Los esfuerzos para enfrentar el cambio climático parecen haber llegado a un callejón sin salida. El actual modelo extractivista de explotación de los recursos naturales ha convertido las reuniones que promueve la Organización de las Naciones Unidas en seguimiento de los Protocolos de Nagoya y Cartagena, en un gran mercado que, amparado en la venta de los bonos de carbono, ofrece falsas salidas a un problema de alcance universal y pone en riesgo la viabilidad misma de la especie humana, llevando al ecosistema a una debacle de alcances descomunales.
Por eso, recibo con alegría y comparto con entusiasmo en este espacio, una voz sensata emitida en los comienzos mismos de esa importante reunión. Se trata de la voz de algunos grupos del pueblo maya peninsular, a la que se han adherido varias organizaciones nacionales e internacionales.
Declaración conjunta de pueblos indígenas de México, al inaugurarse la COP 13 de la Convención sobre la Diversidad Biológica, en Cancún, Quintana Roo, México
CONSIDERANDO QUE:
Los firmantes de esta Declaración, conscientes de que en la COP13 de la Convención sobre Diversidad Biológica se discutirán temas que no son menores, como la regulación de organismos vivos modificados, la bioprospección y el uso de la biodiversidad por parte de pueblos y comunidades indígenas, queremos decir nuestra palabra.
Somos pueblos con memoria. No olvidamos la experiencia del ICBG-Maya (conocido en castellano como proyecto de investigación farmacéutica y uso sustentable del conocimiento etnobotánico y biodiversidad en la Región Maya de Los Altos de Chiapas, México), que fue operado por parte del Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR), la Universidad de Georgia, con apoyo económico del gobierno de Estados Unidos, y la compañía biotecnológica molecular Nature Limited de Gales, Reino Unido. El ICBGMaya, el proyecto más grande de biopiratería, fue detenido por la fortaleza de las comunidades indígenas y campesinas de Chiapas y por el Consejo de Organizaciones de Médicos y Parteras Indígenas Tradicionales de Chiapas (COMPITCH), quienes pusieron un alto a este proyecto de despojo. Pero sabemos que nuevas formas de colonialismo penden sobre nuestros territorios y sobre las sagradas tierras en las que vivimos.
Por ello,
DECLARAMOS QUE:
El patrimonio biocultural que está en juego no tiene precio: es intangible e inconmensurable. Tenemos la obligación moral, ética e histórica de continuar con su resguardo y su uso compartido, porque está vinculado a los procesos mismos de nuestra vida, procesos que aprendimos de nuestra Madre Tierra y que son fruto del conocimiento ancestral de nuestros pueblos.
No estamos en contra de cuidar la naturaleza: hemos sido sus guardianes por miles de años. La imposición de los proyectos arriba mencionados, su implementación a base de trampas y engaños, y el hecho de que ocultan información sobre lo que realmente significan para nuestros territorios, nos convencen de que no tienen como objetivo la salvaguarda de la biodiversidad.
Sentimos una gran preocupación por la forma en que se toman las decisiones en la COP 13, porque pueden comprometer los bienes de la naturaleza y poner en riesgo los conocimientos ancestrales que resguardamos.
El impulso del proyecto REDD+ (Reducción de Emisiones de gases de efecto invernadero causadas por la Deforestación y Degradación de los bosques, la conservación y el incremento de las capturas de CO2) evidencia la falta de voluntad para encontrar soluciones reales al cambio climático, una de las mayores amenazas contra la vida en el planeta. Los pueblos originarios no somos laboratorios donde puedan experimentarse mecanismos para lograr los objetivos de desarrollo sustentable.
Los pueblos originarios sabemos que es necesario mirar y atender las causas reales de la pérdida y degradación de la biodiversidad. Queremos seguir defendiendo nuestros territorios, nuestra cultura, nuestra identidad comunitaria. Hacia los cuatro puntos cardinales del planeta, los pueblos indígenas manejamos nuestros bosques y territorios, nuestros montes y nuestros ríos y mares, respetando y promoviendo la biodiversidad, con lógicas alejadas de la “economía verde” que sólo busca convertir a la Madre Tierra en una mercancía.
Estamos decididos a seguir buscando nuestra soberanía alimentaria a través de prácticas limpias, que generen alimentos de autoconsumo y que nos permitan intercambiar nuestros excedentes en mercados locales. Si perdemos el control de nuestros territorios y los entregamos a las empresas transnacionales, se perderá la posibilidad de producir nuestros propios alimentos.
No hemos perdido la memoria. A las grandes compañías y sus aliados les decimos:
“Ustedes han echado a perder la naturaleza. No les interesa el agua, ni el aire, ni la vida. Sólo les interesa ganar más dinero. Convirtieron el petróleo en la única fuente de energía sólo por lucro. Es el lucro el mismo motivo que se esconde detrás de su nueva “economía verde”. Estamos dispuestos a encontrar soluciones a los problemas que su economía depredadora ha causado a todo el planeta, pero ustedes no pueden evadir la enorme responsabilidad que tienen en la actual crisis climática’’
COMO PUEBLO MAYA PENINSULAR, HACEMOS UN LLAMADO A las autoridades, a las organizaciones civiles y vinculadas con la agroecología y a la sociedad en general: Los protocolos de Nagoya y de Cartagena, que se discutirán al margen de la COP 13, favorecen a las empresas multinacionales y promueven la privatización de bienes comunes y de conocimientos ancestrales.
En nuestro país, quienes encabezan estos proyectos, los grandes “coyotes verdes” (CONABIO, la agencia de cooperación alemana GIZ, entre otros), no se han caracterizado por la búsqueda del bien de los pueblos y de las comunidades originarias, sino el de las multinacionales.
Bajo un discurso y un proceso amañados, la Convención por la Diversidad Biológica no nos representa. Une en sus planteamientos una propuesta de desarrollo imparable que es en sí depredadora, con un supuesto deseo de conservar y salvaguardar la biodiversidad. Conocemos ya ese discurso. No les creemos.
¡La Vida no es un negocio!
¡La Madre Tierra, la biodiversidad y los bienes comunes naturales
no se venden: se aman y se defienden!
Firmamos:
Comunidades y pobladores Mayas de la Península
“U Yits Ka’an” Escuela de Agricultura Ecológica, de Maní Yucatán
Unión de Pobladores y Pobladoras de Chablekal, Yucatán
Movimiento Reddeldía de Los Montes Azules de Chiapas
Consejo de Organizaciones de Médicos y Parteras Indígenas Tradicionales de Chiapas
Chac-Lol
El Consejo Regional Indígena y Popular de Xpujil
Subscriben:
Indignación. Promoción y Defensa de los Derechos Humanos A.C. (Yucatán, México)
Otros Mundos A.C. / Amigos de La Tierra México
Procesos Integrales para la Autogestión de los Pueblos (PIAP, México)
U Yich Lu’um A.C. (Calakmul, Campeche, México)
Movimiento Mesoamericano contra el Modelo Extractivo Minero (M4)
CEIBA / Amigos de La Tierra Guatemala
COECO-CEIBA / Amigos de La Tierra Costa Rica
Colectivo Voces Ecológicas (COVEC, Panamá)
Haiti Survie / Amigos de La TierraHaiti
CENSAT-Agua Viva / Amigos de La Tierra Colombia
NAT / Amigos de La Tierra Brasil
Amigos de La Tierra Argentina
FOE-US / Amigos de La Tierra Estados Unidos
Red Latinoamericana Contra los Monocultivos de Árboles (RECOMA)
Movimiento mundial por los Bosques tropicales (WRM)
Amigos de la Tierra Internacional