Iglesia y Sociedad

Gente de Razón o los muertos de José Ramón

19 Jun , 2014  

Desde hace algunos años tenemos la fortuna de tener al Maestro José Ramón Enríquez viviendo en la ciudad de Mérida. Antes al frente del Centro Universitario de Teatro de la UNAM (CUT), director y dramaturgo que goza de amplio reconocimiento, su presencia ha venido a enriquecer el panorama teatral yucateco y, ya desde su magisterio en la ESAY o su trabajo en la Compañía Teatro Hacia el Margen, ha convertido su proyecto de “retiro” en un fecundo intercambio con la comunidad teatral de nuestro estado, lo que ha redundado en beneficios mutuos.

Con toda su experiencia y sabiduría acumuladas, José Ramón ha venido dedicándose a una labor poco común: desenterrar muertos. No hablo de un oficio fúnebre o de un tétrico empeño, sino de una tarea de resurrección. Quizá debería yo hacer dicho: una labor poco común, resucitar muertos. Y lo ha hecho no sólo dialogando en su producción teatral con algunos grandes del teatro mundial (Tennesee Williams, Samuel Beckett…), sino realizando una labor de investigación histórica que lo ha llevado a preguntarse, incluso, de quiénes son los cadáveres que pueblan el subsuelo de la vieja casona de la calle 58 en la que vive, como revelara su esperpento “Guerrero en mi Estudio” (texto publicado en 2010 en la colección Cuadernos de Dramaturgia Mexicana No. 29, de Ediciones y Producciones Escénicas Paso de Gato con el apoyo del H. Ayuntamiento de Mérida).

De alma perpetuamente inquisitiva, junto con los muertos, José Ramón desentierra añejas cuestiones no resueltas: quiénes somos, qué pasa con aquellos cuya memoria desaparece y a dónde va su legado, cuántas piezas extraviadas explican la compleja realidad que es México, en fin, como dijera el poeta, sobre qué muertos vivimos nosotros. Pues bien, José Ramón ha hecho de nuevo de las suyas: acaba de escribir un esperpento titulado “Gente de Razón”, pieza en la que continúa el planteamiento iniciado en “Guerrero en mi Estudio” sobre los orígenes del mestizaje, buscando respuestas que no solamente aclaren y expliquen nuestro pasado, sino que nos permitan abordar con nueva visión el desprecio y el olvido al que relegamos a los pueblos originarios en el afán absurdo de construirnos una identidad que los excluya vergonzantemente.

Escrita ad hoc para ser puesta en escena por los alumnos de la ESAY que concluyen sus estudios teatrales, Gente de Razón cuenta una historia para ocho personajes. En esperpéntico galimatías se conjugan, muy a la José Ramón, referencias a Juan Goytisolo, John Kennedy Turner, Karl Marx y muchas citas más (y citas de las citas) acompañando una trama por demás sugerente: una pareja de periodistas (uno reportero, la otra fotógrafa) llegan a España, a un convento dominico abandonado en Andalucía; ahí se encuentran con los fantasmas de Tenamaztle, -cacique del desaparecido pueblo de los caxcanes–, Tecuixpo –hija de Moctezuma y bautizada con el nombre cristiano de Isabel–, Fray Felipe Xiu –maya convertido al cristianismo y nieto de Tutul Xiu–, Fray Bartolomé de Las Casas y Pedro de Alvarado. Un último, gracioso personaje, aparece en la obra: doña Maruca Enríquez de Lara, mujer deseosa de ser reina de México, cómico remedo de Maximiliano.

La obra puede tener múltiples lecturas. No aburriré aquí a los pacientes lectores de esta columna semanal con las mías. Subrayo, sin embargo, tres elementos:
1. La vigorosa presencia de Tecuixpo, dignamente representada por Liliana HeSant, uno de los ejes de comprensión de la pieza, como en “Guerrero en mi Estudio” lo fuera Zazil Ha, la olvidada esposa de Gonzalo Guerrero. Un cuestionamiento abierto al sesgo patriarcal de nuestra investigación histórica y nuestra memoria colectiva.
2. La presentación compleja de una realidad también compleja: un Las Casas, icono de la defensa de los indios, cuestionado por la hija de Moctezuma; un maya convencido de su fe cristiana y en tensión permanente con su realidad indígena (con un extraordinario Efraín Vaaz encarnando el personaje, la más vigorosa presencia escénica a mi juicio), un conquistador reclamando su propia mitología, Tenamaztle, testigo fantasmal de un pueblo desaparecido y reclamador de una descendencia que se hizo humo… todo en el marco de un diálogo intenso y emotivo entre los cuatro fantasmas, quizá el momento de mayor hondura de la obra.
3. Finalmente, aunque hubiera muchas cosas más que decir, la continua interpelación que dirigen los personajes al autor de la obra, sentado como niño regañado en la primera fila del teatro, sujeto a múltiples cuestionamientos y víctima de su propia obra dramática.

“Gente de Razón” se convertirá, estoy seguro, en un trepidante punto de inicio para largas discusiones de quienes decidan asomarse a su puesta en escena. Esta provocativa invitación a la reflexión sobre nuestros orígenes, burla ilustrada también de muchos de nuestros vicios nacionales y de la deificación de la mercadotecnia, vale la pena verse y gustarse. Estará presentándose en el Auditorio del Centro Cultural Olimpo todos los miércoles del mes de julio. Forman parte del equipo de producción, acompañando a José Ramón Enríquez en la dramaturgia y dirección, los cada vez más reconocidos nombres de Sebastián Liera, Pablo Herrero, Luis Ramírez, Francisco Solís y Bernard Fontbute, en una producción de la ESAY.

Iglesia y Sociedad

Reflexiones sobre la libertad

10 Jun , 2014  

Para aquellos/as que han hecho de U Yits Ka’an, una escuela de libertad ecológica.
En reconocimiento a sus esfuerzos de tantos años.

Desde las montañas de la selva lacandona se escucha el ruido sonoro: ¡libertad, libertad, libertad! Es la concentración más exacta del espíritu zapatista.

No obstante, nos recuerda Marc Plana (Agenda Latinoamericana 2014 p.90), desde Cataluña, en España, “algo deberíamos sospechar cuando el concepto libertad es un término tan aceptado hoy por todo tipo de ideologías”. Y creo que tiene razón. Han reclamado libertad tanto los jóvenes del 68 como Thatcher y Reagan, los presos políticos como los comerciantes neoliberales. Se hace necesario, pues, encontrar los límites para potenciar la libertad entendida como medio para conseguir una vida más humana para todas y todos, y no ceder al embrujo de la defensa absoluta de una libertad sin límites. Ya Victoria Camps escribía con acierto: “No se predica el autogobierno como un valor en sí, ni de nadie que carezca de criterio para autoconducirse. Se predica de los humanos. ¿Por qué y para qué? Para que realicen su humanidad. La autonomía es, sin duda, condición de humanidad. El ser que vive bajo constricciones, esclavizado, no es plenamente un ser humano. Pero tampoco lo es… quien usa su facultad de autogobierno solo para ejercer la violencia o dominar al otro…” Pero ¿cómo definir el uso “humano” de la libertad? ¿Quién impone los límites?

Y no se trata de una discusión puramente metafísica, que pudiera solucionarse a partir de la aceptación de algunos principios (con todo y que los principios sean muy importantes) como el que la libertad es para el bien y no para el mal, etcétera. Se trata, sí, de encontrar para nuestra acción colectiva un pacto común de esos límites, en un diálogo abierto, plural y democrático. Eso que ha venido haciendo lo que llamamos el “discurso de los derechos humanos”.

La defensa a ultranza de la libertad como un derecho absoluto trae consigo riesgos muy graves, porque legitima la desaparición de todo tipo de criterios. Quizá por eso es la demanda número uno del comercio neoliberal: la libertad (de comprar y de vender, de convertir todo en mercancía). Como dijera Tzvetan Todorov, no podemos defender la libertad del zorro en el gallinero. Marc Plana termina su reflexión diciendo: “La libertad no puede ser una palabra usada acríticamente para justificar cualquier acción. Nuestra dignidad depende de ello. Pico della Mirandola dijo que la libertad nos puede convertir en dioses o en animales. Seamos conscientes cuando la exigencia de libertad sirva para justificar la descohesión social, para invisibilizar la necesidad del otro, o para instrumentalizar nuestras acciones a favor de intereses ajenos al bien común… Exijamos libertad, sí, pero exijamos libertad para hacernos más humanos».

Quizá uno de los terrenos en que la libertad, entendida como ausencia de todo límite, ha causado más daño es en el cuidado del medio ambiente. Pensar la libertad desde la perspectiva de la Tierra como un planeta vivo tiene muchas implicaciones. El sistema de mercado, que ha impuesto su lógica de tratar todo como mercancía, ha fortalecido la concepción antropocéntrica: el ser humano es el centro de toda la naturaleza y todos los demás seres vivos con “cosas” cuya existencia adquiere valor solamente en la medida en que son útiles a los humanos. Superar este pensamiento antropocéntrico asociado a la lógica del mercado, es uno de los grandes retos de nuestro siglo. Si se conserva con esta misma fuerza en dos o tres generaciones más, el planeta estará en riesgo grave de extinción (si no el planeta, sí la especie humana).

A eso se refiere la UNESCO en la Carta de la Tierra, aprobada en el año 2000 cuando habla de “comunidad de vida” para referirse a la enorme y compleja red de seres vivos que tiene el planeta. Tiene razón Pedro A. Ribeiro de Oliveira (Agenda Latinoamericana 2014, p 102) cuando señala que no hay comunidad posible de vida entre señor y esclavos. “Al tratar a las otras especies como cosas a las que negamos su libertad, nuestra especie se coloca en la posición de dueña del mundo, como un monarca solitario dominando a sus súbditos con mano de hierro”.

Y ya sabemos cuáles son las consecuencias de un pensamiento así: las constatamos cada día con el proceso de deforestación, abuso de energías contaminantes y sobrecalentamiento mundial. Pensar, en cambio, la Tierra como un ser libre es pensarla como capaz de decidir su propio futuro, y eso se da por medio de la especie que ella engendró en su madurez: la especie humana. Tiene razón Leonardo Boff cuando señala que nosotros, los seres humanos, somos la Tierra que en su evolucionar ha llegado a sentir, a pensar, a amar y a venerar. Somos la Tierra misma que siente, piensa, ama y venera.

En fin, que entender que la libertad nos es dada, no para dominar la tierra, sino para que escojamos los caminos más adecuados al pleno desarrollo de la “comunidad de vida” de la Tierra, es la primera condición para el ejercicio de la libertad en dimensión planetaria. Y es uno de los retos a los que estamos llamados a dar respuesta en este siglo de depredación continuada y de destrucción medio ambiental.

Iglesia y Sociedad

U Yits Ka’an. El reconocimiento

3 Jun , 2014  

El próximo 5 de junio, a las 8.45 de la mañana, la Escuela de Agricultura Ecológica U Yits Ka’an recibirá el Galardón Nacional al Mérito Ecológico 2014, en la categoría de educación no formal, otorgado por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales del gobierno mexicano.

El galardón reconoce la trayectoria e impacto de esta obra social que, surgida hace poco más de 21 años de la reflexión y acción de un grupo de presbíteros católicos, ha venido realizando de manera continua esfuerzos de capacitación en agroecología destinados a colaborar en el mejoramiento de la calidad de vida de las campesinas y campesinos mayas de la península de Yucatán. Aunado a los trabajos de capacitación propiamente dichos, U Yits Ka’an ha venido impulsando también la conciencia ecológica, las tradiciones propias de la cultura maya, así como un fuerte movimiento de producción orgánica y de rescate de especies animales endémicas que habían sido relegadas por el proceso de mercado voraz que nos domina.

U Yits Ka’an ha sido, desde el principio, un movimiento que se ha desarrollado a contracorriente. Fiel a su vocación crítica y a una mirada que ha decidido situarse desde la óptica de los más pobres, la Escuela de Maní, como también es conocida, se une a los esfuerzos de la sociedad civil organizada que, en todos los estados de la república, impulsan la vida digna para los pueblos originarios. U Yits Ka’an encontró desde sus inicios la solidaridad y el compañerismo, codo con codo, del Centro Regional Universitario Península de Yucatán de la Universidad Autónoma Chapingo (CRUPY) y de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY), particularmente de lo que hoy es el Campus de Ciencias Biológicas.

El reconocimiento que U Yits Ka’an recibirá está en relación con una larga trayectoria a la que han contribuido centenares de personas. Mención especialísima merece Augusto Romero Sabido, quien concibió el proyecto, consiguió los financiamientos, echó a andar la Escuela, estuvo al frente de la dirección durante varios años, los más difíciles, arriesgando en muchas ocasiones su patrimonio personal y continúa hoy, desde un nuevo encargo, promoviendo la apertura de un centro de acopio para la comercialización de los productos orgánicos de los campesinos y campesinas ligados al proyecto.

A lo largo de los años, U Yits Ka’an ha contribuido a la formación de una red de promotores que serían la envidia de cualquier centro de formación: campesinos y campesinas mayas que han intercambiado sus conocimientos ancestrales con nuevos contenidos producto de los avances de la agroecología. El resultado puede verse no solamente en el funcionamiento -en distintas épocas- de varias subsedes de la Escuela en territorio peninsular (Peto, Valladolid, Xcanatún, Hunucmá, San Simón, Yokdzonot, Chunhuhub…) sino en la producción de granjas ecológicas (Dzemucut, Yobaín, San José de Montecristo, Mama…), en el rescate de especies criollas, particularmente cerdo pelón y abeja melipona, en más de una decena de poblaciones (Maní, Dzan, Tipikal, Mama, Conkal, Peto, Mayapán, Xoy, Chablekal, Abalá, Papacal, Tabi, Teabo, Xohuayán…) y en el establecimiento de proyectos autónomos inspirados en el trabajo de U Yits Ka’an, como el pujante esfuerzo de Hopelchén, en Campeche.

Al financiamiento de la Escuela de Maní han contribuido agencias financiadoras internacionales, como Misereor, Kellogg, Heifer International, etc., la Secretaría General de Educación del Estado de Yucatán, así como donadores locales animados por un patronato que, durante muchos años, ha colaborado generosamente en la promoción de conciertos, veladas, pasarelas, a beneficio de la Escuela. No menos importante es la ayuda que han proporcionado algunas iglesias (Sagrado Corazón de Jesús y El Señor de la Divina Misericordia) facilitando sus instalaciones para actividades en que productores orgánicos pueden comercializar sus productos bajo el esquema de comercio justo. Y, desde luego, muchas personas anónimas que, valorando el esfuerzo educativo de U Yits Ka’an, colaboran con donativos o se suman a la lista de consumidores de los productos orgánicos.

Hay, en el haber de la Escuela de Maní, la destacadísima participación de campesinos y campesinas mayas que, desde el inicio del proyecto, han asumido la bandera de la agroecología. No puedo mencionar a todos, pero rescato los nombres de Bernardo Xiu, patriarca maya de la agroecología, Primitivo Cuxim, don Max. También el de Genaro, Alfredo, Emilio, Alejo, Cecilia, Moisés, Marcelo, Luis, Paolo, Idelfonso, Santos, Sandra, Noemí, Adolfo, Francisca, Bernarda, Nicolás… y tantos y tantas que no cabrían aquí sus nombres y que son los verdaderos, dignos recipiendarios de este reconocimiento público. Ofrezco de antemano disculpas a quienes se me escapen en este recuento de la memoria que, como se sabe, es un recurso no renovable.

Hace algunos años, en una convención de especialistas en el cambio climático, los más renombrados académicos del mundo en la materia terminaron con una conclusión sorprendente por lo simple y concisa. Dado que, como señalaba James Lovelock, la humanidad ha apretado ya el gatillo de la pistola de la destrucción del medio ambiente y el futuro de la especie humana en este planeta es cada vez más oscuro, podrán sobrevivir a la debacle que viene, cuyos ominosos anuncios alcanzamos ya a pregustar, solamente las comunidades que cumplan con tres requisitos: que sean capaces de producir su propia comida, que empleen la menor cantidad de energías no renovables y que conserven tejido social.

La Escuela de Maní es un esfuerzo, acaso quijotesco, que va en esta línea de la dignidad del pueblo maya y de la supervivencia de la especie. Cuando este 5 de junio el director de la Escuela, Atilano Ceballos Loeza, junto con el Maestro Juan Ramón Pérez, principal promotor de la presentación de U Yits Ka’an como institución digna del reconocimiento, reciban el galardón en comento, lo harán a nombre y en honor de cientos de personas anónimas cuyo trabajo desinteresado es reconocido y cuya mención sobrepasaría las dimensiones de esta entrega semanal. A todos ellos/as, muchas felicidades.

Iglesia y Sociedad

Llamado a la tolerancia

26 May , 2014  

Para Kalycho Escoffié, en el fragor de la batalla

Durante el tiempo de pascua vamos leyendo, en las misas cotidianas, el libro de los Hechos de los Apóstoles hasta completar su lectura. El libro retrata cómo fue organizándose el movimiento de seguidores y seguidoras de Jesús después de que Él muriera y resucitara. Muestra también muchos de los conflictos que los cristianos/as de la primera generación tuvieron que enfrentar y la manera cómo los resolvieron.

Traigo esto a colación porque me parece que en las iglesias de hoy, la católica y las otras denominaciones cristianas, estamos enfrentando un debate interno a propósito del matrimonio entre personas del mismo sexo. Quisiera traer a la memoria uno de los conflictos enfrentados por la primera generación cristiana y narrado en el libro de los Hechos, para sacar de allí algunas comparaciones que nos resulten útiles y hacer un vigoroso llamado a la tolerancia al pensamiento distinto dentro de la iglesia. Podría hacerse un estudio detallado de los dos conflictos y sus relaciones, pero me ajustaré al formato de esta columna semanal para no rebasar en mucho su acostumbrada dimensión.

El conflicto del libro de los Hechos

Ya desde el capítulo 11 del libro de los Hechos de los Apóstoles se comienza a perfilar cuáles serán las aristas de este problema, que estuvo a punto de dividir radicalmente a la iglesia del primer siglo en dos partes. Se trata de la admisión de los no judíos al movimiento cristiano. Pedro es acusado de haber entrado “en casa de algunos que no eran circuncisos” y haber comido con ellos (11,3). Los acusadores son cristianos provenientes del judaísmo que viven y se reúnen en Jerusalén, como la mayoría de los creyentes de la primera generación. Pero no es solamente Pedro el que se atreve a predicarle a los no judíos. También en la iglesia de Antioquía hubo discípulos que “predicaron también a los griegos y les anunciaron la Buena Nueva del Señor Jesús” (11,20). Pero, sin duda, el asunto terminó por estallar después de que Pablo y Bernabé concluyeron su primer viaje misionero y a su llegada a Antioquía “reunieron a la iglesia y se pusieron a contar… cómo Dios había abierto la puerta de la fe a los pueblos paganos” (14,27).

Del otro lado, había muchos creyentes judíos que sostenían que los no judíos que querían creen en Jesús “si no se circuncidan de acuerdo a la Ley de Moisés, no podrán salvarse” (15,1). Debido a esta posición se les conoce como judaizantes. Parece que quienes así pensaban no eran pocos. Las cartas de Pablo muestran que, aun después de sacar algunos acuerdos en la asamblea de Jerusalén, muchos grupos de cristianos provenientes del judaísmo llegaban a las comunidades fundadas por Pablo para convencer y/u obligar a los paganos bautizados a circuncidarse. La Carta a los Gálatas es testimonio de esto y de la airada respuesta de Pablo a tales “falsos hermanos”.

Así que la comunidad se dividió en dos bandos: quienes pensaban que el anuncio de Jesús debía dirigirse a todos sin excepción (sus representantes más destacados son Pablo y Bernabé), y quienes pensaban que, para ser fieles a la revelación escrita de Dios, los no judíos que quisieran convertirse deberían hacerse judíos antes de poder ser aceptados como cristianos (su representante mayor es Santiago, el hermano del Señor y obispo de Jerusalén). A nosotros puede parecernos ahora una discusión sin sentido, dado que hemos ya alcanzado un consenso de que para ser cristiano no necesita uno hacerse antes judío, pero la primera generación cristiana sufrió esta discusión y tuvo que ir construyendo consensos lentamente.

Los textos del NT son claros: a pesar de algunas diatribas feroces de Pablo en contra del bando contrario, no se ponía en duda la buena voluntad de quienes se encontraban en bandos divididos. Los partidarios de la apertura indiscriminada sostienen que es el mismo Espíritu Santo el que va marcando este audaz camino y las pruebas son el crecimiento de las iglesias mixtas, es decir, compuestas por cristianos provenientes del judaísmo y cristianos que proceden de otras culturas. Los partidarios del sometimiento a la Ley de Moisés, en cambio, tienen por testigo a la Biblia y a la Tradición.

La resolución del conflicto queda plasmada en Hech 15. La asamblea decide abrir la pertenencia a la comunidad cristiana a todas las personas, independientemente de su origen étnico. Aunque la imagen que nos da el libro de los Hechos es muy positiva, con la firma, incluso, de una carta compromiso, parece que las cosas no fueron tan sencillas. Pablo parece no conocer ninguna carta compromiso como la mencionada en Hechos y se queja constantemente de los judaizantes que, aun después de la Asamblea de Jerusalén, siguieron su labor proselitista para hacer que los paganos que se convertían al cristianismo se circuncidasen.

El conflicto actual

Las principales aristas del conflicto actual son las siguientes: hay un cambio en la percepción social acerca de la homosexualidad. Comprobaciones científicas han echado abajo la clasificación de la homosexualidad como una enfermedad y se va avanzando en la integración plena de las personas homosexuales a la sociedad, con todos los derechos y las obligaciones del resto de los ciudadanos. Estos cambios legales van avanzando en muchos países, no sin oposiciones, como pudo verse en la reciente legalización del matrimonio universal en Francia.

Ante este panorama las iglesias cristianas han entrado en un profundo debate. Hay quienes piensan que la condena de la homosexualidad, dado que está escrita en la Biblia, es incambiable y no debería ser aprobada ninguna conducta homoerótica. Otro grupo dentro de las iglesias, en cambio, abogan por una nueva lectura de los textos condenatorios, piensan que el testimonio de Jesús es claro en cuanto a que él no discriminó a nadie en la sociedad de su tiempo y consideran que es hora de que las iglesias reciban como participantes de derecho pleno a las personas homosexuales.

Como en el caso del libro de los Hechos, ambas posturas esgrimen sus argumentos. El propósito de este escrito es llamar a la tolerancia y a la escucha mutua. La comunidad cristiana primitiva enfrentó el problema sin desconfiar de la buena voluntad de las personas pertenecientes a los dos bandos. Poco a poco fueron madurando su juicio y finalmente descubrieron la voluntad de Dios en la apertura total a los paganos. Hubo, sí, cristianos que no quedaron conformes con esa decisión. Y tenían muchos argumentos de la Biblia y la Tradición a su favor. Pero el Espíritu fue suscitando el consenso aunque dicho consenso apuntara en contra de lo que muchos judeocristanos devotos creían que debían sostener como verdades no sujetas a discusión.

Digo que tenemos que aprender de esta tolerancia porque he leído recientemente algunas descalificaciones que, en nombre de la fe, se dirigen en contra de quienes, siendo católicos o cristianos de otras denominaciones, están a favor de que las personas del mismo sexo puedan casarse y tener una familia. Se piensa que la posición actual de la iglesia respecto a la homosexualidad y, por tanto, respecto al matrimonio universal, es un asunto intocable, casi dogmático.

Creo que es hora de que enfrentemos el debate con argumentos y no con descalificaciones. Conozco católicos/as convencidos de que el matrimonio universal, más que una discusión intraeclesial, es un asunto de justicia y derechos humanos. Y han llegado a esta manera de pensar después de un discernimiento. Otros, en cambio, sostienen su oposición con textos bíblicos y alusiones a la Tradición y la ley natural. Y tienen derecho de hacerlo. Es más, estoy convencido de que, en la mayoría de los casos, ambos grupos sostienen sus argumentos de buena fe. Acusar a uno u otro grupo de querer destruir a la iglesia, no favorece en nada a la discusión.

Tenemos que ejercitarnos en el diálogo. Y para esto, es necesario que escuchemos con atención y buena voluntad las argumentaciones de uno y otro lado. Ponerse en los zapatos del otro, sería una muy buena medida inicial. En la búsqueda de consensos, tanto más difíciles en cuanto que aspiran a suplir posiciones mantenidas como intocables durante muchos siglos, hace falta un grado superior de tolerancia.

Iglesia y Sociedad

Noticias de última ira… y dolor

13 May , 2014  

Andrés Carrasco. In memóriam

Hay ocasiones en que la vida se parece a esas olas que te arrastran y parecen no querer dejarte ir. Como cuando de niño, en Progreso vespertino, te metías al mar y, a pesar de las recomendaciones de la tía en cuya casa pernoctabas en fin de semana, porque ni tú ni tu familia nuclear tuvieron nunca una casa de playa donde pasar la temporada veraniega…

(que ahora resulta, al decir de algún articulista a destajo, que “la temporada” es un fenómeno, patrimonio de todos los yucatecos y yucatecas y, por si fuera poco, costumbre constructora de la paz social… ¡sí! No muestra del clasismo y la desigualdad que nos agobian, no, sino encomiable tradición a la mano de los habitantes de, supongo, Xoy y Chacsinkín, por mencionar dos comunidades que el articulista seguramente recuerda… ¡cosas veredes, añorado seminario interdiocesano de Tehuacán!)

… la ola te arrastraba y tú, viendo a la Parca a un tiro de piedra –o de alga– jurabas que nunca más te portarías mal y que si Dios te concedía salir con vida de ese marítimo trance ayunarías todos los viernes y renunciarías a los pecaminosos libros que absorbían las tardes de tu infancia: los Tres Mosqueteros, Los relatos de Sherlock Holmes, Los Miserables, el viejo libro de cuentos que tu abuela te regaló y hasta la Biblia Nácar – Colunga de pasta caqui.

Hay ocasiones, como la semana pasada, que las olas te arrastraron y no pudiste ni siquiera visitar este espacio para dejar la acostumbrada columna semanal, porque a la carga de trabajo, producto de tu incorregible manía de decir sí a todo lo que te pidan, sea encuentros de diversidad sexual, charlas con desconocidos angustiados o visitas a hospitales, se le juntó pérdidas sensibles y ataques del mal gobierno… y a los ya mencionados agobios se añadió la perspectiva de la ausencia temporal de tus dos pilares de confianza sólida, siempre ahí, firmes en la batalla…

(es curioso como el desasosiego no acude de la misma manera cuando el que deja la patria eres tú, que ves parar un avión y te subes, pero que te sabes y reconoces siempre anclado, porque ellas están ahí… pero cuando ellas se van, no eres sino un huérfano necesitado de amarres que, siguiendo la metáfora marina, puedes ser zarandeado por las olas, Dios no lo permita, sin tener de donde asirte…)

Así que no quieres que pase otra semana más sin escribir en tu espacio y exorcizar en él tus congojas. Y escoges, entre ellas, las dos que te causan más desazón.

1. Es noviembre de 2013 y es la preaudiencia del Tribunal Permanente de los Pueblos en la Escuela de Agricultura Ecológica de Maní, Yucatán. Por inmerecido honor he sido invitado a ser dictaminador. El trabajo es arduo porque, a más de escuchar los casos presentados, habrá que redactar el dictamen y todo ello en un tiempo muy medido. Pero el trabajo se hace menos pesado porque la compañía es excelente: las y los demás dictaminadores nombrados tienen el oído y el corazón abiertos. Entre ellos, hombre cargado de sabiduría, está Andrés Carrasco. Viene con su esposa. Uno no se imaginaría, al verlo, que está frente a unos de los científicos más comprometidos con la causa de los pueblos y la defensa de las semillas nativas. Su  argentina sencillez (lo que se supondría oxímoron) hace que su muerte duela. Sus descubrimientos sobre los daños irreversibles que causa a la salud de personas y pueblos el uso del glifosato han sido de indudable ayuda para impulsar la conservación de las semillas criollas y para descubrir el mundo de codicia neoliberal que se esconde detrás de las compañías que, como Monsanto, viven de sembrar muerte. Descanse en Paz.
2. Lo que pasó en La Realidad no tiene nombre. O bueno, sí lo tiene: se llama traición y alevosía, se llama provocación y muerte. El deceso de Galeano, maestro de la “Escuelita de la Libertad según los/as zapatistas” no es una muerte más. Es un ominoso signo de guerra. La descripción del Sup en el comunicado del ezetaelene es estremecedora:

Lo que sucedió con el compañero Galeano es estremecedor: él no cayó en la emboscada, lo rodearon 15 o 20 paramilitares (sí, lo son, sus tácticas son de paramilitares); el compa Galeano los retó a luchar mano a mano, sin armas de fuego; lo garrotearon y él brincaba de un lado a otro esquivando los golpes y desarmando a sus oponentes.
Al ver que no podían con él, le dispararon y una bala en la pierna lo derribó. Después de eso fue la barbarie: se fueron sobre de él, lo golpearon y lo machetearon. Otra bala en el pecho lo puso moribundo. Siguieron golpeándolo. Y al ver que aún respiraba, un cobarde le dio un tiro en la cabeza.
Tres tiros a mansalva recibió. Y los 3 cuando estaba rodeado, desarmado y sin rendirse. Su cuerpo fue arrastrado por sus asesinos como unos 80 metros y lo dejaron botado.
Quedó solo el compañero Galeano. Su cuerpo tirado en mitad de lo que antes fue territorio de los campamentistas, hombres y mujeres de todo el mundo que llegaban al llamado “campamento de paz” en La Realidad. Y fueron las compañeras, las mujeres zapatistas de La Realidad quienes desafiaron el miedo y fueron a levantar el cuerpo.

Quienes valoramos la dignidad zapatista y nos sentimos honrados de que las y los zapatistas nos permitan caminar a su lado, nos hemos comprometido a no dejarlos solos. La postdata del Sup es clara: “Si me piden que resuma nuestro trabajoso andar en pocas palabras serían: nuestros esfuerzos son por la paz, los esfuerzos de ellos son por la guerra”.

Las y los zapatistas han apostado por la paz. Lo han demostrado a lo largo de los años y está a la vista de todos lo que han logrado en los municipios autónomos a través de las Juntas de Buen Gobierno, que nos enseñan que mandar obedeciendo es mucho más que una consigna. Los que gobiernan y sus secuaces (autonombrados, estos últimos, gobernantes) han apostado por la guerra. Que olvide quien quiera y pueda. Yo ni quiero, ni puedo. He deseado siempre ser constructor de paz. A eso me llama el evangelio. Y eso puede hacerse, para asombro de muchos, aún en medio de una guerra. Las sombras de la tierna furia saben de qué lado late mi corazón en esta lucha.

Es cuanto.

Iglesia y Sociedad

Una sentencia de la Corte

30 Abr , 2014  

Las sentencias de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) se asemejan a las canonizaciones: reconozco su validez jurídica pero no siempre coincido con sus deliberaciones y resultados, de la misma manera que hay santos que serán santos… pero no de mi devoción. Hay otros casos, sin embargo, en el que me complazco en sus decisiones.

Quiero hoy comentar una reciente decisión de la SCJN que ha declarado inconstitucional el artículo 143 del Código Civil de Oaxaca calificándolo de discriminatorio. Un sucinto resumen es el siguiente: un grupo de 39 personas de orientación homosexual se ampararon ante la justicia federal en contra del mencionado artículo que les impedía contraer matrimonio (amparo 152/2013). El juez 3 de Distrito de Oaxaca conoció el amparo y lo sobreseyó considerando que los quejosos no tenían legítimo interés para impugnar la norma reclamada, dado que el matrimonio está definido en el código civil oaxaqueño como realizable entre “un solo hombre y una sola mujer… con el objetivo de perpetuar la especie”.

Los quejosos apelaron la sentencia y el recurso de revisión fue atraído por la SCJN, la cual ha terminado por considerar que el sobreseimiento del juez fue incorrecto, declarando inconstitucional el artículo 143 del Código Civil de Oaxaca por ser discriminatorio. La sentencia fue en esa dirección, no por la negativa de la autoridad civil para acceder a la solicitud de matrimonio de las parejas del mismo sexo, sino, esto es lo importante, a la calidad discriminatoria de la enunciación de la norma y la afectación por su misma existencia, ya que excluye a un grupo humano protegido por el artículo 1º. Constitucional. (Puede verse un resumen de la sentencia y sus aplicaciones en http://www.notiese.org/notiese.php?ctn_id=7353)

La sentencia de la SCJN contiene un vigoroso mensaje. En primer lugar, muestra que la reforma constitucional en materia de derechos humanos comienza a producir frutos. En el caso del matrimonio, pero también en una amplia variedad de materias, las legislaciones estatales no se han reformado en el espíritu del reconocimiento y respeto a los derechos humanos de todas las personas. La SCJN parece decidida a sostener la primacía de los derechos humanos en sus resoluciones. Ojalá lo haga en todos los campos de la vida nacional.

En segundo lugar, la sentencia de la SCJN que comentamos tiene relación íntima con Yucatán. Como es de todos sabido, varias parejas del mismo sexo han contraído matrimonio en nuestro estado, debido a una sentencia de un juez federal que obligó a los funcionarios del Registro Civil a realizar los contratos matrimoniales. Ya desde el primer matrimonio los contrayentes pudieron experimentar el recelo timorato de los oficiales del Registro Civil que nunca pronunciaron la palabra matrimonio en toda la ceremonia y que enfatizaban, a tiempo ya destiempo, que era un contrato celebrado en cumplimiento de una sentencia judicial.

El problema no hubiera pasado a más: no es por decreto que van a desaparecer las actitudes discriminatorias, ni entre los funcionarios de gobierno ni en la sociedad en general. Sin embargo, algunos contrayentes se dieron cuenta que su unión civil no era inscrita en el libro de matrimonios. Con esta acción, chapucera y chicanesca, los funcionarios pretendían mantener las uniones civiles de personas del mismo sexo en una categoría distinta de la del resto de los ciudadanos.

El 4 de enero de 2014 se casaron LNMM y KEAC. Al terminar la ceremonia civil las contrayentes se dieron cuenta de que no les entregaron un acta de matrimonio, sino una constancia a manera de “recibo” bajo el rubro “cumplimiento de sentencia”. Cuando acudieron a las oficinas del Registro Civil a solicitar su acta de matrimonio les dijeron que su unión no sería reconocida a través de un acta de matrimonio, ni registrada en el libro respectivo de matrimonios, sino que sería un acta “diferente” anotada en un libro de cumplimiento de sentencias, violando así el sentido de la sentencia de amparo.

La Juez Cuarto, sin embargo, dio por cumplida la sentencia. De manera que, ni tardas ni perezosas, LNMM y KEAC interpusieron el 11 de febrero de 2014 un recurso de inconformidad ante el Tribunal Colegiado de Circuito en Materias Civil y Administrativa. Dicho cuerpo colegiado federal acaba de resolver de manera favorable a las quejosas diciendo en su sentencia, entre otras cosas, que el Registro Civil ha cumplido defectuosamente la sentencia “pues aunque se pretende haber realizado el matrimonio solicitado para las quejosas, lo hace con una clara diferenciación (no poder que es matrimonio ni explicitar el régimen matrimonial) con los que generalmente se celebran, marcando por consiguiente la discriminación…”. Así que ha ordenado al Registro Civil que se dé trámite “pero no de cualquier forma, sino como lo dispone la ley en la materia; sólo así se respetaría a las inconformes en su derecho fundamental a la igualdad y a la no discriminación”. (Puede verse los detalles de la resolución en el comunicado conjunto del Equipo Indignación AC y UNASSE AC en www.indignacion.org.mx).

La simulación realizada por el Registro Civil da la razón a Bruno Bimbi, el legendario activista argentino, que sostiene: “Se olvidan de que cuando los gays alquilamos una casa, firmamos un contrato que se llama ‘de alquiler’, no de ‘vínculo inmobiliario homosexual’. Cuando decidimos casarnos, queremos que se llame matrimonio: los mismos derechos con los mismos nombres. Si no, sería como si a las parejas de afrodescendientes les hubiesen dicho que las reconocían mediante una ‘ley de unión entre negros’… Se aferran al nombre como una forma de mantener alguna forma de desigualdad”.

Finalmente, la sentencia de la SCJN tiene ecos que nos llevan a preguntar cuánto tiempo pasará para que la reforma hecha al Código Civil del Estado de Yucatán hace unos pocos años, que excluye a las personas de orientación homosexual del matrimonio, se mantendrá vigente. Las y los legisladores locales ven pasar a la procesión y no se hincan. Así que la respuesta nos vendrá, seguramente, de acciones que la sociedad civil organizada realice.

Entiendo que haya personas, muchas de ellas de la diversidad sexual, a quienes estas exigencias jurídicas les parezcan fuera de lugar. Conozco gays y lesbianas que no tienen interés alguno en casarse y que si se decidieran a establecer algún vínculo jurídico entre ellos/as no escogerían el matrimonio, sino el Pacto Civil o las Sociedades de Convivencia. Tienen todo el derecho de pensar así. El matrimonio no será nunca una obligación para nadie. Lo único que no deben perder de vista es que tanto el Pacto Civil como las Sociedades de Convivencia son accesibles a todos los ciudadanos y ciudadanas, independientemente de su orientación sexual. No así el matrimonio. Y eso, a la luz del derecho internacional de los derechos humanos, es discriminación simple y llana. Quien no quiera casarse, que no lo haga. Pero, como sabiamente dijo un famoso dramaturgo, que no lo haga porque no quiere, no porque no pueda o alguien se lo impida.

Iglesia y Sociedad

Pregón del agua clara

20 Abr , 2014  

Ha llegado la primavera y con ella la Pascua.
Les saludo, hermanas y hermanos, desde el gozo de esta noche de resurrección.
Hoy la muerte ha sido derrotada y el sepulcro del Hijo del Hombre ha estallado de luz y de gloria.
No hay palabras para describir el torrente de vida que surge de una tumba vacía.
No hay adjetivos que puedan revelar la hondura de este misterio: Vida plena y feliz, para todas y todos, en todo tiempo y en todo lugar.
El corazón tenía razón cuando se negaba a morir. No estamos hechos para la muerte, sino para la vida. La vida es nuestro destino y nuestro horizonte.

Este ciclo de lecturas dominicales hace énfasis en el regreso a Galilea. Sólo ahí encontraremos al Maestro.
No en la Jerusalén del poder y del arribismo.
No en la ciudad capital, del Templo y del sacerdocio.
Encontraremos al Maestro resucitado en Galilea, la tierra del primer encuentro, de la primera mirada de amor, del primer vuelco del corazón.
Galilea, la tierra de la colina de las bienaventuranzas, de la amistad serena, de la revolución de la ternura.

No hay palabras para describir el torrente de vida que surge de una tumba vacía.
Y yo tengo hoy mucha sed, sed de agua clara y transparente.

Tengo sed del agua clara de la reforma de la iglesia.
Así que les anuncio a voz en cuello la alegría de la Pascua:
Nunca más serán ustedes maltratados por los sacerdotes en las parroquias, por los dirigentes de apostolado o por los secretarios y secretarias de las oficinas parroquiales.
Los trámites ya no serán, nunca, más importantes que las personas y sus necesidades.
La iglesia será una casa abierta para todos y todas y en ella encontrarán refugio quienes en el mundo son despreciados.
Ya no se juzgará al buen cristiano por los globos que lleve a la procesión o el número de Misas que coleccione, sino por el servicio desinteresado a los más pobres.
No habrá maestros en el aula de las pláticas pre-bautismales, ni consagrados que miran por debajo del hombro a las católicas carentes de formación espiritual. Habrá solamente hermanos y hermanas de camino, humildes transmisores de la experiencia pascual, comunicadores de las maravillas que han visto y oído.
No habrá más clericalismo ni autorreferencialidad.

Tengo sed del agua clara de una verdadera reforma migratoria.
No solo la que le toca hacer a los Estados Unidos.
Así que les anuncio a voz en cuello la alegría de la Pascua:
Se multiplicará por todo el país, con la fuerza del Espíritu Santo, el catolicismo de Las Patronas y su pan amigable y compartido.
Desaparecerá el Instituto Nacional de Migración y será sustituido por un organismo que le dé la bienvenida a los hombres y mujeres que quieran atravesar nuestro país o deseen quedarse a vivir entre nosotros. No volverá a escucharse el término extranjería en un planeta en el que todos somos o hemos sido transmigrantes.
Los activistas a favor de los migrantes podrán ir a descansar a sus casas, con el corazón henchido de alegría por el deber cumplido, porque la Bestia será solamente un recuerdo del pasado, una leyenda que, por horrenda, no será creída ni por los niños.
Ha sido decretada la abolición del miedo.

Tengo sed del agua clara de una verdadera equidad internacional.
No la teoría del derrame, subterfugio de quienes puestos en la cima de la montaña de la desigualdad, se despreocupan –con fuertes argumentos teóricos, eso sí– del dolor de sus propios hermanos.
Así que les anuncio a voz en cuello la alegría de la Pascua:
Se decreta, a fuerza de ramalazos de resurrección, la abolición de la competitividad, ese eufemismo para llamar a la ley del más fuerte. No somos competidores: somos hermanos y hermanas.
Desaparecerá el término crecimiento. Por fraternidad universal, por sororidad planetaria, volveremos a ver a la Tierra como una madre y no como una mercancía. Decreceremos juntos, aprendiendo las lecciones de la austeridad gozosa y compartida.

Tengo sed del agua clara de la diversidad.
Pentecostés, la fiesta que brota de la tumba vacía y de la entrega del Espíritu, es clara señal de la unidad que el amor puede darle a lo diverso.
Así que les anuncio a voz en cuello la alegría de la Pascua:
Nadie más será juzgado por el color de su piel, por su orientación sexual o por su rebeldía ante las imposiciones sociales. Los consensos son eso: acuerdos mayoritarios que no quitan a las personas el sagrado derecho a disentir.
Gays y lesbianas se sentarán a la mesa común de la aceptación y la hermandad. Se abolirán las bromas sexistas y dejaremos de reírnos a costa de nuestra propia estupidez. El humor, ese regalo del Resucitado, volverá a ser creativo y sorprendente.
Los jóvenes podrán andar por la calle con el cabello como les plazca, vestidos a su esperpéntico antojo, y no serán nunca más detenidos como sospechosos sólo porque el ancho de su pantalón es distinto del de los policías.
No habrá policías.
Se restaurará la armonía de lo diverso y ningún pueblo tendrá que avergonzarse de auto nombrarse, de hablar con su dulce lengua, de lucir sus vestidos de fiesta. Dejaremos de negar el origen rico y diverso que corre por nuestras venas. Ya no habrá xenofobia.

Tengo sed, mucha sed.
Celebro que JEP y Gabo estén saciando ya sus ansias en la fuente que no se acaba.
Espero que el manantial de la resurrección plena me llene también pronto a mí.
Mientras tanto, hemos de golpear una y otra vez la roca, como los judíos, nuestros hermanos mayores, mientras caminaban por el desierto. Golpear y golpear hasta que brote agua. Hasta que la sed de todo el universo quede definitivamente saciada.

Felices Pascuas de Resurreción

Iglesia y Sociedad

La crisis del sentido comunitario

11 Abr , 2014  

A las Hermanas Irma, Mary y Sarita, asiduas lectoras

A Víctor Káter, por las coincidencias

 No hay capítulo que haya sembrado más escozor en la Exhortación “La alegría del Evangelio” del Papa Francisco, que el capítulo segundo. Se le ha tachado de ingenuo, de poco informado, de ignorante en economía y otros epítetos más. En realidad, el capítulo no ofrece un análisis detallado y completo sobre la realidad de nuestros días. Ofrece algo, a mi juicio, mucho más pertinente: un discernimiento evangélico. Se trata de echar una ojeada atenta, con la información que viene de la experiencia de los pobres y no de los análisis de escritorio, a las grandes tendencias de nuestra época y los desafíos que plantean a nuestra fe. En pocas palabras, “estudiar los signos de los tiempos”.

 

Supongo que el Papa habrá molestado a aquellos especialistas en economía que afirman tener una mirada “neutra y aséptica sobre la realidad”. Creo que les haría bien leer algo más que sus propios textos de especialización, porque parece que para ellos Gadamer y Derrida no hubieran existido. No existe tal mirada neutra y aséptica. Toda mirada está coloreada por un entramado de intereses, de trasfondos educativos y culturales. La mirada del Papa reconoce su particular sesgo pastoral: “esclarecer aquello que pueda ser fruto del Reino y también aquello que atenta contra el proyecto de Dios”, dicho esto, desde luego, a partir de la manera como los cristianos católicos entendemos a Dios, dado que la Exhortación está dirigida a los fieles católicos.

 

Entre los desafíos que el Papa descubre en el momento que vivimos sobresale su rotundo no a una economía de la exclusión. Afirmar que “hoy todo entra dentro del juego de la competitividad y de la ley del más fuerte, donde el poderoso se come al débil” no podía gustarle a quienes sacralizan el actual sistema económico y niegan, como ciegos que no quieren ver, la exclusión y marginación que este tipo de organización económica generan. El Papa no se limita a exponer esta realidad sino que va a las raíces: “algunos todavía defienden las teorías del “derrame”, que suponen que todo crecimiento económico, favorecido por la libertad de mercado, logra provocar por sí mismo mayor equidad e inclusión social en el mundo. Esta opinión, que jamás ha sido confirmada por los hechos, expresa una confianza burda e ingenua en la bondad de quienes detentan el poder económico y en los mecanismos sacralizados del sistema económico imperante. Mientras tanto, los pobres siguen esperando.” ¿Cómo podría gustarle esto a los apologistas del neoliberalismo, a la más derechista cadena de noticias en el mundo, Fox News, o a los intelectuales sostenedores del actual sistema de inequidad?

 

Con energía, el documento pontificio señala que la crisis financiera no es un acontecimiento fortuito, sino que tiene en su origen una profunda crisis antropológica: la negación de la primacía del ser humano, porque lo reduce a una sola de sus necesidades: el consumo. Y este desequilibrio no puede explicarse sin las ideologías que defienden la autonomía absoluta de los mercados y la especulación financiera y que terminan negando todo derecho de control a los Estados. Una nueva tiranía invisible, la llama el documento papal.

 

A estos desafíos propios del sistema económico imperante, el documento añade algunos otros de orden cultural: la primacía de lo exterior, lo inmediato, lo visible, lo rápido, lo superficial, lo provisorio. Se trata de la “cultura televisa”, como algunos jóvenes rebeldes la llaman: lo real cede su lugar a la apariencia. Menciona también el desafío de una sociedad de la información que nos satura indiscriminadamente de datos, pero los coloca todos en el mismo nivel, llevándonos a una tremenda superficialidad cuando se trata de juzgar las cosas. Reconoce la crisis por la que pasa la familia y el peso de un individualismo que favorece un estilo de vida que debilita los vínculos de solidaridad entre personas y pueblos.

 

Hacia dentro de propia iglesia, el documento plantea algunos desafíos que conlleva la inculturación del evangelio: el acento en cierto cristianismo de devociones o supuestas revelaciones privadas, que descuida la promoción social y la formación de los fieles; la ruptura en la transmisión generacional de la fe; la ausencia de acogida cordial en las parroquias e instituciones católicas, etc. Una mirada especial le merece la cultura urbana, invitando a imaginar espacios y estructuras renovadas para ofrecer a los habitantes de las ciudades posibilidades de vida plena, partiendo de aquellas personas y grupos que son víctimas de segregación y de violencia: los “no ciudadanos”, los “ciudadanos a medias” y los “sobrantes urbanos”.

 

Finalmente, hay un subtítulo en el análisis que llama la atención: las tentaciones de los agentes pastorales. La mirada crítica del documento se extiende a los propios trabajadores de las iglesias: agentes pastorales excesivamente preocupados por sus propios espacios de autonomía y de distensión, agentes con un complejo de inferioridad que ahoga su alegría misionera, agentes que viven un relativismo práctico que los hace vivir como si los pobres no existieran. La exhortación propone también algunas soluciones: sacudirse de esa especie de flojera que nos impide entregarnos con fervor al trabajo evangelizador; rechazo al pesimismo estéril que nos convierte en “quejosos y desencantados con cara de vinagre”; correr el riesgo que implica el encuentro con el rostro del otro, con su dolor y sus reclamos; ofrecer una espiritualidad que sane, que libere, que llene de vida y de paz.

 

Muchos temas más abarca el análisis de la realidad que se ofrece en el segundo capítulo de la exhortación. Mencionaré solamente uno más, particularmente pertinente para las y los católicos de hoy en Yucatán, porque el propósito de este artículo no es sustituir la lectura, sino invitar a las y los lectores a acercarse al documento. Me refiero a la mundanidad espiritual. Escojo este tema, no solamente porque encuentro en él muchos puntos de contacto con lo que, a lo largo de más de dos décadas he sostenido en muchas de estas columnas, sino porque creo que es uno de los pilares de la urgente reforma de la iglesia a la que nos llama el Papa. Además, este tema nos dará a todos la oportunidad de gustar de la prosa directa y cuestionadora de Francisco, en este breve extracto con el que doy punto final a esta reflexión semanal. Quede como renovada invitación a la lectura.

 

“Esta oscura mundanidad se manifiesta en muchas actitudes aparentemente opuestas pero con la misma pretensión de «dominar el espacio de la Iglesia». En algunos hay un cuidado ostentoso de la liturgia, de la doctrina y del prestigio de la Iglesia, pero sin preocuparles que el Evangelio tenga una real inserción en el Pueblo fiel de Dios y en las necesidades concretas de la historia. Así, la vida de la Iglesia se convierte en una pieza de museo o en una posesión de pocos. En otros, la misma mundanidad espiritual se esconde detrás de una fascinación por mostrar conquistas sociales y políticas, o en una vanagloria ligada a la gestión de asuntos prácticos, o en un embeleso por las dinámicas de autoayuda y de realización autorreferencial. También puede traducirse en diversas formas de mostrarse a sí mismo en una densa vida social llena de salidas, reuniones, cenas, recepciones. O bien se despliega en un funcionalismo empresarial, cargado de estadísticas, planificaciones y evaluaciones, donde el principal beneficiario no es el Pueblo de Dios sino la Iglesia como organización. En todos los casos, no lleva el sello de Cristo encarnado, crucificado y resucitado, se encierra en grupos elitistas, no sale realmente a buscar a los perdidos ni a las inmensas multitudes sedientas de Cristo. Ya no hay fervor evangélico, sino el disfrute espurio de una autocomplacencia egocéntrica… nos entretenemos vanidosos hablando sobre « lo que habría que hacer » —el pecado del « habriaqueísmo »— como maestros espirituales y sabios pastorales que señalan desde afuera. Cultivamos nuestra imaginación sin límites y perdemos contacto con la realidad sufrida de nuestro pueblo fiel.

Quien ha caído en esta mundanidad mira de arriba y de lejos, rechaza la profecía de los hermanos, descalifica a quien lo cuestione, destaca constantemente los errores ajenos y se obsesiona por la apariencia. Ha replegado la referencia del corazón al horizonte cerrado de su inmanencia y sus intereses y, como consecuencia de esto, no aprende de sus pecados ni está auténticamente abierto al perdón. Es una tremenda corrupción con apariencia de bien. Hay que evitarla poniendo a la Iglesia en movimiento de salida de sí, de misión centrada en Jesucristo, de entrega a los pobres. ¡Dios nos libre de una Iglesia mundana bajo ropajes espirituales o pastorales! Esta mundanidad asfixiante se sana tomándole el gusto al aire puro del Espíritu Santo, que nos libera de estar centrados en nosotros mismos, escondidos en una apariencia religiosa vacía de Dios. ¡No nos dejemos robar el Evangelio!”

Iglesia y Sociedad

Piedra de sol. Reverberaciones

1 Abr , 2014  

Sólo tres tomos. De los once publicados por el Fondo de Cultura Económica de las Obras Completas de Octavio Paz reunidas en una sola colección, solamente compré tres tomos: La Casa de la Presencia y los dos tomos de su Obra Poética. Y no fue solamente por razones económicas.

Entiendo que el Paz ensayista o el crítico literario de artes visuales pueda ser subyugante. Entiendo también lo polémico de sus posicionamientos políticos, los de su pasado de rebeldía y los de su época mediática, dos caras de una misma integridad liberal. Pero él mismo decía que lo que lo definía era la poesía; Paz no era otra cosa sino un poeta que opinaba de otras cosas. Su ulterior definición, la definitiva, deberá encontrarse siempre en su poesía. ¿Que no estoy de acuerdo del todo con Octavio Paz en su pensamiento político? Bueno, en realidad no estoy de acuerdo del todo con casi nadie… Confundir la genialidad narrativa del inventor de la Dictadura Perfecta con su posicionamiento político es, por poner un ejemplo, al menos miope. Lo mismo digo de Paz y su obra literaria de conjunto.

Cada quien rinde homenajes a quien quiere y de la manera como se le dé la gana. La muerte de José Emilio hizo que me sorbiera, como samaritana al borde de la fuente, el agua viva de su poesía: dos noches enteras zambullido en sus letras. Sólo así logré exorcizar el dolor y mitigar la orfandad. La gozosa ocasión del centenario del natalicio de Paz, el poeta mayor, me ha ofrecido la oportunidad de releer, casi con devoción, su poema fundamental Piedra de Sol. En un juego calculado de escogencias, cuya clave reconocerá cualquier lector atento del poema endecasilábico, aquí les va mi particular homenaje a Paz en el centenario de su natalicio.

Un sauce de cristal, un chopo de agua,
¿Cómo representar en la mente la extraña combinación de árboles hechos de cristal y agua? Paz lo logró antes de que el ferrocarril de la tecnología digital nos atropellara con la 3D.

un caminar entre las espesuras
La fascinación por el mundo vegetal es, quizá, una de las constantes de la poesía paciana. Lamento que la voracidad depredadora de una sociedad construida bajo el prejuicio del “crecimiento continuo” nos prive cada vez más de la posibilidad de hacer realidad un paseo como el descrito en el verso.

una presencia como un canto súbito,
Puedo llenar tu cuerpo de notas musicales. No importa el orden porque el resultado es siempre una hermosa, complejamente hermosa sinfonía. Y sí: el mundo ya es visible por tu cuerpo.

voy entre galerías de sonidos,
Imagino una gigantesca biblioteca: en lugar de libros encuentro sonidos clasificados, melodías que recuerdan el amor, ruidos que reflejan la ira, hasta que los sonidos se transmutan en transparencias…

voy por tu cuerpo como por el mundo,
No encuentro imagen más poderosa, más evocadora, que la comparación entre el cuerpo femenino y la patria. Nunca cansan sus múltiples expresiones: tu vientre es una plaza soleada, tus pechos dos iglesias, voy por tu cuerpo como por un bosque… ¡oh milagro de la metáfora, pródigamente multiplicada sin desgastarse!

vestida del color de mis deseos
No sé cómo sueñe usted: si a colores o en blanco y negro. Que los deseos pueden colorearse consta por la coincidencia de la representación, por ejemplo, de las pasiones más viscerales con el color rojo.

tu falda de maíz ondula y canta,
Ay, pobre patria mía. Pronto la falda de maíz será un recuerdo. Insensibles a los clamores indios, los apátridas legisladores continuarán, con el bolsillo sin descanso, matando el maíz criollo a golpes de Monsanto.

voy por tu talle como por un río,
La fluvial comparación rememora, de nuevo, lo perdido: calles con nombres de ríos sólo para no perder del todo la memoria. Una ciudad otrora sembrada de lagos y ríos y hoy, una ciudad deshecha, gris, monstruosa…

corredores sin fin de la memoria,
Como si recorrerlos fuera cuestión de vida o muerte, o de salud o enfermedad. No se me ocurriría evocación más intensa del Alzheimer que estos inmensos corredores, puertas abiertas a un salón vacío?

a la salida de mi frente busco,
¿Cuál es la salida de mi frente? ¿el paso de la mente a la realidad? Para buscar sin encontrar tu rostro de relámpago y tormenta, más vale que la salida de mi frente sean las lágrimas.

busco sin encontrar, escribo a solas,
Tenía razón Sebastián Salazar Bondy: “Permítanme decir que la poesía es una habitación a oscuras”.

busco una fecha viva como un pájaro,
El tiempo que vuela, como un ave, y que puntual, a las cinco de la tarde, te deja salir, bañada por la luz del atardecer yucateco, con una piel más dorada y transparente.

tigre color de luz, pardo venado
Hay como venas ocultas que corren por debajo de los panoramas poéticos de una generación secular. Así, de memoria: Eduardo Lizalde.

escritura de fuego sobre el jade,
Mortal que da penas inmortales, el ser humano es un perpetuo cojo, tocado para siempre por la misteriosa presencia del totalmente Otro que por la noche, como a Jacob, nos ataca despiadado. Y sí, hermandad misteriosa: también soy escritura.

rostro de llamas, rostro devorado,
Purificador y asesino, el amor tiene, decía Paz en una entrevista, una fuerza destructiva. Quizá por eso lo de la Doble Llama…

no hay nada frente a mí, sólo un instante…
sólo un instante mientras las ciudades, (se desmoronan)
El doble atisbo: la inexistencia de aquello que llamamos tiempo y, junto con pegado, la esencialidad del instante. Dios no se muda, nosotros sí… y siempre. Con lo que queda establecida la matriz patriarcal (ese oxímoron) de la famosa aria “La Donna è mobile”, dado que la mutabilidad es humana, no femenina.

mientras el tiempo cierra su abanico
La muerte es el problema esencial. Quizá por eso, junto a Piedra de Sol, se yergue Muerte sin Fin. Soy hombre, duro poco…

oh vida por vivir y ya vivida,
A la experiencia de la fugacidad del tiempo se une la del eterno retorno… ¿somos seres condenados a repetir la vida de otros? ¿Es cada instante solamente la rememoración del instante ido, la vida solo un remedo de lo que otros, más atrás, han vivido antes que yo?

frente a la tarde de salitre y piedra
De Yucatán se ha dicho que es una gran laja, la emergente cima rocosa de alguna extraña montaña sumergida en lo más hondo del Golfo de México. Como quiera que sea, mi vida ha estado acompañada de las piedras: en el campo y en la ciudad, en las construcciones prehispánicas y en las coloniales, en los edificios religiosos y en las largas albarradas que unen una casa con otra en las poblaciones rurales de mi tierra.

no hay nada en mí sino una larga herida,
«¿Y cuándo leemos juntos algún poema de César Vallejo?», pregunta Óscar. Y entonces pienso en las heridas, los azotes de Dios.

miradas enterradas en un pozo,
Los ojos de las mestizas son algo especial: ligeramente rasgados, guardan una serenidad que a veces espanta. Los ojos de las mestizas no saben guardar secretos: uno puede entrever el sentimiento detrás de las pupilas. Cerraduras de un cuarto prohibido y misterioso, los ojos de las mestizas.

¡caer, volver, soñarme y que me sueñen…!
Como solamente Silvio puede decirlo: «Y aquel sueño que yo soñaba puesto / comenzó a soñar que él me soñaba / y un buen día aprendí todo el mundo de él / y ahora somos pareja en la sala / e inventamos un vals que bailamos para soñar».

Madrid, 1937,
La experiencia de la dignidad de un pueblo: ¡Cómo cambia la vida cuando nos asomamos!

todo se transfigura y es sagrado,
Lo dijo Feuerbach sabiamente: «Basta interrumpir el curso ordinario y habitual de las cosas para atribuir a lo ordinario una significación que no es ordinaria, a la vida en tanto que tal, una significación religiosa. ¡Santo sea pues para nosotros el pan; santo sea el vino, pero santa sea también el agua! Amén».

amar es combatir, si dos se besan
Imposible no llamar a cuentas a Villaurrutia: «Amar es absorber tu joven savia / y juntar nuestras bocas en un cauce / hasta que de la brisa de tu aliento / se impregnen para siempre mis entrañas».

mejor la castidad, flor invisible
Dice Pagola de la castidad de Jesús (para no equivocarnos): “Atrapado por el reino de Dios, se le escapó la vida sin encontrar tiempo para crear una familia propia. Su comportamiento resultaba extraño y desconcertante. Probablemente se burlaron de él llamándole «eunuco»… Pocos rasgos de Jesús nos descubren con más fuerza su pasión por el reino y su disponibilidad total para luchar por los más débiles y humillados. Jesús conoció la ternura, experimentó el cariño y la amistad, amó a los niños y defendió a las mujeres. Solo renunció a lo que podía impedir a su amor la universalidad y entrega incondicional a los privados de amor y dignidad. Jesús no hubiera entendido otro celibato”.

sigo mi desvarío, cuartos, calles,
Como niños perdidos en la oscuridad, dice el santo de Tarso, andamos por la vida como a tientas.

no pasa nada, callas, parpadeas
Invoco a la figura grande de Chile, compañero de Nobel: «Yo que crecí dentro de un árbol / tendría mucho que decir, / pero aprendí tanto silencio / que tengo mucho que callar»

no pasa nada, sólo un parpadeo
Los muertos están fijos en su muerte… es la fugacidad del tiempo y su confirmación: la tumba.

¿la vida, cuándo fue de veras nuestra?,
Y la santa poeta de Ávila reclama: «Vida, ¿qué puedo yo darle / a mi Dios, que vive en mí, / si no es el perderte a ti / para mejor a Él gozarle? / Quiero muriendo alcanzarle, / pues tanto a mi Amado quiero, / que muero porque no muero».

Eloísa, Perséfona, María,
Y uno pensaba que el escritor con nombres reverberantes era Gabriel García Márquez…

puerta del ser, despiértame, amanece,
puerta del ser: abre tu ser, despierta,
Es quizá el título más significativo de Osho. I am the gate, que el sutil matiz italiano traduce Io sono la Soglia… algún traductor corto de medios le llamó puerta al umbral, door a la gate, porta a la soglia… ¿Cómo habría traducido el insensible «la puerta del ser»?…

quiero seguir, ir más allá, y no puedo:
Tampoco yo, el peso de este homenaje me ha excedido… y seguramente también a ti, que más por disciplina que por gusto has llegado hasta el final de estas líneas. Ha llegado la hora, te lo anuncio, de descansar en Paz… y de dejarlo a él descansar.

Iglesia y Sociedad

En Yucatán se tortura

25 Mar , 2014  

La tortura ha acompañado el ejercicio del poder desde tiempos inmemoriales. En la construcción lenta de Estados democráticos, la tortura se ha convertido en el fiel de la balanza, la piedra de toque: un solo acto de tortura permitido, alentado, solapado por el Estado obra en descrédito de su calidad de Estado democrático. No es casual que la prohibición de la tortura encabece la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Hay suficientes referentes históricos, que sería aquí prolijo mencionar, que corroboran la calificación de crimen de lesa humanidad al ejercicio de la tortura.

Pues bien, si de calificaciones se trata, el Estado mexicano no es para nada democrático. Y no me refiero a la reinstauración de la presidencia imperial, aplaudida hoy por tantos; tampoco me refiero al berenjenal en el que nos meterá la reforma política y la des-federalización de los órganos electorales. Vaya, ni siquiera me refiero a la desnacionalización del petróleo. Me refiero a algo mucho más elemental: la persistencia de la tortura.

Yucatán tiene la fama de ser uno de los estados más tranquilos de la república. Es cierto que la calidad de vida que está a la vista en este rincón del sureste mexicano no se compara con las trágicas condiciones de otros estados, como Michoacán, Guerrero o Morelos. Hace muchos años, el excelente caricaturista yucateco, Tony Peraza, hizo un cartón memorable poco después del paso del huracán Isidoro: en la imagen se mostraba a una mujer indígena maya representando a Yucatán, con su típico traje regional. El huracán le levantaba el colorido terno y lo que se veía debajo era un armazón hecho de palitos. Eso mismo puede aplicarse a la proverbial tranquilidad a la que continuamente se alude cuando se menciona a Yucatán: basta levantarle un poco la falda para ver que es una construcción levantada sobre graves violaciones a los derechos humanos.

El equipo Indignación ha presentado ayer, 24 de marzo, Día Internacional del derecho a la verdad sobre las violaciones a los derechos humanos y la dignidad de las víctimas y aniversario del martirio de Monseñor Romero, el informe titulado: La celda de la amargura. Informe sobre tortura y otros tratos crueles en Yucatán. En él se hace un recuento de las obligaciones que ha adquirido el Estado mexicano al firmar y ratificar numerosos convenios y declaraciones internacionales sobre la tortura, para después contrastar ese dato con los casos de tortura que han ocurrido recientemente en el estado de Yucatán.

En la introducción al informe se establece: “La tortura es un crimen inaceptable, que agravia a quien la padece, a quien la comete y a toda la sociedad. Ejecutada desde el ejercicio de la autoridad, corrompe la función misma del Estado. La tortura es una deleznable práctica extendida y tolerada en Yucatán. Tan ignominiosa como la tortura, es la tolerancia hacia ese crimen, su aceptación, su encubrimiento.
Resulta deplorable, inaceptable, que a más de 27 años de haber contraído México las obligaciones internacionales que lo comprometen a combatir este crimen y a 10 años de la expedición estatal de la ley contra la tortura, ley que tanta reticencia encontró y que tantos obstáculos tuvo que sortear para emitirse, no sólo continúe, sino que sea una práctica sistemática, extendida, recurrente en el estado.
Yucatán ha sido catalogado como una de las entidades federativas más seguras del país en los últimos años. Sin embargo, detrás de esta aparente situación de seguridad, se encuentra oculta una práctica sistemática por parte de los cuerpos policiacos, sean ministeriales o preventivos, estatales o municipales: la comisión de actos brutales, crueles, inhumanos y degradantes, abusos policiacos de toda índole y casos que constituyen tortura.
La práctica de la tortura o la comisión de actos crueles, inhumanos o degradantes por parte de los cuerpos policiacos han adquirido carta de naturalización en la entidad. Bajo el argumento de mantener el orden y el estatus de estado limpio de crimen, se justifica cualquier actuación, por parte de elementos policíacos, se ésta lícita o ilícita.
A la práctica de tortura sigue, generalmente, la abulia, el encubrimiento, la inacción de las autoridades ministeriales que omiten realizar investigaciones efectivas, eficientes e imparciales, así como la complicidad de una Comisión Pública de Derechos Humanos que, a pesar de la gran cantidad de casos denunciados, emite recomendaciones tardías e inocuas, que en los hechos son insuficientes para hacer frente a esta deleznable práctica, esta grave violación a los derechos humanos, encubierta y tolerada por las autoridades y por el propio Ombudsman estatal”.

Después de la descripción de algunos casos de tortura que el equipo Indignación ha seguido de cerca y de un capítulo que detalla las acciones erráticas y las graves omisiones por parte de la institución pública de defensa de los derechos humanos, tan complaciente con el gobierno, el informe concluye planteando las siguientes recomendaciones:

Exigencias
a) Hacer cumplir la prohibición de la tortura en todas las instituciones del estado de Yucatán, en todas las cárceles y centros de detención, y hacer de inmediato explícita esta prohibición, conminando a todos los funcionarios, autoridades o agentes de policía a desterrar esta práctica y a denunciar cualquier caso del que se haya tenido conocimiento.
b) fomenta la práctica continuada de la tortura, niega a las víctimas sus derechos y socava el Estado de derecho. Dicha investigación debe realizarse en forma inmediata, imparcial, independiente y exhaustiva.
c) Investigar y sancionar a todos aquellos agentes o funcionarios que han encubierto casos de tortura o han omitido actuar frente tratos crueles, inhumanos y degradantes.
d) Garantizar la reparación integral del daño para las víctimas de tortura, misma que debe incluir la rehabilitación, la compensación, la restitución, la satisfacción y garantías de que el delito no se repetirá.
e) Para lo anterior, es indispensable establecer mecanismos efectivos e independientes para supervisar la actuación de los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, con el fin de que puedan investigarse adecuadamente las denuncias de tortura, malos tratos y discriminación dentro del sistema de justicia penal y de que puedan proporcionarse los remedios necesarios.
f) Dar cumplimiento a las recomendaciones derivadas del informe sobre la visita a México del Subcomité para la Prevención de la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes

El informe puede consultarse y descargarse en el portal electrónico de Indignación (www.indignacion.org.mx). El informe viene acompañado de una carta dirigida por Indignación al titular del Ejecutivo estatal, a la fiscal y al jefe de la policía. Las personas que quieran unirse a esta acción y exigirle al gobierno del estado de Yucatán la erradicación de la tortura, pueden hacerlo en: http://indignacion.org.mx/torturayucatan