1. Fernando ausencia. La fotografía es de mediados de los noventa, varios años antes del paso de Isidoro. Lo sé porque el escenario es la capilla de la escuela de agricultura ecológica de Maní “U Yits Ka’an” y al fondo se ve el mural pintado a mano que la adornó durante muchos años y que actualmente se encuentra en la oficina del director. Delante del altar posamos para la cámara Atilano Ceballos, Luis Quintal, Augusto Romero, Fernando Cervera y un servidor. Nos acompaña, al centro, el obispo emérito de san Cristóbal de Las Casas, don Samuel Ruiz, admirado pastor que nos hacía una visita fraterna. Tengo la fotografía en el tomo I de la Liturgia de las Horas, precisamente el volumen que estamos usando en este tiempo de adviento. Fernando está situado en el extremo izquierdo de la línea formada por estos seis amantes de la teología de la liberación. En la mano derecha sostiene una gorra blanca y lleva puesta una camisa con la imagen del Cuch’ Cruz que se realiza en la comunidad de Maní cada viernes santo. En su rostro se esboza esa especie de mohín con el que comenzaba su sonrisa. Miro prolongadamente la fotografía y siento que su ausencia duele.
2. Fernando rabioso. Había regresado de su experiencia en el Seminario Regional del Sureste en Tehuacán, Puebla, para reintegrarse a la formación en su tierra natal. Aquel seminario, hervidero de ideas postconciliares y de experiencias renovadoras de formación encarnada, fue el semillero de su amor por la teología latinoamericana y la opción por los pobres. Éramos seminaristas. Fue la primera vez que descubrí la vena que cruzaba la frente de Fernando cada vez que lo ganaba la rabia. Un grupo de alumnos manteníamos “Sendero”, un periódico mural que aspiraba a ser espacio de libre expresión para los seminaristas. Un día uno de los artículos publicados fue confiscado, retirado del mural. El entonces rector había considerado imprudente un comentario vertido en el artículo censurado. Fernando reclamó airado la intromisión de los superiores en lo que consideraba un atentado a la libertad de expresión, primera probadita de censura. Muchas veces más tuve oportunidad de ver la vena de rabia surcar la frente de Fernando.
3. Fernando frágil. Como tantas veces, llega a la oficina de Indignación una mañana. Cuando se suelta de mi abrazo veo sus ojos humedecidos. Me confiesa que el día anterior había quedado conmovido. Cuando salía de una relación difícil con uno de sus párrocos y se sentía abandonado a su suerte, sin lugar concreto donde vivir y ejercitar su ministerio, se había encontrado con la solidaridad incondicional de quien menos se imaginaba. “¿Qué relación tenía yo con Pedro Echeverría más que el saludo? Y delante de mí le dijo al padre Heredia que su parroquia era mi casa, que podía llegar cuando yo quisiera… Nunca esperé esta lección de humanidad…” y mientras sus ojos brillaban por las lágrimas contenidas, yo le agradecía a Dios porque, en un momento de grave fragilidad, Fernando había encontrado una mano amiga que le acompañaría hasta su último suspiro.
4. Fernando generoso. “Esta es la verdadera razón por la que te sacaron”, me dijo mientras me entregaba la copia fotostática de un recorte de periódico que contenía un fragmento del artículo publicado en el Diario de Yucatán el año pasado, justo el 10 de diciembre. Enmarcado en madera y con cristal protector, el fragmento rezaba una de mis últimas confesiones vertidas en aquella columna mantenida por más de quince años: En 1948, hace 59 años, la Organización de las Naciones Unidas lanzó al mundo la Declaración Universal de los Derechos Humanos… A mí, cada diez de diciembre me sorprende una mezcolanza de sentimientos. Por un lado me brota del corazón un canto de agradecimiento. Mi vida no sería todo lo plena que es si no fuera porque el seguimiento de Jesús me llevó, sin yo buscarlo deliberadamente, al oficio de activista de los derechos humanos. Sin ello, no sería el presbítero que soy. A lo mejor la vida me sería más fácil y agradable si me hubiera dedicado a otra cosa. Es posible. Tendría seguramente otro tipo de amistades, sería –sin duda– más rico, ejercitaría otro tipo de influencias en mi entorno. No encontré, sin embargo, en mi ejercicio de discernimiento manera mejor de vivir el evangelio en este tiempo que dedicarme a la promoción y defensa de los derechos humanos. Estoy, pues, muy contento y agradecido de llevar el corazón atravesado por esta causa. “Es un texto que te retrata de cuerpo entero, por eso te lo regalo”. El cuadro cuelga hoy de la pared de mi dormitorio. Tengo otros que me regalara antes. No había lector más fiel de esta columna que Fernando Cervera, amigo generoso.
5. Los cientos de Fernandos que se alojan en el recuerdo. Fernando aplaudiendo cualquier expresión que alguien dijera y le hubiera gustado, aun cuando resultara un aplauso a destiempo o interrumpiera la concentración del grupo. Fernando visitando el albergue Oasis de san Juan de Dios y defendiendo públicamente a los enfermos de SIDA. Fernando en aquellas asambleas diocesanas de las comunidades eclesiales de base animando la participación en las dinámicas. Fernando enamorado del proceso chiapaneco y colgando su hamaca de cualquier palo en una casa perdida en las montañas del sureste mexicano donde, desde luego, no había “eses”, en uno de los tantos encuentros de teología india mayense en que participó. Fernando escribiendo artículos para la prensa con la obsesión de que la doctrina social de la iglesia fuera conocida. Fernando cantándonos las mañanitas cuando el equipo Indignación A.C. cumplía años sorprendiendo a los mismos integrantes del que habíamos olvidado la fecha. Fernando subrayando libros que alimentaran su opción teológica. Fernando en la misa anual de la escuela de Maní. Fernando en la foto publicada por la prensa en la que aparece apoyando un movimiento de vecinos con un cartel que dice “No a la apertura de la gasolinera”. Fernando hermano, incrustado dolor en el pecho, vacío sin relleno posible…
6. Fernando poema. Y con permiso de Sofía Magdalena, pieza clave de este retrato en jirones: “Fernando es un amigo entrañable, un hermano, una presencia conmovedora siempre en nuestro espacio, una ternura, un beso. Llega cualquier día con un artículo fotocopiado y subrayado para documentar nuestra esperanza o con un disco que nos comparte o llama cualquier mañana y escuchamos su voz que, sin preámbulo, comienza a decir ‘Defender la alegría como una trinchera…’ y sigue hasta concluir el poema de Benedetti. Llega a la oración por la paz. Llega a la junta para acordar un pronunciamiento. Llega a la reunión comunitaria. Llega a renovar su suscripción al Varejón, llega siempre en mayo a recordarnos que es nuestro aniversario, llega a felicitarnos por los cien números de la revista. Llega en adviento a anunciar que pronto viene su hermano. Llega con su hermano a favorecer encuentros. Llega con un poema de Casaldáliga enmarcado junto a una foto hermosa. Llega a casi todos los eventos a los que convocamos. Llega. Llega siempre. Siempre con palabras, gestos, detalles que reiteran su afecto, celebran nuestro trabajo y sostienen nuestra esperanza. Llega y comparte nuestra indignación. Deja una tarjeta, un artículo, un libro, una revista de teología, una palabra, una pregunta… Llega siempre. Llega a celebrar misa por una tremenda ausencia y se queda a acompañar y, adivinando desvelos, regresa con algo para comer. Llega a preguntar en qué asunto andamos para difundirlo en su columna. Llega y se queda y vuelve, siempre hermano. Llega a defender la alegría, las causas comunes y también nuestra causa. Y ahora se nos ha ido… …y de qué forma.
Fernando, el abrazo tímido, contenido. Fernando en los campamentos de refugiados. Fernando en cada acto de protesta. Fernando luz. Fernando poema. Fernando profeta, Fernando encuentro, Fernando frágil, Fernando Eucaristía, Fernando caso perdido (otra vez Benedetti), Fernando sur, Fernando sueño, Fernando Alegría, Fernando tristeza…”
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PADRE RAÚL, NO LE CONOZCO EN PERSONA, PERO SÍ ME HAN DICHO QUE UD. ES DE LA MISMA LÍNEA QUE EL P. FERNI, QUE DIOS LO TENGA EN SU GLORIA, GRACIAS POR ESAS PALABRAS QUE DESCRIBEN CON EXACTITUD AL PADRE, AUNQUE NO TRATE MUCHOS AÑOS CON ÉL, SI LE PUEDO DECIR QUE SE ROBO MI CORAZÓN. YA PASO 1 AÑO Y 7 MESES DE SU PARTIDA, PERO AÚN DUELE Y SE LE EXTRAÑA.
GRACIAS P. FERNI.
ATTE.DE UNA CATEQUISTA DEL NIÑO DE ATOCHA.
Padre Raúl hasta hoy encontre este hermoso escrito que le hace al Padre Fernando.
Yo conoci al Padre Fer cuando mi hijo el mas pequeño contaba con 5 años en el 2004. Desde que mi hijo lo conocio en una misa que él celebraba cada domingo, la admiración y el cariño que mi hijo le llego a tener fue creciendo que en ese entonces decia que le gustaría ser monaguillo para poder ayudarlo en sus misas cosa, que logro con el tiempo y decia que cuando fuera grande quería ser sacerdote como el Padre Fernando y hoy esta a punto de cumplir 11 años y sus ideas son las mismas , no sabemos que cosas tenga dispuesto Dios para él, la ausencia del Padre Fer fue muy triste para todos nosotros especialmente para mi hijo que nos enseño a querer y repetar al Padre Fernando, con ese cariño que un niño sabe dar, hoy le decimos que el Padre Fernando es un angel que Dios necesitaba y que cada que lo recuerde y eleve una oración para él, una estrella brillara muy fuerte en el firmamento ese es el Padre Fernando que le estara sonriendo desde el cielo. Gracia Padre Raúl por este espacio tan maravilloso que tiene
CONOCI AL PADRE FERNANDO, HACE 28 AÑOS , LO VISITE, Y NOS VISITO, A PESAR DE LA DISTANCIA GEOGRAFICA QUE NOS SEPARABA, SIEMPRE ESTUVIMOS EN CONTACTO, FUE, ES Y SERA UN GRAN APOYO PARA MIS MOMENTOS DIFICILES, AYER COMO ADOLESCENTE Y HOY COMO MADRE DE FAMILIA , ME ENSEÑO A ABANDONARME A LOS BRAZOS DE LA SANTISIMA VIRGEN MARIA Y CONFIAR EN SU AMOR Y PROTECCION. ESCRIBIR ESTAS LINEAS, ES UNA OPORTUNIDAD DE EXPRESAR LO QUE EL PADRE FERNANDO, SIEMPRE SUPO , MI GRATITUD, CARIÑO ,Y ADMIRACION, GRACIAS PADRE RAUL POR DARNOS ESA OPORTUNIDAD
Mi mamá dice con mucho cariño: «Fernando siempre acudió de buena gana cuando se le pidió ayuda; siempre acudió cuando se necesitó una bendición, un apoyo, un consejo o un consuelo». Y, antes del anecdotario, también recuerda mi mamá: «Aveces se cruzaba en el camino de la necesidad, como aparición de ángel», siempre honrando su compromiso humano y ministerial.
En lo personal, quizás una de las palabras que mejor se acomodan en el recuerdo que tengo de él, es la de «genuino».
Fernando, en mi recuerdo, es una de esas personas que nunca cedieron ante la injusticia, con todo y el efecto entumecedor de la evidencia a raudales, banalizada por la inacción de la mayoría.
Quizás eso era lo incómodo de su mirada (a pesar de ser siempre una mirada amiga). Era como si preguntara del modo más sutil posible: «Y tú, ¿ya te acostumbraste a la injusticia?», y a la vez respondiera: «Yo no puedo, y nunca podré. ¿Tú sí?».
Todo lo contrario de lo que me inspira, en lo personal, la cumbre de la jerarquía eclesiástica en la región, a la que siento y veo inclinada de modo extremo hacia el lado de la frivolidad, la mentira y la simulación.
Padre Raúl:
Aunque no nos conocemos personalmente, se de usted por el padre Fernando, con frecuencia me hablaba de usted con orgullo y se que lo motivaba en su lucha por la justicia y la verdad, pero también estoy segura de que Fer estaba totalmente apegado a los evangelios y en contra de todos estos movimientos de la cultura de la muerte, el no aprobaría el aborto, la eutanasia, ni la homosexualidad. Su mayor anhelo era seguir los pasos de cristo como cristo, a favor de los más necesitados. Y lo hizo con una vida congruente.
Nosotros también estamos heridos con su ausencia.
Gracias por tus consejos Fernando. Fuiste puntal en nuestra formación como personas en la Iglesia de Lourdes. Los coros de la iglesia y los grupos juveniles siempre recordaremos la mano del pastor. Nuestras familias lo agradecen porque ayudaste a convertirnos en buenos padres, hermanos, amigos y cristianos. Vivirás siempre en nuestros corazones. Tus vivencias y consejos son el mas grande legado que nos has dejado. Siempre te recordaremos amigo, pastor y maestro!
El no vendra para mi casa depues de navidad pero el consuelo que me da saber que existe una gente amiga que con sus palabras le hace justicia al amigo ausente alivia el dolor que siento gracias señor Raul bendigo a Dios por su bondad.gracias a Dios y usted. Gina.
yo quisiera decir que el padre fernando cervera era mi tio primo y siempre estuvo ahi cuando mas lo necesitabamos en especial cuando murio mi papa y apesar de sus compromisos como padre se dio su tiempo el era siempre muy alegre y cuanto estuve llendo a la clinica descubri que el ademas de padre era un gran hombre y que la gente lo queria mucho gracias raul por tu articulo.
Me pregunta mi hijo de 4 años donde esta tío Fernando, se lo explico y llora con una ternura que me desgarra el corazón le digo que ahora es un angel que esta con Dios. Veo en este texto tan preciso que quienes tuvimos la fortuna de conocerlo, nos sentimos bendecidos ya que Dios toco nuestro corazón através de el. Gracias padre Raúl por compartirnos tan hermosas palabras y sobre todo Gracias Fernando por tu amistad a mi familia.
me urege contactar a alejandro caballero tovar de merida yucatan si alguien lo conoce sera que le pueda avisar que lo ando localizando gracias
soy de calkin campeche mi numero es 9961000065 o si alguien tiene su numero de telefono me podrian dar para poder comunicarme gracias
También extraño al maestro de filosofia moderna, al amigo que decia «panchito», al compañero de teología liberadora. Gracias Raul
Personalmente conocì y disfrute del apoyo espiritual del Padre Fernando, contando con su amistad y su cariño para con toda mi familia; todos estos dìas (y seguramente muchos más ) han sido difíciles pues es imposible acostumbrarnos a su ausencia y a pesar de tener muchos recuerdos de él como libritos, recortes y tarjetas, no contamos con una fotografía suya; para nuestra familia era suficiente verlo en la paroquia y que nos viniera a saludar siempre que contara con un poco de tiempo, pues era nuestro vecino. Le pido por favor que si tiene una foto de él, me la envie. Dios lo bendiga.
Padre Raul: no tuve la fortuna de conocer al Padre Fernando, pero solo con el hecho de describirlo en su texto, la forma de hablar de El, se que es el amigo que todos queremos, que lucha y se une a todo esta al pie del cañon y nada lo espanta y si uno se espanta ahi esta para decirnos que no tengamos miedo, que suerte quien lo conocio y solo resta dar gracias a Dios que siempre estare junto a El.
Es el padre fer justo con lo ha descrito muchas gracias
Es de profunda alegria,
leer algo que describa tan bien
ha un Hombre que entrego su vida
por su ministerio.
grax por hablar asi
de él.
grax por recordarlo.
atte.- Un monaguillo que lo queria mucho
No hay discusión posible. Hemos perdido a un hombre de verdad. A un ser humano de esos que tanta falta nos hacen en estos días turbulentos difíciles. Con la pena de su abandono involuntario queda el compromiso de todos los que compartimos el ideal de un mundo realmente humano. En el compromiso vive Fernando Cervera Millán, como todos los imprescindibles que se le adelantaron. Compartimos el duelo y la esperanza con el grupo y contigo, Raúl. Un fuerte abrazo
Tu letras-ternura para con el amigo ausente llenaron mi corazón.
Seguro, desde donde está Fernando, leyó este texto.
GRACIAS RAUL, POR TU AMOR INFINITO EN LOS DIAS DIFICILES PASADOS Y TU CARIÑO DE SIEMPRE.
LAURA Y ANGELICA