Iglesia y Sociedad

¡El problema no es Ivonne! (Una paráfrasis uayé)

9 Ago , 2009  

Un artículo de Umberto Eco, publicado en The New York Times, es ocasión para una jocosa reinterpretación anónima desde los más recientes acontecimientos yucatecos. La paráfrasis uayé está constituida por las secciones colocadas entre paréntesis, inmediatamente después cada párrafo de Eco. Con gusto le cedo este espacio semanal. Que la disfruten.

El problema no es Berlusconi

Será el pesimismo de la edad tardía, será la lucidez que la edad conlleva, la cuestión es que siento cierta perplejidad, mezclada con escepticismo, a la hora de intervenir para defender la libertad de prensa acogiendo la invitación del semanal L’Espresso. Lo que quiero decir es que cuando alguien tiene que intervenir para defender la libertad de prensa eso entraña que la sociedad, y con ella gran parte de la prensa, están enfermas. En las democracias que definiríamos “vigorosas” no hay necesidad de defender la libertad de prensa porque a nadie se le ocurre limitarla.

(Párrafo imposible de parafrasear: En este rincón del sureste mexicano, Yucatán para mayores señas, la libertad de prensa ha sido sustituida por la mercadotecnia. Los periódicos sirven para vender productos (entre otros, los rostros de los políticos), sin excepción ninguna. Por tanto la defensa de la libertad de prensa no es un problema que quite el sueño a las familias dueñas de la prensa o al duopolio que, en todo el país, controla los medios electrónicos)

Esta es la primera razón de mi escepticismo, de la que desciende un corolario. El problema italiano no es Silvio Berlusconi. La historia (me gustaría decir desde Catilina en adelante) está llena de hombres atrevidos y carismáticos, con escaso sentido del Estado y altísimo sentido de sus propios intereses, que han deseado instaurar un poder personal, desbancando parlamentos, magistraturas y constituciones, distribuyendo favores a los propios cortesanos y (a veces) a las propias cortesanas, identificando el placer personal con el interés de la comunidad. No siempre estos hombres han conquistado el poder al que aspiraban porque la sociedad no se lo ha permitido. Cuando la sociedad se lo ha permitido, ¿por qué tomársela con estos hombres y no con la sociedad que les ha dado carta blanca?

(El problema yucateco no es Ivonne Ortega Pacheco. La historia política yucateca está llena de personas amantes de los chanchullos, que se ha enriquecido con descaro, que han sido al mismo tiempo gobernantes y jefes no oficiales de sus respectivos partidos políticos, que han construido ‘a modo’ legislaturas incapaces de contradecir los más mínimos pensamientos del jefe (o jefa) en turno. La historia nuestra está llena también de poderes judiciales sumisos y vergonzantes, de procuradurías hechas a la medida del “señor gobernador”, de ladrones disfrazados de funcionarios públicos y de empresarios metidos hasta el cuello en la corrupción gubernamental por intereses económicos, de falsos líderes mayas vendidos al partido en el poder. En Yucatán esta gente ha llegado al poder porque la sociedad lo ha permitido. Acaso algunos próceres escapen de esta generalización, pero pueden contarse con los dedos de la mano. Ninguno de ellos, por cierto, vivió en el pasado reciente. Ahora que Ivonne Ortega llega al poder, después de la habilidad sorprendente mostrada por el PAN de lanzar a la miarda su posibilidad de marcar la diferencia, ¿Por qué tomársela con la sobrina del cacique y no con la sociedad que le ha dado pase automático?)

Recordaré siempre una historia que contaba mi madre: cuando tenía veinte años, encontró un buen empleo como secretaria y dactilógrafa de un diputado liberal, y digo liberal. El día siguiente al ascenso de Mussolini al poder, este hombre dijo: «En el fondo, vista la situación en que se encuentra Italia, quizá este Hombre encuentre la manera de poner un poco de orden». Así pues, lo que instauró el fascismo no fue la energía de Mussolini (ocasión y pretexto) sino la indulgencia y relajación de este diputado liberal, representante ejemplar de un país en crisis.

(Recordaré aquí a algunas ONG’s que se sintieron traicionadas recientemente por algunas leyes aprobadas en el congreso estatal. Traicionadas, puesto que habían puesto su confianza en diputados a quienes consideraban afines. En ocultos y amañados cabildeos habían logrado sacar la promesa de que tales cambios legislativos no se efectuarían. El Jefe de la Comisión de Puntos Constitucionales muy pronto cambió de opinión y votó según la decisión del arzobispo y de la mancuerna nacional PRI-PAN, que impulsa este tipo de reformas en todo el país. Así pues, quien permitió que la ley haya sido publicada en el Diario Oficial sin que la gobernadora se sintiera mínimamente presionada a aplicar el veto que le permite la ley, es ese diputado (y los demás, que juntos hacen una buena representación del tipo de político que tenemos en este país: comprometidos exclusivamente con la voz de amo y con los puestos futuros que acarician con morosa delectación.)

Por lo tanto, es inútil tomársela con Berlusconi puesto que hace, por decirlo de alguna manera, su propio trabajo. Es la mayoría de los italianos la que ha aceptado el conflicto de intereses, la que acepta las patrullas ciudadanas, la que acepta la Ley Alfano con su garantía de inmunidad para el primer ministro, y la que ahora aceptaría con bastante tranquilidad si el Presidente de la República no hubiera movido una ceja la mordaza colocada (por ahora experimentalmente) a la prensa. La nación misma aceptaría sin dudarlo (y es más, con cierta maliciosa complicidad) que Berlusconi fuera de velinas, si ahora no interviniera para turbar la pública conciencia una cauta censura de la Iglesia, que se superará muy pronto porque desde que el mundo es mundo los italianos, y los cristianos en general, van de putas aunque el párroco diga que no se debería.

(Por lo tanto, es inútil echarle la culpa a Ivonne Ortega Pacheco, puesto que ella representa la manera de pensar y hacer política de los cientos, diré miles, de políticos y ciudadanos que se pelean por ocupar una butaca en los teatros donde ella presenta sus informes ciudadanos. Es la mayoría de los yucatecos los que están felices porque se repartan zapatos, se convierta la política en un show de televisa, se tenga la lastimosa prensa con la que se cuenta en nuestro estado, se mienta impunemente desde los puestos públicos, se derroche el erario en fiestas pantagruélicas o en cosméticas intervenciones –¡Ay, pero qué esbelta luce la gobernadora!–. La mayoría de los yucatecos está de acuerdo en que se meta a la cárcel a los jóvenes sólo por su manera de vestir, que los maricones hagan lo que sea en sus madrigueras pero que no se atrevan a llamar a las cosas por su nombre, que las autoridades religiosas no tengan una sola palabra crítica al ejercicio de gobierno ni establezcan hacia él ninguna ‘cauta censura’, que, en fin, “las cosas de Yucatán, dejarlas como están”).

Entonces ¿por qué dedicar a estas alarmas un número de L’Espresso, si sabemos que esta revista llegará a quienes ya están convencidos de estos riesgos para la democracia, y no lo leerán los que están dispuestos a aceptarlos con tal de que no les falte su ración de Gran Hermano y que, además, en el fondo saben poquísimo de muchos asuntos político-sexuales porque una información mayoritariamente bajo control ni siquiera los menciona?

(Entonces, ¿por qué difundir esta paráfrasis del artículo de Umberto Eco si sé que este documento llegará solamente a los que ya están convencidos de que repartir zapatos no soluciona nada y sí mantiene en sujeción perpetua a la población? ¿Por qué difundirlo si no lo leerá ninguno de los responsables de las secretarías y/o direcciones del gobierno estatal o ningún director de periódico –y aunque lo leyeran lo tirarían inmediatamente a la basura, considerándolo un atentado contra la unidad de los yucatecos en torno a la mujer que llegó a salvarlos con el tren bala– los cuales, además, no ven más allá de sus narices y de sus bolsillos y les interesa un comino hacia dónde va Yucatán porque están ocupadísimos en conseguir un autógrafo de William Levy o de Jacqueline Bracamontes?)

Ya, ¿por qué hacerlo? El porqué es muy sencillo. En 1931, el fascismo impuso a los profesores universitarios, que entonces eran 1200, un juramento de fidelidad al régimen. Sólo 12 (un 1 por ciento) se negaron y perdieron su plaza. Algunos dicen que fueron 14, pero esto nos confirma hasta qué punto el fenómeno pasó inobservado en aquel entonces, dejando recuerdos vagos. Muchos, que posteriormente serían personajes eminentes del antifascismo post-bélico, aconsejados incluso por Palmiro Togliatti o Bendetto Croce, juraron fidelidad para poder seguir difundiendo sus enseñanzas. Quizá los 1.118 que se quedaron tenían razón, por motivos diferentes y todos respetables. Ahora bien, aquellos 12 que dijeron que no salvaron el honor de la Universidad y, en definitiva, el honor del país.

(Eso digo, coño… ¿por qué hacerlo? El porqué es muy sencillo. En 1812, en la sacristía de la iglesia meridana de san Juan Bautista, el padre Vicente María Velásquez, don Lorenzo de Zavala y otros yucatecos ilustres organizaron un grupo de discusión sobre asuntos sociales y religiosos. Abolida la Constitución de Cádiz en España, por la que luchaban, sus anhelos de independencia los llevaron a la cárcel y a la humillación pública. Otros hombres y mujeres de aquella época prefirieron no revelar su carácter independista y siguieron asistiendo a las fiestas de la Capitanía General o del Virreinato, para ver si “desde dentro” podían seguir difundiendo la doctrina de la libertad que debía gozar la Nueva España. Lo hicieron por motivos diferentes y todos respetables. Ahora bien, aquellos hombres y mujeres que recibieron después el nombre de “sanjuanistas”, salvaron el honor de aquella sociedad y, en definitiva, el honor de Yucatán.)

Este es el motivo por el que a veces hay que decir que no aunque, con pesimismo, se sepa que no servirá para nada. Que por lo menos, algún día, se pueda decir que lo hemos dicho.

(Este es el motivo por el que escribo esta paráfrasis uayé, aunque reconozca con realismo que no servirá de nada. Simplemente porque, ante tanta propaganda en prensa, radio y televisión y tanta sumisión y comportamiento lacayo ante la gobernadora, pueda yo decir más tarde: “Ya ven, se los dije…”)

Umberto Eco. Es autor de novela “La Misteriosa Llama De La Reina Loana”, junto con “Baudolino”, “El Nombre de la Rosa” y de “El Pendulo de Foucault”. 24 de julio de 2009

(Anónimo. Solamente le gustaría ser autor de la versión de “Apocalicto yucateco” que aparece en YouTube (¡Ahhhh! ¿verá que la conoces?), sólo que le ganó el genial Melo Collí, que la hizo antes. 07 de agosto de 2009)

Iglesia y Sociedad

Anclados en el pasado

3 Ago , 2009  

Durante cinco domingos estaremos leyendo en la misa dominical las principales secciones del capítulo 6 del evangelio de san Juan. En íntima relación aparece en dicho capítulo el milagro de la multiplicación de los panes junto con las conversaciones posteriores que Jesús tiene con quienes aspiran a ser discípulos suyos y que son conocidas como el “discurso del pan de vida”.

El texto que este domingo pasado fue proclamado en todas las iglesias católicas del mundo (Jn 6,24-35), contiene un mensaje que me parece especialmente pertinente para los tiempos en que vivimos. Jesús inicia una serie de conversaciones destinadas a ayudar a sus oyentes a pasar del impacto producido por el milagro de la multiplicación de los panes a un sustrato más hondo de significación. Es por eso que el pasaje comienza con lo que podría interpretarse como un reproche del Maestro a sus discípulos: “Yo les aseguro que ustedes me buscan, no porque hayan visto signos, sino porque comieron pan hasta saciarse. Trabajen, no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna…”

El milagro de los panes no había sido algo menor. Se trata de uno de los pocos acontecimientos de cuádruple tradición, es decir, que viene contado en los cuatro evangelios. Seguramente aquel prodigio de generosidad que permitió que, a partir de unos pocos panes y unos cuantos pescados, pudiera alimentarse toda una multitud, había impactado a los testigos de la primera generación cristiana. Y no obstante que el acontecimiento tenía ya en sí mismo una virtualidad de mensaje digna de considerarse, Jesús quiere que los testigos pasen a un segundo plano. Por eso le llama al milagro “señal”, porque apunta a una realidad que está más allá de la simple observación externa.

En la continuación del diálogo, surge una pregunta de parte de los discípulos: “Y, ¿qué obras tenemos que hacer para trabajar en lo que Dios quiere?”. No nos extraña que la pregunta le sea dirigida a Jesús en plural: la tradición rabínica enseñaba que un buen judío, para cumplir con la voluntad de Dios, tenía que obedecer todos los 613 mandamientos contenidos en el libro de la Ley, el Pentateuco. Lo que sí extraña, en cambio, es que la respuesta de Jesús haga un arbitrario cambio del plural al singular: “La obra que Dios quiere es ésta: que ustedes crean en Aquél a quien Él ha enviado”. No muchas obras, sino una sola: creen en el Hijo del Hombre. Y ya se sabe que en lenguaje bíblico creer implica la adhesión de toda la persona, y no sólo aquella de la mente. Para decirlo con la famosa frase de la teología de la liberación: creer en Jesús es seguirlo, y esto quiere decir pro-seguir su obra, per-seguir su causa y con-seguir su plenitud.

Finalmente, Jesús tiene que combatir en este diálogo el subterfugio usado por sus oyentes, de contar como referencia únicamente el pasado, lo que dice la Escritura, cerrándose así a la revelación, totalmente nueva, de su propia persona: “No es Moisés quien les dio a comer pan del cielo… Yo soy el pan de la vida”.

El texto pone el dedo sobre la llaga de nuestra experiencia religiosa actual. También nosotros, me parece, hemos ido adquiriendo una incapacidad de ir de lo superficial a lo profundo. Nos hemos dejado llevar por la mentalidad predominante que concede cada vez más importancia al cómo hacer las cosas, al “know-how”, a la pericia simplemente técnica, dejando en un segundo plano muy disminuido el por qué hacemos las cosas, la valoración de los más hondos impulsos de nuestras acciones. Se trata, pues, del triunfo de la tecnocracia sobre el valor fundamental de la utopía.

Trasladar esta mentalidad al discurso religioso es la causa, en buena parte, del descrédito que padecen nuestras religiones. Hemos convertido la experiencia religiosa en una serie de cumplimientos externos, de normas morales, de reglamentos que cumplir. Le hemos robado el alma a la religión y nos hemos quedado con prácticas superficiales. Ponemos nuestra identidad de cristianos en los panes de miga y cáscara y nos olvidamos del único pan que no perece.

Un aspecto interesante es que los que dialogan con Jesús refieren el milagro del maná en el desierto, sin caer en la cuenta que el maná fue solamente un truco, una especie de señuelo por parte de Dios para impedir que el pueblo retrocediera al pasado de esclavitud. De ahí el mandato de recoger cada día únicamente el maná necesario para alimentarse, sin acumulaciones que despojaran a los demás y los castigos que amenazaban a quienes tomaran algo más que el “pan suyo de cada día”. Nosotros también, como los que dialogan con Jesús en el pasaje que comento, nos quedamos anclados en pasados que nos dan seguridad, y dejamos de estar disponibles a que la acción del Espíritu Santo nos guíe por senderos nuevos. Como el pueblo de Israel en el desierto, preferimos la esclavitud con pan seguro, a la libertad con los riesgos que supone. Por eso pretendemos seguir dando respuestas antiguas a problemas nuevos.

El P. Manuel Ceballos, en su homilía semanal, lo expresa magistralmente: “Jesús trata de ayudar a la gente a liberarse de los esquemas del pasado. Para él, fidelidad al pasado no significa encerrarse en las cosas antiguas y no aceptar la renovación. Fidelidad al pasado es aceptar lo nuevo que llega como fruto de la semilla plantada en el pasado”.

Los cristianos y cristianas no tenemos derecho de cerrar nuestros ojos ante los retos de la realidad. No nos ayuda a ser fieles a nuestra identidad más profunda permanecer atados a viejos moldes de pensamiento cuando el soplo del Espíritu –que se manifiesta en muchos de los cambios de mentalidad que concebimos equivocadamente, por miedo o por falta de audacia evangélica, como amenazas– no deja de impulsarnos a transformar este viejo mundo en uno más parecido al sueño de igualdad y justicia para todos y todas que Jesús describió bajo la categoría teológica del “Reino de Dios”.

Colofón: No me entristece tanto la multitud hambrienta de pan y circo. Ni siquiera el dispendio de recursos públicos en aras de una vanidad que linda con la cursilería. Lo que me entristece más es el servilismo, la obsequiosidad cortesana, la sumisión de las inteligencias, la obscenidad de los intereses económicos o de poder que son capaces de sepultar la mesura y el buen juicio, la distancia crítica y la sensatez. Triste fotografía de un sistema que quema en estas piras sus últimos y erráticos rastros de respetabilidad.

Iglesia y Sociedad

Los presos de Candelaria

26 Jul , 2009  

Eran las cinco de la mañana del viernes 10 de julio. Los golpes en las puertas delantera y trasera de la casa se tornaban cada vez más violentos. Cuando Sara y Joaquín dejaban el lecho para ver qué pasaba, las puertas de su casa fueron derribadas a la fuerza. Entraron varios elementos que el matrimonio identificó como “pertenecientes a la AFI”. Después de ser insultados y amenazados por los policías, Sara fue obligada a cambiarse de ropa frente a la mirada de los agentes, mientras encañonaban a su hijo y esposaban a su esposo Joaquín. Sara y Joaquín fueron subidos por la fuerza a una camioneta en la que, en medio de insultos y sin mayores explicaciones, se les obligó a ir con la cabeza hacia abajo, pegada al suelo. Atrás quedaban los hijos de la pareja, sin saber quiénes a dónde llevaban a sus padres.

A la misma hora, en otros dos domicilios, se realizaban operativos similares. El resultado: cinco personas arbitrariamente detenidas: Sara López González y su esposo Joaquín Aguilar Méndez, Guadalupe Borja y Guadalupe Lizcano, también esposos, y el joven Elmer Castellanos. Todos ellos viven en Candelaria, Campeche, y pertenecen al Movimiento de Resistencia Civil contra las Altas Tarifas de Energía Eléctrica, que agrupa a más de tres mil personas en 30 comunidades de la región y pertenece a un movimiento nacional que se extiende a varios estados de la república. Fueron trasladados a la delegación de la PGR en Campeche y fue hasta las once de la mañana cuando les permitieron hacer una llamada por teléfono en la que informaron a su familia dónde se encontraban. Antes de esa hora, hubo personas que intentaron ubicar a dónde habían llevado a los cinco activistas; acudieron infructuosamente a la delegación de Campeche de la PGR, al Ministerio Público y al penal de Kobén sin que se les diera razón de la desaparición de los detenidos durante cerca de seis horas.

Unos meses antes, en septiembre de 2008, había habido un corte masivo de corriente eléctrica que afectó a sesenta integrantes del movimiento de resistencia. Sara, Joaquín y Guadalupe estaban entre quienes se apersonaron al local de la CFE de Candelaria a solicitar que se detuvieran los cortes y se reinstalara el servicio. El encargado de la CFE accedió a acompañar a los demandantes para revisar que la reconexión fuera hecha por los trabajadores de la empresa. “Me voy con usted, señora”, le dijo a Sara, y subió a una de las camionetas que se dirigieron a presenciar la reinstalación del servicio. Dos meses después, en noviembre de 2008, Sara, Joaquín y Guadalupe fueron citados por el Ministerio Público en sus oficinas de Escárcega. Al presentarse se enteraron de que estaban acusados de la “privación ilegal de la libertad” del funcionario que voluntariamente los acompañó a ser testigo de la reconexión.

Una vez interpuesta la denuncia por parte de la CFE se han sucedido numerosas reuniones entre representantes de la empresa y miembros del movimiento de resistencia que exigen se retire la absurda acusación contra los tres activistas. En una de esas reuniones, la tenida el 7 de enero de 2009, el funcionario demandante, Leovigildo Domínguez López, reconoció que nunca se le privó de la libertad, ya que accedió a ir voluntariamente a presenciar la reconexión, solamente para ser callado tajantemente por el Lic. Trejo, superintendente de la CFE en el estado de Campeche.

La solicitud de retiro de las demandas penales ha sido reiterada en marchas, plantones y diversas actividades de protesta en las que se ha denunciado también la intimidación a la que otros muchos más miembros del movimiento en Candelaria están siendo sometidos por parte de la CFE. El gobierno del estado, a través del Director de Gobernación, Prof. Fernando Murillo Campo, se comprometió a ser mediador entre la CFE y el movimiento de resistencia. Hasta hoy la CFE se ha negado a participar en el diálogo.

La reciente contienda electoral abrió una primera posibilidad. El 3 de julio, el movimiento de resistencia presionó anunciando que impediría la instalación de casillas de no retirarse las acusaciones contra los activistas. El gobernador del estado se comprometió entonces a promover una mesa de trabajo en la que estuvieran presentes el delegado de la PGR en Campeche, representantes de la CFE e integrantes del Movimiento contra las Altas Tarifas, “para privilegiar la vía del diálogo en la atención del caso”, declaró el mandatario. Por su parte, el movimiento de resistencia acordó no realizar ninguna acción que impidiera el normal funcionamiento de la jornada electoral en Candelaria, cosa que cumplió a cabalidad.

La detención arbitraria de los cinco activistas apenas a cinco días después de realizadas las elecciones, ha sido considerada como la respuesta de la PGR al gesto de buena voluntad por parte del movimiento de resistencia y al compromiso adquirido (pero hasta ahora no honrado) por el gobernador del estado. A la detención se suma la expedición de órdenes de aprehensión giradas en contra de personas a quienes los detenidos habían ofrecido como testigos a su favor en el proceso penal. Ante este panorama, dos buenas noticias: la solidaridad nacional e internacional, que no se ha hecho esperar y el buen ánimo de los miembros de la resistencia en Candelaria, que sigue incólume y sin fractura.

La detención de los cinco activistas de Candelaria acepta varias lecturas. Por una parte es un capítulo más de la criminalización sistemática de la protesta, fenómeno que caracteriza la política del Estado mexicano en los últimos años. Pero hay un elemento que puede ayudarnos a ampliar nuestra visión: el movimiento de resistencia contra las altas tarifas eléctricas ha sido una ocasión propicia para que muchos habitantes de la comunidad de Candelaria inicien una experiencia de construcción de autonomía. La reacción desmesurada de los aparatos de control del Estado, particularmente de la PGR, al detener a los cinco activistas con tal lujo de arbitrariedad y violación de sus derechos, muestra el tamaño del miedo que experimenta el Estado ante una autodeterminación que no pasa por los decepcionantes canales de la representatividad política, sino que apela a otro tipo de democracia más directa y más en relación con las auténticas necesidades de las comunidades. Este elemento es el que sitúa el acontecimiento de la aprehensión de los cinco activistas campechanos en el debate sobre si el Estado mexicano se esforzará por encontrar salidas institucionales a su crisis o si deberemos esperar a que los cambios necesarios vengan por medios menos amables.

Colofón: El evangelio de este domingo fue leído en el contexto del anuncio de la SEDESO: 19 millones de mexicanos están en pobreza alimentaria, la más lacerante de las pobrezas. El desafío expreso de Jesús: “¿Qué vamos a hacer para que coman éstos?” resonó así de manera peculiar en los oyentes. Es una lástima que la necesidad de un cambio del sistema económico que genera este estado de cosas no despierte en los creyentes la misma pasión que despierta la discusión sobre temas evangélicos mucho más marginales, como el matrimonio y la homosexualidad.

Iglesia y Sociedad

La premura del congreso

20 Jul , 2009  

El jueves 13 de noviembre de 2008, en conferencia de prensa, un grupo de organizaciones ciudadanas presentaron públicamente un proyecto de iniciativa de ley tendiente a reconocer legalmente el matrimonio entre personas del mismo sexo. Las organizaciones anunciaron que promoverían la llegada de dicho proyecto al congreso del estado a través del mecanismo de participación conocido como “Iniciativa Popular”, para lo cual comenzarían una recolecta de firmas hasta juntar el porcentaje de peticionarios/as previsto por la ley.

Poco tiempo después, otro grupo de organizaciones ciudadanas, reunidas bajo el membrete “Red Pro Yucatán”, comenzó una recolección de firmas en vistas a presentar ante el organismo rector de las figuras de participación ciudadana, el IPEPAC, una iniciativa cuyo objetivo se anunciaba para “fortalecer la institución matrimonial y la familia”. El 5 de marzo de 2009 fue presentada, acompañada de aproximadamente 9,000 firmas, una propuesta de reforma constitucional y del código civil. El 27 de marzo, el IPEPAC anunció la admisión de la iniciativa y su envío al congreso del estado, que debía dictaminarla, según mandato de ley, en el mismo período de sesiones en el que la recibiera.

El 11 de julio pasado el congreso del estado, a más de tres meses de haber recibido la iniciativa sin haberla sometido a discusión pública o de comisiones, y a menos de una semana antes de que concluyera el período de sesiones, convocó a una reunión cuyo objetivo era originalmente, según el boletín publicado por el mismo congreso, “invitar a las organizaciones que participaron en la creación de esta iniciativa para que expliquen a los integrantes de estas comisiones, el motivo que los llevó a realizar la consulta (sic) y en especial a crear la iniciativa”, acordando también que se invitaría a representantes del DIF estatal. La iniciativa fue puesta en el portal electrónico del congreso local y la invitación se abrió a toda la ciudadanía anunciándola en algunos medios de comunicación social.

La reunión tuvo lugar el lunes 13 de julio y se tornó tensamente polémica. Representantes de los dos grupos ciudadanos expusieron sus razonamientos en torno a la iniciativa. Aunque apremiados por el tiempo (se enteraron tan sólo un día antes por un cintillo publicado en la prensa), las organizaciones opositoras a la iniciativa pudieron presentar a los diputados, la mañana siguiente de la polémica reunión, un documento que señalaba en detalle algunos de los riesgos que representaría la adopción de las modificaciones presentadas por la “Red Pro Yucatán”.

El miércoles 15 de julio, sin mayor estudio ni consulta, los diputados aprobaron las modificaciones al texto constitucional. Aunque la iniciativa de la “Red Pro Yucatán” sostenía que “el matrimonio es una institución de orden público e interés social, por medio del cual se establece la unión jurídica de un hombre y una mujer, teniendo como base o fundamento el amor, en la que, con igualdad de derechos, deberes y obligaciones, se genera nueva vida y nace una familia, formando una comunidad en la que prevalezca entre el padre, la madre, los hijos, así como los demás parientes, el respeto entre sus miembros, la ayuda, la asistencia recíproca y la promoción y desarrollo integral de cada uno”, los legisladores decidieron no circunscribir la familia a un solo modelo y terminaron aprobando la modificación del artículo 94 constitucional en estos términos: “la familia es una institución social permanente a la que se reconoce como el fundamento primordial de la sociedad sobre la cual evoluciona el Estado. Es una institución integrada por dos o más personas unidas o emparentadas entre sí, por afinidad, por consanguinidad o por adopción, que como comunidad afectiva y de convivencia, potencia el libre desarrollo de todos sus miembros”.

De cualquier manera, la legislatura terminó definiendo el matrimonio como “una institución por medio del cual se establece la unión jurídica de un hombre y una mujer, con igualdad de derechos, deberes y obligaciones, con la posibilidad de generar la reproducción humana de manera libre, responsable e informada”, eliminando así, por el momento, la posibilidad de que se acojan bajo esta figura las uniones entre personas del mismo sexo. Además, terminó excluyendo de la adopción de niños y niñas a las personas solteras.

Para terminar de complicar las cosas, la fracción priísta sometió ese mismo día al pleno una propuesta, presentada apenas un día antes, en la que se reconoce personalidad jurídica al embrión desde el momento mismo de su concepción, resolución que coloca a Yucatán en el marco más amplio de un acuerdo PRI-PAN de introducir este tipo de modificación en todos los estados de la república y que se ha logrado ya en más de una decena de entidades federativas, aunque al mismo tiempo estén en curso algunas controversias constitucionales ante la Suprema Corte de Justicia en relación con dichas modificaciones.

Hay quienes sostienen que la premura irresponsable del congreso al aprobar asuntos de tanta gravedad sin dar espacio suficiente al debate público se justifica por el hecho de que tenían que dictaminar la propuesta de reformas antes de que el período de sesiones terminase. Pero esa justificación pierde fuerza cuando se ve que la diputación contaba con tiempo suficiente ya que recibió la iniciativa de parte del IPEPAC desde el 1 de abril, tiempo más que suficiente para abrir una discusión seria, que escuchase con mesura y serenidad los puntos de vista de los dos bandos en pugna. No lo hizo.

¿Qué razón hay para que el congreso tomara decisiones tan importantes con tamaña irresponsabilidad? ¿Es solamente que los diputados y diputadas anduvieron muy ocupados en las pasadas elecciones, de suerte que no les quedó tiempo de cumplir con su función legislativa (sería interesantísimo revisar cuántas leyes fueron aprobadas durante el tiempo de la campaña…) o estamos ante agendas ocultas de la nueva mayoría legislativa (PRI-PAN)? ¿A quién representan realmente los diputados y diputadas? ¿Qué importancia tiene para ellos el derecho internacional de los Derechos Humanos?

El asunto está, desde luego, muy lejos de haberse cerrado. Veremos, con toda seguridad, nuevos capítulos. Habrá que ver si la gobernadora decide ejercer su facultad de veto como le reclaman algunas organizaciones o si, en caso de que decidiera no hacerlo, el presidente de la CODHEY iniciará un recurso de inconstitucionalidad ante la Suprema Corte de Justicia, como ha hecho algún otro de sus pares. Está también el hecho, para abonar al embrollo, de que en un futuro próximo pueden ser presentadas, por la misma vía, dos iniciativas ya anunciadas: la del matrimonio entre personas del mismo sexo (que requeriría, desde luego, una nueva modificación constitucional) y la del pacto civil de solidaridad. La moneda parece estar aún en el aire.

Iglesia y Sociedad

Pedazo de pasado

12 Jul , 2009  

La rasposa voz parecía reverberar en el ambiente cuando Humberto apagó la radio. “Cry, baby, cry” era la canción de Janis Joplin que más le gustaba. Sentía un poco de enojo por haber tenido que apagar la radio sin terminar de escucharla, pero la mirada fija de su madre, de pie frente a él con los brazos cruzados en actitud amenazante, terminó por convencerlo. Ya suficientes problemas tenía para que, además, tuviera a su mamá encima todo el día, criticando su pelo largo, sus lecturas inconvenientes, sus pantalones de mezclilla, ‘es que se paran solos, chamaco, por favor, ya cámbiate’…

Él no tenía la culpa: era justo un hijo de su tiempo. A sus trece años, amaba escuchar “Purple Haze” en la estremecedora guitarra de Jimmy Hendrix, y aunque entendía bastante poco inglés para sus trece años, porque ‘de nada sirven esos pinches cursos de inglés que se toman en las secundarias, sobre todo si te los da esa vieja de la peluca ridícula que me tocó por maestra’, Humberto se pasaba todo el día prendido a la consola que su papá comprara cerca de dos años antes: mueble pesado, de cuatro elegantes y largas patas, con capacidad hasta para cuatro discos de vinil en espera, de madera prensada pero cubierto de un brillante material que la madre pulía con un aceite especial. Pero Humberto no tenía dinero para comprar discos, y su viejo compraba solamente música de tríos… ¡qué hueva! En cambio la radio… hasta parecía tener un sonido especial en un mueble tan elegante.

La madre soltó la frase de sopetón: ‘el padre Lázaro vino a visitarte’. Humberto no preguntó más: apagó el radio y salió corriendo para el comedor, donde el sacerdote ya esperaba. Era un cura amigo de la familia. Humberto lo veía en la iglesia todos los domingos, cuando, obligado por su mamá, iba a misa de ocho de la mañana. El curita no le era antipático, se esforzaba por parecer moderno y utilizar el lenguaje de la onda, pero Humberto no entendía por qué estaba ahora en su casa. Le pareció demasiado ceremonioso cuando, sentado frente a él, el curita le clavó los ojos, ‘tu mamá dice que andas diciendo muchas babosadas… eso no me preocupa, todos los chavos de tu edad dicen babosadas… pero, ¿es cierto que le dijiste que quieres andar desnudo en tu casa y que quieres que ella también se desnude?’

Humberto casi no pudo aguantarse la risa. Un cura desesperado por la desnudez… ¿pues no Adán y Eva andaban desnudos? No tardó en tranquilizar al padrecito explicándole que todo se debía a un artículo de Carlos Baca, de la revista “México Canta”, los hippies, ya se sabía, se deslizaban de la música rock hacia las filosofías orientales… Sí, Humberto recordaba haber comentado alguna vez el asunto con su mamá. No pensó que fuera a tomarlo tan en serio.

Le aseguró al curita que no se iba a desnudar, que las locuras sobre la energía solar y la bondad de caminar bajo la lluvia sin correr para guarecerse, o el asunto que tanto le preocupaba, eso de andar desnudos, ‘justo como nuestros primeros padres en el paraíso’ (el padrecito no pudo dejar de sonreír ante la insolente ironía de Humberto), no iban en absoluto en contra de su fe católica: ‘sigo siendo la misma persona que hasta hace algunos años le ayudaba en la Misa como acólito, padre, ya no chingue y deje de hacerle caso a las neurosis de mi mamá…’

El padre Lázaro se echó una carcajada y le dio a Humberto dos palmadas en el hombro. El tiempo de la despedida pareció interminable. La radio esperaba y el programa estaba a punto de comenzar. La madre le ofreció café con galletitas al padre y Humberto tuvo que aguantarse ahí parado mientras, disimuladamente, le echaba un ojo al reloj de la pared. ‘Si este chingao cura no se va, no alcanzaré el programa de concurso entre The Beatles y Creedence’. Humberto siempre le iba a los Beatles, ‘cuestión de fidelidad a los genios de Liverpool’, pero secretamente se derretía cuando escuchaba “Born on the Bayou” de Creedence.

Sólo se perdió la primera canción del programa. Aunque en toda la cuadra no había teléfono más que en la tienda de la esquina, lo que hacía casi imposible que participara directamente en el concurso, Humberto gozaba cada llamada a favor de los Beatles como si la hubiera hecho él mismo. En el viento se respiraban aires de libertad. Todo parecía ser posible, hasta construir una ciudad en la que estuviera prohibido llevar ropa. Humberto se pasaba buena porte del día pegado a la consola escuchando música en sus programas de radio favoritos… ¿qué otra cosa podía ser más importante para un chavo de trece años en octubre de 1971?

Iglesia y Sociedad

Por quién no voté…

6 Jul , 2009  

¿Por qué no voté por el PRI?
Porque me parece que su nuevo discurso democrático esconde solamente las más viejas tradiciones autoritarias que pusieron en práctica durante más de setenta años.
Porque son especialistas en la manipulación de las masas, en la compra de conciencias, en la fabricación de delitos, en la corrupción de las personas.
Porque juegan con la pobreza de la gente, pobreza de la que ellos son en parte responsables, manipulan sus necesidades, se parapetan en el sufrimiento provocado por carencias de todo tipo.
Porque hay mucha distancia entre el civilizado discurso de Beatriz Paredes y las prácticas clientelares que son pan de cada día en todos los gobiernos priístas. Y porque estoy más que seguro que ella las conoce y las aprueba.
Porque mantienen en la gubernatura, sin una sola palabra de autocrítica, a Ulises Ruiz, al Góber precioso, a Fidel Herrera y a otros delincuentes que han convertido sus estados en cacicazgos sustentados en continuas y públicas violaciones de la ley.
Porque es un partido que no me despierta la más mínima confianza y porque la mayor parte de los funcionarios emanados de sus filas están interesados exclusivamente en saquear el erario y convertir el servicio público en cantera de trabajos para sus allegados.
Porque es un partido que compra votos, que chantajea, que amenaza, que resuelve sus problemas a través de sospechosas muertes.
Nunca, desde que soy ciudadano, he votado por el PRI. Es mi intención nunca hacerlo.

¿Por qué no voté por el PAN?
Porque de una oposición honrada y a veces heroica pasó a ser un gobierno corrupto y con las mismas viciadas prácticas clientelares que las que pusiera en práctica el que fuera partido hegemónico durante varias décadas.
Porque Vicente Fox fue capaz de despertar un movimiento cívico de grandes proporciones solamente para derrochar después ese capital político en una presidencia llena de frivolidades y de desprecio por los principios que abanderó.
Porque padecen la arrogancia de quienes creen ser “los buenos”, que los incapacita para ejercitar cualquier tipo de autocrítica.
Porque defienden un proyecto económico que promueve la acumulación de capitales y agudiza la pobreza de la mayoría.
Porque intentan imponer un solo modelo de conducta moral, favorecen la discriminación de las minorías sexuales y diluyen la necesaria separación entre las iglesias y el Estado, poniendo en riesgo la laicidad de éste último.
Porque en su práctica política cada vez se parece más al PRI que durante tantos años combatió.
Nunca, desde que soy ciudadano, he votado por el PAN. Es mi intención nunca hacerlo.

¿Por qué no voté por el PRD?
Porque surgidos como un esfuerzo de unidad entre las fuerzas de izquierda, viven en una riña interna permanente que hace que los intereses de los distintos grupos prevalezcan por encima de la discusión de los problemas nacionales más relevantes.
Porque llamados por su tradición ideológica a comprender y apoyar las demandas de autonomía de los pueblos indígenas, se unieron a la contrarreforma que traicionó los Acuerdos de san Andrés y porque las autoridades emanadas de este partido siguen hostigando la autonomía zapatista de los municipios autónomos y las juntas de buen gobierno en Chiapas.
Porque el desaseo de sus procesos electorales internos habla muy mal de su vocación democrática, lo mismo que sus liderazgos unipersonales.

No voté por el PRI, ni por el PAN, ni por el PRD porque los tres partidos se han sometido a la dictadura ejercida por el duopolio de las comunicaciones electrónicas (Televisa y TV Azteca) y votaron de manera unánime en la Cámara de Diputados un proyecto de ley vergonzoso y entreguista, que tuvo que ser declarado inconstitucional por la Suprema Corte de Justicia. Porque los tres han dado la espalda a los derechos de los pueblos indios. Porque los tres están sometidos al imperio de los grandes empresarios y no han sabido defender el patrimonio agrícola nacional frente a la amenaza de los cultivos transgénicos. Y sólo son algunas de las razones…

El camino de transformación del país, lo sabemos mejor desde hace quince años y seis meses, no parece transitar por las urnas electorales. El otro mundo posible no le ha tenido que pedir permiso al IFE para comenzar a existir en lo más abajo y a la izquierda de la geografía mexicana, que hasta el momento no es otra cosa que la geografía del dolor y la desigualdad. Pero hay amaneceres dispuestos a asaltarnos, y no siguen calendarios electorales.

Iglesia y Sociedad

Darwin en el Teatro Mérida

29 Jun , 2009  

Como anuncié en la columna pasada, el pasado miércoles 24 de junio tuvo lugar, en la Sala de Arte del Teatro Mérida, la mesa de discusión “Darwin: espejos de la evolución”, organizada por la Red Literaria del Sureste. Los 150 años de la publicación del libro “El Origen de las Especies”, de Charles Darwin, no es una efeméride menor. El impacto de la teoría darwiniana ha ido mucho más allá de la biología de la evolución y ha terminado por cambiar por completo nuestra visión del mundo.

El esfuerzo de la Red Literaria del Sureste es digno de encomio; es una lástima que el Instituto de Cultura de Yucatán haya estado a punto de arruinarlo. Me refiero al hecho de que después de haberse anunciado con tiempo la realización de la mesa de discusión en la Sala de Arte del Teatro Mérida, ésta estuviera sin aire acondicionado y sin servicio audiovisual eficiente. Lo segundo pudo solucionarse en el último momento. El clima artificial, en cambio, nunca funcionó. Solamente la heroica resistencia de los asistentes que llenaron la sala permitió que, a pesar de una temperatura que debió sobrepasar los 45 grados, propia de un espacio cerrado y sin ventilación, la mesa de discusión haya podido llevarse al cabo. No hubo en ningún momento, de parte de la administración del Teatro Mérida, un ofrecimiento de disculpas.

Pero más allá de la penosa ineficiencia de los responsables del abandono de dicho recinto cultural, la mesa de discusión resultó, gracias al interés y la paciencia de los asistentes, una experiencia muy interesante. La primera participación fue la del Dr. Manuel Robert, renombrado biólogo, que presentó una amena introducción a la personalidad de Darwin e ilustró de manera sencilla y accesible el impacto decisivo que su teoría ha tenido en todos los órdenes de la ciencia. Tocó después su turno a la Dra. Martha Pimienta, especialista en antropología física, quien nos condujo también con mucha sencillez por el camino de los hallazgos, en diversas partes del planeta, de fósiles y cráneos de los antepasados del ‘homo sapiens’ que han ilustrado y corroborado la teoría de la evolución. Debe agradecerse a ambos científicos su claridad en la exposición ya que así permitieron que los asistentes, la mayor parte legos en estas profundidades científicas, pudiéramos seguir las exposiciones con agrado, disfrutando incluso del fino humor de los expositores.

El tercer turno correspondió al Dr. Manuel Uc que propuso el marco histórico, social, religioso y político en el que se gestaron los trabajos de Darwin y surgió la teoría de la evolución. Finalmente, tocó el turno a un servidor. En la columna de la semana pasada mencioné que hoy compartiría el contenido de mi ponencia. Paso a cumplir el compromiso contraído presentando un resumen de lo tratado, dado que el trabajo completo será publicado en el blog de la Red Literaria del Sureste o, en su defecto, será colocado como archivo descargable en este mismo sitio debido a su dimensión.

Después de ilustrar como introducción el interés que muchos hombres religiosos han tenido por la investigación científica a lo largo de los siglos, pasé a plantear cuáles son las posiciones radicales que se han asumido frente a la teoría de la evolución y su relación con Dios y con la religión, sobre todo a partir del momento en que los procesos de observación de Darwin y de los científicos que le han sucedido en esta misma senda, replantearon la discusión filosófica sobre el origen del universo. La selección natural no planificada ponía inevitablemente en revisión la idea de un Dios creador y organizador, reviviendo un debate tan antiguo como la filosofía misma.

La primera posición es la del evolucionismo radical, que ve en la teoría de la evolución la comprobación o prueba científica de que la creación no es una explicación admisible del origen del mundo. El origen del universo y del hombre se explicaría sin necesidad de recurrir a la existencia de un Dios creador, noción que habría sido definitivamente superada por el avance científico. En el otro extremo habría que situar a los creacionistas radicales, que a partir de una perspectiva literalista, leen los textos bíblicos como si de textos científicos se tratara. La más moderna versión de este creacionismo lo constituye la teoría norteamericana del Diseño Inteligente.

Posteriormente pasé a exponer la posición de Francisco Ayala, uno de los científicos españoles con mayor prestigio internacional y que actualmente es profesor del Departamento de Ecología y Biología Evolutiva de la Universidad de Irvine, USA. Ayala enfrenta las dos posiciones radicales antes mencionadas, señalando con lucidez que los extremos terminan tocándose. Expliqué en mi exposición las razones por las cuales Ayala considera inconveniente una posición que identifique la teoría de la evolución con el principio filosófico del ateísmo, pero también rechaza, con igual fuerza, la teoría creacionista, particularmente en su forma más reciente del “Diseño Inteligente”.

Para Ayala, ciencia y religión se mueven en planos distintos y estudian diferentes aspectos de la realidad. La ciencia estudia algunos de los aspectos cuantificables de la realidad material, de ahí que aplique de un modo lícito y muy exitoso el reduccionismo propio del materialismo metodológico; pero esto no significa que la ciencia afirme que sólo existe la realidad material. Por su parte, la religión responde a la búsqueda del significado y propósito del universo y de la vida, también a la relación entre Dios y el ser humano, así como el valor y el alcance de las normas morales que surgen de esa relación y su influencia en la vida humana concreta. A este respecto, afirma Ayala, “la ciencia no tiene nada que decir sobre estas materias, ni es asunto de la religión proveer explicaciones científicas para los fenómenos naturales”.

Finalmente, presenté algunas conclusiones en las que subrayo la posición de la iglesia católica con respecto al tema de la evolución, haciendo énfasis en la opinión de Juan Pablo II que sostiene que “hoy, casi medio siglo después de la publicación de la encíclica Humani Generis de Pío XII, nuevos conocimientos llevan a pensar que la teoría de la evolución es más que una hipótesis. En efecto, es notable que esta teoría se haya impuesto paulatinamente al espíritu de los investigadores, a causa de una serie de descubrimientos hechos en diversas disciplinas del saber. La convergencia, de ningún modo buscada o provocada, de los resultados de trabajos realizados independientemente unos de otros, constituye de suyo un argumento significativo en favor de esta teoría”.

Terminé con un alegato a favor de una nueva relación entre la fe y la ciencia que supere las mutuas desconfianzas y que respete las dos parcelas autónomas del saber humano, filosofía y religión por un lado, ciencia por el otro, que no se pueden trasvasar sin caer en extrapolaciones inadmisibles o en una peligrosa pirueta conceptual. La nueva relación se hace posible cuando se advierte que evolución y creación se encuentran en planos distintos y, por lo tanto, no se excluyen mutuamente, aunque haya un tipo de “evolucionismo” que sea incompatible con la admisión de la creación y un tipo de “creacionismo” que sea incompatible con la aceptación de la evolución.

Iglesia y Sociedad

Darwin y José Emilio Pacheco

22 Jun , 2009  

El 12 de febrero pasado se conmemoraron los doscientos años de su nacimiento. Durante todo este año del bicentenario, en diversas partes del mundo, se estarán ofreciendo homenajes a su memoria y organizando reflexiones en torno a su teoría de la evolución de las especies. Se trata de Charles Darwin, el naturalista inglés cuyos descubrimientos se convirtieron en una especie de carta de fundación de la biología moderna. Su obra fundamental, “El origen de las especies”, que cumple este año 150 años de haber sido publicada, ofreció a la comunidad científica de su tiempo elementos reunidos a través de muchos años de observación y que dieron origen a la teoría que explica la diversidad que encontramos en la naturaleza en base a las modificaciones que se fueron acumulando a lo largo de muchas generaciones por un proceso de evolución por él denominado “selección natural”.

Por una inmerecida distinción he sido invitado por la Red Literaria del Sureste (http://redliterariadelsureste.blogspot.com) para participar en una mesa de reflexión en ocasión del bicentenario del nacimiento de Darwin. La mesa tendrá lugar el próximo miércoles 24 de junio en la Sala de Arte del Teatro Mérida y lleva por nombre “Darwin: espejos de la evolución”. En ella tendré el honor de estar sentado junto con distinguidos especialistas en ciencias compartiendo mis opiniones y aprendiendo de las suyas. Mi participación tendrá como eje compartir las reacciones religiosas más relevantes en torno a la teoría de la evolución. La próxima semana publicaré en este mismo espacio las reflexiones que pronunciaré en aquella mesa, o una síntesis de ellas.

En esta ocasión quisiera unir dos efemérides aparentemente dispares. Al bicentenario de Darwin quiero juntar la celebración por los setenta años de nacimiento de quien yo considero el más grande poeta vivo de nuestro país: José Emilio Pacheco. A quien sienta que esta relación pudiera ser forzada, quiero recordarle que la literatura –arte entre las artes– es un prisma en el que acaban reflejándose los problemas humanos fundamentales. La teoría darwiniana ha tenido efectos visibles en la literatura. Uno de ellos, al que lamentablemente no podré referirme en la mesa de reflexión, es la reconsideración que la exégesis ha debido hacer sobre el valor de la literatura mitológica. La teoría darwiniana ha venido a desafiar las viejas lecturas literalistas de los relatos de la creación y ha sido uno de los acicates que ha desembocado en una lectura simbólica de los textos, más acorde con la intención de los sabios postexílicos que los pusieron por escrito. El aprecio que hoy sentimos por la hondura expresiva de los relatos mitológicos, como los de los once primeros capítulos del Génesis, sería impensable sin esta transformación.

José Emilio Pacheco es digno representante de otro tipo de influencia que la teoría de Darwin ha tenido sobre la literatura. Poeta del derrumbe, de la fugacidad del tiempo, insomne vigía de nuestra propia destrucción, J.E. Pacheco ha suscrito referencias tangenciales a Darwin y sus descubrimientos en varios de sus poemas. Hoy, para celebrar su lucidez desde este humilde rincón de la red cibernética, compartiré tres poemas suyos en los que uno puede descubrir la huella del pensamiento darwiniano. Que los disfruten.

LAS MANOS
Viéndolo bien, son monstruosas las manos
y su extraño pulgar (rencoroso
servidor de los otros cuatro).
Pobre bufón que ignora su pasado:
Gracias a él, o por culpa suya,
hemos hecho la historia.

EL ORIGEN DE LAS ESPECIES
La moda, sí, es imagen de la muerte.
Todo pasa, de acuerdo.
Pero si no pasara yo sería un protozoario
en un mundo de amibas e invertebrados.

LOS MARES DEL SUR (Fragmento)
…Los paraísos duran un instante.
Llegan las aves, bajan en picada
y hacen vuelos rasantes y se elevan
con la presa en el pico: las tortugas
recién nacidas. Ya no son gaviotas:
es la Luftwaffe sobre Varsovia.
Con qué angustia se arrastran hacia la orilla,
víctimas sin más culpa que haber nacido.
Diez entre mil alcanzarán la orilla.
Las demás serán devoradas.
Que otros llamen a esto selección natural,
equilibrio de las especies.
Para mí es el horror del mundo.

Colofón: Tiempos difíciles para la celebración del día del padre. Ser proveedor y castigador ha dejado de ser la característica que en otros tiempos identificaba el ejercicio de la paternidad. La revolución de género ha modificado la relación entre el esposo y la esposa, con inevitables consecuencias en la crianza de los hijos. Los papás de hoy parecen sobrevivir sin brújula… ¿Tendremos la audacia de reformular el rol paterno? ¿Sabemos hoy, bien a bien, lo que significa ser papá?

Iglesia y Sociedad

Descrédito de la democracia

15 Jun , 2009  

¿Por dónde comienza uno después de una semana de tanta atrocidad? ¿Cómo puede uno dormir tranquilo después de constatar el cinismo del gobernador de Puebla, que no contento con las fechorías realizadas contra Lydia Cacho y que aún permanecen en la impunidad, arremete ahora contra profesores que ejercían su legítimo derecho a la protesta?

Doscientos granaderos, personas vestidas de civil sin identificación alguna, y un enmascarado, fueron los encargados de aprehender a maestros y observadores de derechos humanos que acompañaban la marcha. El saldo hasta el momento es de 15 maestros que todavía permanecen en la cárcel y decenas de heridos, entre los cuales hay cuatro periodistas. Cuando la abogada de un equipo independiente de derechos humanos preguntó la motivación de la acción represiva, el Secretario de Gobernación de Puebla, digno representante de su gobernador, respondió con alarmante cinismo que “ésta será ahora la forma de enfrentar las movilizaciones de protesta en Puebla”.

Más lejos en la geografía, pero no en el corazón, más de 30 mil indígenas peruanos de la zona de la Amazonia habían bloqueado pacíficamente calles y ríos de la provincia de Bagua solicitando la revisión de una legislación aprobada en 2008 y que entregaba a compañías transnacionales la exploración y explotación de los recursos naturales de la región, incluyendo el oro, el petróleo y la madera. A la demanda de eliminación de la nueva legislación, prototipo de las leyes dictadas por los poderes del dinero apátrida que presiona a los gobiernos e impone esta suerte de capitalismo salvaje que ha sido denominado neoliberalismo, se unieron las voces de los nueve obispos de la amazonia peruana e, incluso, el Defensor Público de los Derechos Humanos (que a diferencia del mexicano parece tener cierto sentido de la vergüenza). Nada de eso fue suficiente.

El gobierno de Alan García, que se había ya estrenado como represor en una anterior gestión, declaró en el mes de mayo el estado de emergencia en la región. No le importó que representantes de los pueblos originarios afectados por la legislación hubieran pasado cerca de un año solicitando negociaciones con el gobierno sin conseguirlas. Tampoco le importó que la repudiada ley hubiera sido aprobada sin ningún tipo de consulta previa con los pueblos indígenas, legítimos propietarios de esas tierras, violando de manera flagrante la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas aprobada desde 2007. Nada de eso le importó al “democrático” gobierno de Alan García. El 5 de junio la Policía Nacional atacó a un grupo de indígenas que permanecía en la protesta a las afueras de Bagua. Las cuentas finales son aterradoras: más de cuarenta muertos y 150 personas heridas.

Ante la condena internacional, el gobierno peruano aprovecha el estado de queda establecido, según denuncia de Human Rights Watch, para ocultar y destruir pruebas incriminatorias contra la Policía. Amnistía Internacional, por su parte, ha reclamado la irregular situación de los más de setenta detenidos cuyos derechos humanos están gravemente amenazados. Incluso a nivel gubernamental, Bélgica ha solicitado de manera oficial una investigación “en profundidad e independiente” sobre los hechos, condenando la violencia desproporcionada.

La democracia, esta democracia cuyo rostro más real es el del gobernador de Puebla y el presidente del Perú, queda así profundamente desacreditada. Los gritos destemplados contra el voto nulo (que dejan metidos en el mismo saco a personajes tan disímbolos como Manlio Fabio y López Obrador, Germán Cazares y Jesús Ortega) no logran desalentar esa expresión, que recibe cada vez mayores adhesiones, del hartazgo que experimenta un buen número de ciudadanos y ciudadanas y del desencanto ante éste, el “menos peor” de los sistemas de gobierno. La criminalización de la protesta es un fruto amargo, y uno no puede dejar de preguntarse si puede provenir de un árbol bueno…

Ante este panorama de impunidad de las autoridades, como pequeña planta que nace en medio del desierto de la represión, el caracol zapatista de la comunidad de Morelia, Chiapas, será sede del Primer Encuentro Continental Americano contra la Impunidad y por la Justicia Autónoma. Personalidades de muchos países latinoamericanos se reunirán para hacer una radiografía de la impunidad en el continente. En el territorio autónomo chiapaneco se reunirán delegaciones de Paraguay, Guatemala, Nicaragua, Chile, Brasil, Argentina, Uruguay, Bolivia, México, Perú, Martinico, República Dominicana, Haiti y Estados Unidos, además de observadores de España, Italia, País vasco y Australia. La reunión parte de la premisa, confirmada por los dos hechos relatados más arriba, de que no existe justicia pronta completa e imparcial en el sistema dominante en nuestros países, y que es derecho de los pueblos buscar otras formas de hacer justicia para procesar, juzgar y castigar a los responsables de las graves violaciones a los derechos humanos que sufren personas y colectivos en nuestros países, de especial manera los miembros de los pueblos originarios.

Briznas de esperanza en el erial de impunidad en el que vivimos. Ya se sabe que, fiel al mito siempre renovado, Nadie se prepara para enfrentar a Polifemo (Sup dixit). Y viene el 2010 con su cabalística carga…

Iglesia y Sociedad

De silencios y lenguajes

8 Jun , 2009  

Mi profesor de Sagradas Escrituras en los tiempos en que estudié en el seminario se llamaba Vicente P. Mallon y era misionero de Maryknoll. Él es el directamente responsable de que yo, como él, también me haya dedicado al estudio de la Biblia. Tuve la oportunidad de acompañarlo de cerca cuando, aquejado por una grave enfermedad renal, tuvo que dejar la cátedra y pasar sus últimos años en la residencia para enfermos de su instituto religioso, allá en su país natal, los Estados Unidos.

Una de las últimas lecciones, dado que con él aprendí mucho más fuera de las aulas que dentro de ellas, la recibí en su lecho de enfermo. Frecuentemente nos enfrascábamos en largas discusiones. Nuestras posiciones políticas solían ser radicalmente opuestas. Votante orgulloso del Partido Republicano era casi un milagro que fuera tan paciente con un imberbe discípulo imbuido hasta las cachas en la fascinación de los socialismos y la teología de la liberación.

Pues bien, ya enfermo el Padre Mallon conversamos un día sobre teología y exégesis. Después de recitarle una larga perorata en la que cité a muchos de los teólogos de moda, el Padre Mallon, mirándome a los ojos, me dijo: “¿Sabes qué no me gusta de muchos de esos teólogos modernos? Que se montan en la teología como si fuera un ‘buldózer’ y pasan como aplanadora arrasando con el Misterio…”

Hoy que paso los cincuenta años alcanzo a entender mejor la imagen usada por el Padre Mallon. La teología es, bien lo sabemos, un lenguaje sobre Dios. Como todos los lenguajes el lenguaje teológico es parcial, finito, caduco, sujeto al tiempo y al espacio, a la historia y al contexto de quien lo emite y de quien lo recibe. Hablar de Dios es hablar del Misterio. Hacer teología es, por tanto, pensar y reflexionar sobre el Misterio, sobre algo que nos sobrepasa. Esto es lo que hizo que Tomás de Aquino afirmara en la Summa Teologica I,9.3: “De Deo scire non possumus quid sit, sed quid non sit” (De Dios no podemos saber lo que es, sino sólo lo que no es).

Reconocer esta realidad implica una actitud de respeto que, como bien señala Gustavo Gutiérrez, “no se compagina con ciertos discursos que pretenden con seguridad, y a veces con arrogancia, saber todo a propósito de Dios”. Esta es quizá la más patética cara de los fundamentalismos de todo tipo, hoy tan en boga en todas las religiones.

Hay un texto en el evangelio que ilustra lo que ahora digo. Se trata de la oración de Jesús que nos trae Mateo en 11,25-26: ‘Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a los sabios e inteligentes y se las has revelado ala gente sencilla. Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito’. No hay duda alguna que la expresión ‘sabios e inteligentes’ apunta a las autoridades religiosas de Israel: los sumos sacerdotes, los ancianos y los escribas, gente social y económicamente relevante. Jesús afirma que la revelación de Dios le es ocultada a este tipo de gente. Desafía así la autoridad religiosa de los expertos en las Escrituras y subraya la capacidad de los ignorantes (la palabra ‘sencillos’, usada en el texto, proviene del peyorativo griego ‘népioi’, con clara connotación de ignorancia) para comprender la revelación. El agradecimiento de Jesús no se refiere sólo a la contraposición de estos dos grupos, los sabios y los ignorantes, sino a lo que se esconde detrás de esta contradicción: el amor libre y gratuito de Dios, su bondad sin condiciones, que hace que los simples, los insignificantes, sean los preferidos. Todo un orden social y religioso es puesto en crisis.

Es siguiendo esta intuición que la teología de la liberación, en su formulación más clásica, afirmaba que hacer teología era un acto segundo, mientras que contemplar a Dios y poner en práctica su voluntad, es decir, su Reino, son el acto primero. Yo creo que, a pesar de todos los intentos por desestimarla o desprestigiarla –algunos de ellos marcados por una ignorancia que podríamos llamar ‘de mala leche’– la teología de la liberación hizo con esta observación metodológica una aportación fundamental al quehacer teológico en general.

Hoy creo que sólo la mística (contemplación orante) y la práctica (militancia por el Reino) autentifican el discurso teológico y religioso y hacen de él un lenguaje respetuoso del Misterio. Sólo entonces la teología podrá aspirar a ser un hablar pertinente sobre Dios. Contemplación y práctica son el primer paso, y ambas son experiencias de silencio. En efecto, contemplar es permanecer mudo, como insomne vigía, ante el Señor. La práctica es también otra forma de silencio, porque cuando amamos, cuando construimos la justicia, cuando experimentamos a fondo la fraternidad universal, cuando luchamos por el respeto a los derechos humanos, cuando nos ejercitamos en el perdón y la tolerancia, no estamos, estrictamente hablando, discurriendo sobre Dios.

Quizá por eso, porque las palabras se alimentan y enriquecen de silencio, es que siempre he considerado como señal de auténtico amor y amistad el poder estar tranquilamente callado con la persona a la que se ama. Con el lenguaje sobre Dios pasa lo mismo: cuando usamos los símbolos –en la liturgia, por ejemplo– es porque somos conscientes de que las palabras no son capaces de expresar lo experimentado. Si nuestras teologías son solamente repetición de fórmulas pasadas, viejas; si ofrecen al mundo discursos, pero no alimentan su esperanza; entonces nos merecemos recibir de los pobres de este mundo aquel reproche que Job dirige a sus muy ortodoxos amigos: “todos ustedes no son más que consoladores inoportunos” (Job 16,2).

Colofón: Me alegra vivir y trabajar en una comisaría de Mérida. Eso me da la oportunidad de no olvidarme nunca de lo inequitativa que es la sociedad en que vivimos. Por el rumbo del Parque del Centenario hicieron una operación de mantenimiento que requirió romper el pavimento. En menos de tres días, las incómodas zanjas estaban ya cerradas y petrolizadas de nuevo. En Chablekal llevamos ya más de tres meses con las calles abiertas y así, estoy seguro, seguirán por varios meses más. Y luego dicen que no hay dos Méridas…