuufff que confusión, yo sí no quisiera estar nunca en los zapatos de Usted.
    Por cierto¿ no tiembla de leer los comentarios en su blog puesto en sus propios zapatos?

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