Iglesia y Sociedad

La mirada de Ixchel. Pléyades y Textiles

26 Oct , 2023  

La expresión “Fulanito borda fino”, solemos utilizarla para ponderar una exposición o un discurso que, más allá de las afirmaciones contundentes, enhebra pensamientos diversos y consigue desarrollar con acierto un argumento. Tal expresión deriva de la significación de la palabra bordar, que la Academia de la Lengua Española define como “ejecutar algo con arte y primor”.

Elena Martínez Bolio borda fino. Lo hace literalmente y desde hace muchos años. Hemos visto desfilar por sus obras rostros de mujeres agobiadas por el peso de la vida, pueblos rebosantes de vitalidad, mujeres trabajadoras sexuales, retazos de violencia contra la mujer atrapados en hermosos bordados, como recordándonos lo que nunca más deberíamos permitir. Los textiles bordados o pintados por Elena derraman hermosura, a veces una hermosura que duele y otras veces una belleza que te acaricia el corazón. Sus exposiciones son siempre un prodigio.

Reconocida en muchos lugares del mundo, a donde ha llevado la larga hebra de su trabajo artístico, Elena nos presenta ahora esta exposición que posee resonancias cósmicas. En virtuoso contubernio con la astrofísica Isabel Hawkins, Elena nos traslada al infinito. Simbología maya –pocas culturas son tan reconocidas en el mundo por su interés en los astros como la del pueblo maya peninsular–, imágenes estelares del zodiaco y constelaciones que sorprenden por las noches a los marineros con su esplendor y convocan a las sirenas, se reúnen para ofrecernos este banquete visual. Hay pocas ocasiones en que uno puede llevar una galaxia completa en el atuendo.

El trabajo de Elena se sitúa en la línea de una larga tradición presente en muchos pueblos y pródiga, de manera especial, entre las mujeres de muchos pueblos originarios. Ya María Elena Walsh, en su canción “La paciencia, pobrecita” (denominada también “Las Tejedoras”), llamaba a estas mujeres ‘angelitas de las guardas’, porque conservan la memoria de los pueblos en sus tejidos y bordados. A nadie, como a Elena, le conviene mejor algunas frases de la mentada canción: “¡Cómo no reverenciar / prendas con dolor habidas! / Perdón les quiero pedir / porque me las echo encima, / hebra tras hebra, / día tras día… / Tápenme, cuando me muera, con una manta tejida / por mis paisanas. / No se acaben todavía, angelitas de las guardas / ¡Ay, madres mías!”

Que la destreza de las manos de Elena, su fina sensibilidad y su hondo sentido social, no se nos acabe nunca.

La exposición “La mirada de Ixchel. Pléyades y Textiles”, puede admirarse en el Restaurante y Foro Cultural Amaro, calle 59 entre 60 y 62, en el centro histórico de Mérida, la de Yucatán.


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