En el último trimestre del año pasado Homún se convirtió en noticia. Población maya conocida por sus bellos cenotes, Homún está situada en la confluencia de dos áreas naturales protegidas: la Reserva Estatal Geohidrológica del Anillo de Cenotes y el Parque Estatal Lagunas de Yalahau.
El Anillo de Cenotes fue decretado como área natural protegida por el Gobierno del Estado de Yucatán, según el decreto 117, publicado en el Diario Oficial del Estado el 28 de octubre de 2013. La reserva tiene la capacidad de disponer agua limpia para una zona metropolitana cuatro veces del tamaño actual y Homún, uno de los 53 municipios que la conforman, está ubicado en la zona de “recarga” de dicha reserva, por lo que han quedado prohibidas expresamente actividades que no sean compatibles con el cuidado del medio ambiente o que tengan un impacto negativo en los ecosistemas.
Por otra parte, el área natural protegida denominada “Parque Estatal Lagunas de Yalahau” está ubicada en los municipios de Homún, Huhí, Tekit y Sotuta; el área fue constituida por el gobierno estatal mediante el decreto número 202, publicado en el Diario Oficial del Estado de Yucatán el 8 de junio de 1999, y circunscribe un total de 4 lagunas y 203 cenotes.
Por eso fue grande la sorpresa de los pobladores de Homún cuando, el 13 de octubre de 2016 el presidente municipal otorgó el permiso de uso de suelo para la construcción de naves y tratamientos de aguas residuales de una Mega Granja Porcícola que ocuparía un área de ciento diecisiete hectáreas (117 has.) para contar con aproximadamente 45,000 cerdos. El funcionamiento de esta granja pondría en grave riesgo la conservación del manto freático y, además, el sostenimiento de un gran número de familias, dado que cerca de la mitad de la población de Homún se dedica al ecoturismo centrado en los cenotes y las lagunas como principal actividad económica.
Comenzó entonces una batalla que ha tenido muchos espacios en la prensa local y nacional. No voy a abundar, por ello, en pormenores. Solamente quiero introducir el más reciente pronunciamiento al respecto, que les comparto en este mismo espacio, con algunas anotaciones que me parecen importantes:
Así que les comparto ahora, sin más preámbulos, el más reciente capítulo de esta larga batalla de Homún.
Homún reitera ante Justicia Federal sus derechos
Pobladores solicitan a la Justicia Federal hacer efectivo su derecho al agua,
a un medioambiente sano y a decidir como pueblo maya
Integrantes del comité Kana’an Ts’onot, conformado por pobladoras y pobladores de Homún que se oponen a la instalación de una granja porcícola en dicho municipio, se reunieron hoy, 17 de enero de 2018, con el Juez Segundo de Distrito en el estado para reiterarle una serie de preocupaciones en torno al juicio de amparo 1389/2017-IV-A
Dicho juicio fue presentado el día 9 de noviembre del 2017 en contra de la manifestación de impacto ambiental (MIA) otorgada por la Secretaría de Desarrollo Urbano y Medio Ambiente del Gobierno del estado de Yucatán (SEDUMA) a favor de la empresa “Producción Alimentaria Porcícola Sociedad de Producción Rural de Responsabilidad Limitada de Capital Variable” para el establecimiento de una granja de 45 mil cerdos.
El argumento principal del amparo fue la violación al derecho al agua y a contar con un medio ambiente sano, contenidos en el artículo 4 constitucional.
Entre las principales irregularidades señaladas por los pobladores de Homún en la demanda de amparo destacan
Las mencionadas irregularidades, además de ser manifiestas, fueron documentadas a través del estudio Importancia de la reserva Geohidrológica del anillo de cenotes para el estado de Yucatán. Papel del municipio de Homún en la conservación de la reserva y su vulnerabilidad ante las actividades agropecuarias a gran escala”, elaborado por el Dr. Virgilio René Góngora Echeverría, Doctor en Ingeniería Opción Ambiental por la Universidad Autónoma de Yucatán y que fue integrado como prueba al juicio de amparo.
A pesar de la evidencia de las irregularidades y de la existencia de un riesgo inminente, pues la contaminación del agua por la construcción y puesta en marcha de la granja afectaría no sólo a la comunidad de Homún sino a otras regiones de la entidad, dado que la Reserva Geohidrológica del anillo de los cenotes es fuente de abastecimiento del líquido vital para amplias regiones del estado, el Juez Segundo de Distrito se negó a otorgar la suspensión definitiva argumentando que la granja “generaría empleos” a pesar de que esta afirmación no se encuentra sustentada en ningún documento y que existe un bien mayor que es la protección de acceso al agua y al medioambiente sano. Dicha determinación, además de ser parcial, se dio violentando los estándares internacionales que obligan al Juez a aplicar medidas precautorias cuando existe un riesgo potencial para el medioambiente o el agua.
Homún es un pueblo maya de tradiciones ancestrales y mantiene una estrecha relación cultural y simbólica con los cenotes. Además, la actividad económica que han logrado realizar en torno a ellos, ligada al turismo, es una importante fuente de ingresos para la comunidad.
Ante la próxima resolución del amparo presentado contra la MIA, una representación de los integrantes del comité Kana’an Ts’onot, se entrevistó con el Juez Segundo de Distrito para reiterarle las violaciones derivadas de la MIA, los riesgos que para la región implicaría el establecimiento de la granja porcícola, así como para solicitarle que haga efectivos los derechos humanos que, como pueblo indígena y como habitantes de la reserva geohidrológica tienen y que se encuentran protegidos por diversos instrumentos legales estatales, nacionales e internacionales.
Cabe recordar que en octubre de 2017, la comunidad de Homún realizó un proceso de auto consulta indígena, en donde por mayoría se determinó que no era viable la instalación de la granja en el territorio de la comunidad, proceso del cual hasta la fecha no se tiene respuesta por parte del gobierno del estado de Yucatán, a pesar de+ que los resultados de esa consulta fueron entregados tanto al gobernador del estado, Rolando Zapata Bello, como a diversas autoridades estatales y federales.
Además de lo anterior, la comunidad ha comparecido en otros juicios como el 91/2017 ante el Tribunal de Justicia Administrativa del estado, y el 936/2017 ante el Juzgado Primero de Distrito, en donde todas las determinaciones han resultado favorables a la empresa porcícola, lo que demuestra que los órganos judiciales tanto estatales como federales parecieran privilegiar los intereses mercantiles en detrimento del derecho que el pueblo maya de Homún tiene a decidir sobre su territorio en ejercicio de su derecho de autonomía y autodeterminación.
En virtud de lo anterior, el Poder Judicial Federal y específicamente el Juzgado Segundo de Distrito, tiene, en el presente caso una gran responsabilidad para hacer efectivos derechos humanos del pueblo de Homún y poner un freno a la política estatal que privilegia el establecimiento de megaproyectos en lugar de construir con los pueblos alternativas que sean compatibles con sus prácticas culturales y su visión del desarrollo.
(Comunicsado conjunto de Kana’an Ts’onot y el equipo Indignación AC)
“Si me agarra la navidad ya me fregué”, le dice María Isabel a su esposo. Concluye así una larga y animada conversación sobre el bebé que viene en camino. A la vieja usanza, ninguno de los dos, padre y madre, han querido saber de antemano el sexo del nené que viene. Criticada por sus mismos familiares, Maribel ha defendido una y otra vez la opinión de que a los críos hay que quererlos incondicionalmente y que eso incluye esperarlos en el desafío de no saber quién ni cómo nacerá.
Y cuando le argumentan que el amor incondicional no tiene nada que ver con si uno averigua antes el sexo del bebé, entonces María Isabel, furiosa anticapitalista, ve abierta la oportunidad para preguntar cuál sería entonces el objetivo de saberlo y, apenas se le responde que es para poder comprarle al bebé las cosas que necesita, acertando ya a su sexo, entonces María Isabel se suelta con la perorata en contra del consumismo y de la división patriarcal de los sexos y así y así hasta que la conversación termina siempre, de manera indefectible, en la alusión a las comunidades zapatistas y la ejemplar construcción de su autonomía, “única buena noticia que sigue dando esperanza a este atribulado país”, sostiene Maribel.
“Y qué tiene que ver lo que estábamos conversando, el nacimiento del bebé, con las comunidades zapatistas”, esperada contestación de los oyentes, cansados del encendido discurso de la embarazada, anticapitalista y antipatriarcal (que no es lo mismo, pero es igual, había señalado Maribel, también fanática de Silvio), permite a Tony, así le llaman a José Antonio, el afortunado marido, entrar al quite y cerrar la animada charla evocando al poeta mexicano, que el mes próximo cumplirá su cuarto año de fallecido, diciendo: Todo tiene que ver con todo. La lapidaria frase le permite a Tony cambiar a otro tema.
María Isabel y José Antonio llevan ya varios años de casados. Todavía en edad de concebir, ambos decidieron traer el mundo a su cuarto hijo. Maribel prefiere que sea niña. Ya tienen tres: mujer la mayor y dos varones que le siguen, el último de los cuales, de apenas nueve años, ha sido ya nominado ‘miembro supernumerario del CNI Yucatán’, por la manera tan linda que tiene de hacer ondear con garbo la bandera maya en los mítines a los que sus padres lo llevan.
Tony y Maribel conciben la familia, sí, como espacio de amor incondicional, pero también como centro de agitación de las conciencias. El grito zapatista de 1994 los sorprendió siendo todavía recién casados, y en él descubrieron una razón más para seguir juntos. Se inscribieron en el FZLN mientras duró y se hicieron adherentes y propagandistas de la Sexta Declaración, cuando los zapatistas decidieron darle la vuelta a la historia mexicana anunciando la construcción unilateral de su autodeterminación a pesar, o justamente debido a, las traiciones del gobierno mexicano. Han seguido así, tras el nacimiento de todos sus críos, pendientes de las comunidades zapatistas y sus avances, participando en cuanta iniciativa en su favor surge desde la sociedad civil y siendo de los primeros en inscribirse en la Escuelita Zapatista de la que regresaron, con sus tres hijos, hinchados de esperanza.
No podían faltar, pues, a la llegada de Marichuy a tierras mayas. Maribel hubiera querido participar más y mejor en la preparación de la llegada de la vocera del CIG, pero “esta panza apenas si me deja moverme”, decía continuamente, disculpándose.
Lo que menos se imaginó es que la niña (sí, fue una niña) viniera a nacer en circunstancias tan especiales. Cuando se acercó el tiempo de la llegada de Marichuy, Maribel se empeñó en asistir a todos los encuentros que la vocera tendría con los distintos pueblos mayas. El doctor le advirtió que el parto podría ya suceder en cualquier momento y que no era recomendable que ella viajara en tal estado. Tony quiso persuadirla y logró que Maribel abandonara la idea de acompañar a la vocera en todo su recorrido, negociando con Maribel un solo lugar entre los tres programados. Cuando Tony le comentó que el médico opinaba que solamente podrían ir a la reunión de Chablekal, que era el lugar de encuentro más cercano a Mérida y que debían evitar viajar a Valladolid o a Maní, Maribel quiso insistir diciendo que “a Valladolid lo acepto, pero a la Escuela de Maní seguro que voy, porque allá promueven la labor de las parteras mayas, así que puedo avisar para que tengan a una lista, por si las moscas”, sin saber que el refrán ‘el hombre propone y Dios dispone’ no deja de contener cierta verdad, aunque su expresión fuera machista.
Maribel no llegó a Maní. Todavía no terminaba Emiliano de cantar sus canciones sobre el estrado colocado en la plaza de Chablekal, cuando ella sintió que un líquido le corría por las piernas: “Ya se rompió la fuente”, le dijo con angustia Adela, que estaba sentada a su lado. No había tiempo que perder. Tony le echó un grito a su amigo Beto y en menos de lo que canta un gallo ya habían cargado a Maribel para subirla al coche.
En el camino hacia el automóvil se cruzaron con la comitiva que, en sentido contrario, acompañaba a Marichuy camino al estrado. La vocera se dio cuenta de lo que pasaba y se ofreció a ayudarla. En el templete, un rapero maya fue avisado de que debería alargar su participación con algunas canciones extra, porque Marichuy se demoraría todavía unos minutos. En lugar de dirigirse al coche, Tony y Beto se enfilaron hacia el Uay Já. Ahí la vocera pidió agua caliente y se dispuso a recibir a la niña. Cuando Maribel terminó la labor de parto y recibió a su hija entre los brazos, murmuró: “más zapatista no podías ser”. Bastó un intercambio de miradas con Tony para que éste último anunciara que la niña se llamaría María Jesús, “que es el nombre que la esperanza llevará en México este 2018”, remató.
Poca gente se dio cuenta que Marichuy llevaba el vestido todavía húmedo, mientras daba su discurso. Tampoco se fijaron en que la voz le tembló cuando habló del mundo de justicia y dignidad que estamos obligados a dejar a nuestros hijos e hijas. Los que presenciaron el acontecimiento, en cambio, se dieron por adelantado, cuatro días antes, el abrazo de navidad.
Desde el noticiero de una cadena televisiva de reciente funcionamiento, un presentador de noticias ampliamente conocido pontificó hace unos días afirmando que las personas y organizaciones que se oponen a la Ley de Seguridad Interior, que ha pasado de la Cámara de Diputados a su discusión en la Cámara de Senadores, eran solamente gritones, gente que se opone a todo, y que él percibía que la nueva ley solamente regulaba (y hasta disminuía) el papel del Ejército en las tareas de seguridad pública
Es bastante común que los encargados de leer las noticias en las emisiones informativas de radio y televisión se conviertan por arte de magia en analistas políticos. Hubo un tiempo en que hasta hacían programas de televisión en los que discutían los temas del momento, aunque tuvieran muy pocos espectadores. Eso no es de por sí malo y es, probablemente, inevitable. Pero que un presentador de noticias, en posesión de un micrófono privilegiado, llame a los grupos civiles ignorantes (ni siquiera han leído la ley, afirmó), es otra cosa.
Así que me he chutado todas las propuestas de ley que fueron presentadas. He revisado además la plataforma “Seguridad sin guerra”, que reúne los pronunciamientos y adhesiones en contra de esta ley que provienen de personas y organizaciones cuya seriedad avalo (algunas de ellas las conozco muy de cerca) y para quienes la acusación de gritones e ignorantes me parece una ofensa. Haría bien el comunicador en leer también algunos otros documentos que están disponibles en la red, como las 14 razones por las cuales la ONU se ha manifestado públicamente en contra de esta propuesta de Ley, a menos que ya las haya leído y la ONU haya quedado incluida entre aquellos que califica de ‘gritones’.
Yo pienso que no existe la ignorancia argumentada por el comunicador de marras. Las amenazas a la Ley de Seguridad Interior expuestas por las organizaciones civiles encuentran cabal sustento en los artículos de la Ley que deberá discutir el Senado en muy poco tiempo. Basta que el paciente lector y/o lectora de esta columna visite el portal electrónico www.seguridadsinguerra.org para que pueda constatarlo. Les pondré un ejemplo: Una de las denuncias de las organizaciones civiles es que la Ley “Fomenta la intervención militar en áreas de inteligencia civil”, lo cual es fácilmente comprobable en el artículo 28 de la propuesta del PRI que fuera aprobada por la Cámara de Diputados: “Las Fuerzas Federales y las Fuerzas Armadas desarrollarán actividades de inteligencia en materia de Seguridad Interior en los ámbitos de sus respectivas competencias, considerando los aspectos estratégico y operacional, la cual tendrá como propósito brindar apoyo en la toma de decisiones en materia de Seguridad Interior”.
Otro ejemplo es la denuncia que sostiene que “Las definiciones imprecisas permiten que todo quepa en la figura de seguridad interior”, lo cual se sustenta en el artículo 7, que dice: “Son amenazas a la Seguridad Interior, siempre que superen las capacidades efectivas de las autoridades competentes, las siguientes:
I. Actos violentos tendientes a quebrantar la continuidad de las instituciones, el desarrollo nacional, la integridad de la federación, el estado de derecho y la gobernabilidad democrática en todo el territorio nacional o en alguna de sus partes integrantes;
II. Presencia de fenómenos de origen natural o antropogénico, tales como una emergencia ambiental, biológica, nuclear, química, sanitaria o cualquier otra que ponga en peligro a la sociedad, sus bienes y a la infraestructura de carácter estratégico en áreas geográficas del país, y
III. Cualquier otro acto o hecho que ponga en peligro la estabilidad, seguridad o paz públicas en el territorio nacional o en áreas geográficas específicas del país. » (Las negritas son mías, para que el lector/a vea que hasta sus peores pesadillas pueden tener acomodo en esta última ‘definición’).
Seguir con más ejemplos haría esta entrega tediosa e insufrible. Las personas interesadas en el detalle pueden remitirse al portal de seguridadsinguerra.org que he mencionado más arriba.
Lo fundamental de la discusión, sin embargo, sigue siendo si se regulariza o no el papel de las Fuerzas Armadas en tareas de lo que comúnmente llamamos ‘combate a la delincuencia organizada’. Un consenso casi unánime, al menos en el discurso, es que la actuación de las Fuerzas Armadas debería ceñirse exclusivamente a lo que le manda el texto constitucional. De ahí debería derivarse, en buena lógica, que su participación en trabajos de seguridad pública ha de ser supletoria y el objetivo final debería ser que el ejército regresara a sus cuarteles en un plazo determinado de tiempo, y la ciudadanía pudiera ver resguardada su seguridad a partir de la actuación de cuerpos policíacos bien entrenados, una fiscalía eficaz y apegada a las leyes y un andamiaje judicial que garantizara la justicia expedita y evitara la impunidad.
Puede ser que, con razón, a muchos ciudadanos y ciudadanas tal expectativa les parezca utópica. Pero si la tarea de las leyes no es propiciar un lugar (topos) al proyecto ideal de país que queremos (u-topía), entonces no sirven de gran cosa.
Me adhiero, por esto, al posicionamiento de seguridadsinguerra.org, que en sus puntos medulares contiene lo siguiente:
(La Ley de Seguridad Interior) parte del hecho de que actualmente no existen las capacidades policiales para hacer frente a la grave situación de inseguridad por la que atraviesa el país. Sin embargo, e independientemente de que varias de las iniciativas presentadas contenían peligrosas ambigüedades y otorgaban atribuciones que deben corresponder exclusivamente a instituciones civiles, normalizar la intervención de las Fuerzas Armadas en labores policiales contribuiría a perpetuar la situación que se busca subsanar. Si hoy los gobiernos federal y estatales no han cumplido con su obligación legal de construir corporaciones de policía eficaces, menos aún lo harán si cuentan con el recurso legal para encubrir dicho vacío institucional con requerimientos de intervención militar.
Debemos, en cambio, centrar la atención política y legislativa en el fortalecimiento de nuestras instituciones de seguridad pública. Sólo así podremos resolver de fondo, y a largo plazo, la crisis de violencia, inseguridad y violaciones graves a derechos humanos en el país. Es por ello que, en lugar de legislar para perpetuar y arraigar el despliegue operativo de las Fuerzas Armadas, proponemos:
Seguir dependiendo de las Fuerzas Armadas no va a fortalecer nuestras instituciones de seguridad pública; coadyuvará al desgaste de dos de las instituciones más importantes del país: el Ejército y la Marina; perpetuará la grave crisis institucional por la que atravesamos, y sólo contribuirá a que la Federación y los estados sigan incumpliendo con lo estipulado en la Ley General del Sistema Nacional de Seguridad Pública, el SIDEPOL y los acuerdos del Consejo Nacional.
Coincido con las personas y organizaciones que se han cohesionado en torno a este pronunciamiento, en que la actual propuesta de ley que discutirá el senado permitirá a las autoridades federales, estatales y municipales, continuar evadiendo sus responsabilidades constitucionales en materia de seguridad pública. Y eso, pienso yo, no va a ayudar nadita para enfrentar la crisis de inseguridad y violencia por la que atraviesa el país.
Colofón: El miércoles 20 y jueves 21 de diciembre se hará presente en tierras yucatecas el Consejo Indígena de Gobierno, a través de su vocera Marichuy, para escuchar las demandas del pueblo maya peninsular y buscar caminos de mayor organización entre los pueblos originarios de nuestra patria. Les invito a estar pendientes…
La abeja melipona (Melipona beecheii), especie nativa sin aguijón, constituye una de las riquezas ancestrales del territorio maya. Criadas y cuidadas en las comunidades mayas desde antes de la invasión española, la abeja melipona produce una miel cuyas virtudes nutricionales y medicinales son ampliamente conocidas.
Como cultivo ancestral, la cría y manejo de la abeja melipona se ha transmitido de generación en generación, aunque la especie ha sufrido los embates de la modernidad y su existencia ha sido puesta en riesgo, dado que el sistema económico actual, que privilegia el lucro por encima de la utilidad de los productos, ha terminado por menospreciar este tipo de miel que no se produce en cantidades industriales, y la contaminación por el uso de agrotóxicos, favorecido por el actual sistema de producción industrializado de alimentos, ha diezmado en muchos casos a las poblaciones de este noble insecto, útil no solamente por el valor nutricional de su miel para el consumo humano, sino como agente polinizador de capital importancia.
En la Escuela de Agricultura Ecológica U Yits Ka’an hemos apostado por la promoción del rescate de este tipo de abeja, no solamente porque su miel puede ayudar a mejorar la nutrición de las familias mayas y beneficiarlas económicamente con la comercialización de sus excedentes, sino porque su cría y manejo está inscrita en la memoria colectiva y es un signo de identidad que pensamos que debe fomentarse. Ya Fray Diego de Landa, en su Relación de las Cosas de Yucatán, hace alusión al cultivo de la abeja melipona y a las festividades y rituales con que los mayas celebraban su manejo y cosecha.
La antigüedad del cultivo de la abeja melipona está testimoniada también en el Códice Tro-cortesiano, mejor conocido como Códice Madrid, que contiene 52 páginas con inscripciones de jeroglíficos mayas por ambos lados, que relatan eventos como eclipses y sacrificios de animales. Las últimas diez páginas de este códice están dedicadas a la exposición de la cría y manejo de la abeja melipona.
El año pasado, 2016, tomó forma en U Yits Ka’an el proyecto de estudiar estas últimas páginas. Siendo promotores de la meliponicultura, queríamos establecer un diálogo de saberes con la más antigua tradición de manejo de abejas melipona con el que contamos, el Códice Madrid. Así que se conformó un grupo de cinco jóvenes epigrafistas mayas (Daniela Esther Cano Chan, Gregorio Hau Caamal, Iván de Jesús Jiménez Balam, José Alfredo Hau Caamal y Roseli Gabriela Jiménez Balam) que, bajo la coordinación del director de la Escuela, Atilano Ceballos Loeza, y del arqueólogo del INAH, responsable de la zona arqueológica de Uxmal, José Huchim Herrera, se dieron a la tarea de realizar el reconocimiento de la escritura y la iconografía de las páginas del Códice Madrid que se refieren a la meliponicultura.
Como parte del trabajo, y para complementar este tejido de saberes, fueron convocados a algunas reuniones ocho experimentados meliponicultotes: (+) Pedro Pam Chulim (Santa Elena), Mario Nahuat Dzib (Mama), María Torres Tzab (Maní), Emilio Torres Pacheco (Maní), Luis Quintal Medina (Maní), Alfredo Serralta Interián (Dzan), Rudy Pérez Canché (Mama) y Minelia Xiu Canché (Mama). El propósito era que los jóvenes epigrafistas tuvieran nuevas luces, a partir de la experiencia de los meliponicultores mayas de hoy, para la relectura que estaban realizando de las páginas del códice.
El resultado es una interesantísima publicación titulada “U Yúuchben Ts’íibil Bix U Meyajta’al Xuunan Kaab / Manual Ancestral del Manejo de la Abeja Melipona”. Se trata de la primera parte de este loable trabajo de investigación (abarca de la página 103a hasta la 106a) y contiene, después de la descripción de la metodología utilizada, las enseñanzas derivadas del estudio y el calendario de reuniones en que fue realizado, breves notas iluminadoras acerca de los elementos del Códice que fueron descifrados: calendario, escritura e iconografía. En la segunda mitad se encuentra el estudio propiamente dicho, con las imágenes de las páginas del códice y su interpretación.
La publicación fue presentada públicamente en la Escuela U Yits Ka’an en el marco de la Fiesta de Xuunan Kaab, que tuvo lugar en Maní el pasado 28 de octubre de 2017, celebración que reunió a más de un centenar de campesinas y campesinos mayas que crían y manejan la abeja melipona, conservando así la vitalidad de la especie. Posteriormente, el texto fue de nuevo presentado en el marco de la celebración de tercera edición de la Jornada de Agroecología, que tuvo lugar en el Campus de Ciencias Biológicas y Agropecuarias de la UADY unos días después, el 30 de octubre.
El esfuerzo es tanto más notable en cuanto que la publicación ha sido realizada con recursos propios de la Escuela U Yits Ka’an. La promoción de este importante diálogo de saberes que abarca la sabiduría ancestral inscrita en los códices, los conocimientos y habilidades de los jóvenes epigrafistas de hoy y la experiencia de cría y manejo de la abeja melipona por parte de los meliponicultores mayas que intervinieron en las conversaciones, es uno de los activos más relevantes y novedosos de la tarea educativa y de acompañamiento a la producción que realiza la Escuela de Maní.
Ojalá este esfuerzo pueda tener continuidad y el trabajo de investigación pueda extenderse al resto de las páginas del Códice dedicadas a las abejas meliponas. Este primer folleto está a la venta en las instalaciones de U Yits Ka’an.
Termino compartiendo como colofón de esta columna la declaración titulada “¡La Fiesta de Xuunan Kab, La Fiesta de la Vida!”, firmada y dada a conocer por los participantes de la Fiesta de Xuunan Kab a la que hicimos referencia líneas arriba.
¡LA FIESTA DE XUUNAN KAAB, LA FIESTA DE LA VIDA!
Maní Yucatán a 28 de Octubre de 2017
“Para el buen funcionamiento de los ecosistemas
son necesarios los hongos, las algas, los gusanos,
los insectos… que juegan un rol crítico fundamental
para estabilizar el equilibrio de un lugar…
Muchos insectos desaparecen a causa de los agrotóxicos…”
Laudato Si’ N° 34, Papa Francisco
Reunidos en la Escuela de Agricultura Ecológica U Yits Ka’an, de Maní, Yucatán, hombres y mujeres mayas que trabajamos en la cría y manejo de las abejas meliponas en el estado de Yucatán, hemos celebrado la Fiesta de Xuunan Kaab, retomando una antigua tradición narrada en la Relación de las Cosas de Yucatán, de Fray Diego de Landa.
Trabajar con las abejas Xuunan Kaab o Koolel Kaab es una actividad que los pueblos mayas hemos heredado de nuestros abuelos y abuelas. Criar y manejar estas abejitas les permitió a ellos: 1. Conocer y respetar la vital relación entre la flora nativa y estas abejitas. 2. Favorecer la polinización para la producción de alimentos sanos y nutritivos. 3. El uso y consumo de esta miel fortaleció la salud familiar y comunitaria. 4. El respeto y la veneración a los “dueños” (Yuumo’ob) de las abejas les llevó a respetar todo su entorno.
Las comunidades mayas de hoy queremos que esta herencia de nuestros abuelos y abuelas no se pierda. Por eso nos hemos reunido en esta Fiesta de Xuunan Kaab, en la que hemos agradecido el don de las abejas meliponas y hemos rogado para que haya una buena floración en los montes de la península, y el éxito de una abundante cosecha.
Queremos en esta declaración nosotros, como productores y productoras indígenas mayas, llamar a todas las personas que habitan en la península de Yucatán a que nos convirtamos en guardianes de las abejas meliponas, que cuidemos su entorno sembrando plantas y enredaderas nativas para que ellas puedan tener su alimento; nos comprometemos a evitar el uso de insecticidas que puedan dañarlas y matarlas, invitamos fraternalmente a sembrar plantas melíferas que son su alimento, y sobre todo, ¡que no eliminemos a estas abejitas silvestres si las encontramos en paredes y árboles cerca de nuestra casa!
La quema intencionada de los montes, el cambio de uso de suelos, la imparable mancha urbana, la ignorancia de autoridades y varios sectores de la población, junto a quienes lucran con esta herencia cultural, entre otros muchos factores, ponen en permanente amenaza a estos maravillosos insectos. Los productos que nos regalan estas abejas no pueden ser vistos únicamente como una mercancía, explotándolas irracionalmente. Estas abejitas, y otras tantas que no tienen agujón, son muy importantes para la conservación del equilibrio de la naturaleza y para la agricultura en nuestra península; la vida de ellas está siendo cada vez más amenazada. ¡Si perdemos nuestras abejas nativas, perdemos nuestra salud y la salud de nuestra Hermana Madre Tierra!
El bienestar que nos regala la meliponicultura se ha mantenido en el tiempo como un cordón umbilical con el cual nuestra cultura maya se endulza; es parte de nuestro modo de vivir: ver el mundo en equilibrio, manteniendo nuestro espíritu inquebrantable ante las adversidades.
Los abajo firmantes exigimos a los tres niveles de gobierno hacer su mayor esfuerzo para conservar el entorno vital de estas abejas, además exigimos que la miel de la abeja melipona sea reconocida como miel, ya que no es así actualmente, de manera que la regulación del precio de su comercio sea justa en el nivel nacional e internacional y se apoye directamente a los y las campesinas mayas en esta actividad, todavía arraigada en nuestra cultura maya. Hacemos un llamado a las autoridades para que apoyen directamente a los pequeños productores y productoras mayas. Que se prohíba y castigue el uso y repartición de pesticidas y agrotóxicos que están acabando con las abejas, así como detener la siembra de transgénicos en nuestra región.
Celebrar a nuestras abejitas es reconocer su invaluable aporte para nuestra existencia, pero también es una responsabilidad para demandar un ambiente digno para ellas. Exigimos una vida sana no solo para las personas sino para nuestras abejitas sin agujón. ¡Defendiendo a estas abejitas, defendemos la Vida!
Palabras pronunciadas en la Mesa Redonda en torno al libro «Martín Lutero, una perspectiva ecuménica», de Walter Kasper, en ocasión del quinto centenario de la Reforma de Lutero
Centro Cultural Loyola, octubre de 2017
Mi reflexión gira en torno a los capítulos 6 y 7 del libro de Walter Kasper. Es también fruto de un fecundo intercambio con el teólogo nicaragüense José Argüello, quien recién ha publicado un interesante artículo en la revista Xilotl[1], reconocido órgano de difusión de las iglesias evangélicas en Nicaragua, sobre lo que él llama el “ecumenismo de la solidaridad con los crucificados”.
En su libro, Kasper caracteriza el diálogo ecuménico como un asunto que no es meramente “intelectual, (sino) se trata de un intercambio de dones. Condiciones previas para él son reconocer tanto la verdad del otro como las propias debilidades, decir la propia verdad de modo no hiriente ni polémico, sino en el amor (cf. Ef 4,15) y sustraer las controversias al veneno de la discusión, convirtiéndolas en un regalo…”[2]
Así que quiero referirme hoy a un principio común y dos oportunidades que esta efeméride que celebra los 500 años de la Reforma Luterana nos brinda a ambos bandos, católicos y evangélicos, que peregrinamos en este subcontinente latinoamericano. El principio común lo tomo de un importante matiz de la teología de Martín Lutero, la primera oportunidad procede de la recepción del Vaticano II en América Latina y, finalmente, una segunda oportunidad nos la presenta el momento de grave emergencia por el que pasa nuestra civilización.
Un punto de partida común: La teología de la Cruz
Es por demás conocida la centralidad que ocupa el misterio de la cruz en la aproximación teológica de Martín Lutero. En el artículo al que he hecho referencia antes, José Argüello recuerda que en 1518, cuando Lutero había ya presentado sus famosas 95 tesis sobre las indulgencias, su superior en la orden de los frailes recoletos agustinos, Johann von Staupitz, convocó en Heidelberg a un capítulo de su orden para discutir las ideas de Lutero. Los monjes agustinos esperaban abordar ese tema para discutirlo con Lutero, pero él los sorprendió presentando como base para la discusión un documento totalmente distinto, titulado “Paradojas”, con 28 tesis de teología y 12 de filosofía, en el que planteaba que a Dios solamente se accede ‘a través de la locura de la cruz’. Lutero contrapone así la teología de la cruz a la teología de la gloria, aludiendo a la contradicción frontal a la que nos enfrenta el misterio de la Encarnación, que contradice todas nuestras expectativas en torno a lo divino, centradas en el poder y la gloria[3].
Lutero afirma que el verdadero teólogo habla siempre de Dios como de un Dios oculto y crucificado. “El diablo –afirma mordazmente Lutero– bien puede disfrazarse bajo la imagen de la Majestad, pero bajo la imagen de la Cruz no puede disfrazarse”[4]. La Teología de la Cruz no parte de la especulación, sino de la nada y del sinsentido del sufrimiento; parte del escándalo supremo de la crucifixión de Dios. Allí es donde encuentra al verdadero Dios: “Es en Cristo crucificado donde está la verdadera teología y el conocimiento verdadero de Dios” (Tesis 20); “El teólogo de la Gloria prefiere las obras a los sufrimientos, la gloria a la Cruz; el poder a la flaqueza, la sabiduría a la necedad, y siempre lo malo a lo bueno” (Tesis 21). Para Lutero, Dios, por encima de todas las cosas, se hace visible en el sufrimiento y la debilidad del Crucificado. Creo que es éste un campo de fecunda interacción ecuménica, particularmente para las iglesias católicas y evangélicas de este continente, que se desdobla en dos oportunidades a las que voy a referirme.
Primera oportunidad: la recepción del Vaticano II en América Latina
El Concilio Vaticano II, con su propuesta de ‘aggiornamento’ ha provocado grandes cambios en la iglesia católica. En las iglesias de América Latina la recepción del Concilio Vaticano cristalizó en la reunión de obispos tenida en Medellín en 1968, hace ya casi cincuenta años, y se concretó en un despertar teológico que originó una reflexión desde y a favor de los más pobres de nuestro continente.
La teología y la pastoral de la liberación surgieron como fruto de un encuentro nuevo con los crucificados de nuestro tiempo. Nuestro continente, calificado como la reserva del cristianismo en la era post moderna, es, al mismo tiempo, la representación más clara de la crueldad de un sistema socio económico que mantiene en la opresión a una buena parte de quienes en este continente habitamos y cuyas raíces se manifiestan como profundamente antievangélicas. Creo que es este descubrimiento de los pobres de nuestro tiempo como ‘locus theologicus’, manifestación de la presencia de Dios, un fecundo campo de ecumenismo social.
Para decirlo con palabras de Argüello: “Si prolongamos ese pensamiento fundamental de Lutero hacia el presente, bien podríamos encontrar un punto de confluencia y unificación ecuménica entre nosotros en un Ecumenismo de la Cruz: el de las grandes causas actuales de la humanidad. En la medida en que juntos nos comprometamos por aquellos que sufren marginación e injusticia, ya sean mujeres, indígenas, afroamericanos, refugiados, emigrantes, enfermos, prisioneros, niños maltratados y abusados, poblaciones que pasan hambre y carecen del acceso a la educación o los servicios médicos imprescindibles, en esa misma medida, te lo aseguro, dejaremos de vernos como extraños que viven en islotes confesionales enemistados y comenzaremos a descubrirnos como lo que verdaderamente somos: hermanos de una misma familia en el seguimiento de Jesús”.
Esta nueva visión teológica, hay que decirlo, no ha encontrado siempre las puertas abiertas, ni en la iglesia católica en su conjunto, ni en las iglesias reformadas. Un recuerdo especialmente amargo fue contemplar la exclusión de algunos hermanos pastores de una iglesia evangélica con quienes tuvimos mucho contacto en los años 90’s, por la única razón de que, entusiastas por la teología de la liberación, se reunían con nosotros, presbíteros católicos, para estudiar juntos y programar trabajos en común. En el caso de la iglesia católica, no es sino hasta hace unos pocos años, con el advenimiento de Francisco, que puede de nuevo hablarse sin temor de la teología de la liberación sin ser políticamente incorrecto, después de cerca de 30 años de persecuciones abiertas y solapadas.
Y no digo esto solamente como una queja, sino como el reconocimiento de que la teología que entiende el seguimiento de Jesús como solidaridad con los crucificados de nuestro tiempo, en torno a la cual, en algún momento, nos hermanamos algunos presbíteros católicos y evangélicos, nos unió también en la experiencia de la exclusión, haciendo realidad lo que el padre de la teología de la liberación, Gustavo Gutiérrez, expresaba de esta forma: “Es inevitable, al presente, beber el trago amargo de ser objeto de suspicacia, si se quiere, en solidaridad con los desposeídos, dar testimonio de Dios en América Latina. La sospecha a propósito de algo tan profundo en cada uno como es la honestidad personal y sobre todo la fe en el Señor, es dura de aceptar y atenta contra aquello que la moral tradicional llamaba el “honor”, derecho elemental de toda persona… La sospecha al interior de la propia comunidad cristiana es hoy un elemento de la cruz del cristiano que busca dar testimonio del Dios de los pobres. Pero es también, por eso mismo, un factor de purificación de su compromiso”[5].
Segunda oportunidad: un macro ecumenismo planetario
Vivimos un tiempo de una especial emergencia planetaria. Hoy, como nunca antes, experimenta este planeta, nuestra Casa Común, amenazas ciertas de destrucción: el calentamiento global, la desertificación, la contaminación de tierras y aguas, el proyecto neoliberal extractivo, la enorme cantidad de bombas nucleares en el vientre de la tierra, etc. El pasado 2 de septiembre de 2017 se cumplió una de las peores profecías de los científicos de nuestra época: se llegó al día del sobre pasamiento, el ‘overwhelmig day’ tan temido, en el que nuestro planeta se ha hecho incapaz de responder con sus bienes y servicios, a una especie humana que se ha constituido en el Satán del medio ambiente, en lugar de responder a su original vocación de guardián y cuidador de la Creación. Enfrentamos uno de los límites mayores del sistema capitalista, que se va constituyendo cada vez más en un sistema suicida, pues en su afán de lucro no se detiene ni siquiera ante la depredación de nuestro medio ambiente y la posible desaparición de la especie humana.
Cabe aquí recordar aquella famosa frase atribuida a Lutero y formulado expresamente en un horizonte escatológico, aunque ahora tenga tanta resonancia ecológica: “Si yo supiera que mañana iba a hundirse el mundo, plantaría hoy todavía un arbolito de manzano”. Esta frase, tan llena de evangélica esperanza, coloca a católicos y evangélicos ante la posibilidad de un nuevo tipo de colaboración macro ecuménica. Como bien señala Argüello: “En Europa, durante los años del Fascismo, más contribuyó al ecumenismo el sufrimiento compartido por ortodoxos, católicos y evangélicos en los campos de concentración, que muchos libros y reflexiones eruditas. En América Latina también nos unieron en el pasado las luchas de liberación. Y en el mundo globalizado de hoy, además de las causas antedichas, contribuiría a unirnos ecuménicamente el empeño compartido por proteger nuestro planeta de la destrucción”.
No es un dato superfluo que, en este camino de conversión ecológica, el Papa Francisco haya dirigido su revolucionaria encíclica Laudato Sii sobre el Cuidado de la Casa Común, no a la iglesia católica, ni siquiera al conjunto de las iglesias cristianas, sino a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, como haciendo conciencia de que este problema gravísimo que enfrentamos nos corresponde a todos por encima de cualquier filiación o credo religioso. Y es también asombroso mirar las respuestas favorables de muchas personas y organizaciones que no comparten la fe cristiana y que han recibido con mucha mejor aceptación la carta del Papa que nuestras propias iglesias cristianas.
Tenemos, pues, en este campo un espacio abierto para un nuevo tipo de ecumenismo en el que podemos confluir católicos y evangélicos. Con estas tres aportaciones termino mi participación en este momento del diálogo. Permítaseme solamente cerrar con unas palabras de José Argüello con las que coincido plenamente: (no hay que olvidar) “lo que verdaderamente somos: hermanos de una misma familia en el seguimiento de Jesús. No conozco sinceramente ninguna familia en la que todos piensen y sientan igual, pues la fraternidad incluye las diferencias. El asunto está en que pongamos en el centro de nuestras inquietudes aquello que nos une: la fe en Dios, el seguimiento de Jesús crucificado, la acción vivificadora y renovadora del Espíritu Santo”.
NOTAS
[1] La nota bibliográfica es: José ARGÜELLO, “Hacia un ecumenismo de la solidaridad con los crucificados. Carta abierta a un teólogo y pastor evangélico”. Revista XILOTL No. 40 (editada por CIEETS/FEET y UENIC-MLK Jr. en Managua, Nicaragua) que tiene por tema general: “Reforma protestante: herencia y pertinencia para la iglesia”. El artículo puede consultarse en mi blog personal, donde lo he reproducido con autorización del autor: www.raulugo.indignacion.org.mx.
[2] Walter KASPER, Martín Lutero. Una perspectiva ecuménica (Sal Terrae, Maliaño, España 2016)
[3] José ARGÜELLO, “Hacia un ecumenismo de la solidaridad con los crucificados”, nota 1
[4] Citado por Argüello: Heinrich Schlier, Wandlungen des Lutherbildes 1966, 184.
[5] Gustavo GUTIÉRREZ, Hablar de Dios desde el sufrimiento inocente. Reflexión sobre el libro de Job (Perú 1986)
Conocí a José Argüello Lacayo hace ya muchos años. En el año 2005, cuando se cumplían los 25 años del martirio de Monseñor Romero, Tilo, Marthita y Cristina viajaron a San Salvador para participar en la conmemoración. Cuando regresaron, Marthita me comentó que habían conocido a un teólogo nicaragüense que les había preguntado por mí. Era José Argüello. Acababa de terminar un libro sobre espiritualidad de los derechos humanos y, en su confección, había tenido noticia de un libro mío sobre el mismo tema, publicado en 1995. Así comenzamos una relación a larga distancia, hasta que amablemente me invitó a participar a un primer curso bíblico en Nicaragua.
Así conocí la organización Teyocoyani, que trabaja en la formación de agentes laicos, Delegados de la Palabra, al servicio de comunidades nicaragüenses, la mayor parte de ellas situadas en diócesis de misión, con poca presencia de ministros ordenados. Un trabajo que, desde el principio, despertó mi admiración. Tuve el honor de colaborar con Teyocoyani en diversas ocasiones y la amistad con José se fue afianzando hasta convertirse en una relación entrañable. Me abrió las puertas de su casa, me invitó a convivir con su familia, y su compromiso y honda espiritualidad siempre fueron de gran edificación para mí.
No es común encontrar a teólogos laicos de la calidad académica de José. Protagonista clave de la reflexión teológica en tiempos de la revolución nicaragüense, fue además el intermediario en mi encuentro personal con Michelle Najlis, poeta, feminista, teóloga, amiga a la que guardo entrañable devoción. José es, además, un entusiasta de las letras nicaragüenses, siempre pronto al rescate de personajes y escritos que se habrían perdido si no fuera por su trabajo de investigación y difusión.
En años recientes, José Argüello ha dejado la dirección de Teyocoyani. Tuvo el tino de contribuir a la formación de un relevo generacional que continúa ahora con el trabajo que él inició. Lo que seguramente ha significado una pérdida para Teyocoyani, ha resultado una ganancia para los que apreciamos al teólogo, tantas veces impedido de hacer investigación y producción teológica sosegada debido a las presiones de la labor evangelizadora y su consecuente carga administrativa.
Pues bien, hace pocas semanas, después de varios años de no comunicarnos, José me escribió para compartirme la versión primera de un artículo suyo que hoy tengo el gusto de compartirles en esta columna. En ocasión de los 500 años del inicio de la Reforma de Lutero, el principal centro de los protestantes de Nicaragua lo invitó a participar del número monográfico que su revista, Xilotl, ha dedicado a la efeméride.
Es un artículo inusualmente largo para las dimensiones que acostumbra esta columna, pero estoy seguro que, quienes se interesen por el diálogo ecuménico, lo encontrarán delicioso. Íntimo, reflexivo, testimonial, el artículo de José Argüello hace una contribución decisiva al ecumenismo en su patria y nos muestra, en la práctica teológica, qué significa el desgastado adagio de poner los ojos más en lo que nos une, que en aquello que nos divide. Oportunísimo además en estos momentos en que la andanada conservadora se cierne en contra del Papa reformador, justamente acusándolo de sus simpatías por Lutero. Que sea este escrito el inicio de una producción más abundante de este teólogo nicaragüense del que me enorgullece ser amigo. ¡Qué lo disfruten!
(Los créditos son los siguientes: Revista XILOTL No. 40 (editada por CIEETS/FEET y UENIC-MLK Jr. en Managua, Nicaragua) que tiene por tema general: “Reforma protestante: herencia y pertinencia para la iglesia”. Las notas (en cursiva negra) van al final, porque no supe cómo ponerlas al pie de página en el formato de este blog. Así que disculpen las molestias)
HACIA UN ECUMENISMO DE LA SOLIDARIDAD CON LOS CRUCIFICADOS
Carta abierta a un teólogo y pastor evangélico
“Nosotros, que tanto amábamos a Dios y a Cristo, hemos dividido a Cristo.
Hemos mentido los unos a los otros por causa de la Verdad;
hemos alimentado sentimientos de odio por causa del Amor;
nos hemos dividido unos de otros.” (1)
Gregorio Nacianceno
José Argüello Lacayo
Amigo y hermano:
Conmemoramos en 2017 los 500 años de la Reforma de Martín Lutero. Ese inaudito acto de rebeldía eclesial de las postrimerías de la Edad Media y albores de la Modernidad generó una onda expansiva que se siente aún entre nosotros. Actualmente (2) existen alrededor de 80 millones de luteranos, la mitad de los cuales radica en Europa (solamente en Alemania 25 millones), pero también los hay en Etiopía, Tanzania, Indonesia e India. Las iglesias luteranas de África y Asia continúan creciendo, mientras su número decrece en Europa, Norteamérica y América Latina. Actualmente se adscriben a la Federación Luterana Mundial 145 iglesias autónomas radicadas en 98 países. Ellas no cuentan con ningún representante oficial que sea su portavoz a nivel mundial o ejerza autoridad doctrinal sobre ellas. Entre sí poseen mucha diversidad doctrinal: algunas ordenan mujeres como pastoras y obispos, otras no; algunas bendicen parejas del mismo sexo en matrimonio u ordenan pastores viviendo en tal situación, otras más bien consideran que tales prácticas son inaceptables.
En Nicaragua la iglesia luterana existe desde hace 27 años y cuenta con 10,500 miembros distribuidos en 42 comunidades, con 42 pastoras y pastores y una mujer como Obispo a su cabeza.
Recuerdo que durante los años ochenta, trabajando yo en el Centro Valdivieso, recibí la grata visita del obispo luterano para Centroamérica, Reverendo Kenneth Mahler, hombre sabio y bondadoso, que se debatía ante la disyuntiva de fundar o no una iglesia luterana en Nicaragua. Él sentía escrúpulo de aumentar aún más las divisiones eclesiales entre nosotros. Paradójicamente le animé a hacerlo, porque consideré que el sólido legado teológico del luteranismo contribuiría a enriquecer nuestro protestantismo, disminuyendo así la prevalencia del fundamentalismo y abriendo más puertas al ecumenismo.
A principios del siglo XXI el ecumenismo anda sin embargo de capa caída en Nicaragua. Mientras los nuevos historiadores dividen la historia eclesiástica en tres grandes períodos: el de la Catolicidad (Patrística y Edad Media), el de la Confesionalidad (de la Reforma al Concilio Vaticano II) y el del Ecumenismo, dando ya por superado el virulento período de las agrias polémicas confesionales, nosotros nos debatimos todavía entre la Confesionalidad y el Ecumenismo. Damos a veces un paso para adelante y dos para atrás. En un país de homogénea matriz cristiana como Nicaragua se magnifican tanto las diferencias confesionales entre católicos y protestantes, que llegamos a vernos mutuamente como si fuéramos “de otra religión”. Popularmente así nos describimos mutuamente: como gente “de otras religiones”. Y de tal forma anulamos todo aquello que pudiera aproximarnos: el bautismo común y la fe en Jesucristo. Esto resultaría incluso risible si no fuera también trágico, de cara al verdadero pluralismo religioso que se da en países asiáticos como la India, donde en una misma calle pueden convivir musulmanes, hindúes, jainas, budistas y cristianos. Si entre ellos impera el buen espíritu, sucede que se reúnen a orar y escuchar juntos la Biblia, el Corán, los Vedas o cualquier otra Escritura sagrada.
Pienso a veces que el espíritu intolerante que se nos impuso en la época de la Colonia española, cuando cualquier manifestación de heterodoxia era severamente reprimida y castigada, sigue marcando, con nuevas formas, las mutuas relaciones entre católicos y protestantes. Ese patrón cultural y mental sigue influyéndonos, más allá de las diferencias confesionales. Manifestamos poco respeto recíproco; nos cuesta enormemente aceptar las diferencias y superar los mutuos prejuicios. Si bien hubo un “deshielo” después del Concilio Vaticano II y líderes protestantes y católicos hicieron causa común en la lucha por la liberación de Nicaragua, descubriéndose hermanos y compañeros de lucha y compromiso, ¿qué queda hoy de todo aquello? De hecho, nuestra propia amistad data de aquellos años y pese a todas nuestras diferencias eclesiales y teológicas, es por ella que nos sentimos fundamentalmente hermanos. A veces me bromeas diciendo que soy un “teólogo católico evangélico”. ¡Ojalá así sea, porque el Evangelio es nuestra herencia común, como también lo es la universalidad católica de su mensaje!
De mi parte he recorrido un largo camino para vivenciar el ecumenismo. De niño y adolescente me eduqué en colegios católicos, donde el cristianismo surgido de la Reforma se veía como cosa de otro planeta. Sobre Martín Lutero escuchaba únicamente que se hizo fraile aterrorizado por un rayo o que salió de la Iglesia católica para casarse con una monja. Sus planteamientos teológicos me llegaban completamente distorsionados. Cualquier postura suya de previo era descalificada. Nicaragua entonces era un país de hegemonía cultural católica y resultaba fácil alentar semejantes prejuicios. Los protestantes aún no se hacían escuchar. (Años después, sin embargo, mi culto y elocuente profesor de historia y literatura del Colegio Centroamérica, el jesuita español Carlos Caballero, me confesó en un encuentro fortuito que recién había descubierto a Lutero. Y lo hizo con estas vehementes y significativas palabras: Estoy leyendo a nuestro Santo Padre Martín Lutero (3).
En 1972 me trasladé a Heidelberg, Alemania, para realizar estudios filosóficos; pronto me encontré sin embargo estudiando allí a la vez teología en una facultad luterana (porque yo descubrí la teología en el mundo protestante), invirtiendo radicalmente mi situación anterior. Ahora era yo el único católico entre casi mil teólogos evangélicos. Los prejuicios venían esta vez más bien del lado del protestantismo. Ello no me impidió estrechar profundos lazos de amistad ecuménica que perduran hasta hoy. Tuve la dicha de vivir en Heidelberg en la Residencia Ecuménica fundada por el catedrático Edmund Schlink, que había sido representante de la Iglesia Evangélica Alemana ante el Concilio Vaticano II y miembro de la Iglesia Confesante; Schlink conoció personalmente a Dietrich Bonhoeffer y fue pionero del ecumenismo. Nos contó una noche que la idea de fundar aquella residencia ecuménica le surgió al enterarse que el primer ministro chino Chu En Lai conservaba un mal recuerdo de Alemania, por el trato recibido de su casera. Él quería que en el futuro otros estudiantes extranjeros conservaran un mejor recuerdo de Alemania y conmigo lo logró. En realidad, la mayoría de mis compañeros extranjeros se quejaban amargamente, sintiéndose aislados en aquella sociedad. En Heidelberg no solo hice amistad con estudiantes alemanes, sino que también conocí a fondo el espíritu del protestantismo alemán y escuché las fascinantes lecciones bíblicas de Claus Westermann. La mayoría de mis compañeros en la Residencia Ecuménica eran estudiantes de teología evangélica. Nuestra convivencia diaria posibilitó entre nosotros un profundo intercambio humano, religioso y cultural. De manera que cuando salí de Heidelberg llevaba en mí un espíritu ecuménico (allí también me abrí al fascinante mundo de la ortodoxia oriental, que exploré en la rica biblioteca del Instituto Ecuménico, anexo a la Residencia, y por contactos y vivencias personales, tales como un inolvidable seminario que recibí en el Instituto de Bossey, Suiza, en cuyo marco pude participar en la celebración de la Pascua según el rito oriental en la catedral ortodoxa rusa de Ginebra y escuchar a eminentes teólogos griegos y rusos, como el actual Metropolita de Pérgamo, Juan Zizioulas). Mi segunda carrera la dediqué enteramente a los estudios teológicos y la realicé intencionalmente en Tubinga, donde existían dos facultades: una católica y otra evangélica. Yo estaba matriculado en la facultad católica, entonces en su apogeo, pero tomaba también cursos y seminarios en la facultad evangélica, particularmente con el profesor Moltmann.
Te diré que de la teología de Martin Lutero me impresiona sobre todo la centralidad de la Cruz. Fue precisamente en Heidelberg que su superior en la orden de los frailes recoletos agustinos, Staupitz, convocó en 1518 a un capítulo para debatir sus ideas. Ya en 1517 Lutero había presentado sus famosas tesis sobre las indulgencias (4) y los monjes esperaban abordar ese tema. Pero Lutero les sorprendió presentando como base para la discusión otro documento denominado Paradojas, con 28 tesis de teología y 12 de filosofía. Planteaba ahí que Dios es un Dios escondido, al que sólo se accede a través de la locura de la Cruz. Contraponiendo la Teología de la Cruz a la Teología de la Gloria, Lutero no alude con ello al ser mismo o a las cualidades de Dios, sino a su acción en la historia. Dios actúa contradiciendo frontalmente todas nuestras expectativas en torno a lo divino, centradas en el poder y la gloria. El Dios que redime y justifica al pecador humilla toda sabiduría humana, ocultándose incluso al “hombre religioso” que se apoya sobre sí mismo. Lutero enfatiza que Dios es otro y distinto de la manera como lo concebimos nosotros.
Glosando las sublimes palabras del apóstol Pablo en 1 Co 1, 18-25, plantea el reformador que el escándalo de la Cruz manifiesta en toda su crudeza la alteridad divina y, por tanto, no es verdadero teólogo quien descubre el ser de Dios a través de sus obras (el camino de la Teología de la Gloria), sino quien descubre su ser y manifestación visible hacia el mundo en el sufrimiento y la Cruz de Jesús. El teólogo de la Cruz, plantea Lutero, habla de Él como de un Dios oculto y crucificado. Para Lutero, la fe consiste precisamente en resistirse a las evidencias de la experiencia humana y la razón, afincando la propia convicción en lo invisible (Hbr 11,1). “El diablo –afirma mordazmente Lutero- bien puede disfrazarse bajo la imagen de la Majestad, pero bajo la imagen de la Cruz no puede disfrazarse” (5).
Llegado a este punto yo te pregunto, hermano y amigo: ¿Cómo te suenan a partir de esas premisas de Lutero tantos sermones evangélicos centrados en el poder de Dios y los milagros? Creo que profundizar en el sentido de los milagros de Jesús es una de las tareas pendientes de nuestro ecumenismo. Mientras no comprendamos que los milagros no son para hacer alardes de poder sagrado, ni subyugar a nadie, sino para mostrar eficazmente la compasión de Jesús y aliviar el sufrimiento, seguiremos obsesionados con la idea de reproducir literalmente sus gestos de misericordia, cuando lo que en verdad nos toca es acometer con fe los cambios estructurales necesarios para que en nuestra sociedad los hambrientos tengan pan, los desnudos vestido, los ciegos por la ignorancia adquieran la luz del saber y los enfermos, posibilidades de sanación. Herodes tenía muchas ganas de ver a Jesús para que hiciera algún milagro en su presencia (Lc 23,8), pero no tenía fe en Él; Herodes buscaba el show, no el Reino de Dios. ¿Se nos seguirán aplicando aquellas tristes palabras del Maestro: Si no ven signos y prodigios, ustedes no creen? (Jn 4, 48). (Te diré con franqueza que éste mal también se da dentro del catolicismo, donde conozco señoras que andan detrás de dudosas apariciones marianas, ávidas de ver portentos celestiales en las prosaicas burbujas de una fotografía).
Para Lutero Dios obra un admirable intercambio, por el cual el pecador entrega a Dios su pecado y es revestido de la justicia de Cristo. Lutero no concibe el cristianismo como moral o prácticas rituales, sino más bien como fe y espiritualidad; para él la verdad no es cuestión de ideas, sino de descubrir y encontrar a la persona viva de Jesús de Nazaret, conocido a través de la Escritura.
La Teología de la Cruz de Lutero polemiza contra la teología escolástica en su pretensión de entender al Dios invisible a partir del mundo visible; al Dios increado, a partir de lo creado (6). Esa teología la considera él expresión de la soberbia humana, pues utiliza la Biblia únicamente para confirmar lo que previamente había sido ya supuestamente demostrado por la razón. La Teología de la Cruz, en cambio, no parte de la especulación, sino de la nada y del sinsentido del sufrimiento; parte del escándalo supremo de la crucifixión de Dios. Allí es donde encuentra al verdadero Dios: “Es en Cristo crucificado donde está la verdadera teología y el conocimiento verdadero de Dios” (Tesis 20); “El teólogo de la Gloria prefiere las obras a los sufrimientos, la gloria a la Cruz; el poder a la flaqueza, la sabiduría a la necedad, y siempre lo malo a lo bueno” (Tesis 21) (7). Para Lutero, Dios, por encima de todas las cosas, se hace visible en el sufrimiento y la debilidad del Crucificado.
En este punto central de su pensamiento el reformador está muy próximo a los teólogos católicos y evangélicos latinoamericanos que buscamos a Dios escondido entre los últimos de la historia. En su comentario al Magnificat escribió Lutero en 1521: “Por el contrario, nadie quiere mirar hacia abajo, todos apartan los ojos de donde hay pobreza, oprobio, indigencia, miseria y angustia; se evita a las gentes así, se las rehúye, se escapa uno de ellas y a nadie se le ocurre ayudarlas, asistirlas, echarles una mano para que se tornen en algo; así se ven obligadas a seguir abajo, entre los pequeños y menospreciados. Dios es el único en mirar hacia lo menesteroso y mísero, y está cerca de los que se encuentran en lo profundo, como dice Pedro: ‘Resiste a los altivos y se muestra gracioso con los humildes´…Donde se ha llegado a experimentar que hay un Dios que dirige su mirada hacia abajo y que ayuda sólo a los pobres, a los despreciados, a los miserables, a los desventurados, a los abandonados y a los que no son nada, allí es donde se le ama, el corazón sobreabunda de gozo, exulta y salta en vista de la complacencia con lo que Dios le ha regalado”. (8)
Únicamente con mirada de fe podemos descubrir a Dios en el escarnio del sufrimiento y la debilidad; la fe que preconiza Pablo cuando contempla en Cristo crucificado la fuerza y sabiduría de Dios (1 Cor 1,24), en consonancia con el mismo Jesús histórico que prefería a los pequeños: mujeres, publicanos, pecadores y toda clase de excluidos, a quienes invitaba a participar en el banquete del Reino de Dios (Lc 14,15-24). Para el Maestro, lo único que contará en el juicio de las naciones será nuestro servicio y solidaridad hacia los crucificados de la historia (Mt 25,31-45). En ellos se oculta Cristo y son sacramento universal de salvación.
Si prolongamos ese pensamiento fundamental de Lutero hacia el presente, bien podríamos encontrar un punto de confluencia y unificación ecuménica entre nosotros en un Ecumenismo de la Cruz: el de las grandes causas actuales de la humanidad. En la medida en que juntos nos comprometamos por aquellos que sufren marginación e injusticia, ya sean mujeres, indígenas, afroamericanos, refugiados, emigrantes, enfermos, prisioneros, niños maltratados y abusados, poblaciones que pasan hambre y carecen del acceso a la educación o los servicios médicos imprescindibles, en esa misma medida, te lo aseguro, dejaremos de vernos como extraños que viven en islotes confesionales enemistados y comenzaremos a descubrirnos como lo que verdaderamente somos: hermanos de una misma familia en el seguimiento de Jesús. No conozco sinceramente ninguna familia en la que todos piensen y sientan igual, pues la fraternidad incluye las diferencias. El asunto está en que pongamos en el centro de nuestras inquietudes aquello que nos une: la fe en Dios, el seguimiento de Jesús crucificado, la acción vivificadora y renovadora del Espíritu Santo. Últimamente el Papa Francisco ha reconocido un Ecumenismo del Martirio de cara a los cristianos perseguidos en Oriente Medio e Irak, para quienes el bautismo de sangre y la Cruz se han vuelto experiencia común. En Europa, durante los años del Fascismo, más contribuyó al ecumenismo el sufrimiento compartido por ortodoxos, católicos y evangélicos en los campos de concentración, que muchos libros y reflexiones eruditas. En América Latina también nos unieron en el pasado las luchas de liberación. Y en el mundo globalizado de hoy, además de las causas antedichas, contribuiría a unirnos ecuménicamente el empeño compartido por proteger nuestro planeta de la destrucción (9).
Si más que por hacer proselitismo nos preocupáramos de esas causas, nos convertiríamos de la noche a la mañana en hermanos unidos por el Evangelio y en buena noticia para el mundo. Entonces seríamos escándalo evangélico. Los Donald Trump y sus congéneres no podrían ampararse ya más en nuestras iglesias para legitimar sus políticas excluyentes, belicistas y antiecológicas, ni tampoco otros sus actos de corrupción. Nos perseguirían y toparíamos con aquella paradójica situación descrita en el siglo pasado por el escritor católico francés André Maurois, según la cual muchos que hoy visitan nuestras iglesias, se alejarían escandalizados de ellas, mientras que otros, que antes nunca acudieron –a pesar de ser sal de la tierra-, las llenarían de nuevo.
A propósito de la cuestión del proselitismo deseo citarte otro profundo pensamiento de Martín Lutero: “No se juzga a un maestro y doctor de la Iglesia por el número de oyentes, sino por el asentimiento de los afligidos” (10). Para Lutero la cuestión numérica es completamente secundaria ante lo cualitativo de la theologia crucis. Un mártir o un testigo genuino de la fe pesan más para la Iglesia que una exaltada multitud. En la misma medida en que aliviemos estructuralmente la carga de los oprimidos, en esa misma medida seremos hombres y mujeres de Iglesia, en búsqueda de un amor eficaz (Gál 5,6).
Muchas de las causas que condujeron a la ruptura entre nuestras iglesias no tienen ya más vigencia. Los católicos reconocemos que a principios del siglo XVI había en nuestra Iglesia muchas situaciones escandalosas. Lutero en un inicio quiso reformar la iglesia, no dividirla (11), pero la dinámica desatada por el conflicto lo llevó a la ruptura (12). Él hizo un llamado a la penitencia y conversión; su propósito era que Cristo brillara en los corazones, sacándolo de las tinieblas que en aquel momento lo ocultaban (13). Que esto lo haya reconocido el propio Papa Francisco en su viaje a Suecia para conmemorar el quinto centenario de la Reforma, tal vez no resulte tan novedoso (aunque no deja de ser insólito que un Pontífice romano humildemente se sume a la conmemoración de la Reforma (14). Te diré sin embargo algo que tal vez no sepas: Adriano VI, Papa contemporáneo de Martín Lutero, entregó a la Dieta de Nuremberg en 1522 una confesión de culpa donde textualmente decía: “Somos conscientes que durante algunos años muchas cosas abominables han tenido lugar en esta Santa Sede: abusos en asuntos espirituales, transgresiones de los mandamientos; ciertamente eso no ha hecho sino empeorar. Así que no es de extrañar que la enfermedad se haya propagado a los miembros, del Papa a los prelados. Todos nosotros, prelados y clero, nos hemos desviado del camino recto”. El pontificado de Adriano VI lamentablemente no duró sino veinte meses y su humilde y evangélica confesión de culpa más bien avivó, paradójicamente, el fuego de la polémica.
Son conocidas las feroces polémicas de Lutero contra el papado y hay quienes todavía las repiten en Nicaragua, estremeciendo el corazón de nuestra gente sencilla. Seamos claros: Lutero convivió con algunos de los peores Papas de la historia: nació en tiempos de Alejandro VI, el tristemente célebre Papa Borgia, creció durante el papado del aguerrido Julio II y fue condenado por el mundano León X, quien dijo: “Ya que Dios nos ha concedido el papado, disfrutémoslo”. Pero las cosas cambiaron y no es lícito extrapolar históricamente aquellos exabruptos al presente. El punto central del rechazo de Lutero al Papado no fue tanto su depravación moral, sino la pretensión de ponerse por encima de la autoridad de la Sagrada Escritura. (15)
Hoy la Biblia pertenece por igual a todos los cristianos. Uno de los propósitos fundamentales de Lutero fue llevar la Palabra de Dios al pueblo. Y lo logró con su revolucionaria traducción de la Biblia al alemán. Desde que Gutenberg inventó la imprenta se había impreso ya la Biblia dieciocho veces en Alemania, pero se trataba de traducciones de la Vulgata, no del hebreo y griego original. Igual que san Jerónimo en la antigüedad, Lutero acudió al texto original y lo tradujo con fuerza y precisión. Las traducciones anteriores eran anónimas, mientras que la suya tuvo nombre y rostro y estuvo unida a un suceso arrebatador como fue la Reforma. Su impronta duraría siglos. (En 1971 aprendía yo alemán en el Instituto Goethe de Blaubeuren y el primer libro que adquirí para ejercitarme en esa lengua, fue el Nuevo Testamento de Lutero; en diciembre de 1990 visité en compañía de mi amigo pastor Wieland Kastning el castillo de Wartburg, cerca de Eisenach, en Turingia, donde el astuto príncipe Federico de Sajonia ocultó a Lutero para protegerlo de la persecución de Carlos V. Allí tradujo en la clandestinidad el Nuevo Testamento y como precioso recuerdo de aquella visita conservo un volumen de su correspondencia de los años 1521 y 22, en la que mi amigo pastor me puso en la dedicatoria estas significativas palabras del reformador, comentando Gal 2,20: Ideo nostra theologia est certa, quia ponit nos extra nos: Pienso que nuestra teología es cierta, si nos saca de nosotros mismos. Algo que concuerda con lo dicho anteriormente).
Otro asunto fundamental, enfatizado por Lutero y acogido por el Vaticano II, es el del sacerdocio común de los fieles. Para la nueva eclesiología católica los laicos no somos más miembros pasivos frente a una jerarquía omnímoda, sino agentes apostólicos cuya vida entera, tanto familiar como profesional, personal como pública, emana del bautismo y está consagrada. En este punto nos hemos acercado a la Reforma. El Papa Francisco ha venido a enfatizar también el carácter sinodal de la Iglesia dentro de una eclesiología de comunión, en la que todo el Pueblo de Dios participa de los dones del Espíritu y aporta a la vida de la iglesia (16).
El énfasis de Lutero en que los ministerios eclesiales fueran practicados como servicios, en vez de como poder, nos une hoy también. El Papa Francisco insiste que no quiere obispos principescos (17), sino pastores con olor a oveja. En la formulación clásica de los principios del protestantismo que redactó Melancton en 1530, la Confesión de Augsburgo, hay apertura hacia el episcopado histórico, refrendada por Lutero en plena madurez: “El poder de los obispos, según el Evangelio, es un poder o mandato de Dios, para predicar el Evangelio, para perdonar los pecados y para administrar los Sacramentos. El poder de la Iglesia y el poder civil no debe ser confundido. El poder de la Iglesia tiene su propia comisión para enseñar el Evangelio y administrar los sacramentos” (18). También se proclama ahí en el artículo 10 sobre la Santa Cena: “El verdadero cuerpo y sangre de Cristo, bajo la apariencia de pan y vino, están realmente presentes y se distribuyen a los que comen la Cena del Señor” (19).
Lutero, eso hay que decirlo claramente en Nicaragua, fue devoto de la Madre de Cristo; combatió los excesos de la devoción mariana, que la exaltaban indebidamente hasta endiosarla o sustituir a Jesucristo, pero alaba su humildad y su fe. Para Lutero María es una mujer despojada de egoísmo que se entrega totalmente a Dios en su debilidad: “María es la Madre de Cristo y Madre nuestra”; “¡Oh tú, María, Virgen santa y Madre de Dios, tú eras casi nada y de poca consideración y Dios sin embargo te vio con estimación y con su grandeza realizó grandes cosas en ti” (20).
Durante siglos se ancló la polémica confesional en la disyuntiva justificación por la fe o justificación por las obras. Ambas fueron contrapuestas. Hoy, sin embargo, el diálogo ecuménico ha arribado a un consenso. En 1980, con motivo de la celebración del 450 aniversario de la Confesión de Augsburgo, católicos y luteranos firmaron un documento común, Todos bajo un solo Cristo: Declaración en torno a la Confesión de Augsburgo, en el que ambas iglesias se tienden recíprocamente las manos. Allí se afirma: «Un amplio consenso se dibuja sobre la doctrina de la justificación, que ha revestido una importancia decisiva para la Reforma: solamente por la gracia y la fe en la acción salvífica de Cristo, y no sobre el fundamento de nuestros méritos, hemos sido aceptados por Dios y recibimos el Espíritu Santo, que nos habilita y nos invita a realizar obras buenas» (21). Se eligió la simbólica ciudad de Augsburgo, en la que Lutero supo de su condena en 1518, para suscribir juntos la conciliatoria declaración. «Es mi esperanza –expresó entonces Juan Pablo II– que luteranos y católicos practiquen cada vez más una espiritualidad de comunión basada en aquellos elementos de vida eclesial que ya comparten, y que refuercen sus relaciones en la oración y el testimonio del Evangelio de Jesucristo»
Al celebrarse el V Centenario de Lutero en 1983, la Comisión mixta católico-luterana publicó otra importante declaración titulada Martín Lutero, testigo de Jesucristo. Y finalmente, en 1999, tanto la Iglesia Católica como la Federación Luterana Mundial suscribieron una Declaración conjunta sobre la doctrina de la justificación, en la que se logró un consenso ecuménico en torno a la tesis fundamental de Lutero de la salvación por la gracia (22).
Vale la pena recordar acá que en 1531, muy avanzada la Reforma y años después de que Lutero estigmatizara al Papa como Anticristo (23), en sus lecciones sobre la Carta a los Gálatas, dijo estas memorables palabras: “Si solamente logramos eso, que sea Dios el que por pura gracia justifique, entonces no solo querríamos cargar al Papa en nuestras manos, sino también besarle los pies” (24). Pongamos acá al lado suyo, de parte católica, estas otras memorables palabras del Papa Francisco en su programática encíclica Evangelii Gaudium: “Dado que estoy llamado a vivir lo que pido a los demás, también debo pensar en una conversión del papado. Me corresponde, como Obispo de Roma, estar abierto a las sugerencias que se orienten a un ejercicio de mi ministerio que lo vuelva más fiel al sentido que Jesucristo quiso darle y a las necesidades actuales de la evangelización” (25) |
Todas estas cosas nos acercan mutuamente, sin obviar las diferencias que aún quedan. Walter Kasper sintetiza muy claramente la situación actual del diálogo ecuménico: “Ambas iglesias se entienden hoy como ecclesia semper renovanda et reformanda. De esta manera los católicos han aprendido de los evangélicos la importancia de la Palabra de Dios y de la Biblia, mientras que los evangélicos se han enriquecido con la importancia del simbolismo sacramental y la liturgia. Ambas iglesias se han enriquecido con el ecumenismo. En la cuestión de la comprensión de la iglesia y del ministerio eclesial, de donde partió la división de las iglesias, siempre hay diferencias que nos separan.” (26)
Por eso el diálogo debe continuar; la búsqueda de una diferencia reconciliada (27), modestamente representada por nuestra propia amistad ecuménica. Ambos sabemos que las irrefrenables polémicas de la época de la Reforma endurecieron las posiciones, avivaron el odio mutuo e impidieron reconocer el matiz de verdad que el otro aportaba. “Antes bien, diciendo la verdad por medio del amor, crezcamos en todo hasta Aquel que es la Cabeza, Cristo, de quien todo el cuerpo recibe trabazón y cohesión” (Ef 4,15). Se trata de edificar el Cuerpo de Cristo, la iglesia, en la verdad animada por el amor. Tal don del Espíritu debemos implorarlo, anhelarlo y anticiparlo con gestos ecuménicos a nuestro alcance. Desarrollemos un ecumenismo de la cotidianeidad, del encuentro amistoso y la escucha e intercambio fraterno. Practiquémoslo. Dios, decía Lutero, se alegra también por un chiste y una sonrisa (28).
Lutero ante todo quiso ser testigo del amor misericordioso de Dios, que acoge y perdona al pecador. El Evangelio de la gracia es su primera y última palabra. Confiando en la misericordia de Dios, pidamos ecuménicamente perdón por el pecado de nuestras divisiones, que son una herida abierta en el Cuerpo de Cristo. Me uno a las palabras del Papa Francisco: “Como Obispo de Roma y Pastor de la Iglesia Católica, quiero invocar misericordia y perdón por los comportamientos no evangélicos de parte de los católicos ante los cristianos de otras Iglesias. Al mismo tiempo, invito a todos los hermanos y hermanas católicos a perdonar, si hoy o en el pasado, han sido ofendidos por otros cristianos No podemos cancelar lo que ha sido, pero no queremos permitir que el peso de los pecados del pasado continúe contaminando nuestras relaciones. La misericordia de Dios renovará nuestras relaciones”. (29)
Para concluir, te revelaré algo muy íntimo: durante años he orado con Martín Lutero. Sus plegarias me parecen maravillosas, avivan mi fe vacilante y me estimulan a crecer en el amor. Me ofrezco por eso a traducirlas al español para los pastores nicaragüenses. Además de gran teólogo, Lutero fue gran orante. “¡Ah -decía no sin humor y picardía campesina- ya quisiera yo poder orar, así como un perro mira un pedazo de carne!” (30). Su discípulo Veit Dietrich, que lo escuchó orar, le escribió a Melancton: “¡Qué espíritu, que fe hay en sus palabras: ora con tal recogimiento, con tal esperanza y fe, como uno que habla con su padre carnal” (31).
Finalmente quiero expresar mi entrañable admiración por un hijo espiritual de Lutero, cuyo genio artístico incomparable expresó con humildad lo más profundo, lo más tierno y lo más ferviente de la mística del reformador, depurándolo de todo exceso polémico: Juan Sebastián Bach, cuyas sublimes creaciones musicales anticipan evangélicamente la meta del ecumenismo: adorar juntos a Dios, servir y amar a Cristo, dejarnos traspasar por su Palabra en el Espíritu y hacer penitencia por nuestros pecados.
Managua, 9-IX-2017.
NOTAS
Nos reunimos en el pueblo de Maní, el “tuch” de esta tierra maya, representantes campesinos y campesinas de: Valladolid, Tekom, Tixcacalcupul, San José Montecristo, San Isidro, Tabi, Maní, Mama, Dzemucut, Ek Balam, Teabo, Mayapán, Peto, Mérida y Chunhuhub (Q. Roo), junto con personal de las instituciones UADY, UACH, XEPET y Heifer, para la celebración del Día del Campesino y la Campesina 2017, en la sede de la Escuela de Agricultura Ecológica U Yits Ka’an. Los últimos eventos que han sacudido una gran parte del territorio nacional, afectando más severamente a las comunidades rurales, nos confirma que estamos ante una grave crisis climática, cuyos efectos son cada vez más notorios. Son muchos los problemas que nos aquejan y nos ponen alerta. Por eso
DENUNCIAMOS
La tradición de nuestros abuelos y abuelas y la espiritualidad que hemos heredado como pueblo maya, nos anima a respetar a la Madre Tierra, que es un ser vivo y no una simple mercancía. Por eso, ya desde tiempos antiguos, tenemos prácticas respetuosas con el medio ambiente. Desde esta tradición de nuestros antepasados, que queremos honrar y actualizar, damos las siguientes:
PROPUESTAS
¡La Madre Tierra está viva! ¡Ella es nuestro prójimo: tratémosla como quisiéramos que ella nos trate!
HACEMOS LOS SIGUIENTES COMPROMISOS Y EXIGENCIAS:
Hacemos un llamado a las autoridades del estado y de nuestros municipios para que dejen de promover agrotóxicos; a las instituciones de educación en todos los niveles les pedimos mayor cercanía a nuestras necesidades; a todos los y las campesinas que en la península trabajan y producen desde la agroecología les exhortamos a seguir luchando. Finalmente queremos decir que nos duele el dolor de tantos hermanos y hermanas que están viviendo momentos difíciles en varios estados del país. Exigimos al gobierno, en sus diversos niveles, cumpla con su responsabilidad de vigilar la calidad de las obras de construcción que se realizan y deje de otorgar permisos de construcción en lugares no adecuados para el establecimiento de viviendas.
Maní Yucatán
29 de Septiembre de 2017
Para los 43: ¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!
Seguramente muchas de las lectoras y lectores de esta columna han visitado los cenotes de Homún y Cuzamá. La experiencia es singular: un ‘truck’ jalado por un caballo y la posibilidad de visitar tres cenotes por un precio módico. Incluso puede el usuario del servicio nadar algunos minutos en alguno de ellos.
Después de los vestigios de las ciudades mayas antiguas, probablemente sean los cenotes uno de los más grandes atractivos turísticos en el territorio del pueblo maya. Las comunidades mayas de Homún, Cuzamá y sus alrededores, han aprovechado este interés turístico por los cenotes y han organizado distintos itinerarios que siguen el mismo esquema del ‘truck’, aunque los cenotes visitados sean distintos, dada su abundante cantidad en esa zona.
Pero los cenotes no son solamente atractivos turísticos, desde luego. Son también la reserva hídrica que garantiza el abastecimiento de agua para la península. Y su importancia fue reconocida ya por el Gobierno del Estado al proteger, vía decreto, el Anillo de Cenotes, desde el año 2013, como reserva de captación de agua para el Acuífero Península de Yucatán.
Así que ya imaginarán ustedes la bomba que significó para el pueblo maya de Homún enterarse de que una empresa porcícola pondría una granja con capacidad para más de 40,000 cerdos en las inmediaciones del municipio. La batalla ha comenzado entre el pueblo y la empresa. Justamente el día de hoy en que escribo esta nota, 27 de septiembre de 2017, se ha llevado a cabo el anuncio de las medidas que el pueblo de Homún tomará para la defensa de los cenotes en contra de la pretensión de la empresa de (im)poner su granja. En su batalla por la defensa de su autodeterminación como mayas, dado que ninguna instancia les consultó o preguntó sobre la intención de montar esa granja en su territorio, y por la defensa del medio ambiente, el pueblo de Homún ha hecho pública su intención de organizar una consulta para conocer la opinión de todos los habitantes.
Los dejo mejor hablar a ellos, que han presentado públicamente el documento que ahora les comparto.
EL PUEBLO DE HOMÚN, GUARDIÁN DEL AGUA
La preocupación popular
Aquí en Homún y en nuestros alrededores miramos con inquietud la construcción de una mega granja porcícola sin autorización nuestra y nos preocupan las posibles afectaciones que pudiese tener en nuestro pueblo su funcionamiento.
Nuestro pueblo
Homún es un pueblo maya de tradiciones ancestrales, y rodeado de cenotes con los que mantiene una estrecha relación cultural y simbólica. En el pueblo habitamos 7,670 habitantes; la mitad de la población económicamente activa se dedica al ecoturismo centrado en los cenotes y las lagunas como principal actividad económica.
En nuestro pueblo se encuentran dos áreas naturales protegidas: la Reserva Estatal Geohidrológica del Anillo de Cenotes y el Parque Estatal Lagunas de Yalahau.
Reserva Estatal Geohidrológica del Anillo de Cenotes
Homún es uno de los 53 municipios dentro del Anillo de Cenotes, el cual fue decretado como área natural protegida por el Gobierno del Estado de Yucatán, según el decreto 117, publicado en el Diario Oficial del Estado el 28 de octubre de 2013. La reserva tiene la capacidad de disponer agua limpia para una zona metropolitana cuatro veces del tamaño actual y nuestro pueblo está ubicado en la zona de “recarga” de dicha reserva, que prohíbe expresamente actividades que no sean compatibles con el cuidado del medio ambiente o que tengan un impacto negativo en los ecosistemas, de acuerdo con los artículo 7 y 8 del decreto 117.
Se reitera la importancia del Anillo de Cenotes como la zona de captación para el Acuífero Península de Yucatán, además de ser la fuente de agua dulce utilizada por la fauna que se distribuye en el Estado de Yucatán, y por su importancia como sitio de descanso en la ruta de diversas aves acuáticas durante sus migraciones al sur del continente, aunado a su enorme contenido de endemismos de peces de agua dulce y de anfibios de la región.
Parque Estatal Lagunas de Yalahau
Como ya mencionamos, en nuestro territorio se encuentra el área natural protegida denominada “Parque Estatal Lagunas de Yalahau”, ubicada en los municipios de Homún, Huhí, Tekit y Sotuta, en el Estado de Yucatán, con una superficie 5,683.28 hectáreas. decretada por el gobierno estatal mediante el decreto número 202, publicado en el Diario Oficial del Estado de Yucatán el 8 de junio de 1999, que circunscribe un total de 4 lagunas y diversos cenotes (un total de 203). El tipo de vegetación presente en el Parque corresponde al de selva baja caducifolia inundable y selva mediana subcaducifolia, siendo albergue de numerosas especies de flora y fauna endémicas, incluso de varias que están bajo algún estatus de riesgo, de acuerdo a la Norma Oficial Mexicana (NOM-059-SEMARNAT-2001) cuya conservación es indispensable por ser de interés para la comunidad.
Por la riqueza de sus ecosistemas y estado de conservación de estas dos áreas naturales protegidas, el 2 de febrero de 2007 con base en el Convenio sobre Humedales de Importancia Internacional conocido como Convenio Ramsar, se declaró a la Reserva Estatal Geohidrológica del Anillo de Cenotes y al Parque Estatal Lagunas de Yalahau como Humedales de Importancia Internacional (certificado RAMSAR).
La mega granja
A pesar de que en Homún se encuentran dos áreas naturales protegidas, el día 13 de octubre del 2016 se otorgó por parte del Presidente Municipal de Homún, el permiso de uso de suelo para la construcción de naves porcícolas y tratamientos de aguas residuales; dicha construcción se encuentra actualmente en construcción en el predio marcado con el número catastral ciento diez ubicado a la altura del kilómetro ocho, carretera Homún – Huhí.
La Mega Granja Porcícola ocuparía un área de ciento diecisiete hectáreas (117 has.) para contar con aproximadamente 45,000 cerdos; la amenaza real que representan las aguas residuales, aguas negras, de semejante cantidad de cerdos, es el motivo de alarma para nuestro pueblo y los pueblos aledaños, pues la construcción y funcionamiento de esta granja podría contaminar el suministro de agua en el Anillo de Cenotes y las lagunas de Yalahau, poniendo en riesgo el acceso al agua para toda la zona metropolitana de la capital del Estado, así como afectar la flora, fauna y el bienestar económico del pueblo de Homún.
Procesos legales
El 13 de octubre de 2016 el Presidente Municipal de Homún, Enrique Echeverría Chan, sin consultar al pueblo y sin contar con una Manifestación de Impacto Ambiental (MIA), otorgó el permiso de construcción de naves porcícolas y unidades de tratamiento de aguas residuales a “Producción Alimentaria Porcícola”, Sociedad de Producción Rural de Responsabilidad Limitada de Capital Variable para efectuar la construcción de la ya mencionada Mega Granja Porcícola.
Ante esto, las y los pobladores de Homún se organizaron y presentaron escritos solicitando la intervención de diversas autoridades, tales como el Gobernador del Estado de Yucatán, SEDUMA, SEMARNAT, PROFEPA, CONAGUA y al Ayuntamiento de Homún con el fin de evitar un daño irreversible al medio ambiente.
El 29 de junio de 2017, mediante sesión extraordinaria el cabildo del Ayuntamiento de Homún, se revocó los permisos otorgados a “Producción Alimentaria Porcícola”, teniendo esta revocación como uno de sus fundamentos el Decreto 117 que establece la Reserva Estatal Geohidrológica del Anillo de Cenotes.
Sin embargo, la empresa “Producción Alimentaria Porcícola” promovió ante el Tribunal de Justicia Fiscal y Administrativa del Poder Judicial del Estado de Yucatán, un Juicio Contencioso Administrativo en contra del Ayuntamiento y del Presidente Municipal de Homún, demanda que qued+o radicada con el número de expediente 91/2017. Con motivo de esa demanda, el 18 de julio de 2017 el Magistrado Miguel Diego Barbosa Lara, otorgó a la empresa la suspensión de los actos que reclamaron ya que consideró que el continuar con la construcción de la Granja no representa un perjuicio a un evidente interés social ni contraviene disposiciones de orden público. La audiencia de pruebas y alegatos de este juicio se fijó para el 28 de Septiembre del presente año.
Por otra parte, la SEDUMA ya autorizó a la empresa la Manifestación de Impacto Ambiental, sin haber observado el principio precautorio que establece que las autoridades deben tomar las medidas necesarias a fin de evitar un posible daño ambiental y a la salud, cuando no hay evidencias científicas suficientes, para asegurar que dicho daño no será producido.
Nosotras, las y los pobladores de Homún, ante tales acontecimientos hemos iniciado diversos recursos legales, tales como la presentación de dos demandas de amparo ante el Poder Judicial de la Federación, la intervención también en el juicio iniciado por la empresa para defender ante el Tribunal de Justicia Fiscal y Administrativa del Poder Judicial del Estado de Yucatán el derecho a decidir de nuestro pueblo y al medio ambiente sano, así como diversas denuncias ante la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA).
Para nosotros es claro que la actividad porcícola, en una zona donde existen dos áreas naturales protegidas, no es una actividad que resulte compatible con el ordenamiento territorial y el programa de manejo de un área natural protegida, ya que de acuerdo al artículo 7 del Decreto 117 donde se establece la Reserva Estatal Geohidrológica del Anillo de cenotes, las modalidades a las que se sujetará el uso de suelo dentro de la reserva serán aquellas que sean compatibles con el aprovechamiento y preservación de los recursos naturales, así como con la integridad funcional y las capacidades de uso de los ecosistemas.
Nuestros Derechos
Deben respetar nuestros derechos humanos como pueblo maya, por mencionar algunos, a la libre determinación, a la autonomía, a un medio ambiente sano, al agua y a la salud que las siguientes leyes internacionales, nacionales y estatales contemplan:
Marco Jurídico Internacional
La Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas establece los derechos colectivos e individuales de los pueblos indígenas en el ámbito internacional. Junto con los derechos a sus tierras, bienes, recursos vitales, territorios y recursos, su cultura, identidad y lengua, el empleo, la salud y la educación, el pueblo de Homún tiene el derecho a la libre determinación política y económica y el derecho al consentimiento libre, previo e informado.
Según los principios de la libre determinación y el derecho al consentimiento, el pueblo maya tiene derecho a dar, negar, y/o retirar su consentimiento a un proyecto que les afecte a ellos o sus territorios. Tiene el derecho de negociar las condiciones de diseño, implementación, supervisión y evaluación de los proyectos. El consentimiento libre, previo e informado es dado voluntariamente y sin coacción, intimidación o manipulación y es un proceso auto-dirigido por la comunidad misma.
En este sentido el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales, y Culturales afirma que “en ningún caso podría privarse a un pueblo de sus propios medios de subsistencia,” que en este caso implica el mantenimiento de la calidad del agua en los cenotes alrededor de Homún (Artículo I, párrafo 2). Se pone en riesgo este derecho junto con el derecho a la libre determinación porque la mitad de la población depende de la calidad del agua para su principal actividad económica que es el turismo de cenotes.
Es decir, el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales, y Culturales consagra el derecho a la libre determinación de los pueblos, que en concordancia con el Convenio 169 de la OIT se interpreta como el derecho de los pueblos y comunidades indígenas a establecer libremente y sin interferencias externas su condición política y su desarrollo económico, social y cultural, para lo que deben disponer libremente de sus riquezas y recursos naturales. En ningún caso podría privarse a un pueblo de sus propios medios de subsistencia y establece la obligación de los Estados a respetar ese derecho.
Marco Jurídico Nacional
A nivel nacional, el artículo 4 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos consagra el derecho que tiene toda persona al agua y a un medio ambiente sano para su desarrollo y bienestar, regulando la preservación y restauración del equilibrio ecológico y la protección al medio ambiente en el territorio nacional, derecho que se encuentra reconocido además en el artículo 11 del Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos en materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, “Protocolo de San Salvador”.
En este sentido la protección del medio ambiente y los recursos naturales, es de tal importancia que significa el «interés social» de la sociedad mexicana e implica y justifica, en cuanto resulten indisponibles, restricciones estrictamente necesarias y conducentes a preservar y mantener ese interés, precisa y puntualmente en las leyes que establecen el orden público.
Con esto no sólo se protege el derecho de las personas a un medio ambiente sano para su desarrollo y bienestar, sino también el adecuado uso y explotación de los recursos naturales, la preservación y restauración del equilibrio ecológico y el desarrollo sustentable; por tanto la protección del medio ambiente, así como la necesidad de proteger los recursos naturales, la preservación y restauración del equilibrio ecológico, son principios fundamentales y constituyen un derecho humano.
Marco Jurídico Estatal
A nivel local la Constitución Política del Estado Libre y Soberano de Yucatán establece en el artículo 2 los derechos del pueblo maya y en su artículo 7BIS reconoce nuestro derecho como pueblo maya a organizarse para el uso y disfrute de sus recursos naturales, el derecho a elegir el modelo de desarrollo y los proyectos que afecten su medio ambiente y sus actividades socioeconómicas.
Por lo que, con fundamento en nuestro derecho a la libre determinación que como pueblo maya tenemos, hemos decidido las y los pobladores de Homún, representados por el comité Ka´anan Dzonot, organizar un proceso de consulta sobre la granja porcícola en nuestro pueblo y futuros posibles proyectos que puedan contaminar nuestro medio ambiente, poner en riesgo nuestra salud, amenazar a una de las principales actividades económicas del pueblo que consiste en el turismo ecológico, visitas guiadas a los cenotes y paradores turísticos alrededor de la zona, así como afectar nuestro patrimonio biocultural.
Próximos Pasos
Quienes suscribimos la presente, el Comité maya “Kana’an Ts’onot”, queremos informarles que hemos decidido, en plena autonomía de nuestros derechos y de acuerdo a nuestros usos y costumbres, organizar una consulta para que el pueblo de Homún decida sobre la Mega granja porcícola que se está construyendo por el camino que conduce de nuestro pueblo hacia Huhí. Nosotros sabemos que la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos indígenas, el Convenio 169 de la OIT (Organización Internacional del Trabajo) sobre Pueblos Indígenas y Tribales en Países Independientes, el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y la Constitución Estatal de Yucatán (artículo 7 BIS) reconocen que somos los mayas que vivimos en Homún quienes debemos decir cómo debe de ser la vida en nuestro pueblo.
Por lo que, siguiendo los estándares internacionales de consulta del Convenio 169 de la OIT, la consulta constará con una fase informativa que se efectuará los días viernes 29 de septiembre y miércoles 04 de octubre del presente año, donde las autoridades del gobierno involucradas como la SEDUMA, PROFEPA, CONAGUA, SEMARNAT, INAH, los representantes legales de la granja, científicos y comunidades testimoniales, nos proporcionarán la información sobre las posibles afectaciones que esta mega granja porcícola tendrá respecto a nuestros derechos colectivos como pueblo maya, al medio ambiente sano, a nuestras actividades económicas y culturales, a nuestros montes y nuestras aguas.
De igual manera, el próximo domingo 08 de octubre el pueblo deliberará, acordará e informará en Asamblea las decisiones tomadas en la consulta tras el diálogo con autoridades y expertos y la toma popular de acuerdos.
El domingo 27 de agosto, compañeras y compañeros de la Unión de Pobladores de Chablekal celebraron tres años de resistencia y lucha jurídica. La celebración se realizó en el polígono MisneBalam, tierras de las que tomaron posesión hace tres años y que, por orden judicial, no se pueden vender hasta que se resuelva el juicio que iniciaron. Esta lucha ha sido compartida y comentada en varias ocasiones en esta columna.
Con mucho gusto, comparto hoy, que se cumplen los tres años de resistencia, el comunicado que emitió la Unión de Pobladores, después de la celebración y convivencia que tuvo lugar ayer domingo en el polígono MisneBalam, que incluyó actividades con los niños y niñas para reconocer los diversos árboles del monte
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Tres años de resistencia y lucha jurídica para defender la tierra y territorio de Chablekal
Comunicado de la Unión de Pobladores y Pobladoras de Chablekal por el Derecho a la Tierra, al Territorio y los Recursos Naturales
El próximo lunes 28 de agosto se cumplen tres años de habernos constituido y conformado en la Unión de pobladoras y pobladores de Chablekal por el Derecho a la Tenencia de la tierra, el Territorio y los Recursos Naturales para defender al pueblo del despojo y de la venta indiscriminada de nuestras tierras, de la ambición y de la corrupción.
Quienes conformamos la Unión nos mantenemos firmes y en posesión del polígono ejidal denominado Misnebalam.
Por lo tanto, ante los rumores insistentes que circulan en Chablekal acerca de una posible venta del polígono denominado MISNE BALAM, ante el silencio y terquedad del ejido y la de todo su equipo y la continua amenaza de que Carlos Abraham Mafud va a comprar el polígono antes referido, la Unión de Pobladores de Chablekal por el derecho a la Tierra, al Territorio y a los Recursos Naturales damos a conocer una vez más, que dichas tierras NO PUEDEN VENDERSE, pues desde el pasado quince de noviembre del año 2016, el Tribunal Unitario Agrario, con sede en esta ciudad de Mérida, fue obligado por un Juez Federal a otorgar la suspensión y medidas precautorias para evitar que se sigan vendiendo las tierras de uso común del Ejido de Chablekal, las cuales se encuentran en posesión de las y los pobladores.
El acuerdo dictado establece “Que al advertirse la demanda principal solicitada (por la Unión de pobladoras y pobladores) que medularmente exige el reconocimiento de avecindados del ejido demandado y consecuentemente, los posibles derechos de posesión en caso de obtener una sentencia favorable, a efectos de salvaguardar la materia de la demanda (…) SE CONCEDE LA MEDIDA PRECAUTORIA, a efectos de que las cosas se mantengan en el estado que actualmente guardan hasta en tanto se dicte sentencia en el presente asunto, esto es, que la parte demandada, es decir el ejido de Chablekal, RESPETE LA SUPERFICIE DE TIERRAS QUE TENGAN EN POSESIÓN LOS INTEGRANTES DE LA UNIÓN DE POBLADORAS Y POBLADORES, QUE SON LA PARTE ACTORA DEL PRESENTE JUICIO AGRARIO.
Así lo acordó y firmó el Licenciado Juan Rodolfo Lara Orozco, Magistrado del Tribunal Unitario Agrario del distrito 34, quien actúa ante el Licenciado Carlos Luna Ruiz, secretario de acuerdos.”
Dicha suspensión es una medida precautoria que ordena al ejido de Chablekal dejar las cosas en el estado en que se encuentran, en este caso, que se respete la superficie de tierras que tenemos en posesión, en tanto se resuelve el juicio agrario que mantenemos.
La Unión de Pobladoras y Pobladores de Chablekal hacemos del conocimiento público esta medida precautoria, para efectos del conocimiento de la asamblea general de ejidatarios, mismos que, a decir de muchos de sus integrantes, hasta ahora no han sido informados debidamente por las autoridades en turno que integran el comisariado ejidal y el consejo de vigilancia.
Tiempos nuevos, leyes nuevas, un nuevo orden.
Los tiempos están cambiando, los ejidatarios de ahora piensan que la tierra es solamente de aquel que tenga un papel o certificado agrario; esa es la razón por la que los viejos ejidatarios se creen dueños de toda la tierra. Ya no es así. Hoy en día existen leyes que protegen los derechos de los pueblos. En México estas leyes son más grandes que la ley agraria. Los pueblos conscientes de estas leyes las están exigiendo para proteger sus territorios, Chablekal es uno de esos pueblos que ahora defiende su territorio ante las ventas indiscriminadas, la ambición y la corrupción.
Finalmente es preciso señalar que, en caso de que el comisariado ejidal y la Asamblea general de Ejidatarios vendan dichos terrenos, cometerán el delito de desobediencia a una orden judicial, mismo que puede recibir una sanción penal o en su caso administrativa.
¡Un pueblo que NO lucha por sus derechos, es un pueblo que renuncia a su Libertad!
¡En el pueblo, manda el Pueblo!
La tierra es del pueblo, no del ejido.
En Chablekal queremos seguir siendo un pueblo maya
Atentamente,
Unión de Pobladores y Pobladoras de Chablekal por el Derecho a la Tierra, al Territorio y los Recursos Naturales
Polígono de Misnebalam, Chablekal, 27 de agosto de 2017
Eduardo del Río, in memóriam
Hace más de tres años que falleció José Emilio Pacheco. Extraordinario poeta, narrador e investigador de la cultura, su ausencia se hace cada vez mayor. Una faceta de su quehacer cultural ha quedado desperdigada en las páginas de la revista Proceso. Me refiero a la legendaria columna Inventario, con la que semana a semana José Emilio iluminaba las páginas del semanario. Habíamos quienes comprábamos la revista principalmente para gozar de las páginas de Inventario.
Inventario comenzó a publicarse en agosto de 1973 en el Diorama de la Cultura, del periódico Excélsior de tiempos de Julio Scherer y, después del golpe echeverrista siguió publicándose en la revista Proceso, hasta que José Emilio envió su última entrega el 24 de enero de 2014, unas horas antes de que se fuera a dormir para no volver a despertar.
Durante más de cuarenta años José Emilio Pacheco escribió y escribió de historia y de literatura. Por las páginas de esta columna semanal desfilaron historias y comentarios sobre Rimbaud y Rosario Castellanos, Martín Luis Guzmán y Sacco y Vanzetti, Mussolini y Rubén Darío. Recuerdo con delicia un comentario sobre una de las leyendas de Día de Muertos, que yo pensaba mexicanísima, y que él demostró que tenía similitudes con literatura de algunas zonas de la Gran Bretaña. Este artículo confirmaba una de sus principales convicciones, que le llevaba a descubrir conexiones entre los elementos más disímbolos: que todo tiene que ver con todo
Humor, imaginación, información histórica, deleite cultural, uno podría encontrar cualquier cosa en el Inventario de la semana. Recuerdo haber leído en alguna parte que José Emilio se había negado terminantemente a que los artículos de esta columna se publicaran como libro. Alguna reflexión hacía en aquella nota sobre la naturaleza del periodismo cultural y su día a día, que hacía de este tipo de publicaciones algo efímero, para fundamentar su negativa. Cuando supe de la muerte del escritor, lamenté que toda esa información y la genial visión que sobre ella arrojaba, fuera a perderse.
No fue así. El mes de mayo recibí una sorpresa. Entré a la librería de CONACULTA en la terminal 1 del aeropuerto de la Ciudad de México. Salí con los tres tomos de Inventario. Así, como un milagro que se encuentra a la vuelta de la esquina. Fue mi mejor regalo de cumpleaños. No son, desde luego, todos los Inventarios, hubiera hecho falta muchos tomos más para poder reunirlos todos. Por eso, con honestidad, los editores subtitularon la titánica tarea de los responsables de la selección con la palabra ‘Antología’.
Perece que no era yo el único que lamentaba, desde mucho antes de la muerte de José Emilio, que la columna Inventario no se transformara en libro. En contra de lo que siempre pensé, o de lo que aquella vieja nota a la que me referí más arriba me hizo pensar, la contraportada nos informa que “Pacheco siempre quiso que sus ‘Inventarios’ se recogieran en libro, pero nunca todos. La presente selección sigue sus instrucciones y recorre las variadísimas facetas de esta columna.” Algunos de los criterios quedan mencionados en la presentación de la edición: sería una selección cronológica (aprobó para ello una propuesta del excelente cuentista Eduardo Antonio Parra), no incluir poemas suyos, en cualquier estado de redacción que se encontraran (era un corrector incorregible), ni publicar ninguna traducción o versión de poemas de otros, etc.
La edición es en tres volúmenes, cada uno de ellos de cerca de 800 páginas. El primer tomo reúne artículos de los años 1973-1983; el segundo recoge colaboraciones correspondientes a los años 1984-1992; y el tercero los de 1993-2011. No sé si habrá volúmenes posteriores. Me gusta cómo termina la presentación del primer volumen: “Para José Emilio Pacheco, hombre de libros si los hay, Inventario fue una forma de vida, una forma de leer, un espacio donde un libro era el pretexto para llegar a otros y a otros y a otros, para tejer historias y relaciones iluminadoras. La abundancia de libros era para él la única riqueza concebible. Esa pasión por saberlo todo y compartirlo todo lo llevó desde muy joven a intentar este nuevo género, a modificarlo y darle vida en el camino. Esta edición quiere poner en las manos de los lectores el momento más alto del periodismo cultural mexicano que Pacheco llevó a una cumbre que parece inalcanzable”.
Cuando el pasado 19 de mayo salí de la librería del aeropuerto con mis tres tomos bajo el brazo conocí, así sea fugazmente, ese sentimiento que llaman felicidad. Lo revivo ahora que, después de tres meses de agobios por otros menesteres, puedo tomarlos en mis manos e iniciar su lectura. Lo reconozco con rubor: soy un lector feliz.
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