Iglesia y Sociedad

La poesía mística de Michèle Najlis

7 Feb , 2020  

La Revista Cultural Centroamericana llamada Carátula, publicó en su número 94 algunos poemas de La Hija del Viento, poemario de Michèle Najlis, junto con un comentario titulado: Hija del Viento: un poemario sobre Dios, escrito por el Obispo Auxiliar de Managua, Mons. Silvio José Báez. El ilustrativo comentario del Obispo es de dimensiones que sobrepasan el espacio de esta columna, pero recomiendo vivamente su lectura. Puede verse en www.caratula.net/edicion-94-poesia

La sección dedicada en la revista a la poeta nicaragüense, cristiana a carta cabal, dilecta amiga y también narradora y teóloga, está precedida por unas palabras provenientes del músico e islamólogo Halil Bárcena, que desde la tradición mística musulmana, la tradición sufí, nos deja constancia de su aprecio por la concreción literaria de los poemas de Najlis:

 “Son breves los poemas que Michele Najlis, poetisa de largo recorrido, nos brinda en este su último libro. Semejan eso que los sabios sufíes, los iniciados espirituales del islam, denominan perlas de sabiduría, que son algo así como la mínima expresión de lo máximo. Los poemas de Najlis son breves y ponderados en el uso de la palabra cual perlas sufíes. Nada sobra en ellos, nada les falta, rasgo inequívoco de que nos hallamos ante una poetisa de verdad cuya verdad son sus poemas. Y en eso, justamente, consiste la gran poesía: en decir mucho con bien poco, como La hija del viento”.

Entre poesía y mística hay una relación que tiene que ver con la naturaleza de ambas: nombrar lo que no puede nombrarse, aludir a aquello que no puede ser apresado por las palabras, referir experiencias hondas e intransmisibles. El poeta, en este caso la poeta, labra siempre en el mar y  el poeta místico lo hace en el mar del espíritu. Es inevitable por eso que la palabra que nombra lo inefable use las expresiones propias del amor, del erotismo, que entre las experiencias humanas es aquella que más nos acerca a lo innombrable. La poesía mística es siempre una poesía amorosa.

Pondré aquí solamente dos párrafos del comentario de Silvio Báez que ilustran lo inusual de un poemario de este tipo en nuestros tiempos. Después, para gozo del lector, pondré los poemas publicados en la revista Carátula, que nos hacen apreciar, así sea a partir de una probadita, la hondura espiritual de estos poemas y la fuerza poética que encierran.

Dice Don Silvio Báez: “No es usual en nuestra época encontrar un libro de poemas que nos queme las manos y nos haga –utilizando una expresión muy querida a la autora de libro y ya usada por el profeta Oseas: «hacer girar» o «dar vuelta» al corazón–. Somos herederos de la Modernidad, que ha tenido como rasgo original un fuerte antropocentrismo. Ya se le considere como la época del descubrimiento de la dignidad humana y de los derechos fundamentales de la persona; o como el momento de la conquista de la autonomía de la razón; o como el tiempo de la aparición de la igualdad entre los seres humanos; o como la etapa del desarrollo del individualismo y de la búsqueda del bienestar para todos; o como la época de la liberación de la servidumbre de la naturaleza, la Modernidad no ha sido ciertamente una época histórica caracterizada por la afirmación de la experiencia de Dios.

“Es más, hablar de la Modernidad es hablar de secularización, fenómeno que significa sobre todo la toma de conciencia de la autonomía y del valor del mundo y de la vida en él, frente a la necesaria referencia y sometimiento a los agrados propios de las épocas sacralizadas. ¿No es atrevido publicar una serie de breves poemas, que traslucen una experiencia inefable y transformadora del Misterio? ¿No es atrevido hablar de experiencia interior, de viento que empuja y quema, del vino divino que embriaga las entrañas, en una sociedad como la nuestra, que debe enfrentar tantos urgentes y graves retos frente a una descomposición política y social de proporciones gigantescas y un país que una oligarquía se empeña en construir y describir exclusivamente centrado en la ilusión de un progreso económico que a la larga favorecerá solo a unos pocos?

“Pues bien, Michèle Najlis se ha atrevido a compartirnos su más íntima experiencia y ha puesto en nuestras manos un libro de poemas que nos ponen delante de la «Presencia» por excelencia. Presencia que nos precede, presencia que nos da continuamente el existir y en la cual vivimos y hacia la cual –queramos o no, lo sepamos o no–, nos encaminamos. Estamos ante un fascinante librito que narra «poéticamente», –entre otras cosas, el género literario más adecuado para hacerlo– una historia de amor. Un libro que habla del amor, del amor descubierto, anhelado y sufrido, pero del amor que da sentido y plenitud a todo cuanto existe. Un libro de poemas sobre Dios. Del Dios que es amor. Amor recibido, amor sufrido, amor que es viento y fuego”.

Dejo hasta aquí los comentarios y abro la puerta a los poemas de Michèle Najlis. En la tradición del versículo bíblico, estos poemas / aforismos llegan al alma y nos dejan llenos de la nostalgia de Aquel, como decían nuestros abuelos mayas, “cuyo nombre se dice como un suspiro”.

Él,

cuyo nombre

impronunciable

quema.

A quienes generosamente

me han acompañado,

animado y soportado

en este no-camino

1

¿A dónde me llevarán tus alas?

2

Amando a la intemperie
sin tregua ni resguardo
como el noble samurai
que lucha con su sombra
y muere.

¿Consolarás mi corazón
herido de Tu herida,
sin saberlo?

5

Fuego de amor quemando la memoria.
Fuego de viento
inasible
insaciable.

Fuego de amor en la memoria

7

Perdida de mí
me busco en Tu silencio.

12

Odio las manos del aire
que me arrebatan Tu aliento

13

Fuego sobre fuego
¿por qué ardes?

Viento sobre viento
¿por qué lloras?

Sobresalto de amor
¿por qué no me despiertas?

14

Tu vino en mis entrañas
embriagándote.

26

Herida de Tu Amor
¿a dónde iré mientras no muera?

29

Olvidar para poderte amar
Cegarme para poderte ver
¿Dónde me llevarán mis pasos
en este laberinto de la nada?

32

Si yo te olvido, Amor
¿quién se acordará de mí?
¿quién me llevará en la palma de su mano?

35

Si dejo de buscarte
¿encontrarás la entrada
de mi jardín secreto?

38

Soy
la hoja
que cae
y el viento que la sostiene.

41

¡Este amor
cuya carencia
abrasa,
cuya presencia
incendia!

42

En mí y no estando.
En mí y sin saberte.
¿Cuándo podrás al fin ¡oh Dios!
mirarte con mis ojos?

44

Quedé sola
con mi sola soledad a cuestas.

Entonces
sin saberlo
sin que nadie lo dijera
oí Tu Nombre
en mi silencio.


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