He tenido la oportunidad, ya desde hace más de diez años, de venir acompañando al Oasis de san Juan de Dios en su encomiable trabajo a favor de las personas afectadas por el VIH/SIDA. Eso me ha permitido ser testigo de grandes avances en relación con el diagnóstico y tratamiento de la enfermedad, pero sobre todo de la denodada lucha de muchas organizaciones de la sociedad civil que, a veces heroicamente, han dado la batalla para la consecución del acceso universal a los tratamientos y han acompañado a cientos de personas que se han visto afectadas directa o indirectamente por esta pandemia que lleva ya más de treinta años establecida entre nosotros.
He visto también, es preciso reconocerlo, avances en las políticas públicas respecto al VIH/SIDA. De hospitales públicos que echaban a los enfermos a la calle hasta contar ahora con acceso a medicamentos y con clínicas especializadas para el tratamiento. Algunas cosas permanecen, sin embargo, como lastres que se arrastran en el tiempo: el estigma y la discriminación contra las personas que viven con VIH, el reforzamiento de este estigma con argumentaciones pseudo religiosas, el descuido asesino del Estado en materia de prevención, lo que obstaculiza la erradicación de la pandemia, etc.
El 1 de diciembre se celebra el “Día Mundial de Lucha contra el Sida”. En ocasión de esta efeméride quiero compartir con los pacientes lectores y lectoras de esta columna, los que, en mi experiencia, considero algunos de los principales pendientes en el combate contra la enfermedad.
Hay asuntos menores, que no suelo tratar en estas colaboraciones semanales. Esta vez haré una excepción y trataré de explicar porqué lo hago. He encontrado una práctica en las celebraciones eucarísticas, cada vez más extendida, que me molesta mucho. Al terminar el Padre Nuestro, mientras la asamblea se prepara para la comunión, los ministros se dirigen al Sagrario para traer las hostias consagradas que completarán el pan que se ha consagrado en la celebración. He aquí que, en algunos lugares, el acólito suena las campanas para acompañar al ministro desde el Sagrario hasta el altar. Lo mismo hace cuando el pan consagrado sobrante en la celebración regresa al Sagrario.
El tinitineo inmisericorde de esas campanillas me exaspera, debo reconocerlo. Las campanas no tienen, en ese momento, sentido alguno. El presbítero que adoctrina a sus acólitos para que suenen así las campanas probablemente piense que el sonido que éstas producen es una muestra de respeto al Santísimo Sacramento. Como se ve, hasta la ignorancia puede ser piadosa. La escena resultaría cómica de no ser tan chocante: el pan recién consagrado en el altar, por dogmática definición Jesucristo mismo presente en cuerpo, sangre alma y divinidad, le tiene sin cuidado al celebrante que, muy ufano, concede al Santísimo conservado en el Sagrario una dignidad mayor que al que está sobre la mesa del altar, como si fueran dos cosas distintas.
No sé qué enseñarán los profesores de liturgia en estos días en el curso sobre la Eucaristía. Supongo que su teología litúrgica continúa siendo postconciliar. Pero, supongamos que no fuera así, y la vuelta al latín deslumbrara a algunos profesores, de todas formas hay una buena manera de distinguir la corrección de un gesto litúrgico, con un método que nos enseñaban en mis tiempos de seminario y que sigue siendo válido, aunque solo sea por aplicación del principio de autoridad: ver cómo funciona ese signo en una celebración presidida por el Papa, modelo por antonomasia de corrección litúrgica. Tómense la molestia, pues, de ver una misa televisada el Papa (los que están en Roma podrán, claro, verla en vivo) y se darán cuenta de la sobriedad con la que se realiza el traslado de las hostias consagradas del sagrario al altar y su regreso: ¡nadie la nota! Y así debe ser, para no romper el ritmo de la celebración y sus tiempos de reflexión y silencio.
Olvido
¿Cómo funciona el olvido? ¿Por qué dejamos de recordar cosas que nos interesan y que hubiéramos querido tener presentes? ¿Cuánto de funcionamiento neuronal y cuánto de tretas del inconsciente existe en cada acto de olvido?
Se va imponiendo cada vez más una clasificación de los diferentes tipos de olvido. Se distingue olvido traumático o amnesia, producido por algún golpe; o el olvido psicológico, causado por alguna alteración del funcionamiento psíquico; o el olvido fisiológico, provocado por problemas de desarrollo en alguna parte del cerebro. A esta variedad de significados se refiere la Real Academia Española cuando define el olvido como: “Cesación de la memoria / Cesación del afecto que se tenía (De donde vendría, supongo, la petición del enamorado: ¡No me olvides!) / Descuido de algo que se debía tener presente”.
Sin duda conocemos hoy del funcionamiento del cerebro mucho más de lo que conocíamos hace apenas unos pocos años. La vastedad de funciones cerebrales que quedan fuera de nuestro alcance es de tal manera abrumadora, que yo espero con religiosa puntualidad, y con el ya acostumbrado asombro, la aparición del artículo mensual de Roger Bartra en la revista mensual Letras Libres, para aventurarme a mundos que me dan miedo: la relación entre el funcionamiento del cerebro y las decisiones morales, entre funcionamiento del cerebro y el enamoramiento, entre funcionamiento del cerebro y simpatías o antipatías… todo un universo de decisiones que puede ser analizado desde el punto de vista de segregaciones químicas u operaciones complejas de un sector del cerebro y que da al traste con esa aparente ilusión que llamamos libre albedrío.
Muchos psicólogos, atentos observadores de la conducta de sus pacientes, intentan explicar el olvido menos materialistamente, a partir de complejos mecanismos de defensa del inconsciente. Olvidamos, sostienen, lo que no queremos recordar. Me temo que esta propuesta funcione para muchos casos de olvido, pero no me parece lo suficientemente comprehensiva para dar respuesta a toda clase de olvido. Cuando se les explica que uno es capaz de distinguir las cosas que quisiera olvidar, recurren siempre a calificar los otros olvidos como estratagemas del inconsciente, es decir, uno cree que quiere recordar las cosas, pero en realidad no quiere recordarlas. Ya se ve que con esta clase de argumentos es casi imposible ir más allá en la discusión.
Yo confío en que una problemática tan compleja como la del olvido merezca una explicación mucho más amplia. Confío también en que los avances en el estudio del cerebro, con su componente físico y sus psiquiátricas interpretaciones, aporte más claves que ayuden a que tal explicación responda a la complejidad del tema. Aunque la definición de la palabra olvido tenga que tener más matices de los que propone la Academia de la Lengua.
Es martes 15 de noviembre de 2011. Son las 6.20 de la mañana. El despertador suena. Después de darme un baño y meditar algunos salmos, preparo mis cosas para salir rumbo a la oficina. Como relámpago me cae de algún lugar ignoto la conciencia de que es martes, y que el domingo y el lunes pasaron sin que yo pudiera recordar la elaboración de esta columna. ¿A quién debo culpar de mi olvido? ¿Al cerebro y sus intrincadas y complejísimas funciones? ¿A la segregación (o ausencia de segregación) de algún misterioso componente químico producido en algún rincón subyacente a la región occipital o parietal del cráneo? ¿Al miedo que me produce, semana tras semana desde hace más de quince años, la página en blanco del domingo por la noche? ¿A un inconsciente deseo de olvidarme de mis escasos lectores y lectoras y mandar esta columna al cajón de los trebejos inservibles?
Justicia
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) acaba de calificar como improcedente un recurso interpuesto ante ella por Rafael Rodríguez Castañeda, director de la revista Proceso. El director del semanario entabló una querella ante la CIDH debido a la violación cometida por el Estado mexicano en contra de su derecho a la información. Rodríguez Castañeda realizó todas las acciones pertinentes para acceder a las boletas electorales de la controvertida elección de 2006 y no pudo conseguir dicho acceso. Cumplidas todas las formalidades, el periodista recurrió a la CIDH.
Hay en Jesús un comportamiento complejo en relación con la violencia. El Reino de Dios y su irrupción, suscita la violencia (Mt 11,12). Se trata de una violencia difícil de caracterizar (Lc 16,16) pero que Jesús no encubre. Frente al orden injusto Jesús protesta, en la línea de los profetas, con actos y palabras que los conservadores del orden estiman como violentos, dado que violan aparentemente la ley.
En efecto, Jesús suprime el equívoco de una resignación cristiana ante la injusticia y marca las exigencias de la caridad. Expulsa a los mercaderes del templo (Mt 21,12; Jn 2,13-22), viola muchas de las convenciones de la religión de su tiempo, es dueño del sábado (Mc 2,28), no viene a traer una paz engañosa (Jer 6,14; Mt 10,34; Lc 12,51), introduce la división hasta en la institución más sagrada, la familia (Mt 10,35) y se alza contra deberes sagrados (Lc 9,60) y sacude la normal solicitud por la integridad corporal (Mt 5,29). Pero se trata de una violación del orden, precisamente porque el orden es injusto en relación con la realidad superior del Reino de Dios. No nos extraña por es que Jesús sea comparado con el violento profeta Elías (1Re 19,17), violento aguafiestas. A los ojos de Dios Jesús es un violento que viene a instaurar la paz (Ap 6,4-8; 8,5).
Pero Jesús se presenta a sí mismo también como manso y humilde, que triunfa sobre la violencia soportándola (1Pe 2,21-24). El cristiano ha de esforzarse por ser como su Maestro (1Pe 2,18-21; 3,14; Lc 5,9; Ap 14,12). En el plano de las estructuras sociales y religiosas de su tiempo, Jesús es un revolucionario, porque dichas estructuras paralizan la justicia y la caridad, que son valores del Reino.
Pero, y esto es lo que más nos interesa, frente a la violencia que impera en el mundo. Jesús es más radical que el AT. Ante la ley del talión, Jesús exige el perdón incondicional. Hay varias órdenes de Jesús que reflejan este mandato: amar a los enemigos (Mt 5,44; Lc 6,27), no resistir al malo (Mt 5,30). Jesús asume el papel del individuo perjudicado y declara que hay que saber ser víctimas del violento.
Para Julián Dzul Nah
El domingo pasado leímos en todas las iglesias católicas del mundo un pasaje tomado del capítulo 23 del evangelio de san Mateo. Aunque los especialistas en el estudio del Jesús histórico piensan que es difícil discernir en este capítulo qué palabras corresponden a Jesús y cuáles, en cambio, son reflejo de las posteriores luchas que, alrededor del año 80 provocaron la expulsión de los cristianos de las sinagogas, lo cierto es que casi todos están de acuerdo en que el conjunto del mensaje de Jesús hace plausible que las recomendaciones iniciales del capítulo tengan un fuerte sustento histórico.
Todos sabemos que Jesús, en varias ocasiones, criticó a los fariseos porque se creían más que los demás. Se expresaban con desprecio de los pobres y los ignorantes (Jn 7,49) y les gustaba recibir trato especial en los banquetes y en las reuniones sociales (Mt 6,1-3.5; 23,1-7; Lc 14,7-11)
El texto al que ahora aludo, Mt 23,1-12, hace referencia a esa realidad. Este pasaje pretende contrastar el comportamiento de la dirigencia cristiana con la dirigencia judía, porque denuncia la conducta de los jefes religiosos de Israel en la primera parte (2-7) y advierte cómo deben conducirse los dirigentes cristianos, en la segunda (8-12). Más que la crítica a la dirigencia judía, me fijaré en esta colaboración en las disposiciones que Jesús da a los dirigentes cristianos.
Con una triple negación (no se dejen llamar…no llamen a nadie… ni se dejen llamar…) Jesús pretende subrayar un rasgo decisivo en la futura comunidad cristiana: que no haya ninguna actitud de control o de protagonismo, que no haya nadie que se sienta más que los demás y nadie que trate a otros como si fueran menos. Se trata de combatir la tentación del dominio, del autoritarismo. Eso es lo que simbolizan los tres títulos criticados: maestro, padre y jefe o conductor. La actitud que deberá caracterizar a la comunidad cristiana es, en cambio, la fraternidad (porque todos ustedes son hermanos…).
En otras partes del evangelio de Mateo se ve cuál es el origen de esa fraternidad exigida por Jesús: los cristianos son hermanos porque son hijos de un mismo Padre (Mt 5,16.45.48; 6,1; etc.). En medio de un mundo marcado por una ausencia de hermandad, en un sistema donde los hombres eran “dueños” de las mujeres (lo que llamamos “sistema patriarcal”), Jesús invita a sus seguidores a vivir en un vínculo de fraternidad, que les haga superar todo dominio y manipulación de unos sobre otros. Donde se reconoce el señorío único de Dios, es decir, donde se hace presente el Reino, debe darse la renuncia a todo tipo de control y de manipulación y a cualquier gesto que haga pensar que unas personas valen más que otras. Esto lo prohibió Jesús.
Es claro que cuando Jesús prohíbe a sus discípulos asumir los títulos que critica (maestro, padre, jefe) no se está refiriendo simplemente a palabras, como si nos estuviera prohibido hoy llamar maestros a los profesores de nuestros hijos o como si el evangelio nos impidiera decirle padre a nuestro progenitor. Tras las palabras que Jesús prohíbe están las actitudes autoritarias que son las que no tolera. El “padre” que Jesús rechaza parte de su experiencia en una sociedad profundamente patriarcal, como la judía de esos tiempos. El padre era en la práctica el dueño de la familia: las esposas tenían que llamarlo “amo mío” y servirlo en todo; él decidía sobre la vida de todos los miembros de la familia, cuándo y con quién deberían casarse los hijos e hijas, a quién correspondía la herencia, y, lo peor de todo, podría repudiar a su mujer casi por cualquier motivo y abandonarla a una suerte, las más de las veces, trágica.
Por eso, en la lista de la recompensa destinada a los que renuncien a todo por el Reino de Dios, no aparece la presencia del padre (Mc 10,28-31). En efecto, como bien señala José Antonio Pagola: “Los discípulos han dejado su casa, han dejado también hermanos y hermanas, padres, madres e hijos, han abandonado las tierras, que eran su fuente de subsistencia, trabajo y seguridad. Se han quedado sin nadie y sin nada. ¿Qué recibirán? Esta es la preocupación de Pedro y esta la respuesta de Jesús: ‘Nadie quedará sin recibir el ciento por uno: ahora, en el presente, casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y campos… y en el mundo futuro, vida eterna’. Los seguidores de Jesús encontrarán un nuevo hogar y una nueva familia. ¡Cien hermanos y hermanas, cien madres! Pero no encontrarán ‘padres’. Nadie ejercerá sobre ellos una autoridad dominante. Ha de desaparecer el ‘padre’, entendido de manera patriarcal: varón dominador, amo que se impone desde arriba, señor que mantiene sometidos a la mujer y a los hijos. En la nueva familia de Jesús todos comparten vida y amor fraterno. Los varones pierden poder, las mujeres ganan dignidad. Para acoger el reino del Padre hay que ir creando un espacio de vida fraterna, sin dominación masculina”.
Sabemos, sin embargo, que toda sociedad humana se organiza en funciones distintas y en cargos. Eso sucederá también en la comunidad cristiana. Pero ningún cargo, aunque sea el de más autoridad, debe ser pretexto para establecer diferencias de dignidad entre los cristianos. Esto implica un nuevo tipo de relaciones cordiales hacia el interior de la comunidad (Mt 5,21-22), una nueva manera de enfrentar los conflictos (Mt 5,23-24), una solidaridad abierta más allá de los intereses del propio grupo (Mt 5,46-48; 25,31-46), y el ejercicio de la corresponsabilidad (Mt 18,15).
Hay una grave incoherencia evangélica cuando en la comunidad cristiana se utilizan títulos que no abonan a la fraternidad, sino que provocan divisiones y constituyen estamentos entre quienes deberían ser concientes de participar de una misma dignidad. Llegará el día, está llegando ya, en que quedarán abolidos todos los “monseñores” y “excelencias”, los “santos padres” y “eminencias”, para comenzar a nombrarnos por lo que somos, hermanos y hermanas, hijos e hijas de un mismo Padre misericordioso. Recordando que, si Jesús llamo “Padre” a Dios no fue en el afán de emular la dominación patriarcal que –como hemos señalado– rechazó en varias ocasiones, sino para subrayar que en la nueva familia de sus seguidores, Pagola dixit, “no hay padres. Solo el del cielo. Nadie ha de ocupar su lugar. En el reino de Dios no es posible reproducir las relaciones patriarcales. Todos han de sentarse en corro en torno a Jesús, renunciando al poder y dominio sobre los demás para vivir al servicio de los más débiles e indefensos”.
Voy llegando de Tenosique. Como les anuncié la semana pasada, en la columna del 17 de octubre, participé en una Misión Civil de Observación, junto con diez organizaciones convocantes, para observar in situ el estado que guardan los derechos humanos de las personas migrantes que entran a nuestro país para transitar hacia la frontera norte, la situación de los defensores y defensoras de migrantes que habían estado sufriendo de hostigamientos y amenazas, y observar también la situación de los desplazados guatemaltecos, todo un pueblo que fue expulsado de sus tierras por el gobierno de ese país, y que se han establecido en muy precarias condiciones en territorio nacional, a unos sesenta kilómetros de Tenosique.
Vengo con sentimientos muy encontrados. Pudimos documentar una lista de dolores y sufrimientos por pare de los migrantes que serían suficientes para desquiciar al más cuerdo: relatos de mutilaciones, robos, extorsiones, secuestros, violaciones, trat5a de personas… toda una cauda de dolores que experimentan los migrantes centroamericanos en su tránsito por esta zona. Entre los dos puestos de entrada (El Ceibo y El Palmar) y la ciudad de Tenosique hay tan solo sesenta kilómetros. Es ahí donde los migrantes sufren toda clase de vejaciones. Algunas de ellas provienen de bandas criminales que aprovechan la vulnerabilidad de los que llegan para despojarlos hasta de la ropa que llevan. Otros agravios los reciben de las diferentes policías y de los funcionarios del Instituto Nacional de Migración. Quienes logran atravesar ese campo minado de sesenta kilómetros, llegan a Tenosique con el sueño de abordar “La Bestia”, el tren carguero que les ofrecerá la oportunidad de atravesar buena parte del territorio nacional hasta acercarse lo más posible a la frontera norte e intentar atravesarla.
Los relatos estrujan el corazón. Hondureños, salvadoreños, guatemaltecos comparten una misma ruta de dolor: expulsados por la situación económica de sus pueblos, toman la decisión de ir tras el “sueño americano”. En el camino, sin embargo, tendrán que atravesar el territorio mexicano, donde les esperan inimaginables desventuras.
Pero esa misma ruta de dolor está sembrada de amor y solidaridad. En Tenosique, y en muchos otros lugares de tránsito de indocumentados, existen albergues y organizaciones que trabajan por ayudar a los migrantes y defenderlos de los abusos de delincuentes y funcionarios públicos coludidos con la criminalidad. Fui testigo de actos de entrega y de humilde servicio que me conmovieron. Fray Tomás y su equipo hacen una labor de atención y defensa digna de admiración y que constituye en la zona el único dique de contención en contra de toda clase de abusos. Una treintena de personas migrantes llega cada día a las puertas del albergue “La 72 – Casa Refugio para personas migrantes” y ahí tienen un techo seguro, comida caliente y auxilios médicos elementales. Ahí también entran en contacto con el personal del Centro de Derechos Humanos del Usumacinta A.C. que documenta sus quejas y les ofrece orientación para levantar las demandas que se requieran. Todo ello con un exquisito sentido de respeto y de solidaridad sin condiciones.
Estos defensores y defensoras han encontrado muchos obstáculos para realizar su labor. Han debido enfrentar hostigamientos y amenazas, y hace tan solo poco más de un mes, fueron detenidos y encañonados por las fuerzas de seguridad pública. Por eso era tan importante que se realizara la visita, para entrevistarnos con las autoridades y demandar el respeto al derecho que tienen de defender los derechos humanos de las personas migrantes.
La misión tuvo una duración de tres días, de miércoles a viernes. Con un trabajo muy serio y profesional, los integrantes de la Misión se distribuyeron las tareas y lograron, en esos pocos días, reunir una extraordinaria cantidad de documentación que servirá para escribir y difundir un detallado informe de la situación en la región que debe presentarse públicamente en las próximas semanas. No terminó la Misión, sin embargo, sin subrayar las principales preocupaciones de los observadores que fueron dadas a conocer en un comunicado al final de la observación in situ. Me complazco en compartirles ahora su contenido.
Tenosique, Tabasco a 21 de octubre de 2011
Personas desplazadas, migrantes y defensoras en grave riesgo en Tenosique
Concluye visita de la Misión Civil de Observación con exigencias a autoridades de México y Guatemala.
El día de hoy se cumplen 60 días del desalojo de la comunidad Nueva Esperanza, municipio de La Libertad, departamento del Petén, Guatemala, quienes se encuentran en situación de desplazamiento forzado y han improvisado un campamento en México, en la comunidad de Nuevo Progreso, Tenosique, Tabasco.
Las condiciones de vida de las y los desplazad@s constatadas por la Misión Civil de Observación representan una crisis humanitaria, agravada por las condiciones climáticas y las inundaciones en la zona; casi 300 personas viven a la intemperie de las cuales 115 son niños, niñas o adolescentes quienes deberían gozar de una especial protección.
No obstante que en este conflicto bilateral ambos gobiernos tienen el deber de asistir humanitariamente a la población, lo cual representa un derecho para una población desplazada, y proveerles condiciones de vida digna, hasta este momento la comunidad de Nuevo Progreso es la que les ha acogido y la asistencia que reciben proviene principalmente de pobladores vecinos y de las iglesias tanto de México como de Guatemala.
Integrantes de la Misión se entrevistaron con el cónsul de Guatemala en Tenosique. Para la Misión Civil de Observación constituye un motivo de gran preocupación la intención de justificar el desplazamiento atribuyéndole a las y los desplazados la comisión de ilícitos sin que haya alguna prueba contra ellos. Más grave resulta que dicho desalojo se haya efectuado mientras se llevaban a cabo las mesas de negociación entre la comunidad posteriormente desalojada y el gobierno de Guatemala.
Aunque hay mesas de diálogo y se han realizado cuatro reuniones, la percepción de las y los desplazados, de acuerdo con sus testimonios, el gobierno guatemalteco está aplazando el conflicto con la finalidad de desgastar a la gente y evitar el retorno a sus tierras. Las mesas de negociación no han llevado a una solución viable a la crisis. La Misión Civil de Observación no desconoce que actualmente hay un contexto electoral en Guatemala y nos preocuparía que el gobierno estuviera privilegiando intereses relacionados con estos procesos antes que una solución a la crítica situación en la que están decenas de familias.
Las condiciones de desplazados, migrantes, defensoras y defensores han constituido la preocupación y la razón de esta Misión Civil de Observación, que hoy concluye su visita in situ. De hecho esta Misión se constituyó alarmada por diversos incidentes de hostigamiento y amenazas contra integrantes del Centro de Derechos Humanos del Usumacinta y contra colaboradores de La 72, Hogar Refugio para personas migrantes, ambos en Tenosique.
La Misión, conformada por diez organizaciones de derechos humanos, se entrevistó con autoridades municipales, estatales y federales relacionadas con la migración y con los actos de hostigamiento contra defensores. Hoy, de manera preliminar, presentamos algunos puntos de gran preocupación. La Misión presentará próximamente su informe.
Dentro de la Misión de Observación se pudo constatar la situación de vulnerabilidad y riesgo que enfrentan los defensores y defensoras de derechos humanos, en particular aquellas que se encuentran trabajando a favor de las personas migrantes.
Como el propio relator de trabajadores migrantes y sus familias de la CIDH expresó en el informe preliminar publicado después de su reciente visita a México, los defensores de migrantes a sus tareas suman la de “combatir la negligencia de las autoridades al denunciar hechos en el ámbito penal y público asumiendo con ello las consecuentes amenazas y riesgos a la vida y a la integridad.”
La Misión quiere recalcar que la mejor garantía y protección para las y los defensores la constituye el combate contra la impunidad. Especial preocupación causa que la CNDH no haya concluido en recomendación ninguna de las quejas presentadas de 2010 a la fecha contra autoridades de migración, así como el hecho de que las autoridades estatales y municipales incumplan las medidas cautelares otorgadas por la CNDH a favor de los defensores, así como la pasividad del organismo público nacional de derechos humanos para exigir su cumplimiento.
Por su parte, el comandante de la 38 zona militar reconoció su responsabilidad en la reciente retención y hostigamiento contra Fray Tomás González, Rubén Figueroa y otras personas que los acompañaban, no obstante hasta la fecha no se ha castigado a ninguno de los responsables.
La Misión exige a las autoridades actuar de acuerdo con la Declaración Sobre el Derecho de las Personas, los Grupos y las instituciones de Promover y Proteger los Derechos Humanos, garantizando a las y los defensores las condiciones para desarrollar su trabajo.
No obstante la nueva ley de migración y la reciente depuración del Instituto Nacional de Migración, los testimonios de las y los migrantes reflejan la extorsión por parte de la policía municipal y autoridades de migración. La tolerancia de la explotación infantil pudo constatarse en la denuncia de varios actores.
Ante las críticas condiciones a las que se enfrentan desplazados, migrantes, defensoras y defensores en Tenosique, la Misión Civil de Observación, al concluir su visita “in situ” hace las siguientes exigencias inmediatas, de manera preliminar.
a.- A los gobiernos de Guatemala y México:
Que establezcan las medidas necesarias, desde los estándares más altos en materia de derechos humanos de las personas desplazadas, para garantizar la vida digna de la comunidad guatemalteca de Nueva Esperanza. En particular instamos al gobierno de Guatemala a establecer condiciones mínimas de retorno que garanticen a las y los desplazados poder regresar a su comunidad, así como adecuadas medidas de reparación del daño.
b. Al gobierno mexicano. Impulsar las medidas necesarias para reducir el riesgo que los migrantes viven al momento de ingresar a México. Urgimos en particular al Ejecutivo Federal y al Congreso de la Unión para impulsar y legislar una visa temporal de trasmigrante que minimice los riesgos a los que se ven sometidas las personas migrantes en su trayecto por el país.
c. A los cuerpos de seguridad pública municipal, estatal y federal: que garanticen la integridad física y psicológica de las personas migrantes, así como la de aquellas personas que se dedican a su defensa. En particular, instamos a los cuerpos policíacos a no obstaculizar la labor de las y los defensores y no criminalizar a las personas migrantes que transitan por la zona de Tenosique.
Organizaciones que participaron en la Misión:
Red Nacional de Organismos Civiles de Derechos Humanos “Todos los Derechos para Todas y Todos” A.C. (conformada por 75 organizaciones de 22 estados de la República) | Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez A.C. | Servicios y Asesoría para la Paz A.C. (SERAPAZ) | Comité de Derechos Humanos de Tabasco A.C. | Escuela de Agricultura Ecológica U Yiits Ka’an, Maní, Yucatán | Proyecto de Violencia y Medios / Instituto para la Seguridad y la Democracia A.C. | Comisión de Justicia, Paz e Integridad de la Creación de Guatemala | Centro de Derechos Humanos del Usumacinta A.C. | La 72 – Hogar Refugio para personas migrantes | Movimiento Migrante Mesoamericano | Equipo Indignación A.C. | Estudiantes del tercer semestre de la Licenciatura en Desarrollo y Gestión Intercultural de CEPHCIS-UNAM
Los migrantes están ahí. Parece que brotaran a borbotones. Vienen desde Honduras, Guatemala, El Salvador… Todos ellos quieren llegar a la frontera norte. Desde ahí, con dinero y suerte, podrán acaso cruzar a los Estados Unidos para buscar un trabajo que les permita mandar dólares a sus familias. Transitan por nuestro país y en él enfrentan tales atrocidades, que las violaciones a los derechos humanos de nuestros compatriotas mexicanos en el país del norte se antojan cuentos de hadas.
Obsesionados durante muchos años por la migración mexicana a los Estados Unidos, hemos fijado nuestra atención en la frontera norte y hemos olvidado muy convenientemente la frontera sur. El predominio del crimen organizado en muchas de las zonas de tránsito, la complicidad de las autoridades del Instituto Nacional de Migración (cuya transformación radical o desaparición definitiva es tan necesaria y urgente) y de otras autoridades policíacas y militares, han convertido el tránsito de los migrantes centroamericanos por nuestro país en una auténtica pesadilla.
Secuestros, extorsiones, tortura, robo, reclutamiento forzado, son algunas de las prácticas cotidianas que los migrantes tienen que soportar dentro del territorio nacional. Hace algunos meses el país se estremeció con el descubrimiento de fosas colectivas donde yacían los cadáveres de decenas de migrantes, la mayor parte de ellos torturados y golpeados antes de su ejecución definitiva. ¿Y qué decir de las mujeres migrantes? Además de todo lo anterior son sometidas a trata de personas, la moderna esclavitud de nuestro tiempo.
Es por eso que han surgido, a lo largo y ancho de la ruta de tránsito, diversos movimientos y organizaciones que velan por los derechos de los migrantes y que les procuran asistencia humanitaria. Entre estas organizaciones se cuentan el Centro de Derechos Humanos del Usumacinta y “La 72” Casa – Hogar para Migrantes, ambos con sede en Tenosique, Tabasco. Desde hace varios meses estos defensores han estado sufriendo acoso y amenazas. Pocas horas después que el director de “La 72” expusiera en Palenque, ante el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, la dolorosa situación que experimentan los migrantes en su paso por Tabasco y Veracruz, recibió hostigamiento y amenazas de parte de policías municipales y miembros del ejército.
Esta semana, los días del 19 al 21 de octubre, tendrá lugar en Tenosique la Misión Civil de Observación titulada “En la frontera, cruzar los límites”. A continuación les participo el comunicado que, sobre la observación, han emitido las once organizaciones que llevarán al cabo la visita.
Organizaciones de derechos humanos de todo el país, alarmadas por las amenazas y el hostigamiento en contra de quienes defienden los derechos de migrantes en Tenosique, realizaremos una Misión Civil de Observación a este municipio de Tabasco.
El objetivo de la Misión es observar y documentar las condiciones de defensores, migrantes y desplazados en Tenosique, quienes enfrentan graves riesgos y cuya seguridad e integridad constituye motivo de profunda preocupación para la comunidad nacional e internacional. La Misión realizará visita “in situ” del 19 al 21 de octubre próximo.
En los meses recientes integrantes del Centro de Derechos Humanos del Usumacinta, con sede en Tenosique, han enfrentado actos e incidentes de hostigamiento, incluyendo amenazas de muerte. El mes pasado policías y militares retuvieron y hostigaron durante más de tres horas a Fray Tomás González, Rubén Figueroa e integrantes de otra organización de derechos humanos.
Amnistía Internacional ha emitido alertas y acciones urgentes por estos hechos. Organizaciones de la Red de Derechos Humanos “Todos los Derechos para Todas y Todas” han mantenido una observación atenta y han participado junto con el centro de derechos humanos del Usumacinta. La Comisión Nacional de Derechos Humanos ha emitido medidas cautelares que, de acuerdo con la información que tenemos, parecen insuficientes y, su cumplimiento, deficiente.
Graves abusos contra migrantes así como condiciones críticas de los desplazados de Nueva Esperanza, Guatemala, refugiados en Tenosique, constituyen también preocupaciones y serán observadas por la Misión.
La Declaración de Naciones Unidas sobre el Derecho y el Deber de los Individuos, Grupos e Instituciones de Promover y Proteger los Derechos Humanos garantiza el derecho que tiene todo individuo, individual o colectivamente, a procurar la protección de estos derechos, sin embargo en la práctica defensores enfrentan graves riesgos y el Gobierno suele ser negligente ante las amenazas e, incluso, algunos de sus agentes incurren en otros actos de hostigamiento.
La Misión, integrada por once organizaciones de derechos humanos nacionales y una guatemalteca, ha enviado comunicaciones a diversas autoridades exhortándolas a respetar esta labor y a garantizar las condiciones para su mejor desarrollo.
Por la Misión Civil de Observación,
Martha Capetillo Pasos
Equipo Indignación A.C.
Rubén Figueroa
Movimiento Migrante Mesoamericano
Otras organizaciones participantes:
Red Nacional de Organismos Civiles de Derechos Humanos “Todos los Derechos para Todas y Todos” A.C. (conformada por 75 organizaciones de 22 estados de la República)
Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez A.C.
Servicios y Asesoría para la Paz A.C.
Comité de Derechos Humanos de Tabasco A.C.
Escuela de Agricultura Ecológica U Yiits Ka’an A.C.
Proyecto de Violencia y Medios / Instituto para la Seguridad y la Democracia A.C.
Comisión de Justicia, Paz e Integridad de la Creación de Guatemala
Centro de Derechos Humanos del Usumacinta A.C.
La 72 – Hogar Refugio para personas migrantes
Colofón: La próxima semana, al regresar de la Misión, espero tenerles en este mismo espacio las conclusiones que la observación arroje. Como se ve, los indignados, esa multiforme comunidad mundial de inconformes, no solamente se sientan en las plazas, también se van de observadores a Tenosique
Comparto con los pacientes lectores y lectoras de esta columna la “Declaración de Maní” en defensa de las semillas criollas. Invito a todos y todas a suscribirla. La manera de hacerlo está al final del texto.
Los participantes del “Intercambio de Saberes: Feria de Semillas, Animales y Herramientas de Trabajo”, con representantes de las comunidades mayas yucatecas de Maní, Dzan, Tipikal, Valladolid, Yokdzonot, Peto, Cuzamá, Mama, Hunucmá, Dzemucut y San Simón establecemos la siguiente:
DECLARACIÓN DE MANÍ
Los abajo firmantes, reunidos en las instalaciones de la Escuela de Agricultura Ecológica “U Yits Ka’an” de Maní, y preocupados por las consecuencias que traerá a las comunidades rurales del estado de Yucatán la puesta en vigor la Ley Federal de Producción, Certificación y Comercio de Semillas publicada en el Diario Oficial de la Federación el 15 de junio de 2007, decidimos hacer pública la siguiente Declaración con las siguientes consideraciones, exigencias y propuestas:
CONSIDERACIONES
i. Los recursos fitogenéticos constituyen un patrimonio de la humanidad de valor incalculable y su pérdida es un proceso irreversible que supone una grave amenaza para la estabilidad de los ecosistemas, el desarrollo agrícola y la seguridad alimentaria del mundo.
ii. Los agricultores hemos sido durante miles de años los creadores de miles de especies y variedades útiles para la alimentación y otros usos humanos mediante la interacción constante con la naturaleza que nos ha provisto de un invaluable patrimonio cultural y biológico.
iii. Las semillas agrícolas son el producto del conocimiento, la observación y la experimentación colectiva de nuestros pueblos, y mediante complejos sistemas de intercambio hemos mantenido la enorme diversidad de plantas y animales que existen y, como consecuencia directa de ello, también las herramientas de trabajo artesanal que utilizamos.
iv. Estos “saberes” ancestrales y el producto material: las semillas, nos proveen de una diversidad de alimentos, algunos de ellos amenazados en la actualidad y otros en riesgo de desaparecer.
v. Durante los últimos 20 años, la agricultura comercial ha puesto en riesgo este patrimonio a través de la imposición del monocultivo, del desplazamiento del cultivo de especies locales por especies para exportación y del control de las semillas a través de los derechos de propiedad intelectual.
vi. Las semillas campesinas son dignidad, cultura y vida por lo que nos sentimos con el derecho de decidir las formas de intercambio y/o venta de este nuestro patrimonio, heredado de nuestros ancestros y del cuidado e intercambio de muchas generaciones de campesinos y campesinas.
vii. El gobierno del estado de Yucatán, desde hace varios años, ha permitido la venta de miles de hectáreas de tierra a la transnacional Monsanto para establecer parcelas “demostrativas” de cultivos transgénicos que están contaminando los cultivos criollos, y ha favorecido el establecimiento de cultivos de Jatropha Curcas en 1,500 hectáreas de nuestro estado, planta que servirá para la producción de agrocombustibles y que se cultiva con una enorme cantidad de agroquímicos que contaminarán los subsuelos del estado. Todas estas medidas se han hecho sin informar públicamente de los perjuicios que estas acciones traerán para los campesinos y campesinas mayas y las consecuencias desastrosas que arrojarán para el equilibrio del ecosistema. Ante todas estas consideraciones
EXIGIMOS
1. La derogación de la Ley de Semillas de 2007 que es una trampa para beneficiar solamente al capital transnacional y que profundizará nuestra dependencia alimentaria. Nuestros pueblos son dueños de sus semillas y estamos acostumbrados a intercambiarlas, compartirlas y comerciar con ellas de manera autónoma. Queremos que esa autonomía se conserve y sea respetada por el Estado.
2. Que ninguna ley que afecte a nuestros pueblos indígenas sea aprobada sin respetar nuestro derecho a una consulta informada, reconocido en el derecho internacional de los derechos humanos.
3. Que el gobierno deje de ser cómplice del proceso de privatización de las semillas criollas que nos hace dependientes de las empresas transnacionales y, en cambio, adopte las medidas necesarias para garantizar la soberanía alimentaria de la nación y la conservación del patrimonio cultural de nuestros pueblos.
4. Que se prohíba el ingreso de semillas transgénicas en nuestro estado. Para alcanzar estas exigencias presentamos las siguientes
PROPUESTAS
1. Declarar a las semillas criollas “Patrimonio cultural y biológico” para conservar los recursos genéticos in situ tanto vegetales como animales de cada región, dejando sin efecto los derechos de propiedad intelectual parcial o total sobre los mismos, a fin de que nuestros pueblos puedan hacer un uso responsable de ellas.
2. Crear estímulos para programas de educación y capacitación sobre el manejo y conservación de los recursos genéticos locales, tomando como base los saberes campesinos ancestrales.
3. Promover la producción y distribución de semillas y animales domésticos en pequeña escala para coadyuvar a la soberanía alimentaria de los sectores más vulnerables.
4. Crear bancos locales de semillas con la mayor diversidad de variedades criollas de cada región y que dichos bancos estén en manos y sean administrados por las y los campesinos y no por entidades gubernamentales.
5. Fortalecer los programas académicos de las universidades que tienen como ámbito de acción el estado de Yucatán para que promuevan alternativas tecnológicas enfocadas al manejo sostenible de los recursos genéticos como: la protección a la biodiversidad agrícola, la producción de alimentos, la recuperación de especies vegetales y animales nativas, además del rescate de los saberes tradicionales asociados, mediante la producción de semillas de polinización libre entre otros.
6. Fomentar el multi-trueque de semillas, animales domésticos y herramientas de trabajo mediante ferias y/o visitas convenidas entre comunidades, así como el intercambio de saberes y experiencias entre las comunidades mayas de Yucatán.
7. Elaborar programas de radio comunitaria dirigidos a resaltar la importancia de nuestra riqueza cultural y biológica de las diversas regiones, así como la participación activa de la población en el manejo y conservación de las semillas criollas.
Mani, Yucatán, septiembre de 2011
Esta Declaración de Maní, estará circulando para solicitar firmas de adhesión hasta el día 14 de octubre de 2011. Para adherirse, manda un correo con tu nombre a raulugo68@hotmail.com. Ya con las firmas, la Decleración será enviada a los órganos de gobierno pertinentes.
No sé si puedas escucharme. Dicen que los fantasmas susurramos, pero eso es solamente a los oídos de los que no han muerto. Según nosotros, hablamos con la misma fuerza y claridad que cuando estábamos de ese lado de la realidad. Pero tengo la impresión de que el cliché elaborado por el cine y por los modernos medios electrónicos ha terminado por dar resultado y convertirse en el paradigma de lo real, al punto que ahora que te estoy hablando siento que estoy “whispereando”, como dicen mis nietos.
Sí, Elodia, claro que conozco a mis nietos. La Soledad es la que más me gusta: única niña y traviesa como su abuela. Espero que el nombre no sea destino, porque de solos tú y yo nos bastamos y sobramos. No creas, amor, que no he sido testigo del esfuerzo que realizaste para sacar adelante a nuestros hijos. Hubieras podido enamorarte de otro hombre y rehacer la familia a una nueva medida, pero decidiste dedicarte solamente a ellos, ocho y diez años al momento de mi muerte, y ¿sabes? Te lo agradezco. Es grande la estupidez de los que opinan que los muertos no sufrimos de celos.
Y aunque he visto crecer a nuestros hijos y conozco ya por sus nombres a los nietos, los recuerdos, esos que permanecen sin que uno pueda esconderse de ellos, son aquellos que rodearon el momento de mi muerte. Ya sé que te fastidio cada año con esta conversación, pero cada vez que llega esta fecha no puedo sino repasar, detalle por detalle, la trágica decisión de irme a vender el atole y los tamales a la Plaza de las Tres Culturas.
Sí… ya sé que nadie podía imaginarse lo que pasaría. También sé que en los mítines de días anteriores nos había ido tan bien que pudimos comprar los útiles escolares y uniformes de los escuincles sin necesidad de ningún préstamo de emergencia, y eso por primera vez en los doce años que llevábamos casados. Así que hubiera sido una estupidez, si de cálculos humanos se tratase, si no hubiera yo aprovechado la oportunidad del que se anunciaba como el mitin de más nutrida participación en ese utópico relajo que era la huelga estudiantil.
¿Qué las cosas hubieran podido ser distintas? Claro. Pero uno no tiene una bola mágica para leer el futuro. Todo mundo sabía que el dientón no se iba a tentar la mano para poner orden cuando los muchachos del Consejo le hubiesen llegado a la coronilla, pero ¿cómo imaginar que sería a puro balazo?
Llegué, como seguramente recuerdas, bien temprano para ganar un buen lugar. Colocarme cercano a la iglesia de san Francisco me pareció una buena estrategia, porque si los participantes del mitin no agotaban la mercancía, siempre podría vender los tamales a las afueras del templo cuando terminara la novena que, con motivo de la fiesta de san Francisco que estaba ya cercana, juntaba a tantos católicos todas las noches.
La verdad es que el mitin fue muy parecido a las anteriores concentraciones a las que había convocado el Consejo de Huelga. Discursos contra el gobierno, las reiteradas exigencias de mítines anteriores; desaparición del cuerpo de granaderos, libertad a los presos políticos, abolición del delito de disolución social… lo único novedoso fue el número de participantes. Una novedad muy conveniente para nosotros, que esperábamos sacar el mayor provecho con nuestra venta. Sólo por eso le pagué a un muchacho para que fuera a llamarte por teléfono, te lo juro, y te avisara que necesitaba tu presencia. De lo contario, habría yo llegado a la casa como todas las noches: cansado y solo. Pero hubiera sido imposible vender, cuidar la caja, servir el atole, con tanta gente que se iba amontonando, si no hubieras llegado para ayudarme. Quizá sea eso lo que no ha permitido que yo termine de morirme.
Si no fuera por aquellos dos cuates que se acercaron a comprar tamales y, para comerlos, se tuvieron que quitar un guante blanco de la mano izquierda, yo no me hubiera olido nada extraño en aquella tarde. Pero pude escuchar clarito cuando terminaron y cómo quedaron en verse a la entrada de los edificios en cuyo frente estaba colocado el templete. No podía yo saber que eran francotiradores, de esos que ahora son conocidos como del batallón Olimpia, pero creo que fue Diosito el que me hizo sospechar. Sólo por eso te dije que entraras a la iglesia y que pidieras el teléfono para llamar a la casa y preguntarle a doña Marina cómo estaban los niños. Ante tu mirada azorada, te convencí, a contrapelo de la clarísima necesidad que tenía de tu ayuda debido a la cantidad de gente que estaba comprando, diciéndote que tenía un presentimiento, y que no fuera a ser que los chamacos estuvieran inquietos o les hubiera pasado algo.
No sabes cómo le agradezco a Dios que se me haya ocurrido eso y, sobre todo, que tú me hubieras creído a pesar de lo bizarro del pretexto. Eso fue lo que te salvó la vida. Así ya no viste el helicóptero que soltó las bengalas, ni escuchaste el inicio de los disparos desde los edificios de la unidad habitacional, ni tuviste que esconderte tras el carrito de los tamales cuando los soldados comenzaron a disparar respondiendo a la agresión de los francotiradores de guante blanco.
Cuando la primera bala me alcanzó pensé en quedarme inmóvil, en hacerme pasar por muerto. Ya había algunas personas tiradas a mi alrededor, que me parecía que estaban muertas. Podría esconderme debajo de alguna de ellas. La segunda bala me convenció aún más de que esa era mi única salida. Así que me arrastré para meterme bajo el cuerpo de una señora, pero en lo que fingía la muerte, ésta me llegó despacito, fue entrando en mi cuerpo conforme la sangre salía de él. Cuando te vi venir, me extrañó sentirme sin ningún dolor y no fue sino hasta que vi que me abrazabas cuando me di cuenta de la incongruencia de estar viéndome a mí mismo, con el cuerpo fláccido entre tus brazos, mientras alrededor de mí todo era silencio, aunque mirara las bocas abiertas profiriendo gritos y la corredera hubiera convertido la Plaza en un caos.
Por eso cada dos de octubre vengo a visitarte. Me molesta tener que usar el tiempo de mi visita anual en contarte esto una y otra vez. A la mejor pensarás que no sé hablar más que de aquella tarde de sangre, pero como te digo, he visto crecer a mis nietos, te quiero más que nunca, y me alegra que mis hijos hayan estudiado en la UNAM y marchen cada año para recordarme. Cuando menos pudieron recuperar mi cuerpo. Habrías sufrido mucho más si mi cuerpo hubiera ido a terminar en una fosa común o, como comentan algunos de este lado, en el fondo del mar, arrojado desde una avioneta.
Así que, Elodia, tú puedes hacer tuyo el grito de “¡2 de octubre, no se olvida!”, aunque lo hagas por razones distintas de la mayoría. Mientras tanto yo estoy aquí, año tras año, viniendo a verte a ti en el rato que puedo escaparme de esta obligada visita a la Plaza de las Tres Culturas. Parece que la decisión de arriba es que sigamos viniendo todos los años, hasta que nuestra memoria desaparezca de todas las mentes. Así que, te lo encargo, cuéntale a mis nietos toda la historia, para que pueda venir el próximo año a visitarte…
El fin de semana pasado tuve la oportunidad de participar en el Día de la Biblia en la parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe, en Cerro Azul, Veracruz. Invitado por los laicos y laicas de los Círculos Bíblicos de la parroquia, pude reflexionar, junto con más de 900 personas que asistieron al local del Club de Leones de dicha población, sobre la naturaleza y misión de los profetas.
La aventura fue extraordinaria. Me refiero a la amable familiaridad con que fui tratado por el párroco, P. Mario Gaspar Cruz, a la impecable organización del evento, desde la música de ambientación hasta las distintas comisiones para atender a cerca de mil personas, a la fraterna relación con don Santiago Hernández y su equipo de gentiles damas, pero, sobre todo, al hambre de la Palabra de Dios que se manifestó en tantas personas que desafiaron el bochornoso calor dentro de un local con techos de lámina y que, sin embargo, no decayeron nunca en su entusiasmo y participación.
Entre las cosas que reflexionamos, y que han significado para mí un renovado “caer en la cuenta”, es cómo la historia bíblica nos recuerda que la aparición de los profetas, de los grandes profetas, está ligada casi siempre a situaciones de cambio. Para decirlo con las palabras de José María Castillo: “sin duda alguna, lo más interesante que se puede decir de los Profetas es que, cuando se trata de Profetas grandes e importantes, aparecen siempre en tiempos de cambio, cuando se acaba una situación y empieza otra, cuando hay muchas cosas que resultan nuevas y desconocidas. Como todo el mundo sabe, estos tiempos de cambio son siempre difíciles, porque la gente no se siente segura y tiene miedo. La solución entonces, al menos para muchas personas, es volver a lo de antes, a lo tradicional, a lo que libera del miedo. Esto se nota, sobre todo, en lo que se refiere a la religión… en situaciones así es cuando aparecen los grandes Profetas para interpretar la situación y las cosas que pasan. Ellos le dicen a la gente que no debe agarrarse a lo tradicional, aun cuando se trate de la religión más segura del mundo. Porque lo importante no es la religión que da seguridad, sino la fe en Dios, la amistad con el Señor y la fidelidad a los planes de Dios”.
No me cabe duda que, aunque suene a lugar común, nosotros estamos, en este tiempo que nos ha tocado vivir, situados en una época de cambios. Más aún –sostienen algunos– en un cambio de época. Lo que hace más necesaria la presencia de profetas. ¿Será esta circunstancia la que hace que el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad (MPJD), liderado por Javier Sicilia, tenga tantas resonancias proféticas?
Nuestro país, ya se sabe, está sumido en una de sus más angustiantes crisis. El hartazgo popular amenaza con desbordar los cauces y la inoperatividad de la mayor parte de las instituciones del país ha colocado a la nación cerca de su debacle. En medio de este hartazgo y podredumbre, se erige un movimiento firmemente basado en los principios del consuelo y la misericordia, capaz de exigir a las autoridades el inmediato cumplimiento de sus deberes y de ofrecer a las víctimas un camino de recuperación de la dignidad mediante el rescate de la memoria de sus muertos, la insistencia inquebrantable en una profunda renovación moral de las estructuras de gobierno, la no violencia como marco de pensamiento y acción y el reclamo de la urgencia por la recomposición del tejido social, tan vulnerado por la impunidad y el mal gobierno.
Un segundo elemento de nuestra reflexión en Cerro Azul me parece pertinente traer a colación. El estudio de los profetas nos mostró que, a partir de un inicio un tanto ambiguo, la fama e influencia de los profetas en Israel fue desarrollándose a la par que su independencia de los poderes de su tiempo.
Me explico. Una lectura comprehensiva de los textos del Primer Testamento nos muestra la evolución surgida en el seno del movimiento profético. Los representantes de la primera época de la profecía son Gad y Natán. El primero aparece actuando en tres ocasiones (1Sam 22,15; 2Sam 24,11 y 2Sam 24,18) y en las tres asume la función de consejero real en cuestiones de guerra, administración de justicia y culto. Lo mismo ocurre con Natán, que aparece como profeta principal de la corte de David en tres momentos distintos: cuando pretende construir un templo (2Sam 7), cuando le reprocha al rey haber cometido adulterio y asesinado al marido traicionado (2Sam 12) y cuando Salomón, hijo de David, hereda el trono (1Re 1,11-48).
No estoy acusando a Gad y Natán, por el hecho de servir en la corte real, de haberse vendido o haber traicionado su conciencia. Sólo subrayo que sostenían una presencia física de cercanía a la corte, estaban a la mano del rey cuando éste necesitaba de sus consejos, aunque mantenían su posicionamiento crítico.
Seguidamente, sin embargo, se va estableciendo una lejanía física entre los profetas y el rey. Tanto Ajías de Siló, que aparece ejerciendo su función profética en dos ocasiones (1 Re 11,29-39 y 14,1-8), como Miqueas Ben Yimlá, que sólo aparece en 1Re 22, aparecen en los textos diferenciándose de los falsos profetas, que sólo buscan agradar al rey, y no viviendo ya bajo la tutela del monarca.
Sin duda, la culminación del movimiento profético, que desembocó en la época de oro y el surgimiento de profetas escritores, se dio cuando se logró una lejanía progresiva de la corte real y un acercamiento cada vez mayor a las necesidades del pueblo. Quizá el ejemplo más claro sea el profeta Elías. No solamente no se deja encontrar por el rey Ajab (1 Re 18,10ss) ni pisa nunca el palacio real, sino que a lo largo de todos los capítulos del llamado “ciclo de Elías” (1Re 17-19.21 y 2Re 1) es percibido por el rey como una piedrita en el zapato. A eso se refiere la expresión de Ajab cuando, después de despojar al campesino Nabot de su terreno cometiendo abuso de poder (lo que ahora denominaríamos violación al derecho humano de Nabot), exclama al encontrarse con Elías: “¿Conque me has sorprendido, enemigo mío?”, una exclamación que marca la distancia física y crítica que había alcanzado el movimiento profético respecto a los gobernantes de Israel y Judá.
No quiero abusar de la paciencia de mis estimados lectores y lectoras, pero puedo asegurarles que esta tendencia continúa en Eliseo, sucesor de Elías, y se confirma de manera definitiva en casi todos los profetas escritores, especialmente Amós y Jeremías, como podrá comprobarse al revisar los textos que llevan su nombre.
Esta marca del movimiento profético me parece importante recordarla cuando pienso en el MPJD. Voces, bien o mal intencionadas, no lo sé, van insistiendo en que Javier Sicilia, cabeza del MPJD, sería un muy buen candidato de la sociedad civil a la presidencia de México en el 2012. Me alegra la entereza y la contundencia con la que el poeta ha rehusado escuchar esos cantos de sirena. La cualidad profética del MPJD, que tanta falta le hacía a nuestro país y por la que estamos tan agradecidos quienes deseamos que este camino a la debacle se detenga, solamente quedará garantizada si mantiene su lejanía crítica con el poder. Al menos eso es lo que yo creo.
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