El relato de la casta Susana se encuentra en el libro de Daniel, uno de los libros bíblicos más complejos tanto en su composición como en su temática. Confluyen en este texto tres lenguas: hebreo, arameo y griego. Aunque no haya ninguna seguridad, la mayor parte de los especialistas identifica las épocas de composición de cada una de las partes del libro en un orden temporal: serían más antiguos los textos escritos en hebreo, seguidos de los párrafos en arameo, considerando así los textos escritos en griego como los más recientes.
Esta variedad de lenguas, que sería un signo del complejo proceso de composición del libro, es solamente uno de los elementos de su singularidad. También lo es su temática. Daniel es el único libro del Primer o Antiguo Testamento que contiene textos de género apocalíptico, tan conocido para nosotros debido a que tenemos un Apocalipsis en el Nuevo Testamento. Esta característica provocó que los judíos colocaran el libro de Daniel entre la sección Ketubim, es decir, “los escritos”, la clasificación más laxa del conjunto de la Biblia hebrea y que a diferencia de las otras dos secciones (Torah y Nebi’im, esto es: la Ley y los profetas), admite una amplia gama de géneros, desde colecciones de proverbios, de oraciones, de leyendas, de novelas cortas, etc., mientras que los cristianos colocamos el libro de Daniel entre la serie de profetas mayores.
Pero no se trata este artículo de un estudio sobre el libro de Daniel. Si he sometido al lector, inmisericordemente, a este breviario es solamente para explicar por qué el relato de la casta Susana puede encontrarse únicamente en las Biblias católicas o en aquellas ecuménicas, es decir, las ediciones que pueden usar tanto católicos como protestantes y que incluyen la lista larga de libros bíblicos en lugar de la lista corta. Resulta que los rabinos judíos del siglo II, años después de la destrucción de Jerusalén en el año 70, decidieron eliminar de la lista de libros que se leían en las sinagogas todos los libros que no estuvieran escritos en hebreo. Eso motivó que al libro de Daniel se le cortaran los fragmentos escritos en griego. Y el relato de la casta Susana es uno de ellos. La mayor parte de las iglesias cristianas conservaron el canon largo, incluyendo los libros judíos escritos en griego (73 libros), hasta después de la reforma de Lutero, en la que la mayor parte de las iglesias reformadas optaron por el canon corto de los judíos (66 libros). Por tanto, si usted es católico o católica, encontrará el relato de Susana en el capítulo 13 del libro de Daniel. Si es usted protestante y usa la Biblia del canon corto, la Reina Valera, por ejemplo, no encontrará en el libro de Daniel el relato de Susana, porque en esta versión el libro de Daniel tiene solamente 12 capítulos. Pero si, siendo protestante, tiene usted acceso a una biblia con los textos deuterocanónicos (o “apócrifos”, como los denomina la tradición reformada), podrá encontrar el texto en los párrafos adicionales bajo el capítulo 1.
Bueno, todo este embrollo es para referirme al texto del relato de la casta Susana. Si los tres párrafos anteriores la o lo marearon, haga caso omiso de ellos. Al fin y al cabo en esta era tecnológica las Biblias impresas ya no son indispensables: entre usted a algún buscador y coloque “casta Susana” y seguramente encontrará acceso al relato. Y me refiero en esta entrega a la casta Susana debido a que el equipo Indignación acaba de presentar, en el día de los derechos humanos, un informe titulado así: La casta Susana: mujeres sin justicia en Yucatán. Inspiradas en esta leyenda recogida por el redactor del libro de Daniel, Indignación hace un recuento de las acciones, omisiones, desatinos del Poder Judicial en relación con las mujeres que buscan justicia en los tribunales.
No es la primera vez que el equipo de derechos humanos toca este tema. En el año 2009 publicó un informe titulado “Nach Yano’on (¡Qué lejos estamos!)”, en el que se analizaba a detalle la actuación del sistema de procuración de justicia (ministerios públicos, policía judicial, etc., dependientes del Poder Ejecutivo) en relación con la equidad de género y el acceso de las mujeres a la justicia. Ha tocado el turno ahora al sistema de impartición de justicia, dependiente del Poder Judicial. La detallada documentación de algunos de los casos emblemáticos acompañados por el equipo Indignación ofrece al lector o lectora un panorama desolador: jueces (¡y juezas!) que exculpan a los agresores, que liberan del cargo de violación a varones que han sometido a violencia sexual a mujeres desde la infancia, que dilatan el divorcio “exprés” a más de cinco meses haciendo nugatoria la reciente reforma legislativa, que exhiben argumentos machistas en sus resoluciones… todo un catálogo de acciones y omisiones que impiden el acceso de las mujeres, sobre todo de las mujeres mayas, a la justicia pronta y expedita y que permanecen en la impunidad.
El informe La casta Susana: mujeres sin justicia en Yucatán no tiene desperdicio. Es un instrumento de análisis que denuncia las consecuencias del patriarcado e intenta contribuir a su desmantelamiento. Pueden ustedes, pacientes lectoras y lectores, acceder a su lectura en la Red. Reproduzco abajo la nota informativa del equipo Indignación, que contiene la dirección del portal electrónico en el que puede encontrarse el documento.
“La casta Susana. Mujeres sin justicia en Yucatán, se titula el informe del equipo Indignación que evalúa la actuación del poder judicial del Estado y que se presentó hoy, en el 65 aniversario de la declaración universal de los derechos humanos.
El relato bíblico del libro de Daniel sobre la actuación de dos jueces que abusaron de una mujer, la inculparon falsa y dolosamente, testificaron contra ella y la condenaron sirve de referencia para presentar un informe que muestra la reticencia de jueces y magistrados en Yucatán para garantizar un debido proceso en casos de violencia contra las mujeres y emitir sentencias con criterios de género, que incluyan medidas de reparación y garantías de no repetición.
Durante la presentación del informe integrantes del equipo Indignación compartieron algunos de los casos que acompañan y que han permitido documentar la descalificación permanente hacia el testimonio de las mujeres, ya que han jueces y magistrados han eliminado el delito de violación en casos graves de evidente y reiterada violencia sexual, incluso contra menores de edad.
La procuración de justicia, evaluada desde un informe anterior, es también un obstáculo para que las mujeres accedan a la justicia. Las sentencias de los jueces son dictadas sin evidencias científicas, como podrían ser las pruebas de ADN, ya que en Yucatán el Ministerio Público no cuenta con laboratorio que la realice ni asume el costo en caso de que se aporte la prueba.
La inadecuada tipificación del delito de feminicidio, la reticencia a emitir medidas de protección que podrían salvar vidas, los largos y costosos juicios sin intérprete que concluyen con una sentencia de dos mil pesos contra el agresor después de 30 años de violencia física, sicológica y sexual se exponen a lo largo de un informe que va uniendo la voz a la de Susana, la bíblica, que exclama “no tengo escapatoria”.
Silvia Chalé, del equipo Indignación, expuso que en Yucatán las mujeres mayas no tienen acceso a la justicia ni en su propia lengua ni en su propia cultura, pues el sistema no reconoce los sistemas normativos del propio pueblo maya “y se nos impone un proceso en un sistema que no es nuestro, que no entendemos y que representa una barrera”.
Al final el informe concluye con recomendaciones dirigidas al Poder Judicial y a otros poderes del estado urgiéndoles a adoptar y cumplir con los criterios mínimos para garantizar verdaderamente el acceso a una vida libre de violencia para todas las mujeres de Yucatán.
El informe se presentó en el Foro Cultural Amaro y puede descargarse en el siguiente enlace: http://indignacion.org.mx/wp-content/uploads/2013/12/LaCastaSusana.pdf
Colofón: Tiempos aciagos vivimos: el poder legislativo convertido en un mercado donde se vende la nación. Convendría a estos legisladores colocarse al cuello la leyenda: “Se vende país con vista al mar. Informes: Presidencia y Congreso de la Unión”
(Palabras pronunciadas en la inauguración de la exposición “Máscaras y Alebrijes 2013”, coordinada por Aurora Caro Eng, con obras resultantes del Taller Interlíneas. Foro Cultural Amaro, 4 de diciembre de 2013)
Nunca se sabe con qué y con quiénes va a encontrarse uno en sus sueños. Quienes tienen la dicha de recordar sus experiencias oníricas en detalle podrán dar testimonio de lo autónomo que nos parece el mundo de los sueños, a pesar de todos los años de tradición psicoanalítica. Puertas abiertas al misterio del inconsciente, los sueños son como el viento: uno no sabe de dónde vienen ni a dónde van. Hay sueños que asemejan premoniciones, presagios de futuro. Otros que nos persiguen como vengativos duendes del pasado. Y seguramente más de uno de quienes estamos reunidos en este recinto se pondrían de pie si alguien pidiera que se levantaran las personas que alguna vez han visto que alguno de sus sueños ocurra más tarde en la realidad.
Pero entre todas las historias que involucran personas que sueñan, me parece en extremo fascinante la historia de don Pedro Linares López, un cartonero chilango, artesano del mercado La Merced, que en 1936 enfermó gravemente y a quien sus familiares dieron por muerto después de un largo período de inconsciencia. ¡Qué susto no se llevarían quienes, arremolinados en torno al presunto cadáver de don Pedro, lo vieron despertar y ponerse de pie en medio de su propio velorio! Resulta que don Pedro no estaba muerto… ni andaba de parranda. Estaba sólo profundamente dormido y, no se sabe si fue la profundidad del sueño o la grave enfermedad que parecía aquejarlo, pero don Pedro se había pasado el tiempo de su inconsciencia… soñando.
A sus treinta años cumplidos -había nacido en los albores del siglo, en el año de 1906- don Pedro contaba lo que había visto en sus sueños y nadie atinaba a entenderlo. Decía a quien quisiera oírlo, que en medio de la inconsciencia, producto de su grave enfermedad, había soñado un bosque apacible en el que, de repente, las nubes, las rocas, los animales, se convirtieron en unas extrañas criaturas: un burro con alas, un gallo con cuernos de toro, un león con cabeza de perro… Todos estos animales gritaban una sola palabra: ¡Alebrijes!; gritaban más y más fuerte: ¡Alebrijes, alebrijes, alebrijes! Sólo la ayuda de un hombre permitió que don Pedro encontrara el camino de salida y despertara en medio de la suspensión azorada de los rezos de su propio funeral y los gritos de espanto de sus hermanas y familiares.
Ese fue el nacimiento de los alebrijes. Don Pedro Linares López hizo uso de su experiencia de artista del cartón y comenzó a moldear las imágenes que había visto en su sueño. Más tarde, siguió inventando imágenes parecidas: cuernos, colas, colmillos, alas, animales salidos de su prodigiosa imaginación tomaron vida en la cartonería pintada. Así estuvo don Pedro, hasta que en 1992, a la edad de 86 años, le tocó morirse de veras y, esta vez, para no despertar. Ya no hemos sabido qué clase de alebrijes ande viendo don Pedrito en su sueño eterno. Pedro Linares recibió el Premio Nacional de Ciencias y Artes 1990 por su gran trayectoria artística. Esta historia se antojaría leyenda urbana si no fuera porque hasta la fecha sus descendientes: Miguel Linares, Paula García, Blanca y Elsa Linares, siguen haciendo nacer de sus manos nuevos y novedosos alebrijes, creaciones del arte mexicano que se exponen ahora no solamente en el mercado de La Merced, sino en salas de exposición de Europa y los Estados Unidos. Y con ellos, miles de cartoneros más.
Aquí en Yucatán, el Taller Interlíneas ha tomado en sus manos esta tradición. Bajo la dirección de la maestra Aurora Caro Eng, por segundo año consecutivo, en lo que esperamos se vuelva una gozosa experiencia anual, se presenta en este lugar la exposición Máscaras y Alebrijes en su edición 2013. Derroche de desbordante creatividad es lo que nos presentan en esta exposición, explosiva tanto en formas como en colores, las artistas Laura O. Arjona, Sofía Caro Eng, Eugenia Cortés Alayola, Luz María Huchim, Gabriela Magallanes, Ana O. Maldonado, Graciela Salgado, Liliana Sánchez y el bendito entre las mujeres Ricardo Espadas.
Formas inimaginables, juguetería onírica, dignificación del arte de la cartonería, las máscaras y los alebrijes hoy expuestos son una invitación lúdica a introducirnos en el mundo de los sueños, a jugar con la imaginación, a dejarnos asombrar por una creatividad que parece inagotable. Muchas felicidades y larga vida al Taller Interlíneas. Ojalá disfrutemos mucho de esta exposición quienes tenemos hoy el privilegio de participar en esta venturosa noche.
Acaba de darse a conocer la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium del Papa Francisco, el primer documento magisterial que puede atribuirse directamente a su autoría. He leído apenas el primer capítulo, titulado “La transformación misionera de la iglesia”, y que presenta una de las líneas maestras de la propuesta de reforma del Papa. Son apenas 49 de 288 números; 42 de 264 páginas. Al sentarme a escribir estas líneas he pensado si no habría sido mejor dejar este comentario para la semana próxima, cuando hubiera yo terminado la lectura total del documento. Pero no he podido resistir.
¿Qué quieren que les diga? Quisiera que estas primeras palabras públicas sobre el ministerio de Francisco fueran tomadas en el amplio espectro de lo que en esta columna he dicho y sostenido en relación con la tarea de la iglesia en los últimos años. El talante crítico de este espacio en relación con las iglesias y con la religión en general, ha sido considerado por muchas personas como excesivo. Agradezco la confianza de quienes, pensando así, me lo han manifestado. Durante mucho tiempo recibí comentarios verdaderamente ácidos y duros. Quizá aquellos interlocutores se cansaron de leerme o esperaron de mí una moderación que nunca llegó. Pero justamente porque mi posición sobre la iglesia y la religión peca de excesivo criticismo, no quise unirme a las alabanzas a Francisco cuando, como producto de una elección cuya modalidad no comparto, realizó sus primeros gestos alentadores después del largo invierno eclesial en el que habíamos vivido. Consciente de la complejidad del entramado eclesiástico y de la necesidad de una reforma de fondo, tenía yo miedo de que, después de unos primeros signos de aliento, regresáramos de nuevo en la autorreferencialidad, que como bien señaló Francisco desde sus primeras alocuciones, es uno de los grandes males de una institución que no tiene sentido sino en su apertura al mundo y en el empeño por construir un mundo más humano y pleno para todas y todos.
Aun habiendo leído solamente el primer capítulo, y con la tarea de emitir una opinión más global más adelante, me parece que la primera Exhortación de Francisco es una buena noticia. Creo que las intuiciones que alientan el proceso de reforma que se propone llevar adelante en la iglesia son las correctas y no somos pocos quienes las compartimos. Tome usted el ángulo que prefiera: el de un apóstol cansado del maltrato y/o la falta de respeto de los ministros ordenados hacia las y los laicos que en la parroquia trabajan; el de un gay o una lesbiana que se estremecen ante el rechazo de su propia iglesia; el de la o el activista de derechos humanos que piensa que la iglesia ha vivido demasiado cerrada en sí misma y le vale un comino hacia dónde va caminando el mundo y los consensos a los que va llegando; el de un académico o académica que lamenta el desdén de la estructura eclesial hacia los rumbos a los que apunta el progreso científico; el ángulo de quien, habiendo abandonado la experiencia comunitaria, ve la iglesia como una pesada carga de costumbres culturales convertidas en mandatos eternos; o el de quien, orgulloso de sus raíces indígenas, ha visto siempre a la iglesia como aliada de quienes le niegan reconocimiento y autonomía… Para todos ellos y ellas, la visión de Francisco puede ser reconfortante.
Habrá, sí, quienes resientan el cambio de acento en el documento pontificio. Acostumbrados como andábamos a poner lo accidental como lo único que valía la pena, como si la obsesión por los asuntos sexuales fuera la raíz misma de nuestra coherencia en el mundo, no dudo que haya personas que vean en las palabras de Francisco una especie de claudicación. Y tenemos que tener el corazón grande para que estas hermanas y hermanos no dejen de preocuparnos. No se trata, como en los ámbitos de la política partidista, de mirar la reforma de la iglesia como si de estar hoy en el campo de juego y mañana estar en la banca se tratara, a la espera solamente de que el futuro pontificado nos favoreciera. Se trata, desde mi humilde punto de vista, de regresar a las raíces del evangelio, a la persona de Jesús de Nazaret, a la fuente original de nuestra fe. Y tenemos que hacerlo conscientes de que dentro de la iglesia pensamos distinto, que tenemos muchas veces puntos de vista diversos, pero que el evangelio es una directriz lo suficientemente fuerte y eficaz para convocarnos a todos y todas.
¿Qué palabras de Francisco han suscitado en mí tanta esperanza? Es imposible resumir aquí el capítulo que he leído de la Exhortación. Baste por ahora poner algunas frases que son como pepitas de oro, y que pueden animarnos a leer el documento:
– La alegría del Evangelio es para todo el pueblo, no puede excluir a nadie…
– La evangelización tiene mucho de paciencia, y evita maltratar límites…
– Sueño con una opción misionera capaz de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación…
– (La parroquia), aunque ciertamente no es la única institución evangelizadora, si es capaz de reformarse y adaptarse continuamente, seguirá siendo « la misma Iglesia que vive entre las casas de sus hijos y de sus hijas ». Esto supone que realmente esté en contacto con los hogares y con la vida del pueblo, y no se convierta en una prolija estructura separada de la gente o en un grupo de selectos que se miran a sí mismos…
– Exhorto también a cada Iglesia particular a entrar en un proceso decidido de discernimiento, purificación y reforma…
– (El obispo), a veces estará delante para indicar el camino y cuidar la esperanza del pueblo, otras veces estará simplemente en medio de todos con su cercanía sencilla y misericordiosa, y en ocasiones deberá caminar detrás del pueblo para ayudar a los rezagados y, sobre todo, porque el rebaño mismo tiene su olfato para encontrar nuevos caminos… (En el desempeño de su misión, el obispo tendrá) el deseo de escuchar a todos y no sólo a algunos que le acaricien los oídos. Pero el objetivo de estos procesos participativos no será principalmente la organización eclesial, sino el sueño misionero de llegar a todos…
– Dado que estoy llamado a vivir lo que pido a los demás, también debo pensar en una conversión del papado. Me corresponde, como Obispo de Roma, estar abierto a las sugerencias que se orienten a un ejercicio de mi ministerio que lo vuelva más fiel al sentido que Jesucristo quiso darle y a las necesidades actuales de la evangelización… Exhorto a todos a aplicar con generosidad y valentía las orientaciones de este documento, sin prohibiciones ni miedos.
– En el mundo de hoy, con la velocidad de las comunicaciones y la selección interesada de contenidos que realizan los medios, el mensaje que anunciamos corre más que nunca el riesgo de aparecer mutilado y reducido a algunos de sus aspectos secundarios. De ahí que algunas cuestiones que forman parte de la enseñanza moral de la Iglesia queden fuera del contexto que les da sentido. El problema mayor se produce cuando el mensaje que anunciamos aparece entonces identificado con esos aspectos secundarios que, sin dejar de ser importantes, por sí solos no manifiestan el corazón del mensaje de Jesucristo.
– Una pastoral en clave misionera no se obsesiona por la transmisión desarticulada de una multitud de doctrinas que se intenta imponer a fuerza de insistencia. Cuando se asume un objetivo pastoral y un estilo misionero, que realmente llegue a todos sin excepciones ni exclusiones, el anuncio se concentra en lo esencial, que es lo más bello, lo más grande, lo más atractivo y al mismo tiempo lo más necesario. La propuesta se simplifica, sin perder por ello profundidad y verdad, y así se vuelve más contundente y radiante.
– Ante todo hay que decir que en el anuncio del Evangelio es necesario que haya una adecuada proporción. Ésta se advierte en la frecuencia con la cual se mencionan algunos temas y en los acentos que se ponen en la predicación. Lo mismo sucede cuando se habla más de la ley que de la gracia, más de la Iglesia que de Jesucristo, más del Papa que de la Palabra de Dios.
– Cuando la predicación es fiel al Evangelio, se manifiesta con claridad la centralidad de algunas verdades y queda claro que la predicación moral cristiana no es una ética estoica, es más que una ascesis, no es una mera filosofía práctica ni un catálogo de pecados y errores. El Evangelio invita ante todo a responder al Dios amante que nos salva, reconociéndolo en los demás y saliendo de nosotros mismos para buscar el bien de todos. ¡Esa invitación en ninguna circunstancia se debe ensombrecer!
– En el seno de la Iglesia hay innumerables cuestiones acerca de las cuales se investiga y se reflexiona con amplia libertad. Las distintas líneas de pensamiento filosófico, teológico y pastoral, si se dejan armonizar por el Espíritu en el respeto y el amor, también pueden hacer crecer a la Iglesia, ya que ayudan a explicitar mejor el riquísimo tesoro de la Palabra. A quienes sueñan con una doctrina monolítica defendida por todos sin matices, esto puede parecerles una imperfecta dispersión. Pero la realidad es que esa variedad ayuda a que se manifiesten y desarrollen mejor los diversos aspectos de la inagotable riqueza del Evangelio.
– A veces, escuchando un lenguaje completamente ortodoxo, lo que los fieles reciben, debido al lenguaje que ellos utilizan y comprenden, es algo que no responde al verdadero Evangelio de Jesucristo. Con la santa intención de comunicarles la verdad sobre Dios y sobre el ser humano, en algunas ocasiones les damos un falso dios o un ideal humano que no es verdaderamente cristiano. De ese modo, somos fieles a una formulación, pero no entregamos la substancia. Ése es el riesgo más grave.
– En su constante discernimiento, la Iglesia también puede llegar a reconocer costumbres propias no directamente ligadas al núcleo del Evangelio, algunas muy arraigadas a lo largo de la historia, que hoy ya no son interpretadas de la misma manera y cuyo mensaje no suele ser percibido adecuadamente. Pueden ser bellas, pero ahora no prestan el mismo servicio en orden a la transmisión del Evangelio. No tengamos miedo de revisarlas. Del mismo modo, hay normas o preceptos eclesiales que pueden haber sido muy eficaces en otras épocas pero que ya no tienen la misma fuerza educativa como cauces de vida.
– Por lo tanto, sin disminuir el valor del ideal evangélico, hay que acompañar con misericordia y paciencia las etapas posibles de crecimiento de las personas que se van construyendo día a día. A los sacerdotes les recuerdo que el confesionario no debe ser una sala de torturas sino el lugar de la misericordia del Señor que nos estimula a hacer el bien posible.
– Procura siempre comunicar mejor la verdad del Evangelio en un contexto determinado, sin renunciar a la verdad, al bien y a la luz que pueda aportar cuando la perfección no es posible. Un corazón misionero sabe de esos límites y se hace « débil con los débiles […] todo para todos » (1 Co 9,22). Nunca se encierra, nunca se repliega en sus seguridades, nunca opta por la rigidez autodefensiva. Sabe que él mismo tiene que crecer en la comprensión del Evangelio y en el discernimiento de los senderos del Espíritu, y entonces no renuncia al bien posible, aunque corra el riesgo de mancharse con el barro del camino.
– La Iglesia está llamada a ser siempre la casa abierta del Padre. Uno de los signos concretos de esa apertura es tener templos con las puertas abiertas en todas partes. De ese modo, si alguien quiere seguir una moción del Espíritu y se acerca buscando a Dios, no se encontrará con la frialdad de unas puertas cerradas. Pero hay otras puertas que tampoco se deben cerrar. Todos pueden participar de alguna manera en la vida eclesial, todos pueden integrar la comunidad, y tampoco las puertas de los sacramentos deberían cerrarse por una razón cualquiera…La Eucaristía, si bien constituye la plenitud de la vida sacramental, no es un premio para los perfectos sino un generoso remedio y un alimento para los débiles.
– A menudo nos comportamos como controladores de la gracia y no como facilitadores. Pero la Iglesia no es una aduana, es la casa paterna donde hay lugar para cada uno con su vida a cuestas.
– No deben quedar dudas ni caben explicaciones que debiliten este mensaje tan claro. Hoy y siempre, « los pobres son los destinatarios privilegiados del Evangelio », y la evangelización dirigida gratuitamente a ellos es signo del Reino que Jesús vino a traer. Hay que decir sin vueltas que existe un vínculo inseparable entre nuestra fe y los pobres. Nunca los dejemos solos.
– No quiero una Iglesia preocupada por ser el centro y que termine clausurada en una maraña de obsesiones y procedimientos Más que el temor a equivocarnos, espero que nos mueva el temor a encerrarnos en las estructuras que nos dan una falsa contención, en las normas que nos vuelven jueces implacables, en las costumbres donde nos sentimos tranquilos, mientras afuera hay una multitud hambrienta y Jesús nos repite sin cansarse: « ¡Dadles vosotros de comer! »
El pasado 9 y 10 de noviembre tuvo lugar, en el local de la Escuela de Agricultura Ecológica U Yits Ka’an de Maní, la preaudiencia del Tribunal Permanente de los Pueblos (TPP) sobre las políticas de exterminio contra el pueblo maya. Esta preaudiencia forma parte del eje “Violencia contra el maíz, soberanía alimentaria y autonomía”, una de las siete audiencias temáticas en que está organizado el trabajo del Capítulo México del TPP.
En esta preaudiencia, que llevó el nombre Táan u xu’ulsaj k-kuxtalil y cuya traducción titula este artículo, se analizaron ocho casos presentados por las personas y/o pueblos agredidos:
1. San Antonio Ebulá, Campeche: desalojo, desplazamiento e impunidad
2. Despojo territorial del ejido de Hopelchén, Campeche
3. Chablekal, Yucatán: lucro, ejido y territorio. La tierra como mercancía y el gobierno como mercader.
4. Políticas públicas que impulsan el despojo del territorio en comunidades del Poniente de Bacalar, Quintana Roo
5. Monsanto y la soya transgénica: apicultores de Hopelchén, Campeche
6. Despojo de tierra y territorio en X kix, municipio de Hopelchén, Campeche
7. Expropiación de la ampliación forestal al ejido Ich Ek, reserva de Calakmul, Campeche
8. Megaproyecto Dragon Mart, en Cancún, Quintana Roo
Se presentaron además nueve testimonios:
– Comité de Defensa de las Semillas nativas en el sur de Yucatán, base para la defensa de la autonomía maya. Victoriano Valle, Tahdziú, Yucatán
– Políticas de exterminio y manipulación del pueblo maya. Felipe Chuc Yah, SSS Mayao’ob
– Políticas públicas del estado mexicano en las comunidades mayas del sur de Yucatán, Misioneros A.C.
– Diáspora maya: las múltiples fronteras de la expulsión, Fray Tomás González, La 72, Hogar Refugio para personas migrantes de Tenosique, Tabasco
– Justicia mexicana y derechos de las mujeres del pueblo maya, Silvia Chalé Euán, Indignación A.C.
– Educación de los genocidas, Dr. Juan Carlos Mijangos Noh
– Inundación de las comunidades mayas por mecanización de tierras y destrucción de cauces naturales. Hopelchén, Campeche
– Desplazamiento forzado de la agricultura maya tradicional. Hopelchén, Campeche
– Historia del genocidio, Dr. Yuri Balam
Los dictaminadores fueron:
– Ernestina López Baca, Guatemala
– Gloria Muñoz Ramirez, México
– Raúl Lugo Rodriguez, México
– Sylvia Marcos, México
– Carlos Vicente, Argentina
– Andrés Carrasco, Argentina
– Luis Macas, Ecuador
– Sara López González, México
A continuación, les presento el dictamen final de la Preaudiencia:
Tribunal Permanente de los Pueblos
Dictamen
Preaudiencia Políticas de exterminio contra el Pueblo Maya
Eje: Violencia contra el maíz, soberanía alimentaria y autonomía
Táan U Xu’ulsaj K-Kuxtalil
Maní, Yucatán 9 y 10 de noviembre de 2013
Conmovidos por las dimensiones que ha cobrado el despojo en todo el territorio de la península de Yucatán y el impacto que está teniendo sobre el pueblo Maya y al mismo tiempo admirados por su resistencia y espíritu sostenidos durante 521 años, emitimos este Dictamen en solidaridad y compromiso con sus luchas.
Los ocho casos y los diez testimonios presentados dan cuenta y son una muestra apenas, de un proceso mucho más amplio de acaparamiento de tierras y bienes comunes, de destrucción socioambiental y territorial y de aniquilamiento de los tejidos sociales que forma parte de un plan orquestado para el desplazamiento y vaciamiento de los territorios.
El desplazamiento de sus tierras de las comunidades de San Antonio Ebulá, Campeche; de los ejidatarios de Hopelchén, Campeche; de Chablekal, Yucatán; de Bacalar, Quintana Roo; de Ich Ek y de los campesinos y campesinas que habitan X-kix; da testimonio de un proceso brutal que utilizando la violencia, la corrupción, la complicidad de funcionarios públicos con los intereses privados y la negación de los derechos de los pueblos está llevando a situaciones sin salida.
También compartimos la resistencia a la instalación del mega proyecto comercial Dragon Mart en Quintana Roo, que impulsado por el mismo gobierno estatal da cuenta de distintas violaciones de derechos humanos y un panorama futuro de devastación ambiental.
La lucha de las comunidades apícolas mayas de la Península de Yucatán resistiendo la implantación sin consulta de monocultivos de soya transgénica resistente al glifosato, que amenaza contaminar y destruir su producción ancestral, dio prueba de la importancia de la organización y la articulación en los caminos de lucha.
La resistencia contra la invasión con semillas transgénicas se visibiliza en experiencias concretas, tal como la del Comité de Defensa de Semillas, que está conformado por diez comunidades del sur de Yucatán, que llevan más de diez años asegurando el rescate de la semilla para solo depender de lo suyo, única manera de seguir viviendo como mayas.
La movilidad humana en la región peninsular está marcada por la migración centroamericana, que también es población maya, que se dirige a los Estados Unidos. Todos sus derechos son violentados, en todo su recorrido, por el crimen organizado aliado a las instituciones de gobierno. Por otra parte se encuentran los flujos migratorios internos de personas que son expulsadas de Yucatán y Campeche hacia los grandes centros turísticos de la Riviera Maya, donde el pueblo indígena trabaja en la construcción, en los servicios o es víctima de la explotación sexual. Esta zona es el paraíso de los tratantes de personas. Toda esta violencia tiene su reflejo en la permanente amenaza y persecución de los migrantes y sus defensores.
La participación de las mujeres no fue meramente estratégica, sino también inscripta en su identidad. Defensoras genuinas de la naturaleza, ellas mostraron cómo su presencia en estos espacios políticos y su participación protagónica potencia la causa de los pueblos indígenas al enriquecerla con la impronta de su género. También compartieron sus luchas contra el sistema patriarcal y de violencia dominante y encarnado en las instituciones públicas.
Todos los casos presentados son formas de resistencia alimentadas y construidas sobre la revitalización de su cultura y éste es un campo rico en formas creativas de resistencia a la explotación, el despojo y la depredación del planeta. Esta revitalización se contrapone con los sistemas educativos y de salud oficiales que también son parte del sistema de opresión y genocidio que opera en la actualidad.
En el campo de la tierra y el territorio los casos presentados evidencian un despojo sistemático. En algunas ocasiones, como en el caso de Ebulá, el despojo ha revestido características violentas. En otros casos, se realiza a través de mecanismos de enajenación cubiertos de ropaje local. Otros más, provocando y alentando el proceso de empobrecimiento hasta empujar a las comunidades a la venta de sus tierras.
Las actuales embestidas del sistema capitalista depredador en crisis y descomposición se hacen principalmente a través de este despojo. En los casos visados hoy aparece el despojo territorial, pero no sólo de las tierras físicas, sino del espacio en que los pueblos desarrollan su cultura, espacio para seguir siendo pueblos y manejar sus asuntos como ellos quieren a través de la autonomía.
En todos los casos funciona una alianza entre gobierno y empresas privadas. Algunos casos, como el despojo contra el ejido de Chablekal, desnudan la postración de las autoridades frente a los poderes económicos: para permitir y alentar un desarrollo inmobiliario de lujo, el gobierno implementó mecanismos legales facilitadores por los cuales pudo comprar las tierras a los campesinos y venderlas en condiciones extremadamente favorables a empresas.
El proceso de despojo también pasa por un mecanismo de destrucción del tejido comunitario de los pueblos indígenas. No se trata solamente de la ausencia de mecanismos de consultas que respondan a los estándares del convenio 169 de la OIT. Lo que se busca es fomentar la división comunitaria y la cooptación de los líderes.
Constatamos que se impone la desregulación ambiental, sin que medie la intervención eficaz de ninguna de las autoridades involucradas: CONAFOR, RAN, tribunales agrarios, etc. A veces cómplice y otras protagonista, es casi imposible encontrar una línea que divida los intereses del Estado y de los empresarios nacionales o extranjeros que desean el territorio. El despojo se concreta a partir de que el propio Estado, garante del modelo político y económico dominante niega la existencia de los pueblos indios y despliega una política encaminada a su desaparición por exterminio planificado.
La venta de tierras es promovida por instituciones de gobierno que funcionan como intermediarios en beneficio de los inversionistas, mientras se promueven proyectos que dividen a las comunidades, rompen el tejido comunitario e individualizan las decisiones de los ejidatarios, como en Ich ek, en la Biosfera de Calakmul. Este caso es especialmente grave por sus contradicciones ya que la expropiación se realizó en nombre de la creación de una “Reserva de la Biosfera”.
Se ignora el derecho a la consulta, y se imponen políticas públicas para condicionar el uso de suelo de los ejidos, violentando las relaciones comunitarias y su vinculación con la Madre Tierra.
Los Tribunales y autoridades agrarias retrasan las resolución de los juicios de tal manera que las comunidades terminan cansándose y abandonando los procesos; en contraste, las resoluciones en favor de los empresarios que promueven proyectos encuentran soluciones inmediatas, como en el caso de Dragon Mart, en Cancún.
Esta preaudiencia nos ha dado la oportunidad de situar los casos de despojo de tierras y territorios en un proyecto geopolítico más amplio para todo América Latina que incluye la dominación y control de la producción de alimentos, la promoción de cultivos transgénicos, la pérdida de la soberanía alimentaria y un extractivismo impúdico de los bienes naturales convertidos en mercancía.
Se está imponiendo un sistema agrícola industrializado que implica la deforestación de la región peninsular con la consecuente destrucción de la biodiversidad y provoca el desplazamiento de los sistemas agrícolas tradicionales e inundaciones como consecuencia de la mecanización de los sistemas agrícolas.
La introducción de los organismos transgénicos en los territorios, que suele presentarse como una técnica producto de la curiosidad individual y manifestación de la omnipotencia humana de dominación de lo natural, constituye una apropiación sistemática e instrumental de la naturaleza; y se convierte en un instrumento de control territorial, político y cultural.
Esta nueva etapa neocolonial impone tecnologías que deben satisfacer la organización global del capitalismo sustituyendo los modos tradicionales de mejoramiento agrícola. La implementación de modelos productivos extractivos impiden profundizar las democracias de los pueblos, tiende a fragilizar los lazos comunitarios del pueblo maya al ser forzados por la convergencia de gobiernos y capital corporativo a entregar sus riquezas a través de la apropiación por despojo del territorio, de sus actividades productivas y de su cultura.
Por eso el extractivismo es una pieza fundamental de esta etapa del modelo neocolonial. Esa neocolonialidad es una construcción política adoptada para latinoamérica como mecanismo de saqueo de los bienes comunes y de la identidad cultural y configura una verdadera guerra sostenida con tecnologías complejas de alto impacto y difícil reversión que usan nuestros territorios como campos experimentales. Son construcciones políticas ejecutadas por factores de poder político-económicos que habilitan la penetración soberana y disponen el diseño estratégico de la sociedad. El control del territorio se materializa en reducción de autonomía al servicio de la mayor concentración y transnacionalización. Es un sistema de saqueo e inequidad que no contempla el bien común o la felicidad de los pueblos, que destruye vida, naturaleza y autonomía y genera mas hambre y exclusión. El negocio globalizado de alimentos agota recursos no renovables por cuenta y necesidad de un modelo depredador que necesita el control de toda la cadena para ejercer hegemonía y asegurar la rentabilidad.
Ante la demostración, cada vez más inquietante, del impacto ambiental sobre el suelo, flora y fauna de los agrotóxicos, ligados indisolublemente al paquete tecnológico transgénico, se agregan los efectos indeseados sobre la salud de la población, y más recientemente, las limitaciones de la seguridad biológica implícitas en el propio procedimiento tecnológico.
Asoma una sombra aun más ominosa: el potencial agravamiento de la situación en los países productores con la llegada al mercado de las nuevas semillas, donde se «apilan» modificaciones genéticas que suman nuevos tipos de herbicidas para compensar el progresivo fracaso de los transgénicos por resistencia de las malezas y descenso del rendimiento por agotamiento de los suelos entre otros. Estas tensiones modelan un mercado internacional cuyos rumbos futuros son inciertos, pero al mismo tiempo reclaman un urgente y postergado debate sobre la autonomía en los países periféricos.
El pueblo originario Maya asentado en la península de Yucatán pertenece a una cultura de sabidurías, valores y principios milenarios, que contribuye a un proceso de construcción comunitaria ofreciendo un legado histórico que la humanidad conoce.
Desde la concepción del mundo Maya el mundo material es uno de los componentes de la madre naturaleza y para que se convierta en la plenitud o la vida es necesario que se complemente con el mundo de lo espiritual. Es decir que la vida para el mundo Maya es una construcción permanente en interrelación entre todos los elementos vitales, la comunidad humana y la comunidad natural. Por lo tanto la naturaleza desde la concepción Maya es un sujeto actuante y no un objeto como lo considera el mundo occidental.
Desde esta lógica tierra y territorio constituyen un espacio vital de la Madre Naturaleza con derechos, al igual que los seres humanos. La tierra y territorio para el pueblo Maya es la madre generadora de vida de todas las existencias. En esta cosmovisión la tierra no se vende ni se compra.
Tierra y territorios son la base fundamental de la identidad de los pueblos originarios donde se construye y se reconstruye la vida y el sentido comunitario; es el espacio donde se articula lo espiritual y lo material, donde se cultivan de los valores. La tierra es la casa común donde caben todos y todas, donde se comparte y se alimenta la memoria histórica de los pueblos, tejiendo en armonía el presente con el pasado para transformar el futuro.
Recomendaciones
– Recuperamos de los casos expuestos el camino de la reconstrucción de los tejidos comunitarios, de los vínculos basados en los valores de solidaridad, respeto mutuo, complementariedad y autonomía; como esenciales para poder sostener las resistencias y avanzar en los procesos propios de autonomía de las comunidades.
– En acuerdo con la cosmovisión del pueblo maya, los territorios no tienen precio y son patrimonio colectivo de los pueblos que no deben ser introducidos en las leyes de mercado ni en los mecanismos convencionales de las regulaciones nacionales o internacionales. Por ello el dinero, las compensaciones materiales o el reparto de beneficios que signifique la entrega de los territorios y la concreción definitiva del despojo deben ser rechazados.
– En todos los casos resulta un reclamo indeclinable y urgente la restitución de la totalidad de las tierras despojadas y la reparación de los daños ocasionados a las comunidades.
– La justicia para todos los atropellos cometidos también resulta otra de las demandas fundamentales de las comunidades que deben ser atendidas y puestas en marcha sin dilación.
– Condenamos y rechazamos los intentos de introducir el maíz transgénico en México condenándolo a su contaminación en su centro de origen, a la pérdida de diversidad y atentando contra los pueblos que se han reconocido a si mismos como hijos del maíz.
– Consideramos imprescindible no dilatar la prohibición de los cultivos transgénicos y la declaración de la Península de Yucatán, junto a todo México, como Libre de Transgénicos; propuesta que ya está en la agenda de lucha de las comunidades apícolas mayas.
– Condenamos las políticas públicas del Estado mexicano que se ponen al servicio de los capitales especulativos para consumar los despojos territoriales traicionando el mandato de los pueblos a los que deberían servir.
– Hacemos nuestras las palabras de la Demanda General de esta Preaudiencia DENUNCIANDO que las políticas del estado mexicano, en la Península de Yucatán, están diseñadas para acabar con el pueblo maya, así como para acabar con todos los pueblos indígenas del país y latinoamérica y DENUNCIANDO el genocidio que está ocurriendo en tierras mayas, como continuidad del sistemático genocidio que ya lleva 521 años. Por este motivo solicitamos que el jurado de la Audiencia de Violencia contra el maíz, soberanía alimentaria y autonomía condene al Estado mexicano y le exija que se respete y se creen las condiciones jurídicas y efectivas, para la reconstitución del pueblo maya y los derechos para la autonomía y la autodeterminación.
“Buscamos el amanecer de nuestros pueblos”
En los últimos años se ha desarrollado una polémica acerca del calentamiento global. El detonante de la discusión ha sido el reconocimiento de que la temperatura media del planeta ha venido aumentando desde la mitad del siglo pasado y se ha acelerado de manera brusca en los últimos 25 años del siglo XX. Ante las señales de alerta provenientes de la medición de las variaciones en la temperatura, de la evidencia de derretimiento generalizado de las nieves y los glaciares y de la elevación del nivel de los océanos, la ONU determinó en 1988 crear un organismo llamado “Panel internacional sobre cambio climático” (IPCC, por sus siglas en inglés) para favorecer evaluaciones científicas sobre estas variaciones.
Ya para 2005, después de varios informes del IPPC, prácticamente todos los científicos han terminado por sumarse a este acuerdo fundamental: efectivamente, la temperatura del planeta está aumentando. La polémica, en cambio, continúa cuando de averiguar las causas del calentamiento se trata. Una parte minoritaria de la comunidad científica sostiene que el calentamiento se debe a fenómenos de origen natural que se han dado en períodos geológicos pasados. Según este grupo, lo que pasa es que el planeta está en la fase final de un ciclo de elevación de la temperatura, pero que pronto llegará una fase de enfriamiento.
Otro grupo de científicos, mucho más numeroso, considera que hay causas de origen humano en el calentamiento global y que no es casual que el registro de la elevación de la temperatura haya sido cada vez más evidente a partir del surgimiento de la revolución industrial. Estos científicos sostienen que el aumento de gases de efecto invernadero (CO, metano y oxido nitroso), el uso de combustibles fósiles (carbón, petróleo, gas natural), la destrucción de los bosques, la extensión de la ganadería y los agronegocios están a la base del problema.
En 2007, el IPPC publicó un informe en el que sostiene que la tasa de aumento de la temperatura durante la era industrial no ha tenido precedente en más de 10,000 años y atribuye a la concentración de gases de efecto invernadero la causa mayor. Por eso es que en sucesivas ocasiones ha habido la solicitud de la ONU, en diversas reuniones internacionales, que se reduzca este tipo de emisiones. El protocolo de Kyoto, logrado en medio de muchas tensiones, trataba de garantizar una reducción pero ha fracasado estruendosamente debido a la falta de voluntad de los países desarrollados. La última Conferencia de las Partes firmantes (Durbán, Sudáfrica 2007) prolongó este fracaso al encontrar la negativa de los países desarrollados, principalmente EE UU, para asumir responsabilidades en esta materia. Junto a estas tentativas fallidas de llegar a acuerdos internacionales, el consumo de petróleo ha seguido aumentando en el mundo, se ha comprobado la permanencia de los gases de invernadero en la atmósfera hasta por más de cien años y los últimos informes prevén en los próximos decenios un aumento entre el 2.4 y 6.4 grados, muy por encima de los 2º, límite que podría haber evitado los efectos más desastrosos de este fenómeno climático.
Delmar Mattes, especialista brasileño, nos advierte en la Agenda Latinoamericana (pp. 166-167) que la determinación de las causas del calentamiento no son poca cosa, ya que definen las acciones a tomar. Si las causas son naturales, de nada sirve las medidas correctivas que tomemos ni hay razón para que los países desarrollados se sientan en la obligación de reducir sus contaminantes. Por eso muchas de las investigaciones que señalan causas naturales al origen del calentamiento suelen estar financiadas por estos países. Quienes, en cambio, piensan que son las concentraciones de dióxido de carbono las que están a la base del calentamiento señalan que de no haber una reducción de gases se dará una mayor acidificación de los océanos, disminuirá el hielo marino en los polos y habrá un recrudecimiento mayor de calores y fríos, tifones, huracanes y otros fenómenos semejantes.
Para quienes trabajamos de cerca en la producción agropecuaria orgánica, resulta más que evidente que la degradación medioambiental tiene mucho que ver con estos asuntos. Sea que las causas del calentamiento fueran naturales o antropogénicas, es innegable que la deforestación, la contaminación de las aguas, la falta de reciclaje de los desechos humanos, la inyección indiscriminada de agrotóxicos y fertilizantes químicos en nuestras tierras, la acumulación de basura industrial contaminante y la destrucción de la biodiversidad juegan un papel relevante en el desastre ecológico en el que estamos metidos.
Cuando una parte, aunque sea minoritaria, de la población del planeta comienza a tomar conciencia de esto, las corporaciones internacionales de producción de petróleo insisten en decirnos que no hay que preocuparnos, que ya habrá innovaciones tecnológicas que nos saquen de este hoyo, que el funcionamiento del mercado sabrá cómo afrontar el problema. La más reciente Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible, mejor conocida como Río+20, que tuvo lugar en Río de Janeiro del 20 al 22 de junio de 2012, ha asumido en cierta forma esta visión, dado que persigue como propósito inmediato sustituir las emisiones de gases de tipo invernadero por las energías renovables (eólica y solar) que serían solamente paliativos si no hay una decisión firme de buscar un modo de producción y de consumo que cree verdaderas condiciones de equilibrio entre la comunidad humana y la naturaleza.
Y sí, aunque parezca yo disco rayado, no puedo dejar de señalar que el principal motivo de los fracasos de todas las propuestas de enfrentamiento del calentamiento global y de la degradación del medio ambiente, se encuentra en el actual modo de producción capitalista que, por principio, necesita de continua expansión y crecimiento. Este paradigma de lucro y acumulación de capitales nos ha llevado a poner al planeta al borde del colapso. Si se cortasen las emisiones de gases, se reduciría ese crecimiento económico incontrolado. Y eso, el sistema no puede permitirlo. El capital financiero y especulador se está llevando entre las patas a toda la humanidad y a la supervivencia misma del planeta. El objetivo próximo son los recursos naturales: agua, aire, tierra, sol… De ahí las mecánicas de despojo que se han ido estableciendo como acciones sin ninguna regulación de parte de los Estados nacionales.
Esta visión, que puede antojarse apocalíptica, se va corroborando cada día más. No habrá solución de fondo sin una transformación radical del modo de producción y de consumo. El paradigma del crecimiento nos ha llevado a la debacle. Hay que comenzar a decrecer. Y frente a este modelo se alza solamente el modelo de supervivencia practicado durante siglos por los pueblos originarios. Curiosamente, son ellos, los más atacados y despreciados, quienes tienen el potencial de guiarnos a puerto seguro en esta tempestad de deterioro medioambiental, porque conciben la vida como oportunidad compartida y no como simple mercancía.
Cuando me invitaron a ver la película “Elysium” me resistí: no ha logrado conquistarme el cine de ciencia ficción. Salí de la película, atónito: es una parábola de hacia dónde quisieran los grandes de este mundo dirigir nuestro futuro. No se las cuento, no soy tan gacho. Pero verán que, también en ese relato de tintes mitológicos, hay lugar para la esperanza. La recomiendo.
Bajo el título “Táan u xu’ulsaj k-kuxtal” (Están acabando con nuestra vida), un nutrido grupo de organizaciones civiles de la zona maya peninsular está promoviendo la preaudiencia del Tribunal Permanente de los Pueblos en la que se presentarán diversos casos que ponen en evidencia la existencia de políticas de exterminio contra el pueblo maya. La preaudiencia tendrá lugar el próximo fin de semana, 9 y 10 de noviembre de 2013, en Maní, Yucatán, en la sede central de la Escuela de Agricultura Ecológica U Yits Ka’an (Rocío del Cielo).
El Tribunal Permanente de los Pueblos (TPP) es un tribunal ético internacional, de carácter no gubernamental, heredero y continuador del célebre Tribunal Russell, que en su tiempo juzgó los crímenes cometidos en la guerra de Vietnam y dictaminó sobre la extendida represión que se ejerció contra poblaciones latinoamericanas en tiempos de las dictaduras militares. El TPP, constituido formalmente en 1979, se conforma por múltiples personalidades de reconocida autoridad moral, provenientes de diferentes países, disciplinas y horizontes ideológicos. La fuerza del TPP no es solamente jurídica sino, sobre todo, ética, moral. Su interés se concentra en juzgar las violaciones sistemáticas a los derechos de los pueblos, minorías e individuos, que hayan sido perpetradas por los Estados nacionales o por otras autoridades o grupos.
Pues bien, después de muchos años de estudio, el TPP resolvió acoger la petición de diversas personas y organizaciones mexicanas de abrir un capítulo para México. Este espacio tiene la finalidad de denunciar y dar a conocer la situación de violencia estructural imperante en México debido a los nuevos tratados comerciales y desnudar los mecanismos que el Estado mexicano utiliza para mantener en pie el tipo de política que nos ha llevado a esta situación. La situación mexicana es alarmante: la violencia y muerte de cientos de miles de personas tan solo en el sexenio pasado, una crisis económica que ha sacrificado el bienestar de buena parte de la población, el holocausto migratorio que ocurre dentro de las fronteras mexicanas contra la población migrante centroamericana, la problemática ambiental, el colapso de los sistemas de salud, la persistente impunidad de las autoridades y otros muchos fenómenos de este tipo han motivado la aceptación del TPP de abrir un capítulo para nuestro país bajo el tema central: “Libre Comercio, Guerra Sucia, Impunidad y Derechos de los Pueblos”.
Se ha establecido un comité de garantes del Capítulo México frente al TPP. Se trata de personalidades de reconocida probidad: Magdalena Gómez Rivera, Abel Barrera, Jorge Fernández Souza, Gilberto López y Rivas, Obispo Raúl Vera López O.P., P. Clodomiro Siller Acuña, Andrés Barreda Martín y Javier Sicilia. Bajo su mirada vigilante se han establecido siete ejes temáticos para abarcar la complejidad de la realidad mexicana:
– Guerra Sucia como violencia, impunidad y falta de acceso a la justicia
– Migración, Refugio y Desplazamiento Forzado
– Feminicidio y Violencia de Género
– Violencia contra los Trabajadores
– Violencia contra el maíz, la Soberanía Alimentaria y la Autonomía
– Devastación Ambiental y Derecho de los Pueblos
– Desinformación, Censura y Violencia contra los/as Comunicadores/as.
En torno a esos siete ejes se han venido realizando distintas pre audiencias a lo largo y ancho del país. Se trata de acopiar los distintos casos de violaciones a los derechos humanos sobre los que la Audiencia Final del TPP Capítulo México, programada para 2014, tendrá que pronunciarse.
En la zona maya los despojos de tierras, la ocupación del territorio de los pueblos indígenas, la contaminación y posible pérdida de semillas criollas a causa de los permisos otorgados para la siembra de transgénicos, la confección de leyes que van contra los derechos del pueblo maya, la imposición de mega proyectos económicos (minería, privatización del agua, monocultivos y deforestación) sin consultar a las comunidades donde se establece su fuerza devastadora, la discriminación que persiste contra los pueblos indios y otras violencias más, constituyen ataques sistemáticos contra el pueblo maya. Por eso es que una decena de organizaciones civiles peninsulares ha preparado la pre audiencia “Táan un xu’ulsaj k-kuxtal”, en la que las víctimas de los pueblos mayas, presentarán sus agravios contra el Estado mexicano ante un cuerpo de ocho dictaminadores, cuatro nacionales y cuatro extranjeros. Para muchas de las personas y organizaciones denunciantes es ésta una oportunidad para defender lo que les queda de territorio y buscar la justicia como parte del proceso de fortalecimiento de los pueblos en contra de los proyectos de muerte que se establecen en sus comunidades.
Las organizaciones que promueven la pre audiencia sobre las políticas de exterminio contra el pueblo maya son: Comité de Semillas Much’ Kanan I’inaj (Poniente de Bacalar), Comité de Defensa del Maíz (Sur de Yucatán), Misioneros A.C., EDUCE A.C., Organización Indígena en Defensa de las Semuillas Ka’Kuxtal Much Meyaj A.C., Tojil Xíimbal, Kabi Habin, Indignación A.C. y la Escuela de Agricultura Ecológica U Yits Ka’an.
Estas organizaciones han acompañado a las personas y grupos que presentarán sus casos de violación a los derechos humanos y a los derechos de los pueblos. Nueve casos, largamente trabajados por las comunidades, serán presentados: el desalojo ocurrido en Ebulá, Campeche; el Despojo de territorio en Hopelchén, Campeche; Lucro, ejido y territorio en Chablekal, Yucatán; Manipulación de la comunidad maya de Kisteíl, Yucatán; ´Políticas púbicas que derivan en el despojo de territorios en el poniente de Bacalar, Quintana Roo; Afectación de la apicultura por la soya transgénica en Hopelchén, Campeche; Despojo de territorio en X Kix. Campeche; Expropiación del Ejido Ich Ek en la reserva de Calakmul, Campeche y la Afectación que produce el proyecto Dragon Mart, en Cancún, Quintana Roo.
Acompañando estos casos se presentarán algunos testimonios que abarcan, desde las políticas públicas usadas como mecanismos de despojo, hasta los derechos de las mujeres del pueblo maya, pasando por la problemática migrante, desplazamientos forzados, inundación de comunidades como efecto de la destrucción de cauces naturales y consideraciones acerca de la educación y la historia en tierras mayas.
Serán dos jornadas de intenso trabajo en que las organizaciones y personas afectadas presentarán sus casos y testimonios. Aunque el objetivo fundamental es el encuentro de las víctimas y la exposición de casos construidos por los pueblos afectados y de los testimonios que corroboran el proyecto de muerte contra los pueblos indios, la pre audiencia estará abierta a los medios de comunicación y al público en general previo registro. Quienes deseen presenciar la pre audiencia, sin excepción, deberán registrarse en la dirección electrónica preaudienciamayatpp@gmail.com para poder tener acceso. Es posible que también pueda seguirse todo el proceso de la pre audiencia en un canal de internet que será dado a conocer en días próximos.
Palabras pronunciadas en la presentación del libro «Perfume y pólvora. Memorias de una campaña sin fin», de Cristina Sada Salinas (El Naranjo, Monterrey 2013), el 25 de octubre de 2013, en la ciudad de Monterrey. Nuevo León.
“El libro de Cristina Sada Salinas es un recorrido que ilustra la participación ciudadana de la autora en la brega electoral de 2012, cuando fue candidata al Senado de la República por la Coalición Movimiento Progresista, constituida por los partidos PRD, PT y Movimiento Ciudadano, reunidos todos en torno a la figura del candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador.
Pero el libro de Sada Salinas es mucho más. Es la narración apasionada del despertar de una vocación ciudadana, una disección aguda de los entresijos de la política regiomontana, la historia escrita del impacto de una mujer de la alta sociedad convertida en candidata de los partidos de izquierda.
En un acto público de rendimiento de cuentas, la autora desnuda la mezquindad de la partidocracia mexicana, las presiones que se esconden detrás del acercamiento de los medios de comunicación social a las campañas políticas y los golpes bajos recibidos de quienes debían haber sido sus aliados políticos.
No es, desde luego, el primer libro que asume la denuncia de los entramados íntimos de la política mexicana en tiempos electorales. Pero su virtud principal es que se trata de un testimonio de primera mano, hecho en la cercanía y el fragor de la batalla por convencer a los electores. El libro de Cristina Sada Salinas pertenece al género de las memorias. Por ello, junto con los aspectos sórdidos de la campaña, encontramos historias de solidaridad y de compañerismo, como la estampa entrañable que nos trae el libro sobre doña Rosario Ibarra de Piedra.
De manera inevitable, la narración se cruza con la historia familiar de la autora, lo que le da al libro una calidez que no encontramos con frecuencia en las denuncias políticas. Somos testigos al paso de sus páginas de los conflictos internos de una de las familias más notables del empresariado regiomontano. El libro sube la cuesta de la intensidad cuando narra algunos sucesos íntimos que, a manera de exorcismo, la autora vierte en su obra: la muerte de su hija, el distanciamiento de su madre, la célebre Irma Salinas Rocha y el re descubrimiento de su grandeza, los conflictos intrafamiliares por la herencia del abuelo.
El libro de Cristina Sada Salinas es un testimonio lúcido, teñido de ternura y de nostalgia, de cómo se va construyendo la salud social de este país, una de cuyas enfermedades más graves es el cultivo de las medias verdades, la opacidad y el ocultamiento. Contra esta enfermedad se yerguen estas páginas. Un libro que vale la pena leer.”
Hasta aquí el texto que escribí hace unos meses, después de haber leído una versión electrónica del libro, no publicada y aún sin título, y que la autora decidió incluir en la contraportada de su libro. Quisiera hoy, en la presentación del volumen, felicitar a Cristina por la decisión de hacer públicos sus pensamientos y reflexiones. No somos pocos los que estamos hartos de la política de los partidos. Las encuestas revelan, cada cierto tiempo, el desencanto de los ciudadanos frente a estas instancias de poder político que, lejos de servir de instrumento para generar los cambios que el país necesita, se convierten en rémoras, defensores de intereses inconfesables, escuelas de corrupción e ineficiencia. No hay ninguno que se salve.
Pienso, sin embargo, que no es la política el principal enemigo de los pueblos. Los partidos sirven solamente como correas de transmisión de un sistema, de un modo de vida, que ha terminado de convertir el planeta en un gigantesco mercado, un “mall” donde todo se compra y se vende: la televisión y la dignidad, la coca cola y el respeto a las diversidades, las galletas y la religión. Hubo un tiempo en que las ciudades y poblaciones tenían un mercado, casi siempre en el centro. Hoy las ciudades, los campos, los templos, se han convertido en mercados y todo, todo lo demás, es mercancía.
Hace algunos días tuve la fortuna de participar en el VII Congreso Continental de Teología India, en Pujilí, Ecuador. Decenas de delegados de distintos pueblos indios del continente, se reunieron para compartir sus sufrimientos y experiencias. Me hago eco del diagnóstico que hicieran sobre la situación actual, tal como ellos la perciben:
“Después de reflexionar y conversar sobre lo que sentimos en nuestras naciones originarias concluimos que la Madre Tierra está enferma, por consiguiente nosotras/os sus hijas e hijos también lo estamos, y lo está todo el planeta. Nos queda claro que la causa principal de estos males y enfermedades es el sistema estructural dominante; todo lo que observa y toca lo convierte en mercancía: la educación, la salud, la tierra, la espiritualidad, la política, los gobiernos, las instituciones educativas, religiosas y otros, ya que promueven estructuras verticales y muchas veces corruptas; debilita la organización en nuestros pueblos y desarmoniza los vínculos comunitarios con la naturaleza y el Creador, pues fundamenta su crecimiento únicamente en lo monetario y en la privatización. ¡O extirpamos este cáncer de la humanidad o terminará por destruirnos!”
Sucede, sin embargo, que ante esta realidad tendemos a buscar caudillos que nos salven. Olvidamos así que la reconstrucción que el mundo (no sólo el país) necesita pasa por la construcción de universos en pequeño, por la revaloración de la comunitariedad, por la celebración (y no la censura) de todas las diversidades que nos enriquecen, por el fortalecimiento de los espacios de autonomía, por el decrecimiento de la producción y del consumo incontrolados.
El libro de Cristina Sada es una confirmación del desencanto de la política, sí, pero también una invitación a no cansarnos en la búsqueda de alternativas que nos permitan convivir en armonía. No trae fórmulas de transformación social. Es un libro más modesto. Quiere solamente compartir su experiencia, y con ello, abonar la esperanza de los cientos, miles, millones de mexicanos que en trincheras diversas no se han resignado a que las cosas sigan siendo como hasta ahora ni les hace gracia estos jirones de país que estamos dejando como herencia a las siguientes generaciones. El desafío es global, sí, pero la solución es “glocal”, ese neologismo tan necesario. Con la mirada puesta en el horizonte del otro mundo posible, pero con las manos y los pies en el pedazo de tierra y de convivencia donde resistimos.
Uno puede vivir escondiendo la cabeza bajo la tierra, como un avestruz. No es tan difícil. Basta con cerrar los ojos y los oídos del corazón al sufrimiento ajeno y construirnos una torre inalcanzable, en el penthouse mismo de la realidad. Todo esto puede hacerse, incluso, amparados en tradiciones religiosas porque muchas instituciones se alejan de sus orígenes y traicionan la intención de sus fundadores, para convertirse en simples administradores de mercancías espirituales.
Pero hay en este panorama, espacio para la esperanza. Junto con muchos hombres y mujeres, Cristina Sada Salinas ha escogido un camino diferente y nos ha dejado en estas memorias un testimonio de los rumbos que en su vida ha ido descubriendo. Su paso por la política, con sus encuentros y desencuentros, su mundo interior y familiar compartido en este libro, los sueños suyos que laten bajo estas páginas, conforman un testimonio respetable y de agradecerse porque se trata de un grito que busca hoy oídos receptivos, sin más pretensión que hacerse oír para compartir su punto de vista. Es una voz que se une a las muchas voces que reclaman autenticidad en un mundo acostumbrado a la mentira y la simulación.
Les comparto la Declaración Final del VII Congreso Continental de Teología India (Pujilí, Cotopaxi, Ecuador), en el que tuve el honor de participar.
Saludo y presentación
Convocadas/os por la Madre Tierra, por el Tayta Inti, y por Nuestro Señor Jesucristo, caminando de cerca y de lejos, atravesando los valles y las cordilleras, acudimos puntuales al llamado que Dios Madre y Padre de la Vida nos sigue haciendo para corazonar y sentir su paso liberador en esta hora difícil de la historia para nuestros pueblos y naciones originarias.
Desde Pujilí, Ecuador, la hermosa tierra de Monseñor Proaño y del Danzante de la Vida, a los pies de la Cordillera Santa de los Andes y de Mama María Juana o Cotopaxi, gritamos hermanadas las naciones originarias de estas tierras: ¡Sumak Kawsay!, Lekil Kuxlejal (Maya Tseltal, México), Utsil Kuxtalil (Maya yucateco), Utzalaj K’aslemal (Maya Kiché, Guatemala), Kiruah Wiarik (Poqoman, Guatemala), Utz Kaslemal (Kaqchikel, Guatemala), Yek Inemé (Náhuatl de El Salvador), Toyekyolilis (Náhuatl de México), Xatlan okse latamat (Totonaca, México), Guendanazaaca (Zapotecos del Istmo, México), Misnokimi Ramgosfi (Mazahua, México), Sesi Cuiri-pu (Purepecha México). Nüne Guaire Kwin (Ngäbe, Panamá y Costa Rica), Vanja Siseteta asiquiro (Bari de Colombia), Wapushuwaya Anashi (Wayuu La Guajira, Colombia), Nabir Garmagdii Saed (Guna), Biia beadaya (Embera Dobida, Chocó Colombia), Nxusme’ cena cena fx’zewa’, (Nasa, Colombia), Suma Jakaña, Suma Qamaña (Aymara, Bolivia y Perú). Teko Kavi-TekoKatu (Guaraní, Paraguay), Teko pora-Nemboaje (Mbya, Paraguay), Kume Mongen (Mapuche, Chile), Kume Monjen-Kume Feley (Mapuche de Argentina), Onaxaic ra kanachalataxac (Toba Argentina), Yvy Marae’y Rekavo (Avá Guaraní, Paraguay). Suma Kawsay (Kichwa Ecuador), Ayuro Nisetise (Arapaso, Brasil), Me Umarimei (Mebengokre, Brasil), Moo Bunaima (Huitoto, Colombia). Tee Tenker (Achuar, Ecuador), Viv Biê (Galibi Marworno), Ayuro Niisetise (Tariana Brasil), Puranga Yaiku (Baré Brasil), Tutmun Ka Viv Biê (Karipuna Brasil), Há Tavî (Kaingang, Brasil) La Buona Vita, (Italia).
El Evangelio de las Naciones Originarias
Les anunciamos una buena noticia para todas y para todos: ¡El Buen Vivir!, que los pueblos y naciones originarias del sur andino han heredado de sus Taytas, simbolizada en una Vasija de Barro. El Buen Vivir/Buen Convivir se manifiesta en no ser perezoso, mentiroso y ladrón; es actuar, soñar, reconstruir la Vida misma; se trata de una radical apuesta por la Vida Plena y Abundante, para todas y para todos, no sólo para unos cuántos. Nos muestra el horizonte de nuestras luchas hacia una vida digna y justa. Esta herencia milenaria nos une en un proyecto común desde la diversidad de nuestros pueblos; es para quienes vivimos y cohabitamos este hermoso planeta. Así también nos lo exige el mismo Jesucristo: “He venido para que tengan vida y vida en abundancia” (Jn. 10,10).
Patología estructural
Después de reflexionar y conversar sobre lo que sentimos en nuestras naciones originarias concluimos que la Madre Tierra está enferma, por consiguiente nosotras/os sus hijas e hijos también lo estamos, y lo está todo el planeta. Nos queda claro que la causa principal de estos males y enfermedades es el sistema estructural dominante; todo lo que observa y toca lo convierte en mercancía: la educación, la salud, la tierra, la espiritualidad, la política, los gobiernos, las instituciones educativas, religiosas y otros, ya que promueven estructuras verticales y muchas veces corruptas; debilita la organización en nuestros pueblos y desarmoniza los vínculos comunitarios con la naturaleza y el Creador, pues fundamenta su crecimiento únicamente en lo monetario y en la privatización.
¡O extirpamos este cáncer de la humanidad o terminará por destruirnos!
La Olla sanadora
A pesar de este oscuro panorama, nosotras y nosotros pueblos y naciones de Abya Yala, creemos y trabajamos por el Buen Vivir: haciendo memoria y recogiendo las sabidurías ancestrales, siguiendo las huellas de quienes nos antecedieron en este gran proyecto de vida: Dolores Cacuango, jTatic Samuel, Tomás García,María Chávez, Xicao Xukuru, Catarina Morales, Domingo Llanaqu Chana y otras tantas, quienes fortalecen nuestra esperanza y animan nuestro caminar, a través de los espíritus de nuestros ancestros. El Sumak Kawsay, el Buen Vivir/Convivir es una utopía que animó la vida de nuestras abuelas/os, es una propuesta de vida y sanación actual y para siempre
Palabra sabia, viva y actual
Nos guía en esta lucha las palabras sabias y antiguas de nuestras comunidades, ya que como se dijo en el Mito Mama Puma y los Kuyllur y Lucero, hay enormes tigres que están persiguiendo a los más débiles para devorarlos y acabarlos, y están también aquellos insaciables que siempre quieren más y más a costa de los otros; no nos es nueva la persecución, los pueblos Amazónicos, Mayas, Kichwas, Quechuas, Aymaras, Totonacos, Guaranies y otros muchos hemos sido perseguidos por siglos, pero hasta hoy hemos encontrado caminos y luces para subsistir; sin embargo hoy nos preocupa la codicia insaciable de los nuevos tigres que sin el mínimo respeto destruyen nuestro entorno de vida: La Madre Tierra. Nos animan las palabras sabias y antiguas de nuestros pueblos, porque sabemos que hoy es tiempo de Pachakutik, de renovación y cambio del sistema estructural, de economía, de estructura de gobiernos, etc. Nos anima también nuestra fe en el pobre de Nazareth, que vino a traer vida plena para los más débiles y a hacernos prójimos con los: cojos, ciegos, mudos, leprosos, paralíticos, mujeres, niños, desplazados. Levantando una y otra vez la voz contra los dominadores de su época, como señal profética del Reino. Por lo tanto, ¡nosotras y nosotros, pueblos originarios de Abya Yala afirmamos que el Sumak Kawsay y el Evangelio es el mismo proyecto del Dios de la Vida!
Compromisos y acciones
Como pueblos y naciones originarias, nos comprometemos a defender y revitalizar los espacios y vivencias propias de nuestras comunidades: alimentación, espiritualidad, economía, salud, educación, sistema político, lenguas e idiomas, valores, fiestas y ceremonias, vestimentas y semillas y a trasmitir este proyecto de vida a los niñas/os y jóvenes de nuestros campos y de las ciudades. A los Gobiernos de nuestros Estados les exigimos: El respeto y el reconocimiento de los territorios ancestrales; realizar y respetar las decisiones de los procesos de consultas, como lo señala el Convenio 169 de la OIT. Detener todo tipo de invasión a nuestros Territorios, como la minería a cielo abierto, hidroeléctricas, los agronegocios, explotación petrolera, ya que estos territorios ya existían antes de la conformación de los actuales estados. Crear y/o fortalecer la educación intercultural y plurilingüe. Respetar nuestros espacios de participación y toma de decisión en los diferentes ámbitos de la sociedad. A los Pastores de nuestras respectivas iglesias les urgimos, en nombre de Nuestro Señor Jesucristo, que respeten la espiritualidad de nuestros pueblos ancestrales. Se involucren en nuestras reivindicaciones y luchas sociales en defensa de nuestros derechos y dignidad, como lo hizo nuestro maestro Jesús. Además les pedimos promover y apoyar la plena participación de laicos y mujeres en todos los espacios de nuestras diferentes iglesias. Nos comprometemos y pedimos a la sociedad civil crear procesos de diálogo y relaciones interculturales para llegar a tener un mismo sentir, pensar y actuar, en defensa de la vida íntegra.
Finalmente, desde este VII Encuentro Continental de Teología India, con mucha fuerza y coraje nos unimos a los reclamos y demandas de quienes han emprendido luchas por defender la tierra y territorio, autonomía y autodeterminación como la Marcha de las mujeres de la Amazonía Ecuatoriana, en defensa del Yasuní, la Campaña Continental de la Nación Guaraní, las Demandas de la Organización Nacional Indígena de Colombia, entre otras muchas.
Este es nuestro clamor y nuestra palabra esperanzadora para toda la humanidad: ¡El Buen Vivir! Esta es nuestra fe y estamos dispuestas/os a proclamarla y defenderla, incluso con nuestra propia vida.
¡Sumak Kawsay!: ¡Proyecto de Dios, Proyecto de Vida! proclamado desde este territorio andino.
Pujilí, Cotopaxi, Ecuador, 18 de Octubre de 2013.
Les comparto los dos primeros boletines de prensa deel Congreso.
Saludos desde Ecuador.
Se inaugura el VII Encuentro Continental de Teología India
– Delegados de más de quince países, representantes de pueblos indígenas, estarán en Ecuador del 14 al 18 de octubre
– Pujilí es el cantón de la provincia de Cotopaxi, en Ecuador, donde el Encuentro tendrá lugar.
– Es un encuentro ecuménico, en el que participan representantes de comunidades indígenas y agentes de pastoral.
Al son de la bocina, antiguo instrumento prehispánico parecido al shofar hebreo, dio inicio el VII Encuentro Continental de Teología India, en el Cantón de Pujilí, Provincia de Cotopaxi, en el pluricultural país del Ecuador.
Delegaciones de más de quince países se dieron cita en el Coliseo Belisario Quevedo para participar en la ceremonia de inauguración del Encuentro, que contó con la presencia de los teólogos indígenas Eleazar Hernández y Ernestina López Bac, coordinadores del Enlace Ecuménico Latinoamericano de Pastoral Indígena (AELAPI) y de representantes de la Diócesis de Latacunga y de la municipalidad de Pujilí, anfitriones del Encuentro.
El tema que reúne a los cientos de delegados de los pueblos indios que habitan en las regiones Mesoamérica, Cono Sur, Andina, Caribe, Amazonía y a una nutrida delegación de la Confederación Latinoamericana de Iglesias (CLAI), es el SUMAK KAWSAY, buen vivir o vida plena, vista desde el horizonte cultural de los pueblos originarios participantes en el Encuentro.
Entre bailes tradicionales y la presentación del cántaro, símbolo del corazón y la sabiduría indígenas, los delegados iniciaron un camino que les llevará varios días de reflexión y oración.
En un primer momento, SHUK SHUNKULLA (un mismo sentir), compartirán la realidad de los pueblos indios del continente. Es el en el que conversarán sobre las amenazas contra la Madre Tierra y escucharán los sufrimientos y gozos de los pueblos, sus esperanzas y sus luchas.
En un segundo momento, SHUK YUYAYLLA (un mismo pensar), profundizarán, desde la sabiduría de los pueblos indios, sus mitos, ritos y relatos, en las propuestas de armonía y comunión con Dios, con la Madre Tierra y con toda la humanidad que tienen los pueblos, confrontándolas con la propuesta cristiana de vida plena.
Finalmente, en un tercer momento, SHUK MAKILLA (un mismo actuar) formularán los compromisos que favorezcan proyectos concretos que construyan un futuro diferente a hagan crecer la esperanza en los pueblos originarios de todo el mundo.
Las personas interesadas en el Encuentro podrán encontrar información actualizada y transmisiones en vivo conectándose a la página de feisbook: encuentro continental de teología india
Esperanza indomable vs. Proyecto de muerte
– Participantes en el Encuentro denuncian el proyecto de exterminio al que están sometidos los pueblos indígenas en América Latina
– La esperanza y la resistencia de los pueblos indígenas, señalan, ofrece al mundo una alternativa al actual sistema de muerte.
Desde muy temprano fueron llegando a la Casa del Campesino, en la municipalidad de Pujilì, los participantes del VII Encuentro Continental de Teología India. Venían muy contentos de la hospitalidad recibida de parte de las familias que, pertenecientes a las distintas parroquias de la diócesis de Latacunga, se ofrecieron generosamente a compartir con ellos techo y alimentación.
En este segundo día, los delegados de los pueblos indígenas de más de quince países se dedicaron a compartir sus reflexiones sobre la situación por la que pasan sus comunidades. De acuerdo con el programa, hoy será el día de buscar un mismo sentir en el corazón frente ala desafiante realidad que enfrentan los pueblos originarios del continente.
A partir de dos sencillas preguntas: ¿qué impide o amenaza el buen vivir de nuestros pueblos? Y ¿Qué está favoreciendo el buen vivir?, los participantes abordaron la realidad de sus pueblos.
Reunidos por regiones, los delegados describieron las amenazas que se ciernen sobre los pueblos indígenas: la crueldad de un sistema que los excluye, un sistema económico que los considera material sobrante, la depredación de la Madre Tierra, los despojos de tierras y territorios indígenas, la imposición de proyectos de explotación minera, los escasos apoyos gubernamentales al campo… todo ello fue configurando un panorama desolador. Los indígenas participantes en el Encuentro dijeron su palabra y la dijeron clara y fuerte: se trata de un proyecto de exterminio de nuestros pueblos.
No salieron libres los gobiernos ni la estructura de los Estados Nacionales, que en un afán de uniformidad forzada tratan de convertir los países en un panorama de un solo color, en vez de valorar e impulsar la riqueza de la pluriculturalidad.
Herederos de una paciencia histórica de siglos, los pueblos indígenas están lejos de rendirse. Del fondo de sus cántaros de sabiduría extraen una esperanza indomable. Por eso, en la respuesta a la segunda pregunta planteada por la comisión organizadora, los grupos desgranaron las experiencias con las que tratan de responder a las agresiones en su contra: trabajo comunitario, ejercicio de la autonomía en sus territorios, ritos ancestrales que son fuente de vida y esperanza, resistencia contra los proyectos de muerte, exigencia del derecho a la consulta sobre lo que se haga en sus tierras y territorios, experiencias de agricultura orgánica… un tejido de experiencias que muestran al mundo la caducidad del sistema capitalista neoliberal y la probada experiencia y viabilidad del modelo de relaciones indígenas en la construcción de un mundo más humano y fraterno.
Tanto los dolores como las esperanzas fueron puestos en común en una gran reunión plenaria por la tarde. Las exposiciones de las distintas delegaciones regionales fueron desfilando una a una en un derroche de creatividad, desde cantos y símbolos, hasta una gigantesca serpiente que recorrió los aciertos y desaciertos del caminar indígena. Todo lo compartido será la base para la reflexión de mañana: un mismo pensar.
La palabra holocausto me produce escalofrío. No me refiero, desde luego, al sacrificio descrito por el libro del Levítico (1,1-17) y que consistía en despedazar un ganado mayor o menor y luego prender fuego a los trozos sobre el altar del Templo de Jerusalén hasta su completa consumación para apaciguar a Dios con el olor de la carne quemada, sino al significado que ha asumido después de la Segunda Guerra Mundial: al drama de más de seis millones de judíos exterminados en los campos de concentración y las cámaras de gas y de cientos de miles de polacos, homosexuales y Testigos de Jehová exterminados con la misma saña en tiempos del nazismo.
Por eso, la primera vez que escuché la palabra holocausto para describir el fenómeno de la migración centroamericana en su paso por tierras mexicanas, el corazón se me estremeció. ¿Podía utilizarse un concepto tan estrujante para describir la tragedia de los miles de hondureños, haitianos, guatemaltecos, salvadoreños… que atraviesan el infierno mexicano en busca de llegar a la frontera norteamericana? ¿Estamos en la presencia de un holocausto migratorio?
Los relatos, repetidos hasta el cansancio, que encontré en La 72. Casa-hogar para migrantes, en Tenosique, Tabasco, terminaron por convencerme de la pertinencia del uso de la palabra holocausto para referirnos a los dolores y la muerte de cientos de miles de migrantes que atraviesan nuestro país. Pero no solamente a ellos/as: las noticias venidas de la isla de Lampedusa, en territorio italiano, puerta de entrada a la Europa continental para miles de emigrantes provenientes del continente africano, muestran con claridad que el holocausto migratorio, aunque tenga características precisas y espeluznantes en nuestra patria, es parte de una situación mundial en el que el fenómeno de la movilidad humana es castigado sistemáticamente con secuestros, comercio ilegal, bandas de crimen organizado, corrupción de las autoridades migratorias, renacimientos de las xenofobias y racismos de todo tipo. Y las víctimas se cuentan por millones.
La muerte de varias decenas de personas provenientes de Somalia y otros países africanos en un transporte marítimo que trataba de llegar a la isla de Lampedusa y la reciente entrega del Premio de derechos humanos Gilberto Bosques a Fray Tomás González, director de “La 72”, uno de las decenas de albergues que dan atención humanitaria y luchan por los derechos humanos de los migrantes, son acontecimientos que vienen a poner de nuevo sobre el tapete de la discusión una realidad de muerte cotidiana que nos negamos a ver: una auténtica tragedia que pone en cuestión el modelo civilizatorio que hemos construido.
Me encantaría conocer a Óscar Martínez. Es un joven periodista y escritor de apenas 30 años. Sus textos pueden leerse con frecuencia en el portal digital ElFaro.net. De este portal electrónico ha dicho el novelista y ensayista Francisco Goldman: “Fundado en 1998, la sede de este primer diario en línea de América Latina está en San Salvador… Lo fundaron dos jóvenes salvadoreños educados en el extranjero, hijos de exiliados políticos. Cuando volvieron a su país lo encontraron devastado por la guerra… y decidieron que era posible hacer un periodismo de avanzada. ¿Qué es el periodismo de avanzada? Aquel que se atreve a escribir sobre aquello de lo que nadie se atreve a escribir, al menos no de manera concienzuda y minuciosa. El que se acerca lo más posible a los temas y a los individuos, tomando el tiempo que sea necesario para lograrlo y luego, de alguna forma, sabiendo cómo aprovechar al máximo aquello que se descubrió: capturar la forma en que hablan los mareros, su jerga, sus gestos, como si el escritor mismo desde siempre hubiera pertenecido a la mara”.
A esta clase de periodismo de avanzada se dedica Óscar Martínez. Viene esto a colación porque Óscar se ha dedicado a recorrer varias veces la ruta de los migrantes centroamericanos atravesando México, y nos ha regalado, con su visión crítica y su precisa y fina prosa, crónicas y reportajes estremecedores sobre los sufrimientos que tienen que enfrentar los hombres, mujeres y niños que atraviesan el infierno llamado México en su ruta hacia la frontera norte.
Óscar Martínez ha publicado el libro Los migrantes que no importan (Oaxaca, Sur, 2012). Tenía poco más de veinte años cuando lo escribió. Goldman señala a propósito de esta obra: “lo hace muy, muy bien, con vivacidad, precisión exactitud, con una moderación y una reserva que han de haber sido muy difíciles de sostener si se considera la furia que a menudo sentía el autor ante los eventos que presenciaba”.
El número 175 de la revista Letras Libres, correspondiente al mes de julio de 2013 y titulado “La frontera de la vergüenza”, nos trae una probadita de la desgarradora crónica que Óscar Martínez hace del sufrimiento migrante. En seis crudas escenas que llenan de horror y rabia, Martínez desnuda la culpabilidad del Estado mexicano, la operación de las bandas criminales y su complicidad con las instancias de política migratoria mexicanas, la inutilidad de los mecanismos de denuncia… Si los relatos orales escuchados de viva voz en algunas de mis vistas a “La 72” no hubieran sido suficientes, los relatos escritos, bien escritos, de Óscar Martínez habrían acabado por convencerme de que estamos frente a una realidad que bien puede ser denominada como holocausto. Y nosotros… tan campantes.
Échenle, si quieren, un ojo a los relatos de Martínez (www.letraslibres.com). Les aseguro que la visión que tienen ustedes del fenómeno migratorio, pacientes lectores y lectoras de estas líneas, no volverá a ser la misma.
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