Cuentos de navidad,Iglesia y Sociedad
Mariela se asomó al espejo. “A quién se le ocurre apellidarse Buenrostro con esta cara…” musitó para sus adentros. Eran ya muchos los días durmiendo a la intemperie y finalmente había accedido a acomodarse en la casa de Josefina, su compañera, para no seguir tendida en el duro suelo del palacio de gobierno a pocos días del alumbramiento.
Mariela se enamoró de la causa de san Antonio Ebulá. Siguió atenta los comunicados, devoró las noticias sobre el desalojo hasta que se fueron haciendo cada vez más raras en los medios de comunicación, visitó a los compañeros y compañeras en el plantón permanente en la acera posterior del palacio de gobierno. Ante la mañosa prolongación del conflicto por parte de las autoridades, Mariela, siempre intempestiva en sus decisiones, optó por ir a pasar unos días al plantón para estar enterada de primera mano del rompimiento de las negociaciones registrado apenas en la esquina inferior derecha de la página 7 del periódico de menos difusión en la ciudad de las murallas.
Josefina se prendó de Mariela desde que la conoció. Valiente, la miró no arredrarse después que sufriera la violación de que fue objeto por parte de paramilitares en Ocosingo, mientras regresaba de una reunión de solidaridad con las bases zapatistas. Respetó y admiró la decisión de Mariela cuando, después de muchos alegatos por parte de otras compañeras de lucha, terminó llevando adelante su embarazo. Josefina recuerda con emoción la expresión del rostro de Mariela cuando, una vez que la doctora le anunció que llevaba en el vientre a dos personitas, un varón y una mujer, clavando los ojos húmedos de emoción en los de Josefina, dijo: “Cuates para la revolución”.
Por eso Josefina no dudó ni un solo instante en usar todos sus ahorros para venirse a Campeche a estar con Mariela junto a ella a los desplazados de Ebulá y obligarla, si era preciso, a tener los cuidados necesarios ahora que el parto estaba tan cerca. Desde que decidieron vivir juntas Josefina había estado siempre ahí, al pie de cuanta lucha arrebatara el corazón de Mariela. Después de la violación en Ocosingo, el dolor compartido las hizo más cercanas, más amigas, más hermanas.
Es ya día 24 de diciembre. Mariela se moría de ganas de que los cuatitos para la revolución nacieran el merito día de la navidad. Acompañada de Josefina ha ido con la ginecóloga. La doctora le ha reclamado a Mariela esas noches pasadas a la intemperie. “Tendrás que pensar mejor esas cosas de ahora en adelante”, le dijo, “los niños necesitarán un ambiente seguro y sano, y andar de plantón en plantón apoyando cuanta causa revolucionaria se aparezca, no parece ser lo más apropiado…”
Mariela escucha a la doctora con mucha atención. Quiere, de veras, cuidar a sus cuates y ofrecerles lo mejor. Y ofrecerles lo mejor es para ella inyectarles su misma pasión por la justicia. Josefina, entre tanto, toma nota de los cuidados que la doctora recomienda. Sabe que tendrá que estar ella al pendiente y que en no pocas ocasiones habrá de suplir a Mariela en los cuidados. “Para eso tienen dos mamás”, pensó para sí Josefina.
La noticia de la fecha de nacimiento pareció desilusionar un poco a Mariela. La doctora les dijo que los cuates nacerían hasta el 31 de diciembre. Josefina calmó a Mariela diciéndole que cualquier fecha es buena para un nacimiento y que lo importante es que el año nuevo comenzará con muy buenas noticias. Una buena, por tantas malas en este año de crisis.
Sentadas frente a la bahía de Campeche, con el palacio de gobierno y el plantón permanente a sus espaldas, Mariela y Josefina tejen y destejen sueños. La niña y el niño se remueven en el vientre de Mariela. Josefina puede sentir el movimiento cuando pone la mano sobre el abdomen abultado. “Grandes noticias nos traerá este 31 de diciembre”, susurra Mariela, “a lo mejor muchas cosas se componen…”
Hoy más que nunca saben que el futuro está abierto a la sorpresa. La tarde cae y ellas sienten sobre sus rostros el paso de la brisa…
tuve la fortuna de conocerle hace ya muchos años, primero por sus escritos en el diario de yuc. y posteriormente en persona cuando coincidiamos en alguna actividad organizada por el entonces fzln y apoyada por otras agrupaciones entre ellas la de indignacion en la cual participa ud. creame que es en verdad gratificante contar con sus escritos, que EL SEÑOR le guarde por muchos años y le acompañe en su lucha por los derechos humanos.
SOY UNA APASIONADA DE TUS HISTORIAS.¡GRACIAS POR ESTE AÑO DE LUZ!