Iglesia y Sociedad

Las medias verdades del gobierno campechano

7 Sep , 2009  

Hace tres días, el viernes pasado, más de dos semanas después de que las familias que conforman el pueblo de san Antonio Ebulá fueran expulsadas violentamente del territorio que ocuparon por más de cuarenta años, el gobierno del estado de Campeche hace público un manifiesto en el que, al fin, dice una palabra en torno al caso que ha ocupado a prensa local y nacional durante una veintena de días.

En dicho documento, hecho público una vez que los pobladores de san Antonio Ebulá anunciaron su decisión de retornar a su territorio, el gobierno del estado de Campeche dice muchas medias verdades y omite información que bien conoce, pero que prefiere no mencionar pretendiendo mantener una posición de supuesta imparcialidad.

Mencionaré, para no cansar a los amables lectores y lectoras de esta columna, solamente algunas de las omisiones y medias verdades más relevantes del manifiesto del gobierno campechano. Dice el escrito que la problemática generada en san Antonio Ebulá “se viene atendiendo ante diversas instancias gubernamentales, tanto estatales como federales, desde el año 1989. No se ha constatado algún registro anterior que haga referencia a la misma”. Media verdad ésta cuyo propósito es sembrar en el lector la impresión de que san Antonio Ebulá sólo existiría desde esa fecha, cuando los pobladores tienen testimonios de su permanencia en el lugar desde 1968. Como si la existencia de un pueblo pudiera decretarse solamente cuando éste presenta o enfrenta alguna querella judicial.

Dice el gobierno de Campeche que, enterado del diferendo entre pobladores de Ebulá y el empresario Escalante, realizó una investigación y enumera las acciones legales llevadas al cabo por el empresario, pero omite decir que el 27 de mayo de este mismo año, el Tribunal Colegiado de Distrito resolvió un amparo indirecto promovido por los ebuleños, emitiendo una sentencia favorable a los pobladores y ordenando reponer todo el procedimiento por considerar que dolosamente se habían retirado papeles del expediente. El Juez de Distrito tendrá que resolver por estos días, de acuerdo con lo ordenado por el Tribunal Colegiado. Sin embargo, a los pobladores les quedaría aún la posibilidad de interponer el recurso del amparo directo contra una sentencia que declarase la inexistencia del poblado. En pocas palabras, el gobierno del estado omite decir en su manifiesto que existe un juicio agrario en el que no hay sentencia definitiva, razón por la cual es ilegal cualquier tipo de desalojo.

La decisión del Tribunal muestra cómo las influencias del terrateniente alcanzaron viciar el proceso. Por si esto fuera poco, Escalante realizó un desalojo violento, destruyendo seis casas, justo el 26 de mayo de 2009, es decir, ¡un día antes de que la sentencia del Tribunal se diera a conocer! Una sospechosa casualidad que el documento del gobierno campechano ignora olímpicamente.

Dice el gobierno campechano que “ha procurado resolver la problemática en comento, a través de la mediación entre las partes”. Llama mediación al favorecimiento descarado hacia el terrateniente y a la sordera sistemática hacia las denuncias y reclamos de los ciudadanos y ciudadanas cuyas propiedades fueron destruidas, en una serie de reuniones en las que, con tácticas dilatorias, procuró cansar y desgastar a los desplazados. Nadie me lo cuenta: soy testigo presencial.

Lo que el documento gubernamental no dice –con un cinismo de antología– es lo que el país entero sabe: que el 13 de agosto, estando pendiente un juicio de posesión de tierras, una de las partes involucradas, sin orden judicial y a través de golpeadores contratados ex profeso, arrasó propiedades, taló árboles, lastimó personas, robó animales, todos ellos delitos tipificados en las leyes, mientras que la policía que depende del Ejecutivo del estado no solamente lo permitió, sino que protegió y apoyó al agresor mientras delinquía. Para el gobierno de Campeche todos estos delitos, conocidos hoy por todo el país, simplemente no existen o no merecen ser incluidos en su “imparcial” manifiesto. La lista de por qués publicada por el equipo Indignación A.C. y comentada incluso en el periódico nacional “La Jornada”, en artículo de Hermann Bellinghausen, queda aún sin respuesta.

No obstante los esfuerzos del gobierno del estado por cansarlos y quebrarlos, los pobladores de Ebulá mantienen su decisión de retornar a su territorio. Se ha conformado una Misión Civil de Paz para lograr una solución justa que garantice el respeto a los derechos de las y los pobladores de San Antonio Ebulá. Delegaciones de decenas de organizaciones civiles se harán presentes el próximo martes 8 de septiembre para acompañar el retorno de los pobladores de san Antonio Ebulá al territorio del que fueron violentamente desplazados.

Desde hace ya cerca de una semana, dichas organizaciones han solicitado medidas cautelares al gobernador del Estado de Campeche, Lic. Jorge Carlos Hurtado Valdés, al Secretario de Gobernación, Lic. Fernando Francisco Gómez Mont Urueta, al representante de la OACNUDH, Dr. Alberto Brunori y a los titulares de la CNDH, Dr. José Luis Soberanos y Mtra. Ana Patricia Lara Guerrero, de la CEDHEC, para que, según la competencia propia de cada institución, realicen las gestiones que les corresponden para garantizar seguridad en el retorno que los habitantes de San Antonio Ebulá, así como para que se tomen todas las medidas de seguridad, pues existe un alto riesgo de que se puedan generar situaciones de agresión por parte de los grupos parapolicíacos contratados por el empresario Eduardo Escalante. Se le ha solicitado también que se garantice a los pobladores de Ebulá las condiciones adecuadas para que puedan reconstruir su pueblo. Para ello es indispensable que: a) La garantía de que habiendo retornado no se generará ninguna situación posterior de violencia, agresión o despojo en su contra; b) Se restituyan las condiciones en las que se encontraban los pobladores antes del violento desalojo, es decir, escuela, atención médica, etc.

El momento ha llegado. Se espera que la presencia de las organizaciones de la sociedad civil que conforman la Misión Civil de Paz inhiba cualquier intento de violencia en el retorno de los habitantes de Ebulá. Grave responsabilidad tiene el gobierno del estado en esta hora de riesgo. Tendrá que decidir, ante el escrutinio de medios locales y nacionales, si cumple su deber de garantizar los derechos de los ciudadanos y ciudadanas de san Antonio Ebulá o si quiere mantenerse como defensor de delincuentes. Porque aunque el documento del gobierno campechano prefiera omitirlo, el empresario Escalante ha delinquido, dado que la destrucción generada por la incursión violenta de sus sicarios, no puede ser considerada una acción legal y mucho menos legítima. Y a los que delinquen se les llama delincuentes, aunque permanezcan hasta hoy en la impunidad que el mismo gobierno les garantiza.

Iglesia y Sociedad

Los efectos de la luna

31 Ago , 2009  

Este año se cumplió el cuadragésimo aniversario de la llegada del ser humano a la luna. Hubo quien pensó que la presencia humana en el único satélite natural que ronda alrededor de la tierra significaría la muerte de ese encanto que produce en nosotros y que linda con la fantasía. Se equivocó. La fascinación que la luna ejerce sobre nosotros sigue incólume cuarenta años después que la pisada humana dejara su huella en la lumbrera nocturna.

La relación entre la luna y la especie humana se pierde en el umbral de los tiempos. Son innumerables las culturas que han construido mitos en torno a la luna. Ella ha sido inspiración para las artes visuales y literarias y motivo para la construcción de leyendas románticas y de terror, como la del hombre lobo, y hasta el día de hoy el Diccionario de la Lengua Española sigue definiendo como lunático a “quien padece locura, no continua, sino por intervalos”.

La poesía conversacional de Jaime Sabines ha sintetizado de una hermosa manera algunas de las fantasías que rodean a la luna. No resisto citar aquí su poema «La luna»:

«La luna se puede tomar a cucharadas / o como una cápsula cada dos horas.
Es buena como hipnótico y sedante / y también alivia / a los que se han intoxicado de filosofía.
Un pedazo de luna en el bolsillo / es mejor amuleto que la pata de conejo:
Sirve para encontrar a quien se ama, para ser ricos sin que lo sepa nadie/ y para alejar a los médicos y las clínicas.
Se puede dar de postre a los niños / cuando no se han dormido, / y unas gotas de luna en los ojos de los ancianos / ayudan a bien morir.

Pon una hoja tierna de la luna / debajo de tu almohada / y mirarás lo que quieras ver.
Lleva siempre un frasquito del aire de la luna / para cuando te ahogues, / y dale la llave de la luna / a los presos y a los desencantados.
Para los condenados a muerte / y para los condenados a vida / no hay mejor estimulante que la luna / en dosis precisas y controladas».

Uno de los tópicos más recurrentes en torno a la luna es el de su influencia sobre la agricultura. Hay muchos consejos que, transmitidos de padres a hijos entre los campesinos mayas y de otros pueblos originarios, conforman una sabiduría que ofrece no poca efectividad. Es por eso que la Escuela de Agricultura Ecológica “U Yits Ka’an” convocó a los alumnos de sus cuatro subsedes (Peto, Valladolid, Xcanatún y San Simón) y extendió esta invitación al público en general, a una sesión de trabajo y convivencia sobre los efectos de la luna en la agricultura. El encuentro tuvo lugar en el local de la escuela en Maní el pasado jueves 27 de agosto.

Don Bernardo Xiu, unos de los conductores del encuentro, definió así el objetivo de la reunión: “mejorar los trabajos agroecológicos y de producción orgánica a partir de los conocimientos que los campesinos y campesinas mayas tienen sobre los ciclos de la luna y sus efectos en las etapas de producción y otras labores del campo. Este conocimiento se ha recibido de una transmisión que viene desde los más antiguos, que convivían con alegría y paz en esta tierra, cuando había muchos animales y muchas plantas en armonía con los seres humanos”.

El encuentro tuvo tres partes. En la primera, don Eulalio y don Mariano, de Xohuayán, don Darwin y don Celestino, de Dzan, y don Gonzalo, de Maní, compartieron con todos los asistentes sus conocimientos ancestrales sobre los efectos de la luna en la milpa, en el corte de la madera, en la siembra y trasplante de árboles frutales y en la meliponicultura. Este intercambio de saberes cumple uno de los más caros anhelos de la escuela de Maní desde su fundación: convertirse en un centro educativo en el que los mismos campesinos sean quienes compartan su experiencia y su sabiduría con otros campesinos.

Después de una larga sesión de preguntas y respuestas en interacción de los ponentes con el público asistente, se pasó al segundo momento. El arqueólogo José Huchim nos compartió cómo las edificaciones realizadas por los mayas en nuestra península responden a cálculos en los que los astros, tanto el sol como la luna, ejercieron una gran influencia, como puede notarse en los fenómenos arqueoastronómicos que conocemos gracias al trabajo del antropólogo Víctor Segovia Pinto y de otros investigadores que han continuado tras sus huellas.

Después de la cena se tuvo un momento de convivencia en que se compartieron cuentos y relatos antiguos que incluyeran a la luna como protagonista. Tradiciones provenientes de Dzitbalché, Chablekal, Valladolid y San Simón fueron escuchadas con atención bajo el manto de un cielo estrellado.

Finalmente se dio paso al tercer y último momento del encuentro: el maestro Hipólito Mendoza, del Centro Regional de la Universidad Chapingo nos compartió las razones científicas que sostienen algunas de las más antiguas tradiciones mayas que se compartieron en el encuentro campesino. Cada una de las dos exposiciones, la del arqueólogo y la del agrónomo, fue seguida de una sesión de preguntas y respuestas.

Era ya cerca de las once de la noche cuando el encuentro llegó a su final. Algunos de los participantes regresaron a sus lugares de origen mientras otros, los que vinieron de lugares más lejanos, pernoctaron en el local de la escuela. El encuentro dejó a todos un buen sabor de boca. La Escuela “U Yits Ka’an” no ceja en su empeño de construir, desde la sabiduría del pueblo maya, una alternativa ante el actual deterioro del ecosistema y ante el abandono y el despojo en el que ha sumido al campo yucateco el actual sistema socio económico y político. Muchos encuentros como éstos.

Colofón: El pueblo de Ebulá ha decidido retornar el próximo martes 8 de septiembre al territorio del que fueron expulsados por la infame acción del empresario campechano Eduardo Escalante Escalante. El gobierno del estado de Campeche debe tomar medidas que garanticen que el retorno pueda realizarse salvaguardando la integridad física de los desplazados. Es ya hora de que dejen de proteger los intereses del terrateniente y cumplan con su tarea de mirar por la vida y la seguridad de los pobladores de san Antonio Ebulá.

Iglesia y Sociedad

Reflexiones sobre Darwin y la religión

24 Ago , 2009  

La aparición de la teoría de la evolución cimbró a una buena parte de las iglesias cristianas establecidas. Una lectura literalista de los relatos del libro del Génesis y una catequesis que fomentaba la oposición entre la ciencia y la fe generaron una reacción de oposición a la teoría evolucionista como si viniera a contradecir la existencia de un Dios creador y ordenador. La mutua desconfianza entre ciencia y fe, cultivada con esmero por muchos dirigentes de iglesias, fue llevando a una radicalización de posiciones que confrontó dos proyectos de pensamiento volviéndolos incompatibles.

Aunque los procesos de observación de Darwin y de los científicos que le han sucedido en esta misma senda intentan explicar la evolución de las especies a partir de la lucha por la sobrevivencia y la adaptación de los organismos vivos a las condiciones del medio ambiente, era inevitable que la teoría de la evolución planteara la discusión filosófica sobre el origen del universo.

El impacto de la teoría darwiniana fue más allá de la biología de la evolución y terminó por cambiar por completo nuestra visión del mundo. La selección natural no planificada ponía inevitablemente en revisión la idea de un Dios creador y organizador, reviviendo un debate tan antiguo como la filosofía misma. En la más reciente película en la que he visto trabajar Nicolás Cage (Presagio) queda planteado, en el drama personal del protagonista, un maestro universitario de ciencias, la alternativa filosófica que se desprende del avance científico: o el mundo responde al puro azar, o se encuentra en su origen una inteligencia que conduciría el proceso.

Y es a partir de esta disyuntiva que se han generado algunas posiciones radicales. Presentaré algunos de sus rasgos, no sin temor de una excesiva simplificación. Podríamos poner, por un lado, el evolucionismo radical, que ve en la teoría de la evolución la comprobación o prueba científica de que la creación no es una explicación admisible del origen del mundo. El origen del universo y del hombre se explicaría sin necesidad de recurrir a la existencia de un Dios creador, noción que habría sido definitivamente superada por el avance científico. Quizá uno de los representantes más recientes y documentados de este pensamiento cuasi religioso sea el biólogo Richard Dawkins, que con argumentos llenos de una fina ironía, sostiene una posición ateísta según la cual la evolución sería la prueba máxima de la inexistencia de Dios.

En el otro extremo habría que situar a los creacionistas radicales, que a partir de una perspectiva literalista, leen los textos bíblicos como si de textos científicos se tratara. La más moderna versión de este creacionismo lo constituye la teoría norteamericana del Diseño Inteligente. El Creacionismo, una corriente formada principalmente por cristianos evangélicos, se desarrolló en los Estados Unidos a principios del siglo XX. En 2005 convencieron al entonces presidente George W. Bush de que la teoría del Intelligent Design (‘diseño inteligente’) debía ser enseñada al mismo nivel que la Teoría de la Evolución en la clase de Biología. Intelligent Design es la tesis creacionista, según la cual la vida surgió de un ser inteligente y originario.

El hecho de que la iglesia católica no condenara nunca a Darwin, como anteriormente lo había hecho con Galileo, convenció a los protestantes más radicales de que los católicos no defendían con el empeño debido las enseñanzas de la Biblia. Pero es que siempre ha habido una diferencia entre la lectura católica y la lectura fundamentalista. Ya en el pasado más remoto de la iglesia católica se encuentra, en la hermenéutica de los textos, cuando menos cuatro sentidos: textual, alegórico, moral y espiritual. La iglesia católica no ha leído nunca la Biblia en su sola literalidad.

La posición de Francisco Ayala

Francisco Ayala es uno de los científicos españoles con mayor prestigio internacional. Actualmente es profesor del Departamento de Ecología y Biología Evolutiva de la Universidad de Irvine, USA. También es miembro de la Academia Nacional de las Ciencias de Norteamérica. Entre los méritos y las distinciones que le han sido otorgados al Profesor Ayala destacan el hecho de haber recibido la Medalla Nacional de las Ciencias de Estados Unidos. Gracias a su gran prestigio profesional fue elegido como uno de los miembros del comité de asesores del ex presidente Bill Clinton. También fue presidente de la American Association for the Advancement of Science (AAAS). Es autor de varios libros, entre los que destacan: Origen y evolución del hombre (Alianza Editorial, 1980); La teoría de la evolución. De Darwin a los últimos avances de la genética (Temas de Hoy, 1994); Senderos de la evolución humana (Alianza Editorial, 2001); La piedra que se volvió palabra (Alianza Editorial, 2005); estos dos últimos libros en colaboración con Camilo José Cela Conde. En el año 2000 fue investido Doctor Honoris Causa por la Unviersitat de València; institución que publicó en 2006 un libro, titulado: La evolución de un evolucionista, en el que se publicaban, entre otras cosas, varios artículos suyos.

Francisco Ayala ha escrito recientemente dos libros que resumen su posición ante la polémica evolucionismo-creacionismo. El primero se llama Darwin y el Diseño Inteligente, donde el biólogo aborda las cuestiones fronterizas entre ciencia y religión. Y el más reciente lleva el título de El regalo de Darwin a la ciencia y a la religión. Ayala se propone ofrecer datos lo suficientemente claros para que el lector o lectora abandone la idea de la incompatibilidad entre el pensamiento de Darwin y las creencias católicas.

De manera especial, Ayala se propone combatir las dos posiciones extremas que hemos mencionado antes. El punto de partida es el de dos visiones encontradas que, como se verá más adelante, terminan tocándose de cerca. Hay, por un lado, creyentes que ven a la ciencia con recelo porque piensan que, de suyo, es materialista y, por lo tanto, se convierte en un instrumento, muy prestigioso por cierto, del ateísmo. Pero quienes ven así la ciencia se equivocan, puesto que su materialismo metodológico no significa, ni mucho menos, que la ciencia haya demostrado que todo lo que existe sea material y que, por tanto, no existan realidades espirituales como Dios o el alma humana. Una negación de este tipo no es fruto de ninguna ciencia, sino una proposición filosófica.

Por otra parte están los que ven con malos ojos a la religión por considerar que ésta supone un freno para el desarrollo de la ciencia. Pero también ellos se equivocan al valorar así a la religión. El cristianismo, como tal, no sólo no se ha opuesto a la ciencia, sino que durante siglos la ha fomentado. A lo largo de la historia ha habido muchos religiosos que han cultivado la ciencia, del mismo modo que también ha habido muchos científicos de renombre que han profesado una fe sincera sin problema alguno de compatibilidad entre sus creencias religiosas y sus investigaciones científicas. De ahí que Ayala afirme que “propiamente entendidas, la ciencia y la fe religiosa no están en contradicción, ni pueden estarlo, puesto que tratan de asuntos diferentes que no se superponen”.

No extraña que un científico católico señale las inconveniencias de una posición que identifique la teoría de la evolución con al principio filosófico del ateísmo. Ayala considera que los defensores de esta posición fuerzan a la teoría científica de la evolución a ir más allá de sus límites metodológicos y le obligan a realizar afirmaciones que nada tienen de científicas y que son, stricto sensu, filosóficas. Ciencia y religión se mueven en planos distintos y estudian diferentes aspectos de la realidad. La ciencia estudia algunos de los aspectos cuantificables de la realidad material, de ahí que aplique de un modo lícito y muy exitoso el reduccionismo propio del materialismo metodológico; pero esto no significa que la ciencia afirme que sólo existe la realidad material; de tal suerte que Dios y el alma humana, por ejemplo, no sean, respectivamente, más que una ilusión trascendental inevitable y un paralogismo de la razón pura, como dirían los más cultos; o simplemente un mero invento de la mente, como diría el materialismo más burdo. Esos dos planos distintos en los que se mueven ciencia y religión son, por un lado el “descubrir y explicar los procesos de la naturaleza” y, por otro, la búsqueda del “significado y propósito del universo y de la vida”, también la relación entre Dios y el hombre, así como el valor y el alcance de las normas morales que surgen de esa relación, así como su influencia en la vida humana concreta. A este respecto: “la ciencia no tiene nada que decir sobre estas materias, ni es asunto de la religión proveer explicaciones científicas para los fenómenos naturales”.

Extraña mucho más que este científico católico se lance a la yugular contra el creacionismo, particularmente contra su forma más reciente del “Diseño Inteligente”. Los autodenominados “creacionistas científicos”, un grupo intelectual emergido en el seno de núcleos radicales del protestantismo estadounidense, después de varios fracasos judiciales en su intento de abolir legalmente la enseñanza de la teoría científica de la evolución en las escuelas públicas, han cambiado de táctica. Desde hace unas décadas su litigio va por la línea de intentar conseguir que los estados promulguen leyes que obliguen a dedicar el mismo tiempo a la enseñanza de dicha teoría que a la del contenido literal de la creación según la narración literal del Génesis.

En las últimas décadas estos creacionistas científicos han propuesto un nuevo movimiento partidario que denominan: el diseño inteligente (DI). Según estos autores en la naturaleza existirían estructuras complejas que serían irreductibles; o lo que es lo mismo, no podrían haber surgido por evolución biológica de otras estructuras anteriores que paulatinamente se han ido transformando hasta dar lugar a una estructura compleja actual. Si estas estructuras irreductibles no han podido surgir de un proceso de evolución biológica entonces ¿cuál es la causa de su existencia? Según los partidarios del DI dichas estructuras habrían sido diseñadas por un Diseñador Universal Inteligente.

La reflexión de Ayala es apabullante: “Si Dios diseñó a los organismos, Dios tiene mucho que explicarnos. Un ingeniero inteligente no diseñaría estos organismos a propósito, con los defectos, disfunciones, rarezas y crueldad que predominan en el mundo viviente. Igual que las inundaciones y las sequías son una consecuencia necesaria de la tela del mundo físico, los depredadores y parásitos, las disfunciones y enfermedades, son también una consecuencia de la evolución de la vida. Y no son un resultado de un diseño, que en este caso, sería deficiente o malévolo”.

El esfuerzo de los creacionistas por minimizar la teoría de la evolución encuentra en Ayala una respuesta contundente: después de explicar la importancia de las diferencias genéticas para poder establecer los momentos de las divergencias entre especies o entre géneros y demostrar cómo esas diferencias constituyen datos de primer orden para poder estudiar la evolución de los linajes y la diversificación de las especies, Ayala señala: “Se han efectuado muchos miles de exámenes y miles más se publican cada año; ninguno ha dado alguna prueba contraria a la evolución. Probablemente no exista otro concepto en ningún campo de la ciencia que haya sido examinado y corroborado de forma tan extensa y minuciosa como el origen evolutivo de los organismos vivos”.

Así que cuando los creacionistas y los partidarios del diseño inteligente insisten en que la teoría de la evolución solamente es una teoría y no el reflejo conceptual de un hecho, pues nadie ha podido observar la evolución directamente, lo hacen a partir de una concepción errónea acerca de la naturaleza de la ciencia y cómo se prueban y validan las teorías científicas. ¿Cómo compatibilizar que la ciencia es una forma de conocimiento basada en la observación y la experimentación con el hecho de que nadie ha observado, y mucho menos experimentado, la evolución? Ayala sostiene, aunque mi resumen peque de simplicidad, que algunas conclusiones de esta teoría están bien establecidas, muchos asuntos son menos ciertos, otros poco más que conjeturas, y otros siguen siendo en gran parte desconocidos, “pero la incertidumbre sobre estas cuestiones no arroja dudas acerca del hecho de la evolución” (146), del mismo modo que el hecho de no conocer todos los detalles acerca del universo no nos hace dudar de la existencia de las galaxias.

Pero incluso suponiendo que la teoría de la evolución no describiera, más o menos acertadamente, un hecho, esto no significaría que la propuesta del creacionismo o del diseño inteligente fuera correcta. Hay que tener en cuenta aquí la falacia de las explicaciones alternativas. En efecto, si una hipótesis no es correcta eso no hace que su antagónica se convierta en cierta automáticamente. A cada hipótesis le corresponde buscar, independientemente de las otras, sus pruebas a favor.

Finalmente, Ayala remata destacando las imperfecciones que se detectan en el supuesto diseño inteligente de la naturaleza, cerrándose con la afirmación de que el DI no es compatible con la noción de un Dios omnipotente, omnisciente y perfectamente benévolo, puesto que podría haber diseñado mucho mejor ciertos aspectos de los seres vivos, como es el caso del canal del parto de las mujeres, evitándose así miles de muertes de niños recién nacidos y, por tanto, totalmente inocentes; en definitiva, que: “para un biólogo moderno el diseño de los organismos no es compatible con la acción especial del omnisciente y omnipotente Dios del judaísmo, el cristianismo y el islam”. Darwin, en cambio, habría hecho un gran regalo a la teología al mostrar que la explicación de las imperfecciones se debía a la acción, ciega, de la selección natural, y no a la de un agente divino, es decir: “la ironía de que la evolución, que al principio había parecido eliminar la necesidad de Dios en el mundo, ahora ha eliminado de forma convincente la necesidad de explicar las imperfecciones del mundo como resultados del diseño de Dios (…) así es como ve las cosas un biólogo preocupado de que Dios no sea calumniado con la imputación de un supuesto diseño incompetente”.

Es esta visión la que le ha permitido al Vaticano, en un coloquio sobre Darwinismo realizado a inicios de este año, señalar que un cristiano puede creer en el diseño providencial de Dios en la Creación, sin transformar esta creencia en una “teoría científica” que compite con otra: éstos son definitivamente niveles diferentes de interpretación. Y dado que ni la existencia ni la no existencia de Dios pueden someterse a las pruebas científicas porque ciencia y religión ocupan esferas separadas y diferenciadas del conocimiento, el reto para los creyentes es construir una reflexión filosófica que pueda articular, sin confundir, la ciencia en una mano y la fe en otra. De esta manera, sólo cuando se hagan afirmaciones o aseveraciones que vayan más allá de los límites legítimos de cada una de estas esferas será cuando tanto la teoría de la evolución como la creencia religiosa aparezcan como antitéticas.

En el caso de la iglesia católica, ya desde 1950, el Papa Pío XII escribía en la encíclica Humani Generis: “El Magisterio de la Iglesia no prohíbe el que —según el estado actual de las ciencias y la teología— en las investigaciones y disputas, entre los hombres más competentes de entrambos campos, sea objeto de estudio la doctrina del evolucionismo, en cuanto busca el origen del cuerpo humano en una materia viva preexistente… Mas todo ello ha de hacerse de manera que las razones de una y otra opinión —es decir la defensora y la contraria al evolucionismo— sean examinadas y juzgadas seria, moderada y templadamente…”

Más recientemente, el papa Juan Pablo II, en su discurso a la Academia Pontificia de Ciencias del 22 de octubre de 1996, señaló: “Hoy, casi medio siglo después de la publicación de la encíclica (de Pío XII), nuevos conocimientos llevan a pensar que la teoría de la evolución es más que una hipótesis. En efecto, es notable que esta teoría se haya impuesto paulatinamente al espíritu de los investigadores, a causa de una serie de descubrimientos hechos en diversas disciplinas del saber. La convergencia, de ningún modo buscada o provocada, de los resultados de trabajos realizados independientemente unos de otros, constituye de suyo un argumento significativo en favor de esta teoría… ¿Cuál es el alcance de dicha teoría? Abordar esta cuestión significa entrar en el campo de la epistemología. Una teoría es una elaboración metacientífica, diferente de los resultados de la observación, pero que es homogénea con ellos. Gracias a ella, una serie de datos y de hechos independientes entre sí pueden relacionarse e interpretarse en una explicación unitaria. La teoría prueba su validez en la medida en que puede verificarse, se mide constantemente por el nivel de los hechos; cuando carece de ellos, manifiesta sus límites y su inadaptación. Entonces, se hace necesario reformularla”.

En cuanto a la polémica entre ciencia y religión, el panorama no es muy halagüeño. Sin embargo, queda la esperanza de que se impongan los análisis serenos. El creacionismo científico y el evolucionismo radical, ambas posiciones que juzgo erróneas, se alimentan mutuamente. Hoy por hoy, el evolucionismo radical parece el contrincante más fuerte: su poder y difusión están aliados con una mentalidad pragmatista muy extendida, en la que la ciencia es para muchos la única fuente de la verdad. La batalla no tendrá final, mientras no se disipe el error en que incurren ambas posturas con sus extrapolaciones. Porque ni la Biblia contiene datos científicos desconocidos en la época en que fue escrita, ni tampoco es legítimo ni científico negar lo que no se alcanza mediante la ciencia. Existen dos parcelas autónomas del saber humano -Filosofía y Ciencia- que no se pueden trasvasar sin caer en extrapolaciones inadmisibles o en una peligrosa pirueta conceptual. El problema desaparece cuando se advierte que evolución y creación se encuentran en planos distintos y, por lo tanto, no se excluyen mutuamente, aunque haya un tipo de “evolucionismo” que es incompatible con la admisión de la creación y un tipo de “creacionismo” que es incompatible con la aceptación de la evolución.

Pese al éxito de la ciencia, hay muchos asuntos de gran interés que sobrepasan a la ciencia. Son los asuntos que conciernen al significado, sentido, y propósito de la vida y el universo, así como a cuestiones de valor, no sólo de valor religioso, sino también estético, moral, y de otros valores. A estas cuestiones pretende dar respuesta la filosofía y la religión. La ciencia es fundamentalmente materialista desde un punto de vista metodológico, es decir, porque sólo se preocupa de estudiar realidades del mundo de la materia, pero esto no significa que la ciencia afirme que sólo existan las realidades materiales. Es decir: “la ciencia no implica el materialismo metafísico”.

Iglesia y Sociedad

Ebulá, Campeche: un retrato a cuatro voces

17 Ago , 2009  

La tragedia: un pueblo arrasado

San Antonio Ebulá es un pueblo de aproximadamente 70 familias, fundado desde 1968. Por más de 40 años han vivido ahí sin que hasta ahora hayan podido regularizar sus tierras debido a obstáculos puestos por las autoridades estatales y federales. Desde hace dos años, el empresario Eduardo Escalante, suegro del fallecido Juan Camilo Mouriño, ha tratado de desalojarlos arrogándose la propiedad. En dos ocasiones había habido intentos de desalojo con violencia, destruyendo la escuela del lugar y varias casas. Escalante, dueño de cientos de hectáreas y propiedades en Campeche, les ofreció reubicarlos. Los habitantes de Ebulá que decidieron aceptar la oferta se encontraron con lodazales que se inundaban en cada lluvia. Regresaron a su pueblo y desde entonces resisten las amenazas del empresario.
El 13 de agosto a las seis de la mañana el pueblo fue arrasado. Más de cien sicarios contratados por Eduardo Escalante llegaron al lugar seguidos de dos trascabos y varias camionetas propiedad del empresario. Las viviendas de la población fueron destruidas y quemadas, mientras la gente, hombres, mujeres y niños, tuvo que huir al monte. Nada fue respetado, ni las propiedades, ni los animales de traspatio, ni siquiera los árboles. “Aquella caoba derribada allá tenía más de treinta años… –me dijo uno de los pobladores– se ve que no quieren ningún testimonio de que estamos aquí desde hace muchos años…”. Varias decenas de policías llegaron y presenciaron los hechos. No se detuvo a ninguno de los vándalos. Lo que fue san Antonio Ebulá es hoy un paraje de destrucción. Entre los escombros de lo que fue su casa, aferrado al más reciente de sus pasados, un anciano sordo y casi ciego, decide permanecer cuando todos han huido. Ninguno de los sicarios se atreve a golpearlo.

Los sicarios o el subempleo de la violencia

La misión de observación de derechos humanos llega a san Antonio Ebulá. Al panorama, ya de por sí desolador, se le ha añadido una barrera: el camino ha sido levantado y no hay vehículo que pueda ingresar al terreno. Sobre los escombros, amenazantes, están los sicarios. No permiten que la prensa se aproxime y cuando intentan hacerlo la alejan a pedradas. De la misma manera son recibidos los observadores de derechos humanos. Cuando los sicarios se enteran que no son de la prensa, les permiten acercarse. “No nos pregunten nada. Nosotros sólo cumplimos las órdenes del patrón de no dejar entrar a nadie”. Dos cigarros después, los observadores escuchan atónitos la más extraña de las propuestas: “Si nos pagan más que Escalante nos pasamos con ustedes. Basta que nos digan a quién tenemos que madrear”.

La negociación: el rey está desnudo

Después de varias horas sin ser atendidos, a las puertas del palacio de gobierno los habitantes de Ebulá cierran la calle. Ante la presión, el secretario de gobierno admite recibir a una comisión de cinco personas. Después de hacerlos esperar otra media hora en el interior del palacio, el secretario se presenta ante ellos. Contrasta el acicalamiento del funcionario –ningún cabello fuera de lugar– con la pinta de aquellos hombres que llevan más de 24 horas a la intemperie, después de vagar por el monte una vez que sus casas fueron destruidas. Los desplazados le exigen al secretario de gobierno que cumpla con su trabajo y garantice el retorno de las familias. Para ello piden que la fuerza pública haga que los sicarios abandonen el lugar. El secretario no sabe más que balbucear evasivas en las tres rondas de conversación. Sabe bien que su trabajo es defender las propiedades de Escalante, no responder a las exigencias de las familias de Ebulá.
“¿No considera usted que el empresario cometió un delito al actuar violentamente y sin orden de autoridad judicial? ¿No es trabajo del poder ejecutivo detener a los delincuentes?” El secretario de gobierno comienza a impacientarse. Ofrece un ejercicio de mediación; quiere que los habitantes de Ebulá conozcan las razones del empresario Escalante. “Alguien viene, con violencia me saca de mi casa, la destruye, roba mis animales, destruye mis sembrados… y usted quiere que yo dialogue con él?”
La conversación se torna ríspida. La abogada del empresario Escalante se hace presente en la última ronda de conversación. Su discurso humillante y mentiroso solamente echa más leña al fuego. Su desprecio por los representantes del pueblo de Ebulá da náuseas. La posición del pueblo se mantiene: aceptan, sí, sentarse en una mesa de negociación, pero con la condición previa del retorno a su territorio. “Usted cumple con su deber y saca a esos delincuentes. Nosotros regresamos a nuestras casas protegidos por la fuerza pública. Entonces participamos en el diálogo que usted propone”. Cuando se le responsabiliza de la sangre que se pueda derramar en un enfrentamiento del pueblo con los sicarios, el secretario de gobierno pierde los estribos y subiendo la voz termina amenazando a la observadora de derechos humanos llamándola “instigadora de la violencia”. En las afueras del palacio ondea una manta colocada por los desplazados de Ebulá que reza: “Hurtado Valdez ¿quién gobierna en Campeche, tú o Escalante?”. Después de presenciar la timorata mediocridad del secretario de gobierno en las rondas de conversación, uno ya conoce la respuesta a la interrogante.

El vigía insomne ante rostro de la resistencia

Hay hombres y mujeres, ancianos y niños. Los rostros curtidos y las manos callosas. Tendidos a la entrada del palacio de gobierno conversan de las cosas que han perdido. “Yo vi que se lleven en un camión todos tus borregos mientras los vándalos se cocinaban mis gallinitas… hasta los árboles grandes los cortaron con sierra eléctrica y se llevaron la madera… no respetaron nada, ni la iglesia…”.
Los niños corretean ajenos a la tragedia. Los jóvenes reclaman con orgullo su pertenencia a la Otra Campaña. Cuando cierran la calle se escucha la consigna: “Zapata vive, la lucha sigue”. Son personas que han experimentado por muchos años desprecios y humillaciones. Pero nada parece robarles la esperanza. “Aunque sea que duerma yo en la copa de un árbol, pero de que regreso a mi pueblo eso está fuera de duda… a cuenta de qué solamente los ricos han de tener justicia…”. Ante esta entereza uno siente vergüenza de la pequeñez humana de los funcionarios del gobierno campechano. Frente a esta digna resistencia el vigía reconoce, una vez más, que sólo mirando hacia aquí, abajo y a la izquierda, este país podrá reconstruirse desde sus raíces.

Colofón: El informe de observación realizado por el equipo Indignación A.C. puede consultarse en www.indignacion.org.mx

Iglesia y Sociedad

¡El problema no es Ivonne! (Una paráfrasis uayé)

9 Ago , 2009  

Un artículo de Umberto Eco, publicado en The New York Times, es ocasión para una jocosa reinterpretación anónima desde los más recientes acontecimientos yucatecos. La paráfrasis uayé está constituida por las secciones colocadas entre paréntesis, inmediatamente después cada párrafo de Eco. Con gusto le cedo este espacio semanal. Que la disfruten.

El problema no es Berlusconi

Será el pesimismo de la edad tardía, será la lucidez que la edad conlleva, la cuestión es que siento cierta perplejidad, mezclada con escepticismo, a la hora de intervenir para defender la libertad de prensa acogiendo la invitación del semanal L’Espresso. Lo que quiero decir es que cuando alguien tiene que intervenir para defender la libertad de prensa eso entraña que la sociedad, y con ella gran parte de la prensa, están enfermas. En las democracias que definiríamos “vigorosas” no hay necesidad de defender la libertad de prensa porque a nadie se le ocurre limitarla.

(Párrafo imposible de parafrasear: En este rincón del sureste mexicano, Yucatán para mayores señas, la libertad de prensa ha sido sustituida por la mercadotecnia. Los periódicos sirven para vender productos (entre otros, los rostros de los políticos), sin excepción ninguna. Por tanto la defensa de la libertad de prensa no es un problema que quite el sueño a las familias dueñas de la prensa o al duopolio que, en todo el país, controla los medios electrónicos)

Esta es la primera razón de mi escepticismo, de la que desciende un corolario. El problema italiano no es Silvio Berlusconi. La historia (me gustaría decir desde Catilina en adelante) está llena de hombres atrevidos y carismáticos, con escaso sentido del Estado y altísimo sentido de sus propios intereses, que han deseado instaurar un poder personal, desbancando parlamentos, magistraturas y constituciones, distribuyendo favores a los propios cortesanos y (a veces) a las propias cortesanas, identificando el placer personal con el interés de la comunidad. No siempre estos hombres han conquistado el poder al que aspiraban porque la sociedad no se lo ha permitido. Cuando la sociedad se lo ha permitido, ¿por qué tomársela con estos hombres y no con la sociedad que les ha dado carta blanca?

(El problema yucateco no es Ivonne Ortega Pacheco. La historia política yucateca está llena de personas amantes de los chanchullos, que se ha enriquecido con descaro, que han sido al mismo tiempo gobernantes y jefes no oficiales de sus respectivos partidos políticos, que han construido ‘a modo’ legislaturas incapaces de contradecir los más mínimos pensamientos del jefe (o jefa) en turno. La historia nuestra está llena también de poderes judiciales sumisos y vergonzantes, de procuradurías hechas a la medida del “señor gobernador”, de ladrones disfrazados de funcionarios públicos y de empresarios metidos hasta el cuello en la corrupción gubernamental por intereses económicos, de falsos líderes mayas vendidos al partido en el poder. En Yucatán esta gente ha llegado al poder porque la sociedad lo ha permitido. Acaso algunos próceres escapen de esta generalización, pero pueden contarse con los dedos de la mano. Ninguno de ellos, por cierto, vivió en el pasado reciente. Ahora que Ivonne Ortega llega al poder, después de la habilidad sorprendente mostrada por el PAN de lanzar a la miarda su posibilidad de marcar la diferencia, ¿Por qué tomársela con la sobrina del cacique y no con la sociedad que le ha dado pase automático?)

Recordaré siempre una historia que contaba mi madre: cuando tenía veinte años, encontró un buen empleo como secretaria y dactilógrafa de un diputado liberal, y digo liberal. El día siguiente al ascenso de Mussolini al poder, este hombre dijo: «En el fondo, vista la situación en que se encuentra Italia, quizá este Hombre encuentre la manera de poner un poco de orden». Así pues, lo que instauró el fascismo no fue la energía de Mussolini (ocasión y pretexto) sino la indulgencia y relajación de este diputado liberal, representante ejemplar de un país en crisis.

(Recordaré aquí a algunas ONG’s que se sintieron traicionadas recientemente por algunas leyes aprobadas en el congreso estatal. Traicionadas, puesto que habían puesto su confianza en diputados a quienes consideraban afines. En ocultos y amañados cabildeos habían logrado sacar la promesa de que tales cambios legislativos no se efectuarían. El Jefe de la Comisión de Puntos Constitucionales muy pronto cambió de opinión y votó según la decisión del arzobispo y de la mancuerna nacional PRI-PAN, que impulsa este tipo de reformas en todo el país. Así pues, quien permitió que la ley haya sido publicada en el Diario Oficial sin que la gobernadora se sintiera mínimamente presionada a aplicar el veto que le permite la ley, es ese diputado (y los demás, que juntos hacen una buena representación del tipo de político que tenemos en este país: comprometidos exclusivamente con la voz de amo y con los puestos futuros que acarician con morosa delectación.)

Por lo tanto, es inútil tomársela con Berlusconi puesto que hace, por decirlo de alguna manera, su propio trabajo. Es la mayoría de los italianos la que ha aceptado el conflicto de intereses, la que acepta las patrullas ciudadanas, la que acepta la Ley Alfano con su garantía de inmunidad para el primer ministro, y la que ahora aceptaría con bastante tranquilidad si el Presidente de la República no hubiera movido una ceja la mordaza colocada (por ahora experimentalmente) a la prensa. La nación misma aceptaría sin dudarlo (y es más, con cierta maliciosa complicidad) que Berlusconi fuera de velinas, si ahora no interviniera para turbar la pública conciencia una cauta censura de la Iglesia, que se superará muy pronto porque desde que el mundo es mundo los italianos, y los cristianos en general, van de putas aunque el párroco diga que no se debería.

(Por lo tanto, es inútil echarle la culpa a Ivonne Ortega Pacheco, puesto que ella representa la manera de pensar y hacer política de los cientos, diré miles, de políticos y ciudadanos que se pelean por ocupar una butaca en los teatros donde ella presenta sus informes ciudadanos. Es la mayoría de los yucatecos los que están felices porque se repartan zapatos, se convierta la política en un show de televisa, se tenga la lastimosa prensa con la que se cuenta en nuestro estado, se mienta impunemente desde los puestos públicos, se derroche el erario en fiestas pantagruélicas o en cosméticas intervenciones –¡Ay, pero qué esbelta luce la gobernadora!–. La mayoría de los yucatecos está de acuerdo en que se meta a la cárcel a los jóvenes sólo por su manera de vestir, que los maricones hagan lo que sea en sus madrigueras pero que no se atrevan a llamar a las cosas por su nombre, que las autoridades religiosas no tengan una sola palabra crítica al ejercicio de gobierno ni establezcan hacia él ninguna ‘cauta censura’, que, en fin, “las cosas de Yucatán, dejarlas como están”).

Entonces ¿por qué dedicar a estas alarmas un número de L’Espresso, si sabemos que esta revista llegará a quienes ya están convencidos de estos riesgos para la democracia, y no lo leerán los que están dispuestos a aceptarlos con tal de que no les falte su ración de Gran Hermano y que, además, en el fondo saben poquísimo de muchos asuntos político-sexuales porque una información mayoritariamente bajo control ni siquiera los menciona?

(Entonces, ¿por qué difundir esta paráfrasis del artículo de Umberto Eco si sé que este documento llegará solamente a los que ya están convencidos de que repartir zapatos no soluciona nada y sí mantiene en sujeción perpetua a la población? ¿Por qué difundirlo si no lo leerá ninguno de los responsables de las secretarías y/o direcciones del gobierno estatal o ningún director de periódico –y aunque lo leyeran lo tirarían inmediatamente a la basura, considerándolo un atentado contra la unidad de los yucatecos en torno a la mujer que llegó a salvarlos con el tren bala– los cuales, además, no ven más allá de sus narices y de sus bolsillos y les interesa un comino hacia dónde va Yucatán porque están ocupadísimos en conseguir un autógrafo de William Levy o de Jacqueline Bracamontes?)

Ya, ¿por qué hacerlo? El porqué es muy sencillo. En 1931, el fascismo impuso a los profesores universitarios, que entonces eran 1200, un juramento de fidelidad al régimen. Sólo 12 (un 1 por ciento) se negaron y perdieron su plaza. Algunos dicen que fueron 14, pero esto nos confirma hasta qué punto el fenómeno pasó inobservado en aquel entonces, dejando recuerdos vagos. Muchos, que posteriormente serían personajes eminentes del antifascismo post-bélico, aconsejados incluso por Palmiro Togliatti o Bendetto Croce, juraron fidelidad para poder seguir difundiendo sus enseñanzas. Quizá los 1.118 que se quedaron tenían razón, por motivos diferentes y todos respetables. Ahora bien, aquellos 12 que dijeron que no salvaron el honor de la Universidad y, en definitiva, el honor del país.

(Eso digo, coño… ¿por qué hacerlo? El porqué es muy sencillo. En 1812, en la sacristía de la iglesia meridana de san Juan Bautista, el padre Vicente María Velásquez, don Lorenzo de Zavala y otros yucatecos ilustres organizaron un grupo de discusión sobre asuntos sociales y religiosos. Abolida la Constitución de Cádiz en España, por la que luchaban, sus anhelos de independencia los llevaron a la cárcel y a la humillación pública. Otros hombres y mujeres de aquella época prefirieron no revelar su carácter independista y siguieron asistiendo a las fiestas de la Capitanía General o del Virreinato, para ver si “desde dentro” podían seguir difundiendo la doctrina de la libertad que debía gozar la Nueva España. Lo hicieron por motivos diferentes y todos respetables. Ahora bien, aquellos hombres y mujeres que recibieron después el nombre de “sanjuanistas”, salvaron el honor de aquella sociedad y, en definitiva, el honor de Yucatán.)

Este es el motivo por el que a veces hay que decir que no aunque, con pesimismo, se sepa que no servirá para nada. Que por lo menos, algún día, se pueda decir que lo hemos dicho.

(Este es el motivo por el que escribo esta paráfrasis uayé, aunque reconozca con realismo que no servirá de nada. Simplemente porque, ante tanta propaganda en prensa, radio y televisión y tanta sumisión y comportamiento lacayo ante la gobernadora, pueda yo decir más tarde: “Ya ven, se los dije…”)

Umberto Eco. Es autor de novela “La Misteriosa Llama De La Reina Loana”, junto con “Baudolino”, “El Nombre de la Rosa” y de “El Pendulo de Foucault”. 24 de julio de 2009

(Anónimo. Solamente le gustaría ser autor de la versión de “Apocalicto yucateco” que aparece en YouTube (¡Ahhhh! ¿verá que la conoces?), sólo que le ganó el genial Melo Collí, que la hizo antes. 07 de agosto de 2009)

Iglesia y Sociedad

Anclados en el pasado

3 Ago , 2009  

Durante cinco domingos estaremos leyendo en la misa dominical las principales secciones del capítulo 6 del evangelio de san Juan. En íntima relación aparece en dicho capítulo el milagro de la multiplicación de los panes junto con las conversaciones posteriores que Jesús tiene con quienes aspiran a ser discípulos suyos y que son conocidas como el “discurso del pan de vida”.

El texto que este domingo pasado fue proclamado en todas las iglesias católicas del mundo (Jn 6,24-35), contiene un mensaje que me parece especialmente pertinente para los tiempos en que vivimos. Jesús inicia una serie de conversaciones destinadas a ayudar a sus oyentes a pasar del impacto producido por el milagro de la multiplicación de los panes a un sustrato más hondo de significación. Es por eso que el pasaje comienza con lo que podría interpretarse como un reproche del Maestro a sus discípulos: “Yo les aseguro que ustedes me buscan, no porque hayan visto signos, sino porque comieron pan hasta saciarse. Trabajen, no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna…”

El milagro de los panes no había sido algo menor. Se trata de uno de los pocos acontecimientos de cuádruple tradición, es decir, que viene contado en los cuatro evangelios. Seguramente aquel prodigio de generosidad que permitió que, a partir de unos pocos panes y unos cuantos pescados, pudiera alimentarse toda una multitud, había impactado a los testigos de la primera generación cristiana. Y no obstante que el acontecimiento tenía ya en sí mismo una virtualidad de mensaje digna de considerarse, Jesús quiere que los testigos pasen a un segundo plano. Por eso le llama al milagro “señal”, porque apunta a una realidad que está más allá de la simple observación externa.

En la continuación del diálogo, surge una pregunta de parte de los discípulos: “Y, ¿qué obras tenemos que hacer para trabajar en lo que Dios quiere?”. No nos extraña que la pregunta le sea dirigida a Jesús en plural: la tradición rabínica enseñaba que un buen judío, para cumplir con la voluntad de Dios, tenía que obedecer todos los 613 mandamientos contenidos en el libro de la Ley, el Pentateuco. Lo que sí extraña, en cambio, es que la respuesta de Jesús haga un arbitrario cambio del plural al singular: “La obra que Dios quiere es ésta: que ustedes crean en Aquél a quien Él ha enviado”. No muchas obras, sino una sola: creen en el Hijo del Hombre. Y ya se sabe que en lenguaje bíblico creer implica la adhesión de toda la persona, y no sólo aquella de la mente. Para decirlo con la famosa frase de la teología de la liberación: creer en Jesús es seguirlo, y esto quiere decir pro-seguir su obra, per-seguir su causa y con-seguir su plenitud.

Finalmente, Jesús tiene que combatir en este diálogo el subterfugio usado por sus oyentes, de contar como referencia únicamente el pasado, lo que dice la Escritura, cerrándose así a la revelación, totalmente nueva, de su propia persona: “No es Moisés quien les dio a comer pan del cielo… Yo soy el pan de la vida”.

El texto pone el dedo sobre la llaga de nuestra experiencia religiosa actual. También nosotros, me parece, hemos ido adquiriendo una incapacidad de ir de lo superficial a lo profundo. Nos hemos dejado llevar por la mentalidad predominante que concede cada vez más importancia al cómo hacer las cosas, al “know-how”, a la pericia simplemente técnica, dejando en un segundo plano muy disminuido el por qué hacemos las cosas, la valoración de los más hondos impulsos de nuestras acciones. Se trata, pues, del triunfo de la tecnocracia sobre el valor fundamental de la utopía.

Trasladar esta mentalidad al discurso religioso es la causa, en buena parte, del descrédito que padecen nuestras religiones. Hemos convertido la experiencia religiosa en una serie de cumplimientos externos, de normas morales, de reglamentos que cumplir. Le hemos robado el alma a la religión y nos hemos quedado con prácticas superficiales. Ponemos nuestra identidad de cristianos en los panes de miga y cáscara y nos olvidamos del único pan que no perece.

Un aspecto interesante es que los que dialogan con Jesús refieren el milagro del maná en el desierto, sin caer en la cuenta que el maná fue solamente un truco, una especie de señuelo por parte de Dios para impedir que el pueblo retrocediera al pasado de esclavitud. De ahí el mandato de recoger cada día únicamente el maná necesario para alimentarse, sin acumulaciones que despojaran a los demás y los castigos que amenazaban a quienes tomaran algo más que el “pan suyo de cada día”. Nosotros también, como los que dialogan con Jesús en el pasaje que comento, nos quedamos anclados en pasados que nos dan seguridad, y dejamos de estar disponibles a que la acción del Espíritu Santo nos guíe por senderos nuevos. Como el pueblo de Israel en el desierto, preferimos la esclavitud con pan seguro, a la libertad con los riesgos que supone. Por eso pretendemos seguir dando respuestas antiguas a problemas nuevos.

El P. Manuel Ceballos, en su homilía semanal, lo expresa magistralmente: “Jesús trata de ayudar a la gente a liberarse de los esquemas del pasado. Para él, fidelidad al pasado no significa encerrarse en las cosas antiguas y no aceptar la renovación. Fidelidad al pasado es aceptar lo nuevo que llega como fruto de la semilla plantada en el pasado”.

Los cristianos y cristianas no tenemos derecho de cerrar nuestros ojos ante los retos de la realidad. No nos ayuda a ser fieles a nuestra identidad más profunda permanecer atados a viejos moldes de pensamiento cuando el soplo del Espíritu –que se manifiesta en muchos de los cambios de mentalidad que concebimos equivocadamente, por miedo o por falta de audacia evangélica, como amenazas– no deja de impulsarnos a transformar este viejo mundo en uno más parecido al sueño de igualdad y justicia para todos y todas que Jesús describió bajo la categoría teológica del “Reino de Dios”.

Colofón: No me entristece tanto la multitud hambrienta de pan y circo. Ni siquiera el dispendio de recursos públicos en aras de una vanidad que linda con la cursilería. Lo que me entristece más es el servilismo, la obsequiosidad cortesana, la sumisión de las inteligencias, la obscenidad de los intereses económicos o de poder que son capaces de sepultar la mesura y el buen juicio, la distancia crítica y la sensatez. Triste fotografía de un sistema que quema en estas piras sus últimos y erráticos rastros de respetabilidad.

Iglesia y Sociedad

Los presos de Candelaria

26 Jul , 2009  

Eran las cinco de la mañana del viernes 10 de julio. Los golpes en las puertas delantera y trasera de la casa se tornaban cada vez más violentos. Cuando Sara y Joaquín dejaban el lecho para ver qué pasaba, las puertas de su casa fueron derribadas a la fuerza. Entraron varios elementos que el matrimonio identificó como “pertenecientes a la AFI”. Después de ser insultados y amenazados por los policías, Sara fue obligada a cambiarse de ropa frente a la mirada de los agentes, mientras encañonaban a su hijo y esposaban a su esposo Joaquín. Sara y Joaquín fueron subidos por la fuerza a una camioneta en la que, en medio de insultos y sin mayores explicaciones, se les obligó a ir con la cabeza hacia abajo, pegada al suelo. Atrás quedaban los hijos de la pareja, sin saber quiénes a dónde llevaban a sus padres.

A la misma hora, en otros dos domicilios, se realizaban operativos similares. El resultado: cinco personas arbitrariamente detenidas: Sara López González y su esposo Joaquín Aguilar Méndez, Guadalupe Borja y Guadalupe Lizcano, también esposos, y el joven Elmer Castellanos. Todos ellos viven en Candelaria, Campeche, y pertenecen al Movimiento de Resistencia Civil contra las Altas Tarifas de Energía Eléctrica, que agrupa a más de tres mil personas en 30 comunidades de la región y pertenece a un movimiento nacional que se extiende a varios estados de la república. Fueron trasladados a la delegación de la PGR en Campeche y fue hasta las once de la mañana cuando les permitieron hacer una llamada por teléfono en la que informaron a su familia dónde se encontraban. Antes de esa hora, hubo personas que intentaron ubicar a dónde habían llevado a los cinco activistas; acudieron infructuosamente a la delegación de Campeche de la PGR, al Ministerio Público y al penal de Kobén sin que se les diera razón de la desaparición de los detenidos durante cerca de seis horas.

Unos meses antes, en septiembre de 2008, había habido un corte masivo de corriente eléctrica que afectó a sesenta integrantes del movimiento de resistencia. Sara, Joaquín y Guadalupe estaban entre quienes se apersonaron al local de la CFE de Candelaria a solicitar que se detuvieran los cortes y se reinstalara el servicio. El encargado de la CFE accedió a acompañar a los demandantes para revisar que la reconexión fuera hecha por los trabajadores de la empresa. “Me voy con usted, señora”, le dijo a Sara, y subió a una de las camionetas que se dirigieron a presenciar la reinstalación del servicio. Dos meses después, en noviembre de 2008, Sara, Joaquín y Guadalupe fueron citados por el Ministerio Público en sus oficinas de Escárcega. Al presentarse se enteraron de que estaban acusados de la “privación ilegal de la libertad” del funcionario que voluntariamente los acompañó a ser testigo de la reconexión.

Una vez interpuesta la denuncia por parte de la CFE se han sucedido numerosas reuniones entre representantes de la empresa y miembros del movimiento de resistencia que exigen se retire la absurda acusación contra los tres activistas. En una de esas reuniones, la tenida el 7 de enero de 2009, el funcionario demandante, Leovigildo Domínguez López, reconoció que nunca se le privó de la libertad, ya que accedió a ir voluntariamente a presenciar la reconexión, solamente para ser callado tajantemente por el Lic. Trejo, superintendente de la CFE en el estado de Campeche.

La solicitud de retiro de las demandas penales ha sido reiterada en marchas, plantones y diversas actividades de protesta en las que se ha denunciado también la intimidación a la que otros muchos más miembros del movimiento en Candelaria están siendo sometidos por parte de la CFE. El gobierno del estado, a través del Director de Gobernación, Prof. Fernando Murillo Campo, se comprometió a ser mediador entre la CFE y el movimiento de resistencia. Hasta hoy la CFE se ha negado a participar en el diálogo.

La reciente contienda electoral abrió una primera posibilidad. El 3 de julio, el movimiento de resistencia presionó anunciando que impediría la instalación de casillas de no retirarse las acusaciones contra los activistas. El gobernador del estado se comprometió entonces a promover una mesa de trabajo en la que estuvieran presentes el delegado de la PGR en Campeche, representantes de la CFE e integrantes del Movimiento contra las Altas Tarifas, “para privilegiar la vía del diálogo en la atención del caso”, declaró el mandatario. Por su parte, el movimiento de resistencia acordó no realizar ninguna acción que impidiera el normal funcionamiento de la jornada electoral en Candelaria, cosa que cumplió a cabalidad.

La detención arbitraria de los cinco activistas apenas a cinco días después de realizadas las elecciones, ha sido considerada como la respuesta de la PGR al gesto de buena voluntad por parte del movimiento de resistencia y al compromiso adquirido (pero hasta ahora no honrado) por el gobernador del estado. A la detención se suma la expedición de órdenes de aprehensión giradas en contra de personas a quienes los detenidos habían ofrecido como testigos a su favor en el proceso penal. Ante este panorama, dos buenas noticias: la solidaridad nacional e internacional, que no se ha hecho esperar y el buen ánimo de los miembros de la resistencia en Candelaria, que sigue incólume y sin fractura.

La detención de los cinco activistas de Candelaria acepta varias lecturas. Por una parte es un capítulo más de la criminalización sistemática de la protesta, fenómeno que caracteriza la política del Estado mexicano en los últimos años. Pero hay un elemento que puede ayudarnos a ampliar nuestra visión: el movimiento de resistencia contra las altas tarifas eléctricas ha sido una ocasión propicia para que muchos habitantes de la comunidad de Candelaria inicien una experiencia de construcción de autonomía. La reacción desmesurada de los aparatos de control del Estado, particularmente de la PGR, al detener a los cinco activistas con tal lujo de arbitrariedad y violación de sus derechos, muestra el tamaño del miedo que experimenta el Estado ante una autodeterminación que no pasa por los decepcionantes canales de la representatividad política, sino que apela a otro tipo de democracia más directa y más en relación con las auténticas necesidades de las comunidades. Este elemento es el que sitúa el acontecimiento de la aprehensión de los cinco activistas campechanos en el debate sobre si el Estado mexicano se esforzará por encontrar salidas institucionales a su crisis o si deberemos esperar a que los cambios necesarios vengan por medios menos amables.

Colofón: El evangelio de este domingo fue leído en el contexto del anuncio de la SEDESO: 19 millones de mexicanos están en pobreza alimentaria, la más lacerante de las pobrezas. El desafío expreso de Jesús: “¿Qué vamos a hacer para que coman éstos?” resonó así de manera peculiar en los oyentes. Es una lástima que la necesidad de un cambio del sistema económico que genera este estado de cosas no despierte en los creyentes la misma pasión que despierta la discusión sobre temas evangélicos mucho más marginales, como el matrimonio y la homosexualidad.

Iglesia y Sociedad

La premura del congreso

20 Jul , 2009  

El jueves 13 de noviembre de 2008, en conferencia de prensa, un grupo de organizaciones ciudadanas presentaron públicamente un proyecto de iniciativa de ley tendiente a reconocer legalmente el matrimonio entre personas del mismo sexo. Las organizaciones anunciaron que promoverían la llegada de dicho proyecto al congreso del estado a través del mecanismo de participación conocido como “Iniciativa Popular”, para lo cual comenzarían una recolecta de firmas hasta juntar el porcentaje de peticionarios/as previsto por la ley.

Poco tiempo después, otro grupo de organizaciones ciudadanas, reunidas bajo el membrete “Red Pro Yucatán”, comenzó una recolección de firmas en vistas a presentar ante el organismo rector de las figuras de participación ciudadana, el IPEPAC, una iniciativa cuyo objetivo se anunciaba para “fortalecer la institución matrimonial y la familia”. El 5 de marzo de 2009 fue presentada, acompañada de aproximadamente 9,000 firmas, una propuesta de reforma constitucional y del código civil. El 27 de marzo, el IPEPAC anunció la admisión de la iniciativa y su envío al congreso del estado, que debía dictaminarla, según mandato de ley, en el mismo período de sesiones en el que la recibiera.

El 11 de julio pasado el congreso del estado, a más de tres meses de haber recibido la iniciativa sin haberla sometido a discusión pública o de comisiones, y a menos de una semana antes de que concluyera el período de sesiones, convocó a una reunión cuyo objetivo era originalmente, según el boletín publicado por el mismo congreso, “invitar a las organizaciones que participaron en la creación de esta iniciativa para que expliquen a los integrantes de estas comisiones, el motivo que los llevó a realizar la consulta (sic) y en especial a crear la iniciativa”, acordando también que se invitaría a representantes del DIF estatal. La iniciativa fue puesta en el portal electrónico del congreso local y la invitación se abrió a toda la ciudadanía anunciándola en algunos medios de comunicación social.

La reunión tuvo lugar el lunes 13 de julio y se tornó tensamente polémica. Representantes de los dos grupos ciudadanos expusieron sus razonamientos en torno a la iniciativa. Aunque apremiados por el tiempo (se enteraron tan sólo un día antes por un cintillo publicado en la prensa), las organizaciones opositoras a la iniciativa pudieron presentar a los diputados, la mañana siguiente de la polémica reunión, un documento que señalaba en detalle algunos de los riesgos que representaría la adopción de las modificaciones presentadas por la “Red Pro Yucatán”.

El miércoles 15 de julio, sin mayor estudio ni consulta, los diputados aprobaron las modificaciones al texto constitucional. Aunque la iniciativa de la “Red Pro Yucatán” sostenía que “el matrimonio es una institución de orden público e interés social, por medio del cual se establece la unión jurídica de un hombre y una mujer, teniendo como base o fundamento el amor, en la que, con igualdad de derechos, deberes y obligaciones, se genera nueva vida y nace una familia, formando una comunidad en la que prevalezca entre el padre, la madre, los hijos, así como los demás parientes, el respeto entre sus miembros, la ayuda, la asistencia recíproca y la promoción y desarrollo integral de cada uno”, los legisladores decidieron no circunscribir la familia a un solo modelo y terminaron aprobando la modificación del artículo 94 constitucional en estos términos: “la familia es una institución social permanente a la que se reconoce como el fundamento primordial de la sociedad sobre la cual evoluciona el Estado. Es una institución integrada por dos o más personas unidas o emparentadas entre sí, por afinidad, por consanguinidad o por adopción, que como comunidad afectiva y de convivencia, potencia el libre desarrollo de todos sus miembros”.

De cualquier manera, la legislatura terminó definiendo el matrimonio como “una institución por medio del cual se establece la unión jurídica de un hombre y una mujer, con igualdad de derechos, deberes y obligaciones, con la posibilidad de generar la reproducción humana de manera libre, responsable e informada”, eliminando así, por el momento, la posibilidad de que se acojan bajo esta figura las uniones entre personas del mismo sexo. Además, terminó excluyendo de la adopción de niños y niñas a las personas solteras.

Para terminar de complicar las cosas, la fracción priísta sometió ese mismo día al pleno una propuesta, presentada apenas un día antes, en la que se reconoce personalidad jurídica al embrión desde el momento mismo de su concepción, resolución que coloca a Yucatán en el marco más amplio de un acuerdo PRI-PAN de introducir este tipo de modificación en todos los estados de la república y que se ha logrado ya en más de una decena de entidades federativas, aunque al mismo tiempo estén en curso algunas controversias constitucionales ante la Suprema Corte de Justicia en relación con dichas modificaciones.

Hay quienes sostienen que la premura irresponsable del congreso al aprobar asuntos de tanta gravedad sin dar espacio suficiente al debate público se justifica por el hecho de que tenían que dictaminar la propuesta de reformas antes de que el período de sesiones terminase. Pero esa justificación pierde fuerza cuando se ve que la diputación contaba con tiempo suficiente ya que recibió la iniciativa de parte del IPEPAC desde el 1 de abril, tiempo más que suficiente para abrir una discusión seria, que escuchase con mesura y serenidad los puntos de vista de los dos bandos en pugna. No lo hizo.

¿Qué razón hay para que el congreso tomara decisiones tan importantes con tamaña irresponsabilidad? ¿Es solamente que los diputados y diputadas anduvieron muy ocupados en las pasadas elecciones, de suerte que no les quedó tiempo de cumplir con su función legislativa (sería interesantísimo revisar cuántas leyes fueron aprobadas durante el tiempo de la campaña…) o estamos ante agendas ocultas de la nueva mayoría legislativa (PRI-PAN)? ¿A quién representan realmente los diputados y diputadas? ¿Qué importancia tiene para ellos el derecho internacional de los Derechos Humanos?

El asunto está, desde luego, muy lejos de haberse cerrado. Veremos, con toda seguridad, nuevos capítulos. Habrá que ver si la gobernadora decide ejercer su facultad de veto como le reclaman algunas organizaciones o si, en caso de que decidiera no hacerlo, el presidente de la CODHEY iniciará un recurso de inconstitucionalidad ante la Suprema Corte de Justicia, como ha hecho algún otro de sus pares. Está también el hecho, para abonar al embrollo, de que en un futuro próximo pueden ser presentadas, por la misma vía, dos iniciativas ya anunciadas: la del matrimonio entre personas del mismo sexo (que requeriría, desde luego, una nueva modificación constitucional) y la del pacto civil de solidaridad. La moneda parece estar aún en el aire.

Iglesia y Sociedad

Pedazo de pasado

12 Jul , 2009  

La rasposa voz parecía reverberar en el ambiente cuando Humberto apagó la radio. “Cry, baby, cry” era la canción de Janis Joplin que más le gustaba. Sentía un poco de enojo por haber tenido que apagar la radio sin terminar de escucharla, pero la mirada fija de su madre, de pie frente a él con los brazos cruzados en actitud amenazante, terminó por convencerlo. Ya suficientes problemas tenía para que, además, tuviera a su mamá encima todo el día, criticando su pelo largo, sus lecturas inconvenientes, sus pantalones de mezclilla, ‘es que se paran solos, chamaco, por favor, ya cámbiate’…

Él no tenía la culpa: era justo un hijo de su tiempo. A sus trece años, amaba escuchar “Purple Haze” en la estremecedora guitarra de Jimmy Hendrix, y aunque entendía bastante poco inglés para sus trece años, porque ‘de nada sirven esos pinches cursos de inglés que se toman en las secundarias, sobre todo si te los da esa vieja de la peluca ridícula que me tocó por maestra’, Humberto se pasaba todo el día prendido a la consola que su papá comprara cerca de dos años antes: mueble pesado, de cuatro elegantes y largas patas, con capacidad hasta para cuatro discos de vinil en espera, de madera prensada pero cubierto de un brillante material que la madre pulía con un aceite especial. Pero Humberto no tenía dinero para comprar discos, y su viejo compraba solamente música de tríos… ¡qué hueva! En cambio la radio… hasta parecía tener un sonido especial en un mueble tan elegante.

La madre soltó la frase de sopetón: ‘el padre Lázaro vino a visitarte’. Humberto no preguntó más: apagó el radio y salió corriendo para el comedor, donde el sacerdote ya esperaba. Era un cura amigo de la familia. Humberto lo veía en la iglesia todos los domingos, cuando, obligado por su mamá, iba a misa de ocho de la mañana. El curita no le era antipático, se esforzaba por parecer moderno y utilizar el lenguaje de la onda, pero Humberto no entendía por qué estaba ahora en su casa. Le pareció demasiado ceremonioso cuando, sentado frente a él, el curita le clavó los ojos, ‘tu mamá dice que andas diciendo muchas babosadas… eso no me preocupa, todos los chavos de tu edad dicen babosadas… pero, ¿es cierto que le dijiste que quieres andar desnudo en tu casa y que quieres que ella también se desnude?’

Humberto casi no pudo aguantarse la risa. Un cura desesperado por la desnudez… ¿pues no Adán y Eva andaban desnudos? No tardó en tranquilizar al padrecito explicándole que todo se debía a un artículo de Carlos Baca, de la revista “México Canta”, los hippies, ya se sabía, se deslizaban de la música rock hacia las filosofías orientales… Sí, Humberto recordaba haber comentado alguna vez el asunto con su mamá. No pensó que fuera a tomarlo tan en serio.

Le aseguró al curita que no se iba a desnudar, que las locuras sobre la energía solar y la bondad de caminar bajo la lluvia sin correr para guarecerse, o el asunto que tanto le preocupaba, eso de andar desnudos, ‘justo como nuestros primeros padres en el paraíso’ (el padrecito no pudo dejar de sonreír ante la insolente ironía de Humberto), no iban en absoluto en contra de su fe católica: ‘sigo siendo la misma persona que hasta hace algunos años le ayudaba en la Misa como acólito, padre, ya no chingue y deje de hacerle caso a las neurosis de mi mamá…’

El padre Lázaro se echó una carcajada y le dio a Humberto dos palmadas en el hombro. El tiempo de la despedida pareció interminable. La radio esperaba y el programa estaba a punto de comenzar. La madre le ofreció café con galletitas al padre y Humberto tuvo que aguantarse ahí parado mientras, disimuladamente, le echaba un ojo al reloj de la pared. ‘Si este chingao cura no se va, no alcanzaré el programa de concurso entre The Beatles y Creedence’. Humberto siempre le iba a los Beatles, ‘cuestión de fidelidad a los genios de Liverpool’, pero secretamente se derretía cuando escuchaba “Born on the Bayou” de Creedence.

Sólo se perdió la primera canción del programa. Aunque en toda la cuadra no había teléfono más que en la tienda de la esquina, lo que hacía casi imposible que participara directamente en el concurso, Humberto gozaba cada llamada a favor de los Beatles como si la hubiera hecho él mismo. En el viento se respiraban aires de libertad. Todo parecía ser posible, hasta construir una ciudad en la que estuviera prohibido llevar ropa. Humberto se pasaba buena porte del día pegado a la consola escuchando música en sus programas de radio favoritos… ¿qué otra cosa podía ser más importante para un chavo de trece años en octubre de 1971?

Iglesia y Sociedad

Por quién no voté…

6 Jul , 2009  

¿Por qué no voté por el PRI?
Porque me parece que su nuevo discurso democrático esconde solamente las más viejas tradiciones autoritarias que pusieron en práctica durante más de setenta años.
Porque son especialistas en la manipulación de las masas, en la compra de conciencias, en la fabricación de delitos, en la corrupción de las personas.
Porque juegan con la pobreza de la gente, pobreza de la que ellos son en parte responsables, manipulan sus necesidades, se parapetan en el sufrimiento provocado por carencias de todo tipo.
Porque hay mucha distancia entre el civilizado discurso de Beatriz Paredes y las prácticas clientelares que son pan de cada día en todos los gobiernos priístas. Y porque estoy más que seguro que ella las conoce y las aprueba.
Porque mantienen en la gubernatura, sin una sola palabra de autocrítica, a Ulises Ruiz, al Góber precioso, a Fidel Herrera y a otros delincuentes que han convertido sus estados en cacicazgos sustentados en continuas y públicas violaciones de la ley.
Porque es un partido que no me despierta la más mínima confianza y porque la mayor parte de los funcionarios emanados de sus filas están interesados exclusivamente en saquear el erario y convertir el servicio público en cantera de trabajos para sus allegados.
Porque es un partido que compra votos, que chantajea, que amenaza, que resuelve sus problemas a través de sospechosas muertes.
Nunca, desde que soy ciudadano, he votado por el PRI. Es mi intención nunca hacerlo.

¿Por qué no voté por el PAN?
Porque de una oposición honrada y a veces heroica pasó a ser un gobierno corrupto y con las mismas viciadas prácticas clientelares que las que pusiera en práctica el que fuera partido hegemónico durante varias décadas.
Porque Vicente Fox fue capaz de despertar un movimiento cívico de grandes proporciones solamente para derrochar después ese capital político en una presidencia llena de frivolidades y de desprecio por los principios que abanderó.
Porque padecen la arrogancia de quienes creen ser “los buenos”, que los incapacita para ejercitar cualquier tipo de autocrítica.
Porque defienden un proyecto económico que promueve la acumulación de capitales y agudiza la pobreza de la mayoría.
Porque intentan imponer un solo modelo de conducta moral, favorecen la discriminación de las minorías sexuales y diluyen la necesaria separación entre las iglesias y el Estado, poniendo en riesgo la laicidad de éste último.
Porque en su práctica política cada vez se parece más al PRI que durante tantos años combatió.
Nunca, desde que soy ciudadano, he votado por el PAN. Es mi intención nunca hacerlo.

¿Por qué no voté por el PRD?
Porque surgidos como un esfuerzo de unidad entre las fuerzas de izquierda, viven en una riña interna permanente que hace que los intereses de los distintos grupos prevalezcan por encima de la discusión de los problemas nacionales más relevantes.
Porque llamados por su tradición ideológica a comprender y apoyar las demandas de autonomía de los pueblos indígenas, se unieron a la contrarreforma que traicionó los Acuerdos de san Andrés y porque las autoridades emanadas de este partido siguen hostigando la autonomía zapatista de los municipios autónomos y las juntas de buen gobierno en Chiapas.
Porque el desaseo de sus procesos electorales internos habla muy mal de su vocación democrática, lo mismo que sus liderazgos unipersonales.

No voté por el PRI, ni por el PAN, ni por el PRD porque los tres partidos se han sometido a la dictadura ejercida por el duopolio de las comunicaciones electrónicas (Televisa y TV Azteca) y votaron de manera unánime en la Cámara de Diputados un proyecto de ley vergonzoso y entreguista, que tuvo que ser declarado inconstitucional por la Suprema Corte de Justicia. Porque los tres han dado la espalda a los derechos de los pueblos indios. Porque los tres están sometidos al imperio de los grandes empresarios y no han sabido defender el patrimonio agrícola nacional frente a la amenaza de los cultivos transgénicos. Y sólo son algunas de las razones…

El camino de transformación del país, lo sabemos mejor desde hace quince años y seis meses, no parece transitar por las urnas electorales. El otro mundo posible no le ha tenido que pedir permiso al IFE para comenzar a existir en lo más abajo y a la izquierda de la geografía mexicana, que hasta el momento no es otra cosa que la geografía del dolor y la desigualdad. Pero hay amaneceres dispuestos a asaltarnos, y no siguen calendarios electorales.