Iglesia y Sociedad

Un disco, un libro, una comunidad

14 Jun , 2010  

El agorero de desastres, profeta de desventuras, descansa hoy. Entre las noticias salpicadas de sangre con que se llenan los periódicos y la evasión que se viste de patriota cursilería y patea balones en canchas africanas, quiero compartir hoy, con los pacientes lectores y lectoras que decidan despegarse de las pantallas futboleras para echar un vistazo a esta columna, tres experiencias que hicieron que esta semana no me pareciera, como tantas otras, una semana perdida. Tres regalos en una misma semana.

Silvio Rodríguez Domínguez

Soy silviófilo. Lo saben quienes me conocen. He rehecho al menos en cuatro ocasiones la colección completa de los discos oficiales del cantautor y cuento también con grabaciones no comerciales de algunas de sus presentaciones juveniles, incluyendo una grabación inencontrable que gentilmente me regalara el maestro Pedro Carlos Herrera, director de la Orquesta Típica Yucalpetén, también él silviófilo y serratiano, y que contiene ese raro ejemplar danzonesco llamado ‘Imaginada’, que alguna vez Angélica Balado interpretara en el Peón Contreras en un homenaje al compositor cubano. Mi compulsión por poseer todo el registro de las canciones de Silvio Rodríguez ha resistido robos, préstamos sin retorno (que no es lo mismo, pero es igual), descuidos, extravíos…

Por fin tengo entre mis manos su disco más reciente. Se llama “Segunda Cita”, en una obvia referencia a su disco anterior “Cita con los ángeles”, del que lo separa solamente la edición de su disco doble “Érase que se era”, una especie de reanimación de antiguas canciones suyas que no habían pasado nunca de la guitarra al disco. Puede decirse entonces que “Segunda Cita” representa la continuación de una referencia simbólica a los ángeles, quizá por última ocasión, a juzgar por la frase de la canción que da nombre al disco: ‘Quisiera dar vuelta a la rueda / que para en lo mismo; / un simple mortal que se juega / abismo y abismo. / Y, antes de darle al perchero / mis alas de atrezo, / quisiera dejar como fuero / certeza y progreso’.

Salvo dos canciones (‘Demasiado’ y ‘Bendita’), las piezas contenidas en este disco son recientes, la mayor parte de ellas escritas en 2008. Como es su costumbre, Silvio eleva el ejercicio de la política al lenguaje erótico y poético. En la canción ‘Sea, Señora’ habla con autocrítica sobre el proceso revolucionario y sus actuales condicionamientos. La petición le sale del alma: “a desencanto, opóngase deseo. / Superen la erre de revolución. / Restauren lo decrépito que veo”, y como haciendo un guiño a sus feroces críticos, el compositor cubano señala: “Las fronteras son alas sin coraje. Quiero que conste de una vez aquí. / Cuando las alas se vuelven herrajes / es hora de volver a hacer el viaje / a la semilla de José Martí”.

Amado y odiado, Silvio Rodríguez es hasta hoy referencia ineludible de la música cubana. Convencido de que su juventud es cosa del pasado (y las fotografías del cuadernillo que acompañan al disco se nos aporrean en los ojos como testimonio incontestable), algo de la sensatez que sólo da el paso del tiempo tienen algunas canciones de este disco. Bien lo señala en la canción ‘Trovador antiguo’ cuando dice: “Ahora soy de la memoria, / ahora pertenezco al viento; / otro dirá en su momento / si fui más pena que gloria. / Lo que fue nuevo, es historia…”. ¿No suena, acaso, un poco, a nuestro José Emilio Pacheco?

José Emilio Pacheco

El pensamiento vuela al segundo regalo que la semana que acaba de pasar dejó en mis manos. Poeta del derrumbe, de la fugacidad del tiempo, insomne vigía de nuestra propia destrucción, José Emilio Pacheco ha cumplido ya setenta años. Esta columna lo celebró el 29 de junio de 2009 cuando, a propósito del centenario de Darwin, transcribí aquí tres poemas de Pacheco que hacían relación al autor de la teoría de la evolución. Pues bien, en ocasión de sus setenta años, Ediciones Era y el Colegio Nacional han publicado “Como la lluvia”, el más reciente libro del poeta.

Como generosa matrioska, la obra nos ofrece en su interior cinco libros distintos entre sí: ‘Los personajes del drama’, poemas que retratan pequeñas, dramáticas historias. ‘Como si nada’, poemas breves, algunos brevísimos, cincelados en la tradición de los epigramas griegos o los haikús japoneses. ‘El mar no tiene dioses’, poemas disímbolos que, en ocasiones, se agrupan temáticamente. ‘Celebraciones y homenajes’, poemas hechos para celebrar a otros artistas entre los que destacan Safo, Rubén Darío, Francisco Toledo y Hugo Gutiérrez Vega. Y, finalmente, ‘Los días que no se nombran’, donde está de regreso el poeta con sus reflexiones sobre la caducidad, la enfermedad, el paso del tiempo, la muerte.

Quizá no haya mejor atisbo al contenido de este libro, como todos los de Pacheco, tan desgarradoramente humano, que la observación que hace del mundo de una pequeña con autismo y que retrata en el poema ‘El viento en los metales’. Se trata de una imagen que nos revela, a partir de una realidad concreta, el mapa de nuestra incapacidad de comunicarnos. Dice el poeta: “Poema del silencio su discurso, / Discurso del silencio su poema. / ¿Qué traduzco / si no tengo la clave?”.

San Antonio Chemax

Año con año, la comunidad de Xcanatún realiza una tradicional, surrealista peregrinación. Hombres y mujeres, niñas/os y ancianas/os, caminan hacia sus orígenes. Como en el cuento de Carpentier, hacen el viaje a la semilla. Sí, Xcanatún encuentra sus raíces en este pueblo abandonado, dejado atrás por el tiempo y el progreso, pero que entre sus ruinas esconde el misterio de su originalidad (¿o habría que decir ‘origenalidad’?).

Cada 13 de junio es transportada, desde Xcanatún hasta San Antonio Chemax, la imagen del santo nacido en Lisboa, pero más conocido en el mundo de habla hispana por el lugar en el que vivió y murió, la italiana ciudad de Padua. Cerca de tres kilómetros de romería que año con año recorren centenares de habitantes de Xcanatún y sus familiares. En el lugar, la misa y la novena en honor del santo. En las mentes y los corazones, el apego por la tierra, la fiesta de los orígenes, las raíces de la identidad. En este rito anual la comunidad se reencuentra consigo misma.

Uno se extraña de encontrar tanta calle pavimentada en el transcurso de la peregrinación. Pasto de ambiciones y corrupción, los campos que se extienden entre Xcanatún y Dzibichaltún están ya todos fraccionados, y de estos despojos ejidales han sacado provecho, dice la vox populi, connotados políticos panistas de la administración anterior. Huellas de desprecio por las tradiciones de las familias de los otrora ejidatarios aparecen a la vista de quien por allá cruce: muros grades que se extienden cercando propiedades, interrupción de antiguos caminos por la insolencia de quien, con el poder del dinero, convierte en privado lo que siempre fue público.

En medio de este ejemplo de depredador neoliberalismo, que para sorpresa de los analistas puede asumir colores patrios, azules, naranjas o amarillos sin mucha distinción, la tenacidad de un pueblo que conserva la memoria, que rehúsa olvidarse de sí mismo para perderse en una masa informe, que valora su pasado y expresa en simbolismos religiosos el amor por sus raíces, es, sin duda, una buena noticia. No dejo de agradecerle a Dios el honor de haber sido testigo de esta terca resistencia.

Iglesia y Sociedad

Sara, Joaquín y Guadalupe… ¡Libres!

7 Jun , 2010  

Hace apenas un mes, el 3 de mayo pasado, daba yo la noticia aquí del premio nacional de derechos humanos “Sergio Méndez Arceo”, que fue concedido a Sara López y sus compañeros, prisioneros de conciencia, recluidos en el CERESO de Kobén, Campeche, debido a lucha que llevan adelante en contra de las altas tarifas de energía eléctrica.

Mencionaba yo en esa entrega que desde noviembre de 2008 Sara López, Joaquín Aguilar y Guadalupe Borja habían sido acusados por la CFE de “privación ilegal de la libertad” de un funcionario público e “impedimento para la realización de un servicio público”, cuando en realidad el funcionario les había acompañado a supervisar la reconexión del servicio.

Debido a esa acusación Sara López fue detenida el 10 de julio de 2009, junto con su esposo Joaquín, don Guadalupe Borja y dos integrantes del más del Movimiento de resistencia contra las altas tarifas de la energía eléctrica de Candelaria. Señalaba yo, por último, que la detención de los activistas mostraba el grado de complicidad de la Procuraduría General de la República con la CFE, debido a que, a pesar de que en enero de 2010 un magistrado federal había determinado que la evidencia contra los detenidos era insustancial por lo que tenían que reclasificarse los delitos o ser puestos en libertad inmediata, la PGR seguía insistiendo en obstaculizar la liberación apelando dicha resolución ante el Tribunal colegiado en materia penal y administrativa del décimo cuarto circuito, con sede en Mérida, Yucatán.

Pues bien, después de once meses de prisión, los activistas de Candelaria han sido puestos en libertad. El Tribunal Colegiado terminó confirmando la determinación del magistrado federal y reclasificó el delito, de manera que los presos de conciencia pudieron obtener la libertad bajo fianza y ahora continuarán enfrentando en libertad el proceso que la PGR insiste en esgrimir contra ellos para criminalizar la lucha social que han desarrollado en Candelaria, Campeche, para defender sus derechos y denunciar los abusos que la CFE comete en contra de la precaria economía de sus familias. El caso no está cerrado y sobre los activistas pesa la amenaza de un nuevo auto de formal prisión contra el que tendrán que ampararse. Por eso la organización Amnistía Internacional ha instado a la PGR a revisar inmediata e imparcialmente la acusación y las pruebas presentadas contra los tres para que se acabe este proceso infundado e injusto, exigencia a la que este humilde articulista se une.

La noticia de la liberación de Sara y sus compañeros es motivo de gran alegría. No solamente porque los luchadores sociales podrán ahora reunirse con sus familias y defender sus derechos sin los obstáculos añadidos por el encarcelamiento, sino porque este caso se une a otros más (particularmente los casos de las indígenas Jacinta, Teresa y Alberta, que estuvieron cuatro años recluidas en un penal del Altiplano debido a una acusación parecida, la de haber secuestrado a seis agentes de la desaparecida AFI, y que recientemente fueron también liberadas) que van mostrando la sinrazón de un gobierno que utiliza la procuración y administración de justicia no para defender los derechos de los ciudadanos y ciudadanas, sino para amedrentar a quienes manifiesten algún desacuerdo con las políticas gubernamentales y desactivar cualquier foco de protesta en contra de funcionarios gubernamentales. En Yucatán, hemos tenido recientemente una muestra de tal utilización facciosa de los órganos de justicia con los amañados enjuiciamientos de algunas víctimas del pasado proceso electoral, procesos en los que, a decir de las víctimas, los encargados del orden habrían recurrido al ominoso delito de tortura. Por eso la liberación de Sara y sus compañeros es noticia de resonancia para todos.

Porque hasta las mentiras oficiales mejor montadas terminan cayendo si la atención solidaria de la sociedad civil no quita el dedo del renglón. Así fue en el caso de don Ricardo Ucán, así fue con las indígenas otomíes a que he hecho referencia, así será, no me cabe duda, con los activistas de Candelaria recientemente liberados.

Son contados los medios de comunicación que reparan en estas, para ellos, nimiedades. La mayor parte de ellos no se han dado por enterados de la liberación de Sara y sus compañeros. ¿Qué importancia pueden tener tres personas que padecían cárcel en una oscura mazmorra del penal de Kobén? ¿Dónde queda Kobén?… Para quienes, en cambio, pensamos que el cambio radical que necesitamos, tanto en la manera de gobernar como en las estructuras económicas y sociales que padecemos, vendrá de un esfuerzo múltiple de organización de los movimientos sociales de abajo y a la izquierda, la salida de Sara, Joaquín y Guadalupe son una muy buena noticia y augurio de lo que una lucha justa puede ir alcanzando a pesar de la obstinada criminalización con que el gobierno intenta desactivar los incontables focos de inconformidad que se extienden a lo largo y ancho de todo el país.

El silencio distraído de muchos medios de comunicación me recuerda lo que una investigadora de la historia me comentó después de revisar las publicaciones periódicas de los primeros días del mes de noviembre de 1910 en la capital mexicana: casi todos los periódicos hablaban de los edificios recientemente inaugurados por el sistema porfirista. Confiados en la permanencia de don Porfirio en la silla presidencial y su control absoluto, hubo muy pocos que supieron leer los entretelones de la historia. La revolución les estalló sorpresivamente algunos días después.

Colofón: Era bola cantada. El presidente de la CODHEY ha sido ratificado en su cargo. A pesar de la exposición en tribuna por parte de una diputada de las inconformidades manifestadas y documentadas por diversas organizaciones civiles, los legisladores/as confirmaron al funcionario. Y después de quejan de que la gente ya no vaya a votar…

Colofón 2: ¿Con qué cara se manifiesta el gobierno federal en contra del ataque israelí a la flota humanitaria que llevaba ayuda a Gaza, después de lo que pasó (¡y sigue pasando!) en Copala, Oaxaca? A eso se llama caradura…

Iglesia y Sociedad

Un Congreso desvergonzado

31 May , 2010  

Cuando uno cree haber visto todo, la implacable realidad se empeña en oscurecernos aún más el panorama. El quehacer político es la plataforma donde ocurren los hechos más insólitos. Y el Congreso del estado nos ha dado, una vez más, muestra de que hay funcionarios públicos que no tienen memoria ni vergüenza pública.

La construcción de organismos ciudadanizados ha sido una de las empresas que con más empeño han llevado adelante organizaciones de la sociedad civil interesadas en la democratización del país. Hablamos de las instituciones, en los niveles federal y estatal, encargadas de organizar los procesos electorales, las que garantizan el acceso a la información y las que defienden a los ciudadanos de las violaciones contra sus derechos humanos. Lamentablemente, esta titánica labor ha sido casi desmantelada por la partidocracia, que se reparte los puestos de los organismos ciudadanizados como si de cuotas mercantiles se tratara.

En el caso de la comisión pública de defensa de los derechos humanos de nuestro estado (CODHEY), el Congreso del estado, ya en sus últimas semanas de actuación, ha dado una muestra más de cuán poco le importa a los diputados y diputadas la existencia de una institución fuerte y autónoma que realice a cabalidad dicho trabajo.

La historia viene de muy atrás, pero me referiré solamente a sus momentos más recientes. Un grupo de 12 organizaciones civiles que trabajan en la promoción y defensa de los derechos humanos en nuestra entidad presentaron ante el Congreso una demanda de juicio político contra el presidente de la CODHEY. En dicha demanda las organizaciones exponen una serie de irregularidades que confirman la negligente actuación del Ombudsman yucateco y la amenaza que significa que el estado no cuente con una organización pública independiente e imparcial que defienda a los ciudadanos contra los abusos de los poderes públicos, tal como lo mandata la Constitución del país.

Junto con esta demanda habría que mencionar también la renuncia en bloque de tres de los cuatro consejeros ciudadanos que, en su carta de renuncia hecha pública hacia fines de 2008, exhibían una serie de irregularidades en la administración, funcionamiento y eficacia de la CODHEY. Finalmente, sólo para no cansar a las y los lectores, habría que mencionar las reiteradas ocasiones en que el equipo Indignación A.C., uno de los doce grupos promoventes del juicio político contra el Ombudsman, ha publicado comunicados, boletines e informes exhaustivos en los que ha revelado la impericia, la dilación y la permanente, contumaz negligencia del titular del organismo público de derechos humanos.

Nada de eso parece haberle importado al Congreso del estado. De manera obstinada, los diputados y diputadas se han negado a hacer una revisión a fondo de la tarea del Ombudsman. A más de un año, ni siquiera han discutido la procedencia o no del juicio político. Con el descaro de quien navega con bandera de desentendido, el Congreso del estado ha incumplido con la obligación de “dictaminar a la brevedad” sobre la demanda de juicio político, como le ordena su propia ley y la Ley de Responsabilidades de los Servidores Públicos del estado.

Llegado el momento de la renovación de la dirección de la CODHEY, el Congreso pretende reelegir al actual Ombudsman para un período más. En el colmo de la desfachatez, los diputados y diputadas siguen respondiendo más a los intereses de los partidos de los que provienen que a sus obligaciones con la democracia, con los derechos humanos y con las instituciones ciudadanas.

Y no se trata solamente de la fracción del PRI, a quien le resultará del todo conveniente un Ombudsman que protege a las autoridades y favorece la impunidad de los violadores de derechos humanos, ahora que han recuperado territorios políticos que habían perdido, sino también la fracción del PAN que, de manera harto incomprensible, han apoyado la reelección del discutido funcionario. Y digo “de manera harto incomprensible” porque es precisamente este partido el que denunció en el reciente proceso electoral posibles actos de tortura, antes los cuales el Ombudsman ha guardado un ominoso silencio. Extraño… ¿no les parece?

Aunque la determinación sobre quién ocupará la presidencia de la CODHEY debería sustentarse en un proceso abierto, plural y transparente, que garantice la participación de organizaciones vinculadas precisamente al tema, en el cual se elija a una persona con una trayectoria ciudadana, que tenga probada experiencia en el tema de los Derechos Humanos y clara independencia de los actores y partidos políticos, tal como lo establecen los Principios de París, lo más probable es que la legislatura, en un deleznable acto de inconsciencia, ratifique al actual Ombudsman en su cargo por otros cuatro años más, a pesar de su deplorable actuación… o, si nos ponemos suspicaces, precisamente por ello.

Lo verdaderamente grave no es el descrédito mayúsculo en el que la legislatura terminará después de consumar la ratificación del Ombudsman, sino que la ciudadanía seguirá desprotegida y las autoridades violadoras de derechos humanos seguirán gozando de impunidad. Malos augurios…

Colofón: Hay quienes tienen esperanza de que en la sesión del pleno de mañana la decisión ratificatoria tomada en comisiones sea modificada. Yo hace tiempo que no creo en Santa Claus…

Iglesia y Sociedad

Elecciones con tortura

25 May , 2010  

Hemos vivido y sufrido un proceso electoral más. A lo largo de toda la campaña no tuvimos una sola exposición de programas, ni un solo debate y las promesas de candidatas y candidatos se parecían más a cuentos infantiles que a verdaderos compromisos. De nuevo, como la clase política nos tiene ya acostumbrados, las cuestiones importantes y urgentes que preocupan a la sociedad fueron dejadas de lado. Un aspecto que debe ser fundamental para el desarrollo de individuos y comunidades, y que continúa prácticamente ausente del debate político, es el tema de la protección y promoción de los derechos humanos.

Respetar, proteger y hacer realidad todos los derechos humanos no es un lujo sino una obligación que hay que cumplir en todo momento en virtud de leyes nacionales, regionales e internacionales. Existe una clara obligación de los gobiernos de prevenir y castigar cualquier abuso cometido por parte de agentes del Estado o responder a conductas de particulares que impidan el pleno ejercicio de los derechos humanos. Pero las obligaciones no terminan aquí. Los gobiernos tienen también obligaciones de promover y hacer cumplir todos los derechos humanos. Es decir, deben tomar medidas inmediatas y progresivas para asegurar que todas las personas gocen de una vida libre de discriminación, con pleno acceso a la justicia, a la salud, a la vivienda, a la educación, a la alimentación, al agua y al trabajo.

Traigo a colación todo esto porque es una mala, pero muy mala noticia, que dos denuncias de violaciones a derechos humanos cometidas durante el proceso electoral, no hayan sido todavía castigadas con todo el peso de la ley. Sobre todo tratándose de una violación tan grave como la tortura, práctica combatida por toda la legislación internacional, nacional y local, pero que las autoridades yucatecas se pasan por el arco del triunfo y, más aún, pretenden justificarla acusando a las personas torturadas de delitos que no se creen ni ellas mismas.

A propósito de la gravedad de las acusaciones y de la nula actuación, tanto de los órganos del estado como de la comisión pública encargada de la defensa de los derechos humanos, el equipo Indignación A.C. publicó un boletín en el que, con energía, llama al esclarecimiento del delito de tortura y la sanción a sus responsables. Van ahora algunos de los párrafos más destacados del comunicado que puede encontrarse en su versión completa en el portal electrónico del equipo (www.indignacion.org.mx):

“Una violación a los derechos humanos tan grave como lo es la tortura ameritaría una pronta exposición pública por parte del Ombudsman señalando, en su caso, a los responsables. Los responsables no son únicamente, por supuesto, quienes directamente hubiesen participado en la comisión de este crimen sino también, y sobre todo, los encargados de la Procuración de Justicia en Yucatán… En cualquier lugar del mundo civilizado y comprometido con los derechos humanos, los responsables habrían sido removidos de su puesto inmediatamente y ya estarían siendo investigados…

La tortura es un crimen de lesa humanidad, una práctica deleznable, inaceptable. La tortura nos agravia a todas y todos como sociedad… En Yucatán nos costó un enorme trabajo y demasiado tiempo lograr que se tipificara la tortura como delito en el código penal. Autoridades y diputados de otro tiempo se negaban a reconocer como delito este crimen. Autoridades y diputados actuales toleran hoy estos agravios: la tortura y la inacción de la Comisión Pública de Derechos Humanos…”

El caso que se ha ventilado más ampliamente en algunos medios es el de José Melquiades Guadalupe Tzab Pech. Una brevísima cronología de los hechos puede servir para aquilatar las dimensiones del caso:

El C. José Melquiades Guadalupe Tzab Pech, originario de Dzemul, pero vecino de Maní y Oxkutzcab llegó cerca de las 4 de la tarde a votar en su pueblo natal. Luego de sufragar lo intentó detener una camioneta de la policía estatal, sin ninguna explicación y mucho menos una orden de aprehensión. Debido a la intervención de vecinos y amigos, llegó la policía municipal y fue retirado del lugar y trasladado para su custodia a Palacio.

Cerca de 30 minutos después llegó un contingente del grupo ROCA, agentes de la policía judicial y camionetas antimotines. Irrumpieron en la sede del gobierno municipal con lujo de violencia, golpeando a policías municipales, al secretario y síndico municipal y al asesor jurídico para llevarse al Tzab Pech. Ya detenido, lo mantuvieron incomunicado y lo golpearon. Fue hasta el lunes al mediodía que los familiares tuvieron noticia de que se hallaba en los separos de la SSP. Vencido el plazo de la detención preventiva, fue trasladado al CERESO y fue acusado de robo con violencia realizado en el centro de Dzemul, aunque quien sufrió el supuesto robo no se ha presentado a ratificar la denuncia. El caso se ventila bajo el expediente 192/2010 en el juzgado tercero.

Que, sin informar a la ciudadanía de las investigaciones llevadas a cabo para esclarecer los hechos de tortura, se pretenda ahora “juzgar” al detenido acusándolo de robo, despertaría hilaridad si no fuera porque la experiencia nos enseña que los guardianes del orden y los que procuran y administran la justicia en nuestro estado, parecen dedicarse con cada vez mayor desfachatez a cubrirse a sí mismos en lugar de buscar el esclarecimiento de los hechos y la sanción de los verdaderos responsables. Estaremos al pendiente del caso.

Iglesia y Sociedad

¿Sexo o poder?

11 May , 2010  

Por varias razones expongo hoy en esta columna un artículo que no es mío. En primer lugar porque este artículo editorial del National Catholic Reporter, (un periódico católico norteamericano, para que no se yerre pensando que se trata de un escrito de enemigos de la iglesia) coincide en mucho con lo que yo pienso, y que he tratado vanamente de expresar en entregas anteriores.

En segundo lugar, porque he decidido no tratar más este tema por algún tiempo, para dejar que se decanten las resoluciones eclesiásticas respecto a los escándalos y podamos tener más elementos de juicio. Quería, pues, cerrar el tema con las advertencias de esta colaboración.

Finalmente, la tercera razón, la más pedestre, es que ando fuera del estado, empeñado en un curso que no me deja mucho tiempo para dedicar a la escritura de esta columna. De cualquier manera, desde algún lugar de las montañas del sureste mexicano, mando a mis estimados lectores y lectoras mi saludo semanal.

La crisis de abuso es en realidad una crisis de jerarquía

Editorial del National Catholic Reporter (http://ncronline.org)

La crisis de abuso sexual no es fundamentalmente sobre sexo. La frase es una etiqueta conveniente que se ha aplicado a un problema más profundo que está sucediendo y que, en su esencia, tiene que ver con el poder y la autoridad y cómo es utilizado en la iglesia.

La crisis de abuso sexual es en realidad una crisis de jerarquía, es una crisis de una cultura que ya no puede mantener su superioridad a fuerza disposiciones de una oficina o reclamando alguna diferencia ontológica con resto de la humanidad. La abrumadora evidencia muestra que, desde el sacerdote de una parroquia hasta el Papa, los encargados de proteger a la comunidad, al oír que los niños eran víctimas de abusos sexuales, actuaron en primer lugar para proteger a la Iglesia institucional.

Una verdad central y triste corre a través de la historia que ha sido desentrañada de los últimos 25 años: Cuando la comunidad más necesitó que sus líderes actuaran como pastores ellos eligieron actuar como príncipes, ignorando el problema a su alrededor al tiempo que emplearon todos los medios disponibles para salvar su reino.

Los líderes de la Iglesia han esgrimido una serie de defensas. La mayoría de ellas apuntaron a influencias o causas provenientes de fuera de la cultura clerical, al secularismo, el materialismo, el relativismo, una sociedad obsesa por sexual, a medios de comunicación hostiles, abogados anti-católicos, las reformas del Concilio Vaticano II, y la más absurda de todas, la defensa que lo que ocurrió en la iglesia está siendo indebidamente destacada dado que el abuso de niños ocurre en todos los sectores de la sociedad.

Seguramente algunos entre la jerarquía deben darse cuenta ahora que su respuesta a la crisis se sustenta en el secularismo y el relativismo que condenan. ¿Quién de entre los obispos se podría presentar en un púlpito y en un sermón llamaría a la comunidad a seguir su ejemplo en el trato con el pecado grave: negar, atacar al acusador, ocultar el crimen, pagar por el silencio si se descubre y admitir que «se cometieron errores» sólo cuando la presión del público lo hizo aparecer de forma inevitable?

Uno no necesita mirar más allá de los confines de la comunidad en búsqueda de las causas. No cabe duda ahora, cuando la difusión de la crisis se extiende en todo el mundo, que los obispos utilizaron el secreto de su cultura privilegiada, la confianza de aquellos de dentro de la iglesia e incluso que la sociedad en general les confiere, así como los laberínticos y ocultos protocolos de su cultura para ocultar a los sacerdotes ofensores y evitar el escrutinio de las autoridades civiles.

La estrategia de los obispos surgió a partir de un modelo de gobierno que debe más al concepto de la realeza y a la conducta de una corte, que a las exigencias del Evangelio. El modelo real no admite equivocación, requiere lealtad absoluta y no debe rendir cuentas a nadie. La compasión tiene poco lugar en el mundo de los príncipes.

La historia muestra, sin embargo, que los reyes y los príncipes tienen tiempos difíciles cuando los sujetos se vuelven educados y entienden que tienen derecho a saber lo que está pasando, para ser parte del proceso de gobierno y exigir rendición de cuentas de los responsables.

El P. Donald Cozzens, quien ha escrito extensamente sobre la cultura del clero y sus lados de sombra, comentó: «Estamos siendo testigos de la caída del Imperio Católico romano y no –espero- de la Iglesia Católica Romana. Los imperios ya sea en lo temporal o en lo eclesial, no funcionan más»

El imperio eclesial ya no funciona porque la gente que hace su trabajo y proyecta su mensaje al mundo y ya no confía en que sus líderes hacen lo correcto. No funciona porque las exigencias siglo XXI demandan la rendición de cuentas de sus instituciones y dirigentes.

El hecho de que la crisis parece no tener final y en esta última etapa la información y difusión de los hechos llegue hasta el apartamento papal no debería ser una sorpresa dado el historial del Vaticano durante el papado anterior.

No existe mejor ejemplo de la corrupción que se extendió a los más altos niveles de la Iglesia que el difunto P. Marciel Maciel Degollado, fundador de la orden secreta llamada los Legionarios de Cristo.

En las últimas semanas el National Catholic Reporter ha documentado algunos de los elementos más sórdidos de la subida al poder de Maciel, un ascenso impulsado por los regalos de lujo y un sinfín de dinero en efectivo para las figuras de gran alcance en la curia. El difunto Papa Juan Pablo II ejemplifica la ceguera de la cultura clerical, rechazando la mayor parte de su reinado papal los persistentes gritos de las víctimas de abuso en todo el mundo. Su acción en el caso de Maciel fue especialmente desafortunada. Él abortó una investigación del Vaticano sobre Maciel, a pesar de las abundantes advertencias de una gran cantidad de fuentes fiables que informaban que Maciel había abusado sexualmente en repetidas ocasiones de jóvenes seminaristas a su cargo. En cambio, Juan Pablo elogió a Maciel como una «guía eficaz para los jóvenes» y le otorgó honores especiales a la Legión. Al mismo tiempo, Maciel fue una burla para la iglesia y todo lo que ella debe representar, así como manipuló la curia para sus propios fines.

El arzobispo Diarmuid Martin de Dublín, Irlanda, después de leer la documentación reunida como parte de una investigación del gobierno irlandés sobre abuso sexual por sacerdotes en su arquidiócesis, pronosticó que se convertiría en «una iglesia más humilde.» Martin llega como una voz fresca, libre de cualquier participación en el escándalo. Hasta el momento ha realizado una evaluación sobria y honesta de la crisis y sus causas. Quizás Irlanda, tan fuertemente católica y tan profundamente sacudida por los escándalos, podría ser el lugar en que una nueva eclesiología emerja. Una que sea más incluyente y transparente que el “modelo real” que está en declive. Tal vez podría ser el lugar de nacimiento de una eclesiología que sea humilde, no humillada, pero de una manera que haga un balance de lo que una comunidad cristiana debe ser y cómo debe estar presente en el mundo y para el mundo.

Tal vez podría proporcionar un ejemplo del tipo de introspección seria y profunda que se requerirá del clero, sobre todo de la jerarquía, para llegar a la raíz de las causas profundas de la escandalosa conducta de cultura clerical y para discernir que reformas son necesarias para transformarla en una cultura de servicio y compasión.

Los católicos quieren caminar con sus líderes, no debajo de ellos. Queremos estar muy involucrados en la búsqueda, en la marcha de los peregrinos, y no ser enviados en una marcha forzada. Queremos ser el pueblo de Dios, no acobardados siervos. Queremos a nuestros pastores de vuelta. Hemos tenido demasiados príncipes.

Iglesia y Sociedad

Conflictos en las iglesias primitivas

10 May , 2010  

Entre algunos escritos antiguos y no publicados he encontrado un texto en el que abordé hace muchos años el problema de los conflictos en el libro de los Hechos de los Apóstoles. Quizá pueda ser de utilidad para quienes en estos tiempos venimos reflexionando a propósito de la grave crisis por la que pasamos en la iglesia católica. Lo comparto ahora porque estoy convencido que los problemas en la iglesia no se solucionan ocultándolos, haciendo como si no existieran o atribuyéndolos a entes enemigos que quieren destruirnos. Un inicio de solución se vislumbra, en cambio, cuando los enfrentamos y ponemos manos a la obra para buscar, a la luz del Espíritu, nuevos caminos. Va, pues, el texto.

Cuando la iglesia se renueva aparecen siempre conflictos que la hacen sufrir y crecer. Frente a esos conflictos que se dan hoy en la iglesia, el libro de los Hechos nos da una luz. En él se narran los conflictos que tuvieron que afrontar los primeros cristianos; esta experiencia nos sirve para iluminar nuestro caminar hoy. Hay una realidad que se hace presente en el libro de los Hechos: cuando el evangelio es anunciado con fidelidad, aparece el conflicto. En el conflicto, las comunidades y las personas maduran y crecen. Dentro del conflicto suelen fortalecerse la fe, la esperanza y el amor. Por eso vale la pena tener, en una breve síntesis, el panorama de los conflictos que tuvieron que vivir y enfrentar los primeros cristianos. Un análisis del libro de los Hechos revela más de 150 conflictos (1). Nosotros trataremos de identificarlos y ver la manera cómo los enfrentaban (2).

Hay que decir primero una palabra acerca de la fuente de los conflictos. El evangelio y su difusión aparecen como una fuerza de vida nueva que brota de la resurrección de Jesús, transmitida por el Espíritu Santo y anunciada por los apóstoles. Al resucitar Jesús, el Padre reveló su voluntad sobre la vida humana y condenó todas las fuerzas de la muerte que dañaban la vida. Ésta es la fuente de todos los conflictos: el evangelio revela y anuncia la voluntad de Dios y, por tanto, desaprueba y denuncia las decisiones y opiniones humanas contrarias (Hech 5,28-30).

Por ser fuerza de nueva vida, expresión de la voluntad de Dios, el evangelio entra en conflicto con todo aquello que ata, reprime o mata la vida: enfermedades, malos espíritus, hambre, pobreza, males de toda clase, tristeza, muerte. El evangelio irrumpe en la historia y procura liberar la vida de esos males (Hech 3,6-8; 9,18; 8,7). Dado que el evangelio no permite neutralidad ni pactos con la situación del mal, ya que -como dijimos antes- es fuerza de vida nueva, convoca a un cambio radical de mentalidad, de actitudes y de conducta. El evangelio desafía la voluntad humana, y eso trae conflictos (Hech 26,20).

La clasificación de los conflictos en el libro lucano puede tomar dos rumbos: uno temático y otro de revisión paso por paso. Hay, temáticamente hablando, cuatro bloques de conflictos: conflictos con el judaísmo, conflictos con la mentalidad y religión paganas, conflictos con el imperio romano y conflictos entre el mismo grupo de los cristianos. Como es de imaginarse, son estos últimos los más graves, ya que amenazan con romper la unidad de la comunidad y frustrar su trabajo de evangelización. Podríamos hacer ahora un elenco de los conflictos principales según aparecen en el texto. Para no hacer farragosa la lectura, al final del artículo propongo una lista detallada que podrá ser leída y trabajada por quienes tengan interés

A pesar de tantos y tan grandes conflictos, los cristianos no se desalentaban. Continuaban firmes en el anuncio del evangelio. Le pedían a Dios que les diera ánimo para seguir anunciando el evangelio (4,29-30); oraban y veían la persecución a la luz de la Palabra (4,24-30); se animaban mutuamente (14,22); tenían la certeza de que Dios y Jesús los acompañaban (7,55-56). Volviendo a la división temática de los conflictos (con judíos, con paganos griegos, con el imperio romano y en el seno de la misma comunidad), trataré ahora de enumerar las características de la respuesta comunitaria.
a) Ante los conflictos con el judaísmo y su mundo organizado, que no es capaz de aceptar la novedad del evangelio, la comunidad cristiana responde de diversas maneras. Hay una primera tendencia de hacer de los judíos los destinatarios de la evangelización; conforme a esta manera de actuar, la comunidad cristiana no se cansa, como después lo haría también Pablo en sus viajes misioneros, de dirigirse a los judíos en las sinagogas para invitarlos a aceptar el mensaje. Otra actitud, sin embargo, tiene la comunidad cuando ya no solamente se trata de rechazo, sino de franca persecución; en ese caso, «los judíos» no son los miembros del pueblo de Israel, sino las autoridades de dicho pueblo, el sanedrín. La frase petrina de Hech 5,29: «hay que obedecer a Dios antes que a los hombres», resume magistralmente la respuesta de la comunidad cristiana ante los conflictos con la autoridad judía: delante del evangelio, la obediencia a autoridades humanas pasa a segundo plano. El cristiano no busca el conflicto, pero no puede menos que enfrentarlo cuando es a causa del evangelio (5,32-33).
b) Ante los conflictos con el mundo religioso y mágico de los paganos, la comunidad cristiana no se arredra. A Simón el Mago, por ejemplo, no se le permite comprar los dones de Dios con dinero, como era seguramente costumbre en el culto pagano (8,9-24), aunque hay una invitación siempre presente al arrepentimiento (8,22). Desde el principio aparece una incompatibilidad creciente entre la visión del mundo y de Dios que propone el evangelio y aquélla de la religión pagana. La revuelta de los orfebres (19,23-40), junto con el pasaje de Simón del Mago, muestra la especial sensibilidad de los cristianos hacia los recursos económicos conseguidos a través del culto en las religiones paganas. En la comunidad cristiana, en cambio, los problemas económicos se arreglan de otra manera (cfr. la colecta a los pobres de Jerusalén).
c) Ante los conflictos con el imperio romano, no parece haber habido, al menos en principio, enfrentamiento abierto. Cuando Lucas escribió el libro de los Hechos, es probable que hubiera ya pasado la primera persecución de Nerón (54-68) y estuviera preparándose otra que llevaría a cabo Domiciano (81-96), ésta más violenta y extendida que la primera. Por medio de su libro, Lucas quería influir en la opinión pública y quitar prejuicios contra los cristianos, impedir la persecución y así garantizar un espacio de vida dentro del imperio para las comunidades. Por ello se señala en algunas partes del libro, la simpatía que el Camino despierta en los romanos, lo que hace que muchas veces éstos decidan en favor de los cristianos, aun en contra de las autoridades judías (13,12; 18,12-17; 28,30-31). Ésta es la posición de casi todos los escritos del Segundo Testamento, salvo el libro del Apocalipsis: evitar el conflicto con el imperio para permitir la expansión de la tarea de la evangelización. Esto se hace en los diferentes escritos con matices diversos: Pablo en sus cartas, por ejemplo, hace uso de una conservadora teoría del origen divino del poder con tal de promover la obediencia al imperio de parte de los cristianos. Pedro, en cambio, en su primera carta, toma una posición mucho más distanciada del poder y evita subrayar demasiado la obediencia en detrimento de la libertad que siempre debe caracterizar al cristiano (3). El libro del Apocalipsis, por último, delante de una persecución organizada en contra de la comunidad y conciente de la pretensión absolutista y autoritaria del estado romano, llama a combatirlo como a una bestia que se opone a los mandamientos de Jesús. No parece haber, entonces, una sola actitud ante las autoridades de parte de la comunidad cristiana, sino que cuenta mucho las circunstancias. Solamente hay una constante: la fidelidad al evangelio está por encima de la fidelidad a cualquier autoridad humana.
d) Es ante los conflictos de orden interno en la comunidad, de donde más tenemos que aprender, pastoralmente hablando. Es innegable, en una lectura aun superficial del texto, que la comunidad se vio sacudida por muchos conflictos de orden interno. Las causas eran múltiples: la naturaleza humana, factores que procedían del interior, de la convivencia diaria, y causas de origen externo, como la persecución y la toma de posición delante de las autoridades. Uno de los conflictos más graves y representativos, fue el de la entrada de los paganos al seno de la comunidad. Una buena parte del libro de los Hechos (y de las cartas paulinas) está consagrada a describir y resolver dicho conflicto. Es ilustrativa, pues, la manera como la comunidad supo entrarle al conflicto descrito en Hech 15. En primer lugar, los implicados no rehuyeron el conflicto, sino que lo enfrentaron; nunca hubo la intención de esconderlo o de dejar al tiempo y al azar su solución. En segundo lugar, siempre se recurrió al diálogo para resolver el conflicto, lo mismo en el caso de Ananías y Safira, como en la división provocada por la falta de atención a las viudas helenistas, o en la discusión acerca de la aceptación de los paganos. En tercer lugar, hay que subrayar que se llega siempre, a través del diálogo, a soluciones de compromiso, o sea, que la mejor solución es aquella inclusiva y no exclusiva, la que trata de armonizar lo mejor de las posiciones en conflicto. En la carta del concilio de Jerusalén, por ejemplo, se aprecia el esfuerzo de las dos partes de ceder en aras de la unidad de la iglesia; en el caso de las viudas helenistas, la solución es crear nuevos ministerios y está también el caso de Ananías y Safira, donde no fue posible llegar a ninguna solución.

Resumiendo, podemos decir:
1. La comunidad cristiana primitiva tenía la conciencia clara de que el anuncio del evangelio iba a provocar conflictos de diversa índole.
2. La comunidad cristiana primitiva nunca buscó el conflicto en sí mismo y, al menos en el caso de la relación con las autoridades, buscó la manera de evitarlo por el bien de la tarea evangelizadora.
3. La comunidad cristiana primitiva nunca rehuyó los conflictos, sino que supo enfrentarlos con valentía. Ante la verdad del evangelio, no hubo nunca cesión ni componendas.
4. La comunidad cristiana primitiva recurrió siempre al diálogo para resolver sus problemas internos. Los actos de autoridad valen solamente cuando se ha agotado el recurso al diálogo. Es un diálogo en el que siempre debe hablarse con la verdad.
5. La comunidad cristiana primitiva buscó soluciones inclusivas a los conflictos. Siempre se tomó en cuenta la posición de los adversarios y la necesidad de ambas partes de ceder en favor de la unidad de la iglesia
6. La criteriología de la comunidad primitiva para resolver sus conflictos estaba condicionada por las circunstancias concretas y por el progresivo proceso de inculturación del evangelio. El único absoluto era el reino de Dios y la responsabilidad de continuar la tarea evangelizadora.

Notas:

(1) El trabajo pionero y todavía no superado en este campo es el de MESTERS C., Os conflitos no libro dos Atos dos Apostoles (Uma sugestao para o estudo) en AA.VV. Atos dos apostoles ontem e hoje., Cuadernos Biblicos de la REB, Petropolis 1989
(2) Seguimos la síntesis de MACCISE C., La espiritualidad…, Op. Cit. pp. 53-55
(3) He tratado este asunto en detalle en LUGO RODRÍGUEZ R., El verbo hypotassein y la parénesis social en 1Pedro 2,13-17., Efemérides Mexicana 25 (1991) 57-70

Lista de conflictos:

1. Hech 1,6-8.10-11: conflicto de interpretación de parte de los apóstoles a propósito de la partida de Jesús y la continuación de la misión.
2. Hech 1,15-26: conflicto por la desaparición de Judas, uno de los doce, y la necesidad de su sustitución.
3. Hech 2,12-13: conflicto de interpretación de la multitud ante la nueva propuesta del Espíritu.
4. Hech 4,1-4: conflicto con las autoridades judías por la predicación del nombre de Jesús y de la resurrección.
5. Hech 4,13-17: conflicto entre las mismas autoridades judías por no saber qué decisión tomar con respecto a los predicadores del evangelio.
6. Hech 5,1-11: conflicto en la comunión de los bienes.
7. Hech 5,17-39: nuevo conflicto con las autoridades judías a causa de la predicación.
8. Hech 6,1-6: conflicto dentro de la comunidad por la atención de las viudas de los helenistas.
9. Hech 6,8-15: nuevo conflicto con las autoridades judías. Juicio de Esteban.
10. Hech 7,51-54: conflicto por la interpretación de las Escrituras antiguas y el cambio de elección de parte de Dios.
11. Hech 8,1-3: conflicto debido a la abierta persecución de parte de las autoridades judías y dispersión de la comunidad.
12. Hech 8,9-24: conflicto con Simón el Mago y con la mentalidad pagana que quiere usar a Dios para el propio beneficio económico.
13. Hech 8,34-40: de nuevo, conflicto de interpretación de la Escritura antigua y su relectura cristológica.
14. Hech 9,13-15: conflicto de aceptación comunitaria a quienes se convierten después de haber sido perseguidores.
15. Hech 9,23-25: conflicto de Pablo con las autoridades judías. Fuga.
16. Hech 9,26-30: conflicto dentro de la comunidad para aceptar a Pablo.
17. Hech 9,32-43: conflicto con las fuerzas de la enfermedad. Curaciones.
18. Hech 10: primer conflicto de comprensión apostólica por la aceptación de paganos en el camino.
19. Hech 11,1-18: conflicto dentro de la comunidad por la entrada de Cornelio en el camino.

20. Hech 11,19-21: conflicto por diversidad de estrategias evangelizadoras.
21. Hech 11,27-30: conflicto por penalidades económicas de la comunidad de Judea.
22. Hech 12,1-11: prisión de Pedro y escapatoria.
23. Hech 12,20-23: conflicto entre las pretensiones imperiales y la justicia de Dios.
24. Hech 13,4-12: conflicto de intereses entre el mago Elimas y Pablo.
25. Hech 13,44-52: conflicto con las mujeres distinguidas, azuzadas por los judíos.
26. Hech 14,1-7: conflicto con los judíos que no se convirtieron.
27. Hech 14,8-18: conflicto con los griegos que quieren divinizar a los apóstoles.
28. Hech 15,1-35: controversia en Antioquía y concilio de Jerusalén.
29. Hech 15,36-40: separación de Pablo y Bernabé por conflictos con Marcos.
30. Hech 16,16-24: conflicto por la curación de la esclava pitonisa.
31. Hech 17,1-8: aprehensión de Jasón, por hospedar a Pablo y Silas.
32. Hech 17,10-14: huída de Pablo ante la persecución de los judíos en Tesalónica.
33. Hech 17,16-34: conflicto de Pablo con la mentalidad pagana. Discurso en el areópago.
34. Hech 18,5-8: nuevo conflicto con los judíos de Corinto.
35. Hech 18,12-17: prisión de Pablo y Sóstenes
36. Hech 19,1-7: conflicto con los discípulos de Juan el Bautista.
37. Hech 19,23-39: la revuelta de los orfebres en Éfeso.
38. Hech 20,17-37: tristeza por la partida de Pablo a Jerusalén.
39. Hech 21,27-40: arresto de Pablo en el templo de Jerusalén.
40. Hech 22,22-29: conflicto con las autoridades romanas por la ciudadanía.
41. Hech 23,1-11: conflicto hacia el interior del sanedrín por la defensa de Pablo.
42. Hech 23,12-35: promesa de ayuno de los judíos confabulados contra Pablo para matarlo. Huida de Pablo.
43. Hech 24,1-21: conflicto con el procurador Félix.
44. Hech 25,1-12: conflicto con el poder imperial: Pablo apela al César.
45. Hech 27,9-44: tempestad y naufragio de Pablo camino a Roma.
46. Hech 28,1-10: conflicto con la mentalidad mágica de los habitantes de Malta.
47. Hech 28,23-28: nuevo conflicto con los judíos no creyentes de Roma.

Iglesia y Sociedad

Una de cal por muchas de arena

3 May , 2010  

Estas semanas han estado plagadas de noticias interesantes para la causa de los derechos humanos en nuestro país. Acontecimientos tan graves como el asesinato de Betti Cariño y un activista finlandés en la emboscada preparada contra una misión civil internacional de observación en San Juan Copala, Oaxaca y la desaparición de al menos dos periodistas que iban en esa misma caravana, han mantenido a la opinión pública en estado de alerta. Acostumbrados a que en el campo de los derechos humanos las noticias suelen ser malas, quiero hoy comentar una que, me parece, puede animar nuestro compromiso.

Hace unos días, el 25 de abril, para ser precisos, Sara López, interna en el CERESO de Kobén, en Campeche, recibió el Premio Nacional de Derechos Humanos “Sergio Méndez Arceo”. La alegría por el hecho de que Sara haya sido la recipiendaria del premio en su edición 2010 estriba en que, en su persona, han sido premiados los cientos de hombres y mujeres que a lo largo y ancho del país están luchando por la reducción de las desproporcionadas tarifas de la energía eléctrica. Este premio está en consonancia con la declaración, también reciente, del 4 de marzo de 2010, por parte de la organización de derechos humanos “Amnistía Internacional” de Sara López y sus otros compañeros presos en Campeche, como ‘prisioneros de conciencia’, una denominación que Amnistía Internacional refiere a cualquier persona a la que se le impide físicamente (por prisión u otras causas) expresar (en cualquier forma de palabras o símbolos) cualquier opinión que mantiene honestamente y que no defiende ni justifica la violencia personal

Este premio es también motivo de alegría porque tendrá seguramente efectos similares a los que ha tenido la batalla por la liberación de las tres indígenas, Jacinta, Teresa y Alberta, que estuvieron cuatro años recluidas en un penal del Altiplano acusadas de haber secuestrado a seis agentes de la desaparecida Agencia Federal de Investigaciones, y recientemente liberadas debido a determinaciones de la Suprema Corte de Justicia. Digo que espero que los efectos sean similares, porque Sara López y sus otros compañeros presos están acusados, justamente, de haber privado de su libertad a un funcionario de la Comisión Federal de Electricidad, cuando fue dicho funcionario quien se ofreció voluntariamente a ir a checar la interrupción de servicio eléctrico que los primeros habían denunciado.

En efecto, en noviembre de 2008 Sara López, Joaquín Aguilar y Guadalupe Borja fueron acusados por la CFE de “privación ilegal de la libertad” de un funcionario público e “impedimento para la realización de un servicio público”, cuando en realidad el funcionario les acompañó a supervisar la reconexión del servicio. Sara López fue detenida hace más de 9 meses, el pasado 10 de julio, junto con su esposo Joaquín Aguilar, don Guadalupe Borja y dos integrantes del más del Movimiento de resistencia contra las altas tarifas de la energía eléctrica de Candelaria. Ella, su esposo y don Guadalupe continúan presos por delitos fabricados por la paraestatal en complicidad con la Procuraduría General de la República con el objeto de criminalizar la lucha social que han desarrollado en Candelaria, Campeche, para defender sus derechos y denunciar los abusos que la CFE comete en contra de la precaria economía de sus familias.

En enero de 2010 un magistrado federal determinó que la evidencia contra ellos era insustancial por lo que tenían que reclasificarse los delitos o ser puestos en libertad inmediata. Sin embargo, la PGR obstaculizó la liberación apelando dicha resolución y actualmente el caso se encuentra en revisión en el Tribunal colegiado en materia penal y administrativa del décimo cuarto circuito, con sede en Mérida, Yucatán. Esta situación hace que Sara no pueda acudir a recibir su premio, porque sigue recluida en la cárcel debido a esta confabulación entre la instancia de procuración de justicia y la paraestatal.

En lo más hondo de mi corazón, sin embargo, la razón de mi alegría por este galardón es apenas mencionada en el laudo de premiación. Dice el comunicado de prensa de la Fundación Sergio Méndez al anunciar el otorgamiento del premio, que Sara López es “una mujer humilde integrante de las Comunidades Eclesiales de Base (CEBs) en Candelaria, Campeche, comprometida con la defensa de los Derechos Humanos de distintos pueblos y colonias populares en Campeche y en los campamentos de refugiados guatemaltecos en Chiapas y Quintana Roo”.

Sí, quienes conocemos a Sara López sabemos de su corazón cristiano y de cómo es a partir de su experiencia de fe que fue llegando a un compromiso social cada vez más serio y organizado. Esta es, debo confesarlo, la razón mayor de mi alegría. En estos tiempos en que Marcial Maciel vuelve a ser noticia de primera plana y se recrudece la vergüenza que representa para la iglesia católica la revelación de casos de pederastia y su oficial encubrimiento, saber que hay cristianos y cristianas, allá, abajo y a la izquierda, cuya fe se convierte en motor de compromiso social es una muy, pero muy buena noticia. Vaya una de cal por tantas de arena…

Sirvan, pues, estas líneas para celebrar el premio otorgado a Sara López. Para quienes encontramos en el seguimiento de Jesús la razón de nuestro compromiso social, este premio es balde de agua fresca en medio del desierto. Como bien señala el equipo Indignación en su comunicado: “El ejemplo de Sara nos fortalece e ilumina el camino de quienes trabajan por la justicia pero su encarcelamiento exhibe a un sistema que reprime e intenta eliminar a quienes hacen posible otro mundo: uno que garantice, reconozca y respete los derechos de todas las personas” (www.indignacion.org.mx)

Iglesia y Sociedad

En el domingo del Buen Pastor…

26 Abr , 2010  

Algunos amigos y amigas me han pedido una palabra a propósito de la crisis por la que pasa actualmente la iglesia católica debida, en parte, a los delitos sexuales en que se han visto involucrados sacerdotes católicos en diversas partes del mundo. Ahora que el escándalo ha llamado a las puertas de la misma iglesia de Yucatán, he sentido que, en medio del dolor y la indignación, aun cuando no tenga las cosas del todo claras en mi interior, es necesario que yo haga un primer corte de caja con mis sentimientos y mis convicciones respecto a esta dolorosa crisis. Tómense, pues, mis palabras como provisionales, a la espera de nuevos datos que terminen de configurar la crisis y haya mayor claridad en las respuestas que la iglesia institucional viene dando.

Respecto de los hechos

Me siento profundamente avergonzado. No solamente por el escándalo que significa el abuso sexual de menores, sino por todo lo que estos hechos han desnudado: una institución al servicio de sí misma, cubriendo delincuentes, ocultando la verdad, manteniéndose lejana de las víctimas mientras protegía a los victimarios. Nada más ajeno a la misión que Jesús encomendó a sus discípulos y discípulas. Nada más parecido a aquello que Jesús más detestaba y no se cansó nunca de denunciar: el abuso del poder religioso para dañar, lastimar, herir a los más indefensos.

Es el encumbramiento lo que me resulta verdaderamente escandaloso, porque va mucho más allá de los delitos personales de algunos ministros infieles y muestra una institución que se ha negado de manera contumaz a confrontarse con la doctrina de los derechos humanos, plataforma que los seres humanos hemos ido construyendo con mucho esfuerzo para normar nuestras relaciones y garantizar vida justa y plena para todos y todas.

Las primeras reacciones públicas de algunos jerarcas no han hecho sino sembrar mayor desazón entre los católicos y católicas. Hablar de campañas de odio, tratar de convertir a las víctimas en victimarios, echar la culpa a la educación sexual, insistir en la represión sexual como vía de salida, encerrarse en el silencio ante la exigencia de los fieles, es abordar el problema desde una actitud que queda bien definida con el adjetivo usado en España: caradura.

En las más altas esferas parecen comenzar a darse cuenta de la gravedad de la crisis. La presión de la opinión pública comienza a tener frutos. La decisión del Papa de promover una limpieza que ha hecho ya caer a varios prelados de alta investidura, la manifestada promesa (que ojalá fuera obedecida por todos los obispos del mundo) de hacer que los delincuentes sexuales asuman su responsabilidad ante las autoridades civiles, marcan algunas pocas luces en el camino. No hay que escatimarles el mérito.

Respecto de la reforma que se necesita

Cuando traté en este mismo espacio el caso del fundador de los Legionarios de Cristo, en buena parte detonador de esta ola de revelaciones, decía yo: “La tarea pendiente hoy es, justamente, la reforma de la iglesia (11 de mayo de 2009)… Lo cierto es que en cada vez más corazones crece el clamor: reforma, reforma, reforma (15 de marzo de 2010)”. Hoy se han multiplicado manifiestos de muchos grupos de fieles y teólogos/as, que exigen esta reforma a fondo.

Vía los escándalos sexuales (que todo sirve para el bien de los que aman a Dios, decía san Pablo) estamos llegando a identificar algunos de los males que han ido alejando a la iglesia de sus raíces evangélicas. El paso inmediato, es cierto, será establecer mecanismos para que la pederastia y todo tipo de delitos sexuales no vuelvan a ser tolerados ni encubiertos. Pero terminar solamente en esto sería como solucionar solamente el síntoma sin atacar la enfermedad.

Ha llegado la hora de revisar la visión misma de sexualidad que la iglesia mantiene y que la ha enfermado. La fobia al placer, la criminalización de la diversidad, la culpabilización del uso del cuerpo, son aspectos que deberán ser discutidos dentro de la iglesia en busca de nuevos consensos, más apegados a los criterios aportados por las ciencias sociales y más animados por los principios evangélicos y menos por prejuicios largamente sostenidos.

La crisis actual nos enfrenta también con otra asignatura pendiente: la organización estructural del uso del poder dentro de la iglesia. La renovación conciliar tiene que dejar de ser obstaculizada, el principio de igualdad de todos los hijos e hijas de Dios dentro de la iglesia debe ser concretizado en cambios estructurales, la igualdad de género ha de tomar carta de ciudadanía dentro de la iglesia en todos sus niveles de organización y toma de decisiones. Es hora de democratizar la convivencia eclesial, de abandonar los esquemas monárquicos de gobierno, de demostrar con hechos lo que la renovación conciliar había venido a recordarnos: que todos y todas tenemos en la iglesia la misma dignidad y la misma misión.

El encubrimiento de Marcial Maciel sería impensable sin el enorme poder económico que su obra llegó a acumular. Este hecho nos lleva a otro pendiente de la reforma que viene y que la teología de la liberación (perseguida encarnizadamente, por cierto, como bien hace ver la lúcida reflexión del teólogo Pablo Richards, por los mismos jerarcas encubridores de pederastas) no había dejado de señalar: una iglesia pobre al servicio de los pobres. Una iglesia en la que el dinero termina por convertirse en la “prioridad apostólica”, no es la iglesia de Cristo.

Hablemos de la esperanza

Muchas personas, las más de las veces con buena intención, me han recomendado que yo abandone la iglesia. Yo mismo, en mis a veces depresivas reflexiones, me he planteado esa posibilidad. Reconozco que la fidelidad al evangelio no pasa exclusivamente por la pertenencia a una iglesia determinada. Pero las ganas de abandonar la iglesia se me esfuman cuando dejo de mirar hacia arriba y miro hacia abajo y a la izquierda. Decido permanecer en la iglesia, en rebelde fidelidad, cuando miro el trabajo de la iglesia muy otra: de Indignación y su batalla por los derechos humanos, la lucha contra la discriminación del Oasis de san Juan de Dios, la entrega generosa de varias órdenes religiosas, las voces críticas de algunos grupos juveniles, el trabajo a favor del medio ambiente de la escuela U Yits Ka’an, la fe sencilla de muchas comunidades pobres, la heroica resistencia del movimiento de teología india mayense, el arrojo profético de don Raúl Vera…

Llegará el día en que la iglesia será una casa de hermandad, abierta para todos y todas; una comunidad cuya única riqueza será el evangelio compartido en la mesa de la Eucaristía; una asamblea de creyentes desnuda de poder, en la que contará la voz de cada uno/a; un espejo en el que se refleje la compasión de Dios manifestada en Jesucristo. Del pozo de la más oscura crisis estoy dispuesto a sacar el agua de la esperanza. Por esta iglesia quiero trabajar. A la construcción de esta comunidad dedicaré mis fuerzas. Y eso implica, con los riesgos que esto conlleva, un empeño abierto en desmantelar, a fuerza de evangelio y autocrítica, (metanoia, le llamaban los hagiógrafos) la iglesia del poder y del dinero, la del encubrimiento y la monarquía. Que así sea…

Iglesia y Sociedad

La Biblia y del Día de la Tierra

19 Abr , 2010  

El próximo jueves 22 de abril es el Día de la Tierra. En todo el mundo habrá actividades para reforzar la naciente conciencia de que vivimos en un espacio común, que depende de la responsabilidad de todos y todas. El deterioro del medio ambiente es palpable. No voy aquí a meterme en la discusión –que a veces me parece bizantina– sobre si la degradación medioambiental es producto del azar, de calendarios climáticos que desconocemos o de la depredación por parte de la especie humana.

Ante la inmensidad del tiempo y el espacio, tal como los descubrimientos científicos nos corroboran, yo le auguro una larga vida al planeta tierra en esta fiesta de su “cumpleaños”. Lamento, sin embargo, que la especie humana esté empeñada en hacer que el planeta pase, a fuerza de desequilibrios ambientales provocados, a convertirse en un ambiente hostil. Cada quien cosecha lo que siembra, y los seres humanos hemos sembrado destrucción cada vez que hemos podido hacerlo, motivados por ilusiones de poder y lucro.

Aunque ya he señalado en este mismo espacio que el antropocentrismo, pecado ecológico si lo hay, es inherente a los textos religiosos fundantes de las religiones judeocristianas, me asomo de nuevo al segundo relato de la creación en la Biblia para reflexionar en ocasión del Día de la Tierra.

En el libro del Génesis hay dos relatos distintos de la creación, cada uno de época distinta y con diferentes motivaciones teológicas. En el segundo relato (Gen 2) aparece la imagen de Dios, creando al ser humano del polvo de la tierra (Gen 2,7). La vida del ser humano está íntimamente ligada a la tierra, de la que viene su alimento y su vida y a la que vuelve cuando la muerte llega. Por eso la Biblia usa la imagen de Dios como alfarero. La misma palabra hebrea que se usa para decir “ser humano” es ADAM, vocablo que viene de ADAMÁH, que quiere decir tierra. El ser humano es, por definición, “terroso”, el que fue hecho del polvo de la tierra.

El segundo relato de la creación menciona también, en términos simbólicos, el dominio del ser humano sobre los animales, cuando lo muestra poniéndole nombre a cada uno de ellos. A Eva, en cambio, no puede ponerle nombre, porque no es suya. Lo único que puede hacer ante un ser de su misma dignidad, es darle el propio nombre. Adán es ISH, Eva es ISHA, hombre/hembra, varón/varona. San Agustín de Hipona, obispo cartaginés del siglo V, en una predicación sobre el relato del Génesis afirma que la mujer fue tomada de la costilla del varón y no de un hueso del cráneo, para que la mujer no mandara sobre el varón. No fue tomada de un hueso de los pies, para que no fuera ella la dominada por el hombre. Fue tomada de la costilla porque es el hueso más cercano al corazón, para que la relación entre los sexos no fuera de dominio, sino de amor. Es importante recordar esto porque, al leer el texto del Génesis, se puede leer machistamente (“la mujer no es más que la costilla del varón”) un texto que contiene una virtualidad de equidad de género que puede rescatarse.

Pero volvamos a nuestro tema. La comparación de Dios como alfarero aparece muchas veces en la Biblia. Esta misma concepción es la que se esconde detrás de una expresión usada en muchas culturas antiguas: la tierra es nuestra madre. La Biblia lo menciona algunas veces (Sirácides 40,1: Job 1,21). Los pueblos originarios de nuestro continente, entre ellos el pueblo maya, tienen muchas expresiones en esta dirección. Los quechuas lo expresan en el título “Pacha Mama” que le dan a Dios, representándolo como un gran seno materno fecundo, que cobija a todos los seres vivientes y les proporciona el alimento necesario para todos. Pero también tiene represalias cuando no se cumple con sus exigencias.

Este sentido de respeto permanece vivo en los campesinos y campesinas mayas. Entre nosotros hay ceremonias para pedir permiso a los “yuumes” o dueños de la tierra antes de cultivarla o de construir algo sobre ella.

Para enriquecer la reflexión bíblica les propongo aquí dos expresiones más recientes de este respeto hacia la tierra. La primera está tomada de la cultura zapoteca y es contada por Carlos Montemayor: “En una canción zapoteca decimos que cuando se va a desbrozar un cerro antes de la siembra hay que cantar: tierra, no te levantes y caigas sobre mí. Y es que cuando se quitan las yerbas y piedras de la tierra, uno le pide permiso antes, porque se le puede lastimar. Como si le quitara usted algo, entonces uno le pide a usted que no se moleste. Algo así como no te vayas a enojar, tierra, conmigo, si llego a lastimarte por una raíz, o con el machete o con el arado, perdóname. Porque nosotros creemos que cuando llega una serpiente o un tigre, o algo así, que pueda herir o matar a una persona, es como si la tierra lo mandara. Y decimos que la tierra se levantó, que nos arrojó eso, que nos mandó esa plaga. Por eso le pedimos ‘no te levantes contra nosotros, tierra’, pero en zapoteco”.

La segunda expresión es un hermoso poema de un grupo indígena brasileño: “Todo lo que hiere la tierra, hiere también a los hijos de la tierra. / El indio es el hijo de la tierra. / La tierra es nuestra vida y nuestra libertad. / Los grandes señores de la tierra no comprenden al pueblo indio porque esclavizan a la propia tierra. / Son extraños que llegan por la noche para robar a la tierra todo cuanto quieren. / La tierra no es su hermana, es su enemiga. / Para ellos un pedazo de tierra es igual a otro / Su lucro empobrecerá a la tierra y ellos dejarán tras de sí mismos la arena cansada de los desiertos. / La fuerza del pueblo indio es amar y defender la tierra hermana. / Ella es de todos los hombres y las mujeres. / ¿Quién tiene derecho a vender a la madre de toda la humanidad? / La tierra es nuestra vida y nuestra libertad. / El indio sin tierra es como el tronco sin raíces a la orilla del campo. / Todo el que hiere a la tierra, hiere también a los hijos de la tierra. / Todo el que roba a la tierra, roba también a los hijos de la tierra…”

El culto a la madre tierra ha sido considerado muchas veces como contrario a la fe cristiana. No comulgo con esa idea. No es una idolatría, sino una manera ritual de agradecer a Dios por el don de la tierra y de manifestar nuestro respeto por ella. Ver a la tierra como madre es signo de la resistencia de los campesinos y campesinas contra la cultura dominante que la ve sólo como mercancía. El trabajo de la tierra necesita de armonía y reciprocidad con la tierra. Sólo así el trabajo del campo será un lugar de encuentro con Dios. Aunque el capitalismo considere a la tierra solamente como un factor de la producción, una mercancía de compra venta, nosotros cultivamos nuestro aprecio reverencial por la tierra, porque así evitamos que se rompa la íntima relación que tenemos con ella. La visión maya, quechua, zapoteca, está más cerca del mensaje bíblico que las concepciones materialistas y comercializadas que desprecian el sagrado lazo que existe entre los seres humanos y la tierra.

Este jueves 22 de abril, la Escuela de Agricultura Ecológica «U Yits Ka’an» de Maní celebrará el Día de la Tierra en su local del kilómetro 2 de la carretera Maní-Dzan. Estarán los alumnos y alumnas de todas sus subsedes. Quedan atentamente invitados/as.

Iglesia y Sociedad

De votos y relojes

13 Abr , 2010  

He decidido no votar este próximo 16 de mayo.

No tiene nada que ver con algún partido político en particular. Más bien tendría que ver con todos ellos. No simpatizo con ninguno de los partidos que participan en la contienda que viene y, aunque tengo matices en mi personal juicio sobre ellos, todos me parecen repulsivos (iba a escribir: “igualmente repulsivos”, pero no es cierto. El Verde me parece mucho más repulsivo que los demás, pero esa es otra discusión…).

El pensamiento político con el que me identifico no tiene representación partidista. A pesar de ello, he ido a la mesa de votación desde que cumplí los 18 años (antes de la reforma de ley que permitió a los ministros de culto ejercitar su derecho al voto, acudí meta-legalmente, por decirlo de alguna manera) hasta las pasadas elecciones. Así que no puede decirse que mi decisión esté motivada por tal o cual desaguisado de alguno de los partidos contendientes.

Tampoco tiene que ver con una mala valoración de la democracia representativa. Junto con muchas personas y organizaciones sociales en todo el país, dediqué mucho tiempo de mi vida a construir el órgano independiente que pudiera garantizar elecciones limpias y creíbles. A cada nueva trampa respondíamos con un nuevo candado. Convertimos así a la democracia electoral mexicana en la más cara del mundo pero, así lo pensábamos, en la más segura. En mi caso particular, hasta recibí golpes en la esquina de la 57 con 62, mientras formaba parte de una misión civil de observación, por parte de un fanático defensor de los vándalos que mantuvieron secuestrada la sede del entonces IEEY con el objeto de que el gobernador Víctor Cervera Pacheco tuviera un órgano electoral a modo, que le permitiera realizar sus tropelías sin consecuencias. Al final el sátrapa fue doblegado por una decisión de orden federal, pero a mí se me inició un proceso por parte de la Secretaría de Gobernación. Y este elenco abreviado de agravios recibidos (todavía conservo los recortes de las infamias que cierta prensa mercenaria publicó en mi contra) es solo para evitar que alguien me acuse de no valorar la democracia representativa ahora que he tomado la decisión de no votar.

Nada tiene que ver tampoco mi decisión con los actuales candidatos a las alcaldías y las diputaciones. Podrían ser otros, más honestos o más idóneos, y de todas maneras me mantendría en mi decisión. El asunto no es, pues, ni de partidos, ni de candidatos/as.

Es simplemente que he llegado a la conclusión, a mis casi 52 años de edad y gracias –debo reconocerlo– al pensamiento zapatista, de que en este país funcionan dos relojes. Uno, el de arriba a la derecha, se rige por los procesos electorales. Esos procesos que permiten, por ejemplo, al duopolio televisivo, poder fáctico si los hay, mantener sus privilegios a partir de diputados cuya tarea única es defender los derechos de Televisa y TV Azteca (tan enemigos en la farándula y la frivolidad, pero tan amigos cuando de evitar la sana competencia se trata…): la tristemente célebre “telebancada”, tan identificados ellos que sólo pueden sobrevivir embozados en el cinismo. El mismo reloj que reparte canonjías y convierte las oficinas gubernamentales en agencias de empleos millonarios, mientras el estado lleva más de cuatro sexenios punteando en la bochornosa lista de entidades con mayor índice de pobreza y desnutrición infantil. Un estado lleno de funcionarios públicos con sueldos insultantes en un estado de profundas desigualdades.

Abajo, en cambio, abajo y a la izquierda, funciona otro reloj, el de la construcción de otra democracia. No pasa este intento por los grandes y oscuros salones de la partidocracia, sino por la luminosa organización, paciente y laboriosa, de quienes sueñan y se desgastan por pan, justicia, techo, trabajo, libertad y democracia participativa. Los he visto con mis propios ojos: indígenas, mujeres, gays, enfermos de SIDA, excluidos todos pero construyendo desde los márgenes un nuevo modo de exigir y gobernar. Ellos y ellas son la opción de cambio democrático que me convence.

No sé cuánto tiempo me quede de vida. 52 años es un buen tramo recorrido. Cada vez me queda menos tiempo y debo, cada vez, afinar mi visión y reorientar mis decisiones. He decidido dejar de lado el reloj de arriba a la derecha. Hay cierta tristeza en mi decisión y cierto cansancio. Acaso un poco de burguesa nostalgia. Pero creo humildemente que uno tiene que crecer aunque ya haya llegado al medio siglo de vida, y que la oferta de la partidocracia –que tiene, créanme, sus días contados– es absolutamente banal comparado con lo que he venido descubriendo en el reloj muy otro… Soy adherente a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona y a la Otra Campaña. Aunque sigo caminando a tientas, mi rumbo político se aclara cada día más. Este 16 de mayo no iré a votar, por hartazgo, sí, pero también porque este país tiene otras posibilidades que no pasan por el filtro del poder y que ya nacen, están naciendo, si uno tiene la capacidad de escuchar cómo crece la hierba…