Iglesia y Sociedad

Caminando hacia Ítaca

28 Sep , 2009  

Es el obispo poeta, Dom Pedro Casaldáliga, emérito de San Félix de Araguia en Brasil, el responsable de la frase ‘Toda ruta es puerto’. La frase tiene sabor a tragedia griega y hace recordar aquel memorable poema de Cavafis, algunos de cuyos versos no resisto transcribir:

“Cuando emprendas tu viaje hacia Ítaca / debes rogar que el viaje sea largo, / lleno de peripecias, lleno de experiencias. / No has de temer ni a los lestrigones ni a los cíclopes, / ni la cólera del airado Poseidón… / Debes rogar que el viaje sea largo, / que sean muchos días de verano, / que te vean arribar con gozo, alegremente / a puertos que tú antes ignorabas… / Conserva siempre en tu alma la idea de Ítaca: / llegar allí, he aquí tu destino. / Mas no hagas con prisas tu camino; / mejor será que dure muchos años / y llegues, ya viejo, a la pequeña isla, / rico de cuanto habrás ganado en el camino. / No has de esperar que Ítaca te enriquezca: / Ítaca te ha concedido un hermoso viaje… / Y si la encuentras pobre, Ítaca no te ha engañado. / Y siendo ya tan viejo, con tanta experiencia, / sin duda sabrás qué significan las Ítacas”.

Largo es el viaje de la transformación de este país, tan largo que a veces perdemos de vista el destino final. Entonces, de repente, como flor crecida en medio de la nieve, aparece la sombra de Ítaca en el horizonte y podemos saborear, así sea en una visión todavía harto lejana, la dulzura de sus costas.

En este país que parece desbaratarse en nuestras manos, toda reivindicación tiene sabor a triunfo. Mayor es la alegría cuando la victoria, así sea incompleta, viene de mero abajo y a la izquierda, de donde nos llegan las victorias verdaderas.

Por eso me parece que el poema de Cavafis ilumina de manera peculiar la realidad que hoy están viviendo los habitantes de san Antonio Ebulá. El pasado 25 de septiembre, a 42 días del violento desalojo cometido ilegalmente por el empresario Eduardo Escalante Escalante, y después de haber resistido todo este tiempo en plantón permanente en los bajos de la sede del poder ejecutivo campechano, los ebuleños firmaron un convenio con el gobierno de Campeche en el que éste les garantiza la inmediata posesión de 31 hectáreas ubicadas en el mismo polígono en el que estaban establecidos y la propiedad legal sobre esa superficie.

No es aún el destino final. La gente de Ebulá confía en recuperar todo su territorio, dado que unos días antes fueron informados de que el Juez primero de distrito de Campeche les otorgó el amparo y protección de la justicia federal, ordenando la reposición de un procedimiento de dotación de tierras tramitado por los pobladores desde hace varios años y que había sido mañosamente integrado para perjudicarlos. Este amparo reposiciona el añejo litigio agrario, revive la esperanza de los desplazados y evita que, impunemente, el empresario siga obrando como si el terreno fuera ya suyo.

El camino a esta pequeña victoria ha sido largo y espinoso. No me refiero aquí solamente a las incomodidades pasadas por los pobladores en más de un mes de dormir en el suelo, cocinar al aire libre, pasar días y noches sin los servicios mínimos que caracterizan a una vida digna, sino a los embates que tuvieron que soportar venidos de la dádiva que intenta corromper, de la infiltración de personas destinadas a sembrar división, del cansancio y la humillación a que pretendieron someterlos quienes, sentados indignamente en la silla de quienes gobiernan, no saben sino mirar a los pobres con desprecio.

La recuperación de un lugar donde vivir dignamente y la inquebrantable decisión del pueblo de Ebulá de continuar su lucha por la tierra, son atisbos de aurora. En medio de esta cerrada noche, vale la pena celebrarlos. No es Ítaca aún, lo sabemos bien. Pero en este tramo del viaje, la entereza de los desplazados y su pacífica astucia, unidas a la solidaridad de las organizaciones que los acompañaron, ha hecho la diferencia.

Ítaca puede parecernos aún lejos (‘falta lo que falta’ se oye susurrar desde las montañas chiapanecas) pero este tramo del viaje, bebido con fervor hasta las heces (‘hasta no verte, Jesús mío’) nos ha dejado a todos muchas enseñanzas.


2 Responses

  1. jose gonzalez dice:

    padre hacen falta testigos del evangelio le pido de favor que siga en la lucha contra un poder que sede poco como el dragon de caricatura que es uno y devora a muchos

  2. alejandro cardenas dice:

    !Un gran abrazo solidario que llegue hasta Ebulá!

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